Casa de los Swan

Frunzo el ceño ante la idea de que Alice haya ayudado a Edward a elegirme un vestido, puedo imaginarme capas de gasa y seda y colores pastel que harían aún más pálida mi blanquecina piel. Ni siquiera había pensado en el hecho de ir a la graduación, puesto que era a final de semana y no habíamos dicho nada al respecto.

- No creo que pueda ir, estoy castigada - suelto como último recurso.

- ¿Crees que Charlie no te dejará acudir a tu propia graduación? - se burla, y después gira la silla hacia mi posición.

Sus manos se posan a ambos lados de mi cintura y me atraen hacia su cuerpo, quedando su cabeza a la altura de mi pecho. Y el aire se torna cálido y se hace un silencio denso, devano mis sesos mientras trato de adivinar qué pasa por su mente en cada instante.

- Tu corazón... - murmura enterrando su cabeza en mi pecho con suavidad. Y era obvio a lo que se refería, latía desbocado por su cercanía.

- No puedo evitarlo - murmuro mientras siento el rubor teñir mis mejillas de color.

- No quiero que lo evites. Voy a extrañarlo pronto.

Y de nuevo un pequeño silencio, aunque no es incómodo, solamente se me hace eterno porque hay una única pregunta pregunta que martillea mi mente de manera incesante.

- ¿Cuándo me convertirás?

El silencio es interrumpido por el fuerte latir de su corazón. Una sensación incomparable recorre mi cuerpo y pego mi cabeza a su pecho para escuchar lo mas cerca posible. No puedo evitar sonreír ante el sonido.. es simplemente maravilloso.

- ¿Cuándo me convertirás? - pregunta de repente, interrumpiendo el sonido mas hermoso de todos..

Levanto la cabeza un poco y busco si mirada, clavo mis ojos en los suyos y rápidamente noto el gran interés que tiene por saber la respuesta... esa respuesta, la cual ni yo mismo he terminado de concretar. Pero hay algo de lo que si estoy seguro...

- Habíamos hecho un trato.. - enarco una ceja demostrando el gran interés que tengo por el "trato". El ceño de Bella se frunce y me mira entornando los ojos. Me levanto despacio y tomo su suave rostro entre mis manos. Escucho como su corazón se acelera un poco mas - se mi esposa Bella - mi tono de voz se ha vuelto aterciopelado - es lo único que quiero antes de la conversión..

- No habíamos llegado a ningún trato... - murmuro tímidamente, aunque sabe perfectamente que sus palabras causan una explosión de sensaciones en mi interior.

- Pero sabes qué es lo que quiero.

- Y tú sabes lo que yo quiero - no necesitaba repetirlo, no sólo quería la conversión de su propia ponzoña, sino también quería... relaciones íntimas, a lo cual Edward respondía a todo "matrimonio".

- Bella...

- El agua está hirviendo - lo corto enseguida, al recordar que tengo agua en una olla para echar la pasta - Tengo que ir con ellos y comer. Por qué no vas a casa y... piensas sobre mi proposición.

- ¿Pensarás tú acerca de la mía? - sus manos descienden ahora sobre mis brazos para tomarme las manos de nuevo.

- No dejas de presionarme - cruzo los brazos y frunzo el ceño, no entendía su insistencia en el matrimonio, lo amaba, pero era demasiado... cantoso en un pueblo como éste.

- Ni tú a mí - se ríe de mi frase.

- La diferencia es que no debería ser extraño que una chica presione a su novio para tener relaciones.... - digo mientras camino hacia la puerta de mi cuarto - En cambio los matrimonios bajo presión no funcionan.

- ¿Estás diciendo que no me querrías como marido? - y su cara se vuelve algo más seria, aunque no tan seria como la palabra que ha dicho.

Marido. Edward no entra en ninguna de las acepciones que la palabra "marido" trae en el diccionario, aunque por un momento imagino una cama blanca con dosel, en una casa blanca y resplandeciente, sólo para Edward y para mí, y el hecho de asegurarme de que ahora y para siempre, él será sólo mío...

Vuelvo a la tierra y fijo mis ojos en Edward, consciente de que ahora mismo mi corazón latía con frenesí de tan sólo recordar lo que había imaginado en mi mente.

