Casa de los Swan

- No creo que seas capáz de hacer eso! - tomo un sorbo de leche.
- A que si... - da un mordizco a las magdalenas - Anda, cuentame.

La miro estudiandola, no sé cómo reaccione ante mi sueño...

- Si igual no fue tan.. importante.. - digo tratando de pensar que decirle.
- Cuentame, y yo te cuento mi sueño contigo.
Se me cae la magdalena, y me río.
- Estás bromeando!!!! - sigo riendome.
- No, - se ríe ruborizandose - ..Ya cuentame que se me termina el cola cao!
Un nuevo incentivo... ahora no podré mentirle.
- Sólo puedo decir que besas bien...
Miro mi taza un tanto avergonzado.

Un trozo de magdalena se queda atascada en mi garganta, al escuchar lo que dice. ¿Se está burlando de mí?

- Sí claro, no me digas, y después yo te quitaba la camisa o algo? - digo sonriendo y bromeando.

Pero Martin no parece estar bromeando, en lugar de eso arruga la cara, y si no fuera porque es muy raro en un chico, juraría que incluso se ha sonrojado un poco.

- Oh - digo bajando la mirada, muy bajo, escondiéndola bajo la mesa diría, porque ahí es donde quisiera meterme en este momento. Y por encima yo bromeaba.

Me levanto a recoger las cosas, un poco nerviosa. No creo ni que sea conveniente que me cuente el sueño entero, me da demasiada vergüenza, aunque sólo fuera un sueño.

- Y... - digo de espaldas a él, comenzando a fregar lo del desayuno - ¿fue sueño o pesadilla?

- Como eres... - escucho que se ríe un poco - Fue un sueño, para nada pesadilla.

- Mmm.... bueno, yo no recuerdo muy bien que soñé... sólo sé que bueno, tus ojos me miraban. Sentía unos ojos verdes encima de mí, mirándome fijamente y brillando, eran tus ojos.

Me paro y me apoyo en el mueble que está al lado en donde ella lavaba los platos.
- Hey Bella.. Mirame. - pero no levanta la cara, aunque está como medio sonriendo.
- Me iré a bañar! - cierra la llave, se seca las manos y se va.
- Vamos Bella!! - la sigo - Isabella!!
Para de pronto y se devuelve con los ojos llenos de furia.
Me golpea el pecho.
- Te dije que no me llames así!!!
Tomo sus manos, hoy creo que desperté con demasiada energía.
- Lo lamento - me zarandea para soltarse, no la dejo - me gustaría que me contaras algo... por que creo que te ha faltado algo de ese sueño.. te he contado que te besé, y que no fue para nada una pesadilla. Quiero saber, si me besaste....
Le dedico mi mejor sonrisa, no pretendo que se moleste, pero esto no es malo, no engañaremos a nadie, la veo como a una amiga, y siento como todavia me besa en sueños... no creo que sea malo, ella ama, yo amo.

No me suelta y me pongo nerviosa.

- Está bien, te lo diré - tenso mi rostro un poco - Es que es algo raro... era un sueño muy oscuro, solamente veía los rostros, tú estabas en... au espera Martin ya suéltame que me haces daño - digo moviendo las manos.

- Perdona - dice soltándome, y prestando atención a lo que digo - sigue...

- Pues bueno, tú estabas en mi habitación...

Y antes de que se de cuenta, salgo corriendo escaleras arriba y me meto en el baño, cerrando la puerta tras de mí y colocándome de espaldas a ella, riendo. Suelto una carcajada inmensa y me asusto, tapo la boca con mi mano al darme cuenta. Parecía una niña, riendo, divirtiéndome, dejando a Martin abajo con cara de -.- y seguramente planeando su venganza. Pero raramente, así no me sentía tan mal.

Pongo el pestillo y ya que estoy, aprovecho para ducharme. Dejo la ropa de dormir en el suelo, tendré que lavarla más tarde, abro el grifo y me meto bajo la ducha. Enjabono bien el pelo, aún sonriendo, y dejo que el agua caliente se lleve los restos de sudor y lágrimas de la noche pasada. Tendría que conseguir no tener pesadillas de esas, debería cambiar mi mala vida.

