Palazzo dei Priori

Y guardamos un nimio secreto entre nimiedades inmensas. Su mano entrelazada en la mía, y caminamos saliendo del claro, su vestido negro ondea a la suave brisa toscana.
Vamos caminando, sin prisas, tal vez tardemos una hora en llegar al primer pueblo pero tampoco nos importa mucho.

-Nicola...

-¿Si?

-Tenemos que ir a Forks.

-¿A Forks?

-Si, los Cullen tienen una deuda pendiente...

-¿Cual?

-Isabella Swan.

Isabella Swan? la de Edward?
Un pensamiento fugaz hace que sienta cierta lastima por el Cullen, pero es la ley, es la voluntad de nuestro apellido, Vulturi y eso vale ante todo.

- Vaya.. - aprieto tu mano.
- Que?
- La chica del Cullen?
- Ahá.. - afirma.

Me quedo en silencio y luego rapidamente me pongo delante de él. Lo quedo mirando.

- Que pasa? - mira alrededor.
- Que harías tú? Me convertirías?
Se ríe y me toca la mejilla.
- Claro. No lo dudaría.
Es el simple hecho de convertirla o verla morir.. Verlo morir, a Demetri, por alguien como nosotros, si fueramos ellos.. --- aunque claramente es algo totalmente diferente -- , sin él..
- No sé como no elige la eternidad junto a ella. - resoplo y de nuevo comenzamos a caminar.
- Tú eligirías.. - dice lentamente, como si se arrepintiera rapidamente de lo que está diciendo.
- Una eternidad contigo? - termino de decir.
Se queda callado y mira al frente.
- Eso es poco, yo siempre quiero más.. Tú eres mi más, mi plus de vida.

- Eso es poco, yo siempre quiero más.. Tú eres mi más, mi plus de vida.

-Pues entonces no hay dilemas morales.-Digo sellando la conversación con un beso.-Y ahora... ¿Me acompañas a cenar?

-Por supuesto.-Me brinda su mano y echamos a correr, alejandonos de Volterra, territorio más que prohibido. La ciudad ilumina sus calles desiertas con una tenue luz de farola.
Vemos una pareja a lo lejos. Ella lleva la chaqueta de su acompañante, de muy mal gusto por cierto.

No tardamos mucho en abalanzarnos sobre ellos, saben algo empalagosos pero nada que la sed no pueda omitir.
Dejamos los cuerpos por ahí tirados y volvemos, gracias a Nico, a la velocidad del rayo a palacio.

-Creo que deberías prepararte, saldremos hacía Forks pronto.

-¿Quién va?

-Hay dos guardias allí esperando ordenes, y tu y yo nos uniremos a ellos.

-¿Sólo seremos cuatro?

-Querida no vamos a luchar, vamos a hacer cumplir la ley.

-Bueno... Esta bien.

Aprieto fuertemente su cuello, atrayéndolo hacia mí, y la sangre llega ahora de manera más directa a mi boca. Dulce néctar vital... nada me producía más placer que sentir el calor de ese elexir rojo bajando por mi garganta. Bueno, casi nada.

Dejo el cuerpo de la joven en el suelo, una estudiante más a la que sus padres echarán de menos, morena de ojos azules, especialmente traída por mi capricho desede Milán.

- Eloise - digo abriendo la puerta de los aposentos, y segundos después una de las fieles sirvientas aparecen ante mí - Encárgate de limpiar la habitación.

Ella simplemente asiente y entra. Era una de los humanos que trabajaban en Palazzo, siempre atentos y sumisos, rezando para que su fin fuera convertirse en uno de nosotros, y no en nuestro alimento.

Adecento el cuello de mi traje, y camino por los pasillos con aires de grandeza, sonriéndome a mí mismo.

Hoy será el día. El jet privado está esperando en el hangar, espero que a mis guardias les siente bien el aire americano.

Dejo que Nico se prepare, aún no podemos partir. Aro acaba de volver a tomar el mando de todo, y después de una larga discusión con Marco me ha explicado que su hermano quiere ocuparse de estas cosas pero que mi carga sigue vigente.
Aunque por supuesto antes debo consultarlo todo con Aro, todo lo que tenga algo de relevancia por supuesto.

Atravieso rápido los pasillos, localizo a Aro sin demasiado esfuerzo gracias a mi don, esta en su despacho privado, solo. Toco a la puerta una vez tan solo, como muestra de respeto.

-Adelante.-Oigo al otro lado.

-Maestro Aro.-Digo inclinando levemente la cabeza.