- Daría lo que fuera por saber qué estabas pensando ahora mismo - murmura desde la silla de mi escritorio.

Deshago los pasos que andé hasta la puerta y vuelvo de nuevo hacia él, tomando su cara entre mis manos haciendo que su temperatura me produzca un escalofrío. Acerco mis labios despacio hacia los suyos, y antes de que los roce es Edward quien se inclina para hacer que ambos se toquen.

Me aparto de su boca, aunque el temblor de mi cuerpo me acompaña, y corro escaleras abajo dirección a la cocina, consciente de que si me quedo mucho más podría ceder fácilmente, porque estar a su lado es todo lo que necesito. Sólo necesitaba tiempo...

- Auuuu!!! - la voz de Martin grita antes de que llegue junto a él, que acababa de echar la pasta en el agua hirviendo, y se había salpicado a sí mismo.

- ¿Has echado sal?

- ¿Que? - pone cara de no tengo ni idea de que había que hacer eso, lo empujo hacia un lado riendo y sazono el agua un poco tarde y remuevo todo.

Seguro Martin también tenía muchas cosas que hablar conmigo. No sabía si había vuelto a ver a esa chica, o si tenía pensado marcharse pronto... esta tarde me quedaría con él y hablaríamos.

El resto del día había pasado tranquilo. Edward se había ido, y en lugar de tomarme mi tiempo para pensar, dejé que Martin se desahogara conmigo, había hablado con su nana sobre la posibilidad de volver a Canadá, aunque no todavía, tenía aún asuntos pendientes, asuntos relacionados con esa chica. Me preguntaba si ella se preocuparía también por Martin, o en lugar de eso LO HABRÍA OLVIDADO y él era el único que sufría en silencio.

Para mejorar sus ánimos vimos dos comedias mientras nos tiramos palolmitas, de ese modo pude también despejarme de mis pensamientos, hasta que Charlie volvió a casa.

- He traído la cena - dice dejando dos bolsas de papel humeantes sobre la mesa - Pescado frito. No es como el de Sue, pero al menos nadie se quemará cocinando.

- Ja ja - Martin simula una risa exagerada.

Ambos nos levantamos y pongo unos platos en la mesa, aunque si por ellos fuera comerían directamente de la bolsa.

- Por cierto Bella, necesito que le lleves una notificación a Billy.

El trozo de pescado se atasca en mi garganta, tanto que Martin finge pegarme en la espalda para que pueda tragar de nuevo.

- ¿A Billy? ¿Quieres decir a La Push?

- No, a Bombay. A dónde va a ser sino - rueda los ojos y continúa comiendo.

- Pero estoy castigada - me excuso.

- Te levanto el castigo para ir hasta la Reserva.

- Bueno... - quizás Jake no estuviera en casa, podría visitar a Billy, darle su carta y volver en seguida - mañana me pasaré.

- No, debe ser ahora, en cuanto termines la cena - responde Charlie - La notificación ha llegado al ayuntamiento, es sobre una licencia de Billy. Debe mandar unos documentos mañana a primera hora, por eso debes llevarle los papeles hoy, a mí no me ha dado tiempo.

- No me gusta conducir de noche.... - último cartucho, ni siquiera podía avisar a Edward, ni a Jacob ni nada, no estaba lista para ir allí.

- Ah no te preocupes. Martin te acompañará. Que tengais buena noche - termina su comida y con una sonrisa bajo aquel bigote poblado sube hasta su cuarto.

La cara de Martin es un cuadro tras su último comentario, esta vez soy yo quien golpea su espalda para hacerlo reaccionar. Ambos tendríamos que ir hasta el lugar que menos deseábamos para enfrentar nuestros miedos.

- Iré a por mi bolso. ¿Recoges la mesa? - digo levantándome como autómata, cuanto antes lo hiciéramos mejor, la noche ya estaba cayendo.

- Pero, pero... oye ese Billy, no vivirá con... Marie no?

- Claro que no, gallina - subo escaleras arriba escapando de una servilleta enrollada que lanza a mis espaldas, tomo el bolso de mi cuarto y escribo una nota que dejo sobre mi escritorio, por si Edward volvía.