Sale escapando y yo siento inmesas ganas de patear el sillón.
Me quedo pensando, venganza, dulce venganza.

Se ducha y quizás siga riendose calladamente por haberme dejado tirado con cara de WTF, completamente sin saber que hacer ni decir.

Subo rapidamente y me meto en la habitación de la señorita enconde sueños, abro su closet, saco toda su ropa, tomo sus zapatillas, sus chaquetas, todo. Bajo y pongo todo debajo de la mesa.
Abro el refri, tomo un jarro de jugo, me sirvo, pero antes, me saco la camiseta que había logrado obligarme a poner antes de desayunar.

Sonrío satisfecho, la chica risueña no tendría qué ponerse, y si no logro mi cometido, tendré que llevar toda la ropa hacia el barro que se acumula en el patio.

Termino de aclararme y cierro el grifo. Quito la humedad de mi pelo con una toalla, para que no vaya chorreando, y envuelvo otra alrededor de mi cuerpo. Como entré rápido al baño no había llevado ropa para ponerme, esperaba que Martin estuviera entretenido abajo o algo. Entreabro la puerta un poco y escucho. Nada. La abro del todo y giro la cabeza hacia abajo, no veo a Martin.

Voy hacia mi habitación con un poco de prisa. Abro el armario y... nada. Literalmente. Allí no había nada. ¿Donde estaba toda mi ropa? Abro la otra puerta de las chaquetas y tampoco. Vacío. Ni siquiera unas zapatillas. ¿No se atrevería...?

Salgo de mi cuarto despacio, y comienzo a bajar las escaleras, con el pelo mojándome un poco la espalda y todavía envuelta en la toalla. Es entonces cuando lo veo, apoyado sobre la encimera, sonriendo y con los brazos cruzados, gesto triunfante, y de nuevo sin camiseta, como retándome. Me sube un poco de color al ver su cuerpo medio desnudo, sólo lleva unos shorts para dormir, pero en seguida se me pasa al ver toda mi ropa acumulada haciendo una montaña bajo la mesa.

- Pero qué... - comienzo a decir.

- ¿Ahora sí me contarás Bella? - sonríe aún más.

Me dan ganas de golpearlo en el brazo, aunque lo más seguro es que yo misma me hiciera daño. Así que iba con esas....

- Claro... - digo arqueando una ceja y ladeando la cabeza.

Subo las escaleras de nuevo despacio, sintiendo cómo me mira. Giro la cabeza hacia abajo, Martin observa lo que hago sonriente. Voy hasta el closet del pasillo, abro la puerta y con una mano cojo la montaña de ropa que el día anterior había colocado Martin allí, toda la que había traído.

- Bella no... - ya no sonríe, y se mueve dispuesto a subir las escaleras.

Pero soy más rápida que él, y por una vez no tropiezo. Me meto a mi cuarto y tiro la ropa al suelo. Escucho los pasos de Martin hacia arriba, mientras empujo el baúl que tengo al lado de la entrada a mi cuarto y lo coloco enfrente de la puerta, bloqueando la entrada. No tengo pestillo así que era el único modo. Al instante Martin trata de abrir pero no puede.

- En realidad, creo que me hacía falta un cambio de vestimenta - digo gritando un poco para que me escuche.

- Bella, abre... - dice al otro lado.

Abro mi armario, y meto en los estantes vacíos toda la ropa de Martin, no dejando nada fuera, salvo unos pantalones cortos y una camiseta interior (musculosa?). Cierro con llave la puerta del armario, nunca lo hacía, la llave era solamente un adorno de un armario viejo, pero parecía que al fin me sería útil. Escondo la llave en un lugar donde MARTIN NO LA ENCONTRARÍA JAMÁS.

Cuando tengo todo eso listo, voy a debajo de mi cama y saco una cajita rosa. La abro, y reluce ante mí un conjunto de ropa interior de encaje, en tonos rosas y negro. Me avergüenzo sólo de mirarlo, aún recuerdo cuando Renée me lo regaló antes de venir a Forks. Pero no tengo otra cosa que ponerme, y me negaba usar unos calzoncillos de Martin. Así que me pongo el conjunto, y después la camiseta y el pantalón, que por suerte era ajustable.