-Ohh Demetri querido, pasa, pasa no te quedes ahí.-Dice sonriendo. Me siento despacio frente a el, y le tiendo mi mano. El la coge y va sonriendo. Pienso en la carta enviada a los Cullen, la carta que los dos guardias que mandé no han conseguido entregar porque unos lobos los echaron de allí. Pero no importa, iremos allí, y les daremos un ultimatum.

Los Vulturis no damos ni segundas, ni mucho menos terceras oportunidades.

- Maestro en cuanto a la carta... - comienza a decir.

- Querido, ya sé todo. No te preocupes. Nadie puede escapar de los Vulturis - hago una pequeña pausa mientras cierro los ojos y junto los dedos de una mano con la otra - Estos vegetarianos... siempre desafiando a la ley. Poco le ha importado al pequeño Cullen que lo hayamos acogido en nuestra propia casa.

- Se ha ido sin más, ni siquiera había cumplido aquí, y su humana sigue... humana - me sigue Demetri.

- Y nosotros no podemos permitir eso, ¿cierto Demetri?

- No señor - afirma rotundamente.

- Contéstame a algo mi siempre fiel guardia... ¿alguna vez alguien ha logrado burlar a los Vulturis, y salir impune?

- No señor - repite como autómata, pero convencido de lo que dice.

- Entonces ya sabes lo que tienes que hacer - digo levantándome de mi sillón de cuero - Elige a tres guardias para acompañarte, no necesitarás más. Ésto es lo que harás.

Doy un par de instrucciones, firmes y claras. Edward Cullen... puedes estar en serios problemas.

Aro me da las instrucciones una vez en Forks, de que hacer y como hacerlo. Hacía falta que unos de los tres Maestros se volviera a implicar en las misiones, un solo guardia no puede controlarlo todo, ni ganarse el respeto que ellos ya tienen ganado desde hace años.

Salgo del despacho de Aro y me adentro en el mio. Cierto es que cada paso que doy debe ser consultado con el, pero hay misiones que ha dejado a mi cargo. Y Marco deposito todo el asunto del gobierno ruso en mis manos. Y me empiezan a llegar archivos bastante preocupantes...
Llamo a los contactos rusos y me prometen tenerlo resuelto pronto, a mi amanecer.

-Toc, toc.

-Adelante Eva.

-Señorito Demetri buenos días.

-Buenos días querida. ¿Ocurre algo?

-Venía a disculparme personalmente por no poder entregar la carta al Señorito Edward Cullen.

-No es culpa tuya querida. Y querrías acompañarme a mi, y a Nicola de misión por favor.



-Sería un placer.

-Pues haz las maletas, te avisaré cuando nos vayamos Eva.-Inclina la cabeza y desaparece tras la puerta. Hay que decir que cuando la convertí me divertí mucho con ella.

Y pronto estaríamos en Forks, haciendo cumplir la ley.

Recorro el camino hacia mis aposentos, sintiendo la vida, la historia en aquellas paredes, en aquel castillo que era mío, y de mis hermanos. Donde siglo tras siglo, hacíamos cumplir la Ley, donde éramos respetados y temidos, venerados, y nunca vencidos...

Pero en aquel Palazzo también había vida, amores y amantes, lazos más fuertes y más débiles, que los de fuera nunca podrían imaginar.

- Il mio amore... - sonrío tras abrir la puerta, cuando su rostro se vuelve hacia mi.



- Aro... - la voz de mi Sulpicia se muestra suave y aterciopelada, a pesar de su tez madura.

Hace una pequeña inclinación, para después besar mi mano. Me mira sumisa, yo levanto su mentón con el dedo índice, y lamo sus labios con delicadeza.

- Estás más bella aún que esta mañana.

- Son tus ojos los que así me ven... ya te echaba de menos.

Sulpicia era la mejor de las esposas, no habría otra como ella. Era dócil y paciente, pero también sabía sacar su carácter, ese que me hacía enloquecer por momentos. Era la mujer más respetada en este nuestro Palazzo, pero jamás, haría nada sin consultarme, ni se extralimitaría en sus funciones. Y por supuesto, siempre había entendido mi necesidad de no deberme a una única mujer, aunque para mí, esposa sólo era ella.

Dejo a Sulpicia entretenida eligiendo unos vestidos nuevos con la doncella, hemos tenido bastante sexo por hoy, hasta incluso, hemos hecho el amor una vez.

Camino por el amplio pasillo, cruzándome antes con Marco. Su gesto amargo volvía a caractarizarlo, creí que permitiendo revivir a Dydyme todo habría cambiado, pero desde que ella huyó de su lado, no es más que un alma en pena. Y peor será, cuando la encontremos y la devolvamos de nuevo a su tumba.