No te preocupes, estoy bien, volveré pronto. No hagas tonterías. Bella

No he mencionado que estaré en La Push, aunque sé que me rastreará y podrá encontrarme, pero no quería ponerlo nervioso. Bajo corriendo, no puedo evitar estar nerviosa. Cojo las llaves de la camioneta y obligo a Martin a salir de casa, cierro con llave y ambos nos montamos, en dirección a la Reserva Quileute.

CONTINÚA EN PLAYAS DE LA RESERVA

LLEGANDO DE LA PUSH
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Seguí sus pasos en silencio de regreso a la furgoneta, lo cierto es que notaba a Bella un poco extraña, había algo en su mirar que me resultaba confuso. No era esa misma chica poco sonriente pero agradable que había conocido hace ya un tiempo..

En cuanto estuvimos dentro resguardados del puto frío Bella encendió el motor, esperamos unos minutos, nuevamente en silencio, a esperar que el motor calentara. En cuanto estuvo listo nos pusimos en marcha en dirección a su casa, y a mi casa si así le puedo llamar..

No quise agobiarla con mis preguntas, creo que con lo que tiene en mente es mas que suficiente. Sabía que vendría un momento donde por si sola soltaría lo que calla y yo estaría para escucharla. O en tal caso, si la cosa se volviera mas preocupante, tendría que bombardearla con preguntas.

Minutos después llegamos, Bella aparco su querida chatarra y nos adentramos a casa. Charlie por supuesto no esta, a estas horas ya esta en el comando haciendo su trabajo.

- Iré a pegarme una ducha - es lo que se me ocurre decir para romper el silencio, aunque ciertamente una ducha me hacía falta - ¿o quieres hacerlo tu primero? - agrego recordando que solo hay un baño. Busco sus ojos pero me evita. Sin duda alguna a Bella le sucede algo y me comienza a preocupar..

No cruzo ni una palabra con Martin. Tengo demasiadas cosas en mente, cosas que han pasado, cosas que no van a pasar, cosas que siento, pero que deben quedar atrás.

Y Martin no tardará mucho en descubrirlo, pero no puedo hablar de esto con él. No al menos antes que con Edward. Edward... Me deshago de esa idea de mi cabeza, cuando me doy cuenta de lo que Martin me está hablando.

- No - respondo sin más a lo de la ducha, no quiero explicarle que ya me duché en casa de Jacob, no sería nada malo, no seria si no.. si no... - Estaré en mi cuarto.

Sin más subo las escaleras de dos en dos, algo nerviosa. ¿Qué explicación puedo dar a lo que ha pasado? Y lo peor era que, por muy raro que sonase... en cierto modo sentía alivio, porque ahora sabía lo que tenía que hacer...

Suena el móvil, todavía en el bolso, nada más cerrar la puerta de mi habitación. Un sentimiento de culpa me invade al ver que es su nombre en la pantalla. Dudo unos segundos, pero finalmente descuelgo.

- ¿Bella? - Edward suena preocupado al otro lado del teléfono.

- Hola, Edward - y mi mente de idiota no me permite responder otra cosa.

- ¿Estás bien? Estoy de camino - y no sé qué puedo responder a eso, bien sería una palabra demasiado... optimista.

- Ya estoy en casa - me quedo en silencio durante unos segundos, puede que no pudiera leer mi mente, pero sin duda podría leer mi cara - Nos vemos ahora.

Cuelgo el teléfono miedosa, sin duda se preocupará más ante mi reacción, pero no tenía ni idea de cómo iba a afrontar esto.

Su tonalidad de voz al otro lado de la linea me resulta diferente. Si esta bien, si esta en casa.. pero algo le ha de suceder, la conozco demasiado como para siquiera dudarlo.

En pocos minutos ya estoy frente a su casa, aparco el coche a un lado de su furgoneta, la cual miro y esta totalmente llena de barro. Salgo y camino hacía la entrada, donde mi agacho y saco la llave escondida debajo de la alfombra, Bella hace bastantes días atrás me había dicho el escondite.

Entro sin dudar, cierro nuevamente a mi espalda y voy escaleras arriba. Escucho el grifo de la ducha abierto y me percato que es Martín quien esta dentro,por su mente no deja de pasar el encuentro con Marie la noche de ayer. Sin mas me paro frente a la puerta de su habitación, toco un par de veces y escucho un "adelante" articulado por su dulce voz. Cojo la manilla y la hago girar, sin que se de cuenta en menos de un segundo ya estoy a su lado envolviéndola en mis brazos, asegurándome que este perfecta como siempre. Ni siquiera estoy molesto, no ahora que se que esta a salvo a mi lado..