Voy hacia la puerta, y aparto el baúl. Abro y veo a Martin de un lado, apoyado en la pared, todavía sin camiseta. Me mira y se ríe. Mi pelo empieza a mojar un poco la parte de arriba de la camiseta.

- Te cambio tu ropa por la mía - digo lanzándole una mirada desafiante.

Lleva puesto mi ropa, y se puede ver claramente la ropa interior sexy debajo de mi camiseta musculosa blanca.
Me mira desafiante.. y yo sólo sonrío.

- Creo que te queda mejor a ti que a mi..
- Pero y tu ropa.. no te quieres poner tu ropa? - pregunta alarmada...
- Adoro andar así.. me siento... libre.. - y como no dice nada, prosigo - Cambio de trato, como a mi no me interesa mi ropa, y como a ti si, me dirás qué soñaste, y si te creo te devuelvo toooda la ropa.
Se quiere escabullir para bajar las escaleras pero la atajo de la cintura, patalea en el aire, la apoyo en la pared, apoyo ambas manos en la pared, aprisionandola.
- Tienes sólo la cara de angel, sabías? - le digo mirandola directamente, o me cuenta o me cuenta.

Me acorrala contra la pared, trato de liberarme pero es más fuerte que yo. Los músculos de su espalda están tensos sujetándome las manos. Me siento incómoda, nerviosa, nunca he tenido ese tipo de cercanía con otro chico que no fuese Edward, y tampoco sé qué esperarme. Pero no me gusta dar el brazo a torcer, por algo todos me decían que era demasiado terca.

- Bueno... no sé qué dirá mi cara - digo aún tratando de soltarme - Pero lo que sí sé es que no te lo voy a decir... en realidad, a mí tampoco me importa estar así vestida, es primavera y hoy hace sol.

Seguramente si salía así afuera, cogería un resfriado en menos de 2 minutos, por mucho sol que hiciese, pero si tenía que quedarme con su ropa, lo haría. Además, tenía más en mi cuarto, podría ponerme una camisa más gorda e incluso pantalones largos con cinturón. Él era el que lo tenía difícil, por suerte no solía ponerme falditas ni vestidos de lazos, pero mi ropa no le entraría, y qué decir de la ropa interior... Definitivamente, él tenía las de perder, y no iba a ceder.

- Sabes que quieres tener tu ropa, sólo cuéntame eso, y te la daré - sigue insistiendo, demasiado cerca de mí, siento que estoy ruborizada como un tomate, esa situación es demasiado para mí, diría, pero estaba empeñada y no me dejaría perder.

- Podemos quedarnos aquí todo el día, así vestidos, no tengo otra cosa que hacer - me reafirmo en mi posición - Así que si quieres puedes ir sueltándome, o se te cansarán los brazos, "señorito".

- Isabella. - digo sin más, era un dolor de cabeza escuchar que me dijera señorito!
- Señorito!
- Isabella!
- Señoritoooo!
Me acerco, no doy más tengo que hacer algo para vengarme!!! me voy a su cuello, me tienta a besarlo, pero me resisto, lo toco con mis labios y succiono, trato de pensar en la venganza y no en que estoy practicamente en su cuello y con mis labios pegados en él. Empieza a gritar cuando descubre lo que le hago. Tendrá que maquillarse para borrar aquella linda marca que le hice.
Me alejo, y sonrío. La suelto del agarre y bajo la escalera. Si, he jugado sucio, pero es mejor que tirarme encima y besarla no?

- Puedes venir a buscar tu ropa, ya no la quiero!!! - grito desde abajo.

Me quedo pasmada con lo que hace, quitándolo en cuanto puedo de encima, se va sintiéndose ganador escaleras abajo. Yo corro hacia el baño, y compruebo en el espejo que definitivamente, he quedado marcada. Nunca había tenido un chupón ni nada, bueno, obviamente Edward no podía hacer eso, le tentaría...demasiado.

Bajo las escaleras enfurecida.