Cierro la puerta de mi despacho y con un par de teclas la llamada hacia el móvil de mi fiel guardia Demetri ya suena en el altavoz.


CONVERSACIÓN VOLTERRA-FORKS

- Buona sera, amo - escucho su voz al otro lado.

- Come stai?

- Bene... Maestro, Isabella ha accedido a un trato, tal como pensábamos.

Demetri me pone al tanto de la situación, pero mientras hablamos finaliza la conversación porque Isabella lo estaba llamando. Eso sería buena señal... esperaba poder tenerla pronto entre nuestras filas.

Aprovecho que ya estoy cerca del teléfono, para informarme acerca de otras misiones pendientes. Marco el número de Chelsea, y antes de los tres tonos su dulce voz suena al otro lado.

- Amo - responde de modo respetuoso.

- Hola Chelsea querida, ¿cómo estás? ¿Hace buen tiempo en Brasil? - pregunto recordando los verdes bosques, evadiendo mi mente a aquel paraíso.

- Emm.. Bien gracias, todos estamos bien. Nos estamos encargando de ellos, ningún contratiempo.

- Así me gusta, sabes que odio los contratiempos. ¿Cuánto tardareis? Volterra os echa de menos.

Habitacion de Alec...

Tiendo mi capa sobre la cama y camino hasta el cuarto de baño. Ha quedado manchada de sangre por el par de tías que me he cargado hace un par de horas. Tenia tanta sed que se me hizo casi imposible no manchar mi vestimenta.. aunque no tanto eso, simplemente tenia ganas de una caza sangrienta, espeluznante.. mis favoritas. Aunque por supuesto, como siempre, he tenido el total cuidado de pasar totalmente desapercibido, como lo hemos hecho tantos años..

Me deshago de la ropa sucia y la coloco sobre el cesto. Abro el grifo de la bañera y dejo que el agua la llene un poco mas arriba de la mitad para luego cerrarla. Me Introduzco en ella y en cuanto siento el contacto con el agua comienzo a relajarme..

El choque del agua caliente con la temperatura de mi piel fría hacen una sensación agradable, estiro mi cuerpo por toda la bañera, coloco cada audífono en mis oídos y encierro en el aquatune mi Ipod.. cierro los ojos y dejo que el sonido de la música invada mis oídos y ocupe mi mente..

Finalizo la conversación con Brasil de modo satisfactorio, aunque no todo lo que me gustaría.

- Donde estás escondida, Margarette... - murmuro a la nada mientras observo a través de la ventana cómo cae la noche y las sombras sde ciernen sobre el jardín de Palazzo.

Unos nudillos golpeando la puerta de madera interrumpen mis pensamientos.

- Maestro - una de las doncella de confianza abre la puerta, bajando su rostro, sin mirarme en ningún momento - El infractor espera con Félix en la Sala de Tronos.

- Está bien Maronna, grazie.

La doncella se retira, recojo mi capa negra del sillón, y salgo al pasillo.

El vuelo fue rapido, llegamos al aeropuerto, bajamos sin ningun problema.

El Chofer ya nos esperaba en la puerta, entramos en el auto y esperamos a llegar al palazio.

-Debimos casar..- Dijo Corin, dijo mientras miraba a Leo, si parecia sediento.

-Puedes bajarte y comer algo..- Le dije, el me miro sorprendido.

-Estas siendo amable conmigo?.- Dijo

-No hagas que me arrepienta de lo que te digo..-

-Leo, bajate, caza lo mas rapido que puedas y alcazanos en el palazio, ya sabes las reglas..- Le recordo Corin.

-Chels..gracias..- Dijo y se bajo, sonrei pero sin que lo vieran.

-El es bueno..- Dijo Corin, estoy segura que vio mi sonrisa.

Pasaron menos de 3 minutos y llegamos al palazio, bajamos con todos calmados, ya que los tenia bajo mi don.
Pasamos al gran salon , deje a Corin con ellos, sbia que no darian mucho problema y fui en busca de el amo

Amoldo mi cuerpo al terciopelado asiento del trono central. Rozo con mi mano la áspera y oscura madera, disfrutando de las formas que los engarces de oro ofrecían al tacto. Las yemas de mis dedos pasean a lo largo del reposabrazos, mientras un eco lejano de súplicas en vano llenan la estancia. La mirada de Marcus recae con desgana sobre las losas de mármol de la sala, visión que únicamente cambiará de dirección cuando dictemos la sentencia final para el pobre inepto que ha decidido incumplir las sagradas leyes vampíricas. La misma sentencia que ya estaba dictada desde el instante que nuestras fuentes informaron de un nuevo vampiro que llamaba demasiado la atención cerca de la vieja Londres. Lo habíamos hecho venir únicamente para que su muerte advirtiera a otros incautos, y por qué no, para contemplar en primera persona su sufrimiento.