Me quedo sin saber qué decir... dejo que me envuelva en su frío abrazo, lo que me hace recordar aún más lo pasado con Jacob, su calor extremo. Siento cómo las palabras me aprisionan el pecho, haciéndome sentir pequeña, débil. Pero no quiero que salgan de mi boca, no quiero decirlo en alto, no quiero que sufra. No quiero que mi vida, cambie para siempre.

- Estoy bien - es lo único que puedo decir.

Tras varios segundos abrazándome, me sujeta por ambos lados de la cara, y observa mis ojos con detenimiento. Siento como si su mirada me taladrara, como si estuviera viendo a través de mí, lo que ha pasado, lo que pienso. Siento cómo enrojezco, y me recuerdo que no puede leerme la mente. Aunque quizás así... fuera mucho más fácil.

- Es lo único que importa Bella - no logro estar enojado, lo que había estado pensando en decirle hace horas atrás se ha desvanecido por completo. No soy capaz de hacer ningún reclamo por el olor a perro mojado que lleva, ninguna queja, nada en lo absoluto. Mi Bella esta bien y eso es lo único que importa.

Pero hay algo en sus ojos que la hace delatar. Algo sucede, las cosas no están bien como ella lo pinta y aunque no soy capaz de leer sus pensamientos, la conozco lo suficiente como para presenciar lo que su mente esconde.

La sujeto de una mano y la encamino para sentarnos al borde de su cama, tomamos asiento y tomo sus dos manos y las envuelvo con las mías. Adoro sentir su tacto, su calidez, escuchar su respiración, el sonido de su corazón que aun así a millones de kilómetros podría escuchar. Bella no me mira a los ojos y es entonces cuando busco su mirar y clavo mis ojos en los suyos..

- Puedes decirme que sucede Amor - el tono de mi voz es dulce, aterciopelado - no hace falta leer tu mente para saber que algo te pasa.. - digo sin mas a la espera que diga eso que intenta ocultar.

Tengo un nudo inmenso en la garganta. Siempre había sido sincera, con Edward y con todos, pero esto se me hacía demasiado difícil. ¿Cómo explicar...?

- Ha pasado... algo - murmuro en un hilo de voz.

- Cuéntame - su gesto es serio, pero ni siquiera creo que se imagine por dónde va la cosa.

- Ojalá pudieras leerme la mente en este momento - confieso bajando la mirada, no puedo siquiera mirar sus ojos, pero sé que en su mirada ahora se refleja la preocupación.

- Bella... - levanta mi barbilla con el dedo índice, haciéndome que lo mire, pero de nuevo aparto la vista.

- Esta noche... la tormenta era muy fuerte y Charlie me dijo que nos quedáramos en La Push. Martin y yo nos separamos porque él estaba con Marie... - las palabras ya empiezan a agolparse en mi garganta - y yo estaba hablando con Jake, cuando la tormenta empezó. Yo... tuvimos que quedarnos en su casa...

Comienza a contar algo que ya se. La preocupación se hace cada vez mas evidente y se refleja en mis ojos que no dejan de buscar los suyos, sin lograr su objetivo.

- Cielo - trato de no sonar demasiado desesperado por saber que le pasa, pero la verdad es que necesito saberlo ahora. No me gusta ver a Bella de esa manera - eso ya lo se - acoto - lo dijiste en esa llamada...

Se queda por unos segundos en silencio y no se que otra cosa hacer o decir para que pueda confiar ciegamente en mi y contar lo que intenta callar.

Edward debe pensar que soy idiota. Hablo y no digo nada, todo lo que sale de mi boca son puros adornos, para lo que tengo que decir en realidad. Pero me preguntaba... ¿cómo se lo tomaría? En mi cabeza y en mi corazón habían cambiado muchas cosas hoy... o quizás ya habían cambiado antes, pero no me había dado cuenta. Él desconocía todo esto, y merecía saberlo, pese a la decisión que hubiese que tomar.