- Oye tú! SE-ÑO-RI-TO! - lo pronuncio separadamente a sabiendas que no le gusta - ¿Crees que soy una vaca o algo, para marcarme así? - digo señalando mi cuello.

- No lo creo... aunque la verdad te queda bien - no deja de sonreír, si será....

- Tú! - digo ladeando la boca y apretando mi dedo índice contra su pecho, como si así consiguiera algo - Pues ya puedes aprovechar esa ropa que llevas, porque el resto no lo verás! - lo amenazo y cojo el montón de ropa bajo la mesa.

Pesa demasiado, así que subiendo las escaleras de nuevo se me cae un zapato al suelo, tengo que volver atrás y recogerlo, bajo la carcajada de Martin, que sigue medio desnudo apoyado en el mármol. Pongo cara de indignada y subo hacia mi habitación. Tiro la ropa encima de la cama, ya veré cómo la coloco y donde, ahora me ocupo en buscar un bote de maquillaje. Debería estar por alguna parte, Alice siempre me traía cosas de esas, aunque no las usaba. Encontré una cajita redonda, la abro y veo que es lo que buscaba.

Voy hacia el espejo y levanto la barbilla. Se ve demasiado.... empapo la esponja en el maquillaje, y aplico sobre la zona donde había chupado Martín -.-. ¿Que ni alejándome de vampiros podría librarme? Cubro muy bien toda la zona, me tomo casi 10 minutos en ello, pero cuando termino consigo que NO SE VEA NADA.

Pienso en bajar a la cocina, pero sé que seguirá allí, dispuesto a ofrecerme su cara de burla, y decirme que no le importa quedarse con esa ropa.

Y me siento un poco culpable, caí demasiado bajo, pero si no era un chupón, bueno... hubiera sido otra cosa menos invasiva...

Me pongo la camiseta, y subo la escalera lentamente. El extasis de hacer maldades se fue de un plomazo, y la culpabilidad se juntaba con las ganas que tenía de ver a Marie.

- Bella? - golpeo la puerta - Vamos abre, lo lamento.. no quise... si no tienes maquillaje para borrarte eso, si quieres.. puedo ir por uno...

Martin aparece tras la puerta, haciéndose el arrepentido.

- No te creo... - digo mirando hacia otro lado, evitando su mirada.

Entra en la habitación y se mueve hasta donde estoy, poniéndose en cuclillas a mi lado y buscando que lo mire.

- Es en serio, lo siento, si quieres iré a comprarte... - miro por un segundo sus ojos, y tiene cara de cordero degollado, casi hasta me hace sentir culpable por darme pena.

- Ya tengo, ves, no se nota - digo señalando el cuello -Ahhhhhh Dios Martin - digo tratando de ponerme seria, aunque una sonrisa amenaza con dejarse ver - ¿No llevas ni dos días y ya me sacas de quicio sabes?

- Es fácil hacerlo... - dice sentándose en la cama - ¿Quedó bien el chupón o no? Es broma, es broma - dice antes de que mi cara de WTF lo machaque.

- ¿Sabes qué? En realidad yo también quería hacer algo - digo poniéndome de pie, cerca de él.

- ¿Hacerme uno a mí? ¿Marcarme como buey? - se ríe.

- Bueno.... ya lo verás. Pero debes cerrar los ojos. Prométeme que que no mirarás, necesito... intimidad.

Se pone un poco serio, frunciendo el ceño y tratando de adivinar qué haré, pero finalmente promete y cierra los ojos. Me muevo despacio para no hacer ruído, saco la llave del armario y lo abro, cogiendo el montón de su ropa entre mis manos, acercándome a él, y soltándosela toda encima de la cabeza, cubriéndolo.

- Pero qué... - abre los ojos y sacude la ropa, justo cuando yo tomo la almohada de mi cama y le atino un golpe en toda la cara con ella.