- Qué opinas hermano - pregunto hablando a Caius, cuya mirada de odio apenas variaba en todo el día.



- Ha incumplido una de las leyes principales, ahora tendremos que encargarnos de cubrir sus crímenes frente a la humanidad. Mi voto es claro, debe morir - dice mirando fríamente al vampiro de raza blanca que yace de rodillas al pie del escalón.

- No, por favor, se lo suplico, he aprendido la lección - y de nuevo el mismo estribillo, que para mis oídos no era más que murmullo lejano sin importancia.

- Shhhh - murmuro entrecerrando los ojos, sólo para acallar su lamento - Tranquilo, todo ha terminado.

El vampiro arquea una ceja en señal de incomprensión, pero no dice nada más. Giro levemente la cabeza para mirar a Marcus; misma pose que antes. Alargo mi mano para rozar levemente la suya, trato de dejar a un lado sus pensamientos tormentosos, y confirmo mi decisión.

Me pongo en pie y estiro ambas manos entrelazadas, como si con ello fuésemos a escuchar algún crujido extraño.

- ¿Maestro? - pregunta Alec, al lado izquierdo de Caius.

- No es necesario - digo alzando una mano - Señor Larsson, es usted consciente de que ha causado demasiados problemas a nuestra raza, poniendo en peligro a todos aquellos que vivimos ocultos tras las sombras de la noche - intercedo mientras desciendo el escalón - Espero que se arrepienta de ello.

- Me arrepiento, me arrepiento muchísimo, pero he aprendido la lección - dice bajando un poco la cabeza ante mi cercanía.

Una sonrisa de satisfacción malévola llena mi rostro, más por puro procedimiento que porque realmente ésto resulte entretenido.

- Lamentablemente - levanto su barbilla con mi dedo índice - Los Vulturis no damos segundas oportunidades; y ésta, es una lección que debería haber aprendido antes.

Y si un rostro de mármol pudiese congelarse, sin duda el suyo sería la personificación misma del hielo, quedando tallada un gesto de auténtico pavor. Félix sujeta con firmeza los hombros del vampiro, mientras mis manos se colocan a ambos lados de su cabeza, y con un ágil movimiento de gracia, rompo su nuca y tiro de ella hacia un lateral, resquebrajando su cuello, haciendo que su cuerpo caiga al suelo con estrépito.

- Que alguien recoja esto - digo con gesto de asco, apartando de mi camino con el pie la cabeza del vampiro.

Y sus fragancias invaden las salas contiguas, haciéndonos saber que están en casa, y que han traído compañía.

- Adelante querida - digo en voz alta caminando hacia la puerta principal de la sala, donde Chelsea está a punto de entrar.

A mi voz se abre paso, camina directa hacia mí y me ofrece su mano con una pequeña reverencia.

Toma mi mano, y espero a que el vea todo lo sucedido, sin decir una sola palabra...

-Interesante...- Dice despues de un minuto.

-Ellos estan en el salon amo..-Aclaro

-Esta bien llevame con ellos..- Dice mientras caminamos hacia el gran salon,llegamos y Corin hace un pequeña reverencia al verlo. y los demas vampiros se estremesen solo al verlo.

-Porfavor, piedad..- Supllican

-Silencio..- Digo

No necesito más información de lo que Chelsea ha visto. Pero aún así no es suficiente, ellos deben saber más, deben contarlo todo.

- Veamos... - paseo de manera calmada, dejando que la suela de los mocasines resuene contra las baldosas - ¿Por qué estais aquí?

- Quisimos venir con ellas... - dice uno de los vampiros bajando la cabeza.

- Oh Chelsea querida - dirijo una sonrisa a mi guardia más convincente - siempre tan eficiente.

- Maestro - sonríe y asiente con la mirada, soy consciente de que le gustan los halagos.

Entreabro los ojos, mientras las yemas de mis dedos se juntan una y otra vez, jugando a tocarse y separarse de nuevo, un gesto que parece poner nerviosos a nuestros "invitados". Las presencias de Jane y Nahiara cada vez están más cercanas, hace escasos segundos han entrado por la puerta lateral de la sala.

- Mi pequeña Jane... - murmuro mirando a los sujetos - ¿No crees que está sala está demasiado concurrida? No me gustan las reuniones demasiado concurridas - sonrío de manera tierna a mi mano derecha, mi niña traviesa, dejando a su elección y a la de su compañera cuáles