- Está bien - suspiro y se me enmudece un poco la voz, pero retomo fuerza de donde no la hay, y lo miro a los ojos, iba a ser sincera, lo más que pudiera - Me dormí en la cama de Jake - sus ojos esperan pacientes, pero sé que esto ya no le ha gustado - él dormía en el suelo, claro... yo tuve pesadillas... y al despertarme estaba a mi lado, en la cama - bajo los ojos un instante - abrazándome...

Espero unos segundos, siento que las lágrimas están a punto de desbordarse de mis ojos, y mi corazón latía desbocado, presa del pánico.

- Y no sé... él me, bueno... Jake y yo... - miro hacia un lado, supongo que ya se imagina lo que habrá pasado, ya no puedo mirarlo.

Y mi corazón da un vuelco.. se marchita, sufre una grieta. No hace falta que termine la frase para saber el final. No se que decir, mucho menos que pensar.. no puedo ser egoísta, no puedo hacer reproches. Bella es humana, así se supone que son todos..

En estos momentos no soy capaz de mirarla, de ser humano ahora mismo mis ojos estarían llorosos. No me esperaba eso de su parte, tan solo por el motivo de que yo jamas le haría algo así, ni siquiera podría serle infiel en pensamiento. No me cabe duda de eso..

- ¿Que sentiste? - pregunto al fin luego de casi un minuto en silencio. Ahora mismo tuviese formado un nudo en la garganta.

Veo el dolor en sus ojos, y me siento aún más culpable. Y ni siquiera podría explicarme, porque si fuera sincera, aún le haría más daño...

- No puedo explicarlo... - miento. Sentí algo distinto, algo más... humano. Sentí que quería a Jacob, que era parte de mí. Pero también sentí, que no era suficiente... que esa parte de mí, no tenía comparación con la parte que lo amaba a él.

Se levanta y camina hacia el ventanal, mirando a través de él. Mantiene sus manos en los bolsillos, y por un pequeño instante se filtra un rayo de sol entre las nubes, y rebota en su piel haciéndola brillar como miles de diminutos diamantes. Haciéndome recordar lo especial que era.

- Lo quieres - pronuncia como una afirmación, más que como una pregunta, sin siquiera mirarme.

Bajo la mirada avergonzada, aunque él no pueda verme. Por primera vez en demasiado tiempo, quizás la única vez, tengo claro lo que siento... y no es algo que pueda cambiar, o no al menos de momento.

- Si - respondo con voz firme, y me levanto para colocarme a su espalda - Lo quiero, como amigo, como... algo más, lo sé ahora - agradezco que esté de espaldas, y no pueda verme - Jake siempre estuvo conmigo, nunca me ha dejado sola, cuando... yo más necesitaba a alguien. No quise darme cuenta hasta ahora, porque lo cierto es que aunque así sea, no puede cambiar lo demás.

- Cómo puedes decir que no cambia nada Bella, lo cambia todo. Él es... - y por primera vez en la conversación, en lugar de dolor, escucho en su voz algo de celos - Es humano. Él puede darte lo que te mereces. Lo cambia todo.

- No cambia nada - en un intento desesperado, mis manos se aferran a su cintura, y me abrazo a su espalda - Nada puede cambiar, desde que tú entraste en mi vida. Porque lo que siento por Jacob no tiene comparación a lo que siento por ti. Porque sin ti no hay vida Edward, de nada me sirve ser humana, si no te tengo a mi lado.

Y sus palabras quedan tatuadas en mi memoria, así como cada segundo que paso a su lado. Aunque ahora mismo lo único que puedo sentir sea dolor, no soy capaz de juzgar sus actos, sus pensamientos, de estar enfadado.. porque aunque nunca lo acepte, él ocupo ese lugar tan importante en su vida al momento que yo quise desprenderme de su lado.. un hecho en vano, que no dio resultado.. pero que al fin y al cabo deben ser pagadas las consecuencias..

Por un momento cierro los ojos y tomo una bocanada de aire, de ese que no hace falta en los vampiros, pero que ahora mismo deseo tener entre mis pulmones a ver si se alivia un poco el dolor. No pasa nada, todo continua igual..