- Fueron horas que le tomaron a Nora ordenar esa ropa!!! - grito levantandome de la cama, despues del agraciado golpe en la cara que me había dedicado mi amiguita!!
- Uhh perdón señoritoooo!!! - dice afirmando la almohada con ambas manos lista para atacar de nuevo.
- Me las pagarás!!!! - Agarro una almohada rapidamente y conteniendo mi fuerza bruta le pego en el hombro.
- Oyeee! Eso dolió! - dice tambaleandose encima de mi ropa, se sube a la cama y me golpea de nuevo sin poder evitar un escape.
- Eres una bruja!!! - golpeo de nuevo y ella se cae encima de la cama.
- Y tu.. un señoritoooo!
- Isabella es un feo nombree!!!! - grito y nos comenzamos a golpear, uno tras otro golpe, una explosión de plumas hace que por un segundo vea todo blanco.
- Deja de llamarme así!!
- Y tu deja - golpeo - de llamarme señoritooo!
Me golpea de nuevo y pierdo el equilibrio cuando me enredo con un pantalón que hay en el suelo, la tomo de la camiseta, caigo al mar de ropa y ella cae encima de mi riendo.

Se engancha en mi camisa y caigo sobre él, no paro de reírme. Y pienso que me hace bien tenerlo en casa, aunque consiga enfadarme y dejarme sin ropa, mientras hace esas cosas no tengo tiempo para pensar en otra cosa, pensar en quién no está, en quien se ha ido de mi vida.

Y pienso también que parece que el destino está tensando las cuerdas, colocándome una y otra vez a escasos centímetros de la boca de Martin, como tratando de propiciar un beso, que no debería ser. Porque debemos convivir bajo el mismo techo, y si Charlie supiera sólo la mitad de lo que ha pasado, lo haría dormir en el porche.

- Creo que a ambos nos viene bien que estés aquí - digo riendo, todavía sobre él.

- También lo creo - sonríe igual, tiene una bonita sonrisa, aunque lo que más transmiten son sus ojos.

Nos quedamos mirando unos segundos, y retiro mi rostro avergonzada.

- ¿Sabes que estás poniendo en riesgo tu vida no? - digo moviéndome de encima de él y colocándome sobre la cama.

- ¿Por qué? - pregunta curioso, incorporándose también.

- ¿Que no sabes de qué trabaja mi padre? Es el jefe de policía... y siempre se trae la pistola a casa. ¿Qué crees que haría si supiera que le robaste la ropa a su niña y la hiciste pasearse en toalla?

Suelta una carcajada, pensando lo que digo, pero divirtiéndose.

- Creo que lo más justo - digo tumbándome sobre la cama - para que yo no le diga nada, es que ordenes también mi ropa...la vuelvas a colocar en el armario.

Es un idea horrible, no tengo ganas ni de ordenar mi ropa y ordenaré su ropa. Nunca he ordenado nada!! Y mi vida está igual de desordenada y peor que esta ropa.

- Qué pasó? - pregunta.
Me acuesto encima de la ropa que está en suelo, miro al techo, ella sigue en la cama.
- Nada.
- Martin... dime.
- No quiero ordenar tu ropa.. ni la mia.. Verás..
Se ríe a carcajada limpia.
- Heyy que no es broma! - me levanto y me acuesto a su lado de estómago como si fuera su best friend desde forever.
- Eres muy flojo! - sigue de espaldas jugando con una de las tantas plumas que tiene sobre ella.
- Bueno.. un poco, sólo digamos que Martin Vanni no es de los que hacen el aseo ni esas cosas por que no está acostumbrado como la cenicienta Bella Swan!
Me pega una palmada en la espalda.
Acomodo la cabeza mirandole su perfil.
- Eres tonto sabías?
- Siento como si fuera tu amigo gay... - suelto de pronto.
Ambos reímos un rato.

- Oye..
- Dime.. - dice más al aire que a mi, sigue jugueteando con una pluma.
- Crees que ya debería llamarla?

Marie. Hago una pequeña mueca, que no sé si percibe. Aunque a veces sea un bruto tonto, siento que ya le tengo apego, y por ello debía contarle. Obviamente historias de licántropos jamás podrían salir de mi boca, pero quizás sí podía decirle algo, ponerlo en preaviso, para que el golpe fuera menos duro.

- No sé Martin, quizás deberías esperar unos días.... acostumbrarte a ésto.

