Casa de los Stanley

Eran las nueve y media pasadas. Volvía de haber estado de tiendas con Lauren. Habíamos quedado a las 4 y media. Fui yo a buscarla con mi Ford Mercury. Llegué tarde a buscar a Lauren, pero bueno, creo que estaría acostumbrada a mis horarios. En fín, al haber llegado tarde yo, ya nos entretuvimos un poco más. Después nos fuimos a cenar a un pequeño restaurante, algo destartalado de Port Angeles, no muy caro.

Cuando abrí la puerta la puerta de casa, todo estaba oscuro; como suponía. Mi madre estará durmiendo, pensé.
Me dirigí a la cocina a tomar un poco de agua, tenía la garganta seca.
Estaba abriendo la nevera, y escuché un ruido detrás mía. Me dí un susto de muerte. ¡ERA MI MADRE!

-Mamá, ¿que haces aquí despierta? Si siempre te vas a dormir a las 9.

-Ya, pero me levanté al baño, y escuché unos ruidos, no sabía lo que era...

- ¡Pues a mí me has dado un buen susto, mamá!

-Ya bueno hija, ¿que te compraste?

-No te lo voy a decir, son mis cosas. No tienes porque preguntarlo. -en realidad me sentia un poco mal contestando así, creo.

-Suspiró- Bueno pues nada entonces. Me vuelvo a la cama otra vez. Descansa.

A la mañana siguiente, salí de casa, y me monté en el coche. La verdad ni siquiera sabía porque habia salido de casa temprano pero...
Iba a arrancar el coche cuando ví un coche que me parecia familiar. Puse el coche en marcha y me acerqué un poco.
Espera... ¡Es el coche de la señora Newton!
Pero conducía el coche un hombre. Pero, pero, pero... ¡si es Mike!
Apagué el motor, y abrí la puerta. Espera Jessica, ¿qué haces? Volví a cerrar.
Ya no sabía que hacer. Oh no. Me ha visto. Viene hacia aquí.