Siento como me envuelve por la cintura y no me suelta, al cabo de unos segundos giro sobre mi propio eje y en una búsqueda inmediata me topo con su mirada. Sus ojos están llenos de lagrimas y sus mejillas completamente húmedas, rápidamente alzo mis manos y ambas se encargan con suma delicadeza de limpiar cualquier rastro de ellas sobre su hermoso rostro.

Estoy a punto de suplicar que no llore, tengo ganas de decirle que su dolor es el mio propio y que no estoy enfadado, en lo absoluto. Le amo demasiado como para ser egoísta, con ella o sin ella a mi lado, solo deseo su felicidad.

- Solo deseo que seas feliz Bella - rompo el tormentoso silencio - elijas a Jacob o a mi, solo quiero lo mejor para ti..

Por un momento me siento confusa. Quizás no entendía lo que le había dicho...

- No digas eso - le digo con el ceño fruncido - No hay nada que elegir. Nunca hubo elección...

- Siempre puedes elegir Bella - y aunque no lo diga, veo perfectamente el dolor en sus ojos, esa manía de interponer mi felicidad a la suya - Creo que ha llegado el momento de que decidas tu camino.

- Mi camino quedó definido el día en que te conocí - respondo desesperada, por qué no entendía?

- ¿Estás completamente segura? - sus ojos escrutan los míos y siento que me pierdo, cómo explicar de nuevo que si no es a su lado no habrá felicidad alguna.

- Totalmente... y bueno.... - entonces siento que titubeo, me convierto en un manojo de nervios, y siento cómo se acelera mi pulso - Quizás ya no quieras, quizás sea tarde, pero... - vuelvo a mirarlo y la perfección de su rostro casi me deja mareada - Te quiero Edward. Y sí, quiero casarme contigo.

Me quedo sin siquiera poder decir una palabra, quiero decir tantas pero no me salen. Solo veo sus ojos y aquella profundidad en ellos me hacen entender y creer lo que acaba de decir. Bella acepto casarse conmigo.. luego de evadir el tema tantas veces, ha aceptado..

Y sin querer, solo porque si, porque así me siento.. se me escapa una media sonrisa. Siento como aquella quemazón en el pecho ha cesado un poco, quedando ahora cenizas, aquellas que estoy seguro en poco tiempo caducaran..

La miro perplejo por unos segundos, ella me dedica una sonrisa y no puedo evitar coger su perfecto rostro entre mis manos, acercarme lentamente y depositar un suave beso en sus labios. Me separo un poco, pero nuestras frentes siguen unidas, siento mas de cerca su respiración y aunque sea imposible imagino como me estremezco.

- ¿No lo haces solo por cumplir? - digo dudoso, con temor a lo que pueda responder - quiero decir.. - hablo en un hilo de voz - ¿es por hacerme feliz?, porque Bella, no quiero que hagas nada de lo que no estés segura..

- Calla - me pide y hago caso, quizás debo estar diciendo tonterías - quiero casarme contigo Edward - repite las mismas palabras de hace unos minutos - ahora entendí todo.. - se calla y me quedo quieto a la espera que continué, baja la mirada - todo esto debió pasar por un motivo, y se que no estuvo bien, pero..

- No sigas culpándote - le pido casi suplicando - no importa ya..

Suspira y me mira de nuevo, haciendo que pierda la razón, haciendo que cada segundo que pasa me enamore mas de sus ojos, su rostro, su mirar..

- No puedo vivir sino es contigo a mi lado - dice de repente y sus mejillas se tiñen rosáceas.

- No puedo vivir en un mundo en el que tu no existas Bella.. - beso nuevamente sus labios - eres todo para mi. Todo - recalco y vuelvo a besar sus labios, esta vez con mas pasión..

El temor y las dudas que había sentido horas antes había desaparecido. Había desaparecido también el miedo a perderlo, a que me rechazara por lo que había pasado con Jake. Pero como siempre, Edward era demasiado perfecto, demasiado bueno para ser real.

El teléfono de Edward vibra en su chaqueta, y nos hace despegar los labios. Mira la pantalla, y lo guarda con una amplia sonrisa.

- Es Alice - dice guardando el móvil de nuevo.

No puedo evitar cubrir mi rostro con las manos, mientras noto cómo me sonrojo de la cabeza a los pies. La piel me ardía, como si todas las miradas del mundo se centrasen en mí.