- Pero yo vine por ella... - me mira con rostro compungido, y no puedo evitar apenarme por él.

No entiendo por qué Marie lo dejó sin más, para venir a buscar algo que tenía demasiado difícil. Pero quizás, cuando el amor llegaba, no puedes hacer otra cosa; si ella quería a Paul, estaba en su derecho de intentarlo, como yo hacía... aunque Martin saliese lastimado.

- Martin no sé si ya sabes algo, o seré la primera que te lo diga... aunque creo que no me compete a mí - digo retirando una pluma que tenía en su camiseta.

- Dímelo, por favor.

- ¿Como el sueño? - pregunto sonriendo, aunque no parece tener ganas de bromear ahora - Está bien... bueno, no sé si sabes, que Marie tenía a alguien aquí, y creo que por eso ha vuelto... sólo que es bastante complicado.

Cierra los ojos y suspira, inhala y exhala el aire varias veces, sumido en sus pensamientos. Veo el dolor en sus facciones, y me veo a mí misma sintiéndome rechazada, es mi propio reflejo de desamor. Me gustaría poder ayudarlo, pero no se me ocurre nada ahora mismo.

- Bueno pero por qué no hablamos de otra cosa.... -trato de cambiar de tema - sabes, por lo que dijiste antes, lo del amigo gay, ahora entiendo todo. Pero si eras homosexual sólo tenías que decírmelo, yo no soy homofóbica; es más, si por ese motivo querías mi ropa, puedo prestártela, este mismo conjunto te sentaría genial - digo indicándole el conjunto bajo mi camiseta, demasiado floreado para mi gusto.

Y aunque sé que no está bien, y trata de disimular, una sonrisa asoma por su boca. Yo me río abiertamente, esperando que el humor despeje sus malos pensamientos.

Tiene a otro, o quizás, que es complicado, me pregunto de pronto que mierda hago aquí! Un tonto, soy un tonto!

- Bueno pero por qué no hablamos de otra cosa.... - dice rapidamente - sabes, por lo que dijiste antes, lo del amigo gay, ahora entiendo todo. Pero si eras homosexual sólo tenías que decírmelo, yo no soy homofóbica; es más, si por ese motivo querías mi ropa, puedo prestártela, este mismo conjunto te sentaría genial - dice indicando su conjunto floreado que había visto desde que la vi con aquella camiseta mia...

No puedo evitar sonreir, me siento en la cama, cierro un segundo mis ojos, al abrirlos ella está al frente de mi en posición indio, me pongo con las piernas igual. Suspiro.

- Estás chiflada.. no soy gay...
Le sonrío evitando ocultar mi pena... Marie con novio.. Que hago aquí?! Que hago aqui?!!
- Vamos no estés triste.. - la miro y me acerco, beso su cara, beso la comisura de sus labios. No es necesario nada más, soy su amigo gay y no me molesta serlo. Me apoya por que siente lo mismo que yo. No entiendo como ese chico pudo dejarla.
- Gracias... Pero creo que volveré a Canadá Bella...

Me besa cerca de la boca, y se me corta el aliento, a la vez que me ruborizo, aunque a él parece no importarle. Quizás es algo típico, moderno, algo que yo aún no entiendo, que se haga fuera de Forks, aunque era casi un beso.

- Gracias... pero creo que volveré a Canadá Bella... - y eso me toma por sorpresa, no me lo esperaba.

Pienso en que se vaya, en que sufra, se aleje de aquí. En quedarme de nuevo sola, pero ahora sin el apoyo de Jake, lejos y abandonada por Edward, y siento que pongo cara de pánico. Porque sé lo que me espera si tengo demasiado tiempo libre, si dedico las horas muertas a pensar en él, en lo que tuvimos, y en lo que no volverá. Pero no puedo ser así de egoísta, y pedirle que se quede para estar conmigo.

- Entiendo... - es lo único que digo, aunque mi mirada queda ausente, pensando en las posibilidades.

- Bella, dime de verdad, ¿qué piensas?

- Mmmm... bueno. Creo que deberías hacer lo que sea mejor para ti... si crees que estarás mejor allá, deberías ir... aunque a lo mejor tampoco te vendría mal distraerte un poco, no sé... No me gustaría quedarme sola - confieso con un poco de miedo - quizás podríamos hacernos compañía..

Sus ojos brillan y no puedo evitar abrazarla. He sido egoísta, como Marie dijo en mi sueño. No es necesario dejarla, tengo que hablar con Marie, y ya, por alguna vez en mi vida tengo que ser hombre.
Ella me abraza también, y siento como algunas lágrimas mojan mi camiseta...

- No.. Bella.. no llores.
- No estoy llorando!
- He tomado una desición. - digo, me quedaré con ella cuanto me necesite, y cuanto yo la necesite a ella.
Se aleja y me mira, si estaba llorando, pero cree que lo oculta bien y nio es así.

- Pero antes.. Disculpa si te molestó que te haya besado.. yo.. bueno no suelo ser así con niñas buenas como tú.. suelo ser... más atrevido.. - sonrío. - No pretendía incomodarte..
Me queda mirando, un poco ruborizada, me dan ganas de besarla.. pero no creo que sea buena idea. Es claro que no habría posibilidad de alguna relación, yo no la quiero de novia por que no haya química, está Marie, y ese chico que la hace llorar antes, muchos kilómetros antes. Y no duele, si no que me hace sentir menos solo.
A cambio le toco la mejilla, nuestros ojos se juntan.

Empiezo a sentirme sola, noto como cada persona que entra en mi vida está destinada a salir de ella, a abandonarme. Pero no debo pagar eso con Martin. Y extrañamente, me siento bien con su cercanía, empieza a no incomodarme tanto que se quede tan cerca, que me mire, aunque no pueda evitar ruborizarme.

- Está bien, no pasa nada... - le digo sonriendo de un lado - Al final no eres tan malo como creía...

- ¿Creías que sería malo? - se ríe, seguimos a distancia corta.

- Ya sabes... el calvo y la bruja. Esos dos sí harían buena pareja.

Y me quedo pensando... ¿qué necesitan dos personas para hacer buena pareja? Química, feeling, atracción física seguro... pero debe haber algo más que eso. Debe de haberlo porque yo lo tenía todo, y de un instante a otro lo perdí, me quedé sin nada, insignificante.

- Martin... - susurro mirándolo, con los ojos un poco húmedos aún - ¿Por qué crees que no podemos ser felices?

Y me destruye de nuevo... Caigo, como en un vacío que no logro ver lo oscuro que está, por que simplemente.. ya no veo nada.

- Creo somos muy buenos... - le sonrío, no sé muy bien qué decir... - O quizás no son para nosotros...
- Ohh! - solloza de pronto.
- Vamos no quiero que llores... Suelo hacerlo también.. ya ves.. soy tu amigo gay.. debo hacer lo mismo que tú.
Me sonríe y no sé que más decir. Suelo hacerme esa pregunta... Suelo sentirme arrastrado, como lanzandome una y otra vez al vacío por Marie, y quizás ella nunca se entere de que caería del mismo Everest por ella.

No me habla, sólo me mira, siento que ya se adapto a mi parte descarada, creo que sabe que no quiero aprovecharme de la situación, por que me siento igual que ella.
- Mira - le toco el cabello.. - Mientras esté aquí prometo no tener momentos tristes, me quedo aquí y prometo ver sólo películas de zombies y robarte la ropa a diario.

Trata de hacerme sentir bien, y es lo que necesito... porque pensar que Edward no es para mí... bueno, siempre lo había sabido, pero eso no significaba que yo no quisiera tenerlo.

- Bueno... - digo tratando de calmar lo que sentía por dentro, y distraerme - Creo que ha llegado el momento Martin...

- ¿El momento de qué? - me mira sin saber bien a qué me refiero.

- De que lo hagamos... - arquea una ceja y medio sonríe - Es hora de que recojamos esta habitación. ¿Qué creías que iba a decir? - veo cómo se ríe y se levanta.

- Ya sabes que a mí eso no se me da bien.

Miro alrededor. Ropa de los dos, mezclada y tirada por todas partes. Y plumas, muchas plumas.