- Lo sabe - digo avergonzada como una niña.

- Bella - y sin mirarlo noto la risa en su voz, trata de apartar mis manos - Tarde o temprano tendría que enterarse. Todos lo harán...

Ya lo imaginaba. Alice montando una boda por todo lo alto. Charlie pegándole un tiro a Edward en toda la frente una vez que se enterara. Y Jake... Había tomado mi decisión, pero no me di cuenta de a cuantas personas afectaría.

- No podemos... hacer algo así, como... ¿una boda express invisible? - pregunto sin mucha esperanza.

No puedo evitar reír nuevamente por la semejante tontería que acaba de decir, por supuesto que no haríamos una boda express ni mucho menos invisible, no luego de haber esperado mas de un siglo para encontrarla..

- Tonta Bella - acaricio su rostro con suavidad mientras no dejo de sonreír, ella responde con el mismo gesto - así me gusta verte, sonreír.. - apremio y nuevamente sus mejillas se tiñen de un color rosa.

- ¿De verdad no podemos? - insiste..

- He tardado mas de un siglo en encontrarte - murmuro cerca de su rostro - y ahora que te tengo, que aceptaste ser mi esposa no puedo concederte lo que deseas, quiero una boda decente contigo, bonita, sencilla - hago una pausa y tomo su rostro entre mis manos - quiero que todos se enteren que al fin eres completamente mía...

- Está bien - murmuro sin dejar de sonrojarme.

El móvil de Edward vuelve a vibrar, y ambos sabemos que sigue siendo Alice. Podría jurar que ya ha hecho algunas llamadas, que ha empezado a organizarlo todo tan sólo por la visión. Si pienso en ello siento me inunda una sensación de vértigo, como cuando caminas sin luz por unas escaleras y te saltas el último escalón.

- Esta noche vendré a la hora de la cena, y hablaré con Charlie oficialmente - me dice despacio, adivinando cuál será mi reacción.

Una náusea sube por mi garganta y me entra el pánico. Mi padre. Decirle que estaba prometida, que me iba a casar. Pronto, muy pronto. Dios mío, tendría que esconder la pistola.

- Tranquila - Edward pasa su mano por mi cuello y besa mi frente, haciendo que la piel se me erice por completo - No se lo tomará tan mal.

- Al menos no puede matarte - bromeo, aunque había mucha realidad en el comentario - Bueno, y ahora qué... qué se supone que haremos? En menos de un mes debo ser... vampira. Y ahora en menos de un mes seré también una mujer... casada.

- Todo con calma Amor - se tranquilizo - primero la boda.. cualquier riesgo que se presente con los Vulturis, Aro podrá leer en el futuro de Alice que pronto seras uno de nosotros - y aunque esta ultima parte no me gustaba del todo, ahora tenia que aprender a vivir con ello y aceptarlo de una vez por todas..

- Esta bien - dice al fin de unos segundos y suspira.

- Debería irme a casa, seguro que Alice esta como loca y quiero hablar con ella, vendré mas tarde - aseguro - ¿Quieres venir, o prefieres quedarte con Martin?..

Me imaginé llegando a la casa de los Cullen. Alice se lo habría dicho a todos, o quizás no, pero entonces Edward lo haría. Me llenarían de felicitaciones y abrazos, y mi cara no soportaría tanto rubor. Acabaría convirtiéndome en Tomate Swan.

- Creo que mejor me quedo en casa, tengo que... - miro la habitación y busco una excusa rápida - hacer la colada.

- Está bien - responde riéndose.

Entonces me toma por la nuca y se acerca despacio a mis labios, su aliento me estremece y antes de que roce mi boca cierro los ojos y me dejo llevar, como cada vez que me besa.

Beso sus labios lentamente, en un roce suave pero intenso.. luego me separo poco a poco.

- Ya te echo de menos - le digo al momento en que ya estoy a punto de salir por la ventana.

- Puedes usar las escaleras - y sonríe de esa manera que tanto me gusta..

No digo mas y en menos de un segundo ya estoy frente a mi coche. Saco las llaves de mi bolsillo y lo abro, enciendo el motor y enseguida me pongo en dirección a casa..

(CONTINUA EN CASA DE LOS CULLEN)