- Pues tendrás que aprender, seño... - me lanza una mirada asesina y no termino la palabra.

Me levanto y comienzo a separar mi ropa de la suya, debemos volver a guardar todo en los armarios.

- Por cierto... podrías tener un poco de cuidado. Sueltas demasiada pluma, amigo gay - digo señalándole algunas de las que hay en el suelo.

- Creo que si sigo contigo... aquí digo, en tu casa - digo rapidamente - me terminaré sintiendo tu amigo gay!
Ambos reímos, yo me imagino con un gesto extraño y medio afeminado...
- Mentira que te estás imaginando gay!!! - se ríe mientras me tira una camiseta a la cara.
Me pongo a reir y levanto una pantaleta del suelo...
- Pero mira lo que tenemos aquí!! Muero de lo sexy que es!!!
Se pone roja, se sube a la cama, baja de la cama, se acerca a mi, y me la quita rapidamente.
- Con eso no se bromea!!
- Eres un real tomate.. o mejor.. una manzana, más dulce!
No puede evitar reirse, hace lo mismo, pasa por la cama para volver al otro extremo y seguir recogiendo ropa.
- Para ordenar hay que ponerse serio, uno no bromea mientras limpia..
- Entonces me callo, tú pone música mientras yo sigo recogiendo tu ropa interior y la doblo con suuumo cuidado en tu cajón..
- Ok, pero ni te atrevas a tocar mi ropa interioor!!! - dice como enfurecida pero a la vez con una sonrisa picarona en la cara.

Me cae bien, tiene sentido del humor, y me alegra haberme encontrado con ella en un pueblo tan helado como este.

Voy hacia el estereo y le doy al play, no sé ni qué disco hay dentro. De pronto los acordes de una canción de Camila comienzan a sonar, miro a Martin de reojo, él también se da cuenta.

- Mejor pondré la radio... - digo quitando el cd, y buscando una emisora de radio.

Sabía que había una que ponían todos los jóvenes, de esas canciones discotequeras. En esa emisora seguro no pondrían ni una canción lenta. Muevo el dial hasta que la encuentro, y ahora suena un ritmo más movido.



- Eso está mejor - dice él a un lado, y comienza a moverse hacia los lados, únicamente moviendo los pies.

Yo recojo sin moverme, demasiado patosa para eso. Nunca había salido de discotecas tampoco, no creía que fuese mi ambiente, ni tampoco sabía bailar, o al menos no lo había intentado.

Martin de nuevo toma uno de mis sujetadores del suelo y se ríe, corro hacia él y se lo quito de las manos.

- Martin! Te he dicho que tú recojas la tuya, yo me encargo de la mía. ¿O acaso tú tienes uno parecido?

Hace una mueca pero finalmente se ríe, no contesta. Veo algo en el suelo a su lado que me llama la atención, lo levanto hacia arriba con un poco de pudor, cogiéndolo por un extremo.

- Vaya, qué calzoncillos más bonitos, no sabía que te gustaba Piolín - digo mostrándole su prenda, llena de dibujitos del pajarito amarillo.

- Trae acá - contesta arrebatándomela de las manos - Eso son cosas de Nora.

- Claro claro.... a que mejor cada uno a lo suyo? - no dejo de reírme.

Tomo mis piolines, y no entiendo cómo hace para hacerme sentir tan cómodo... Quizás la siento como a la hermana que nunca tuve? No, Bella como mi hermana? Nunca, no se te antoja besarlas en la comisura de los labios a las hermanas.
Hermano de Bella.. descartado.

Sigo amontonando la ropa doblada encima de su cama, ya me empiezo a aburrir.
- Esto es lo más aburrido que hecho en mi vida! - digo ofuscado. - No quiero más!
Me mira riendose mientras guarda pantalones doblados en su closet.
- Lamento no ser Nora... Pero ni aunque me pagaras ordeno tu ropa.
- Anda.. se buenita.. juro que te hago lo que quieras!!
Tomo las camisetas dobladas que había logrado reunir en una montaña y me voy hacia la puerta pasando por su lado.
- Piensalo.. cualquier cosa.. - le digo de cerca y muy provocativo y conteniendo la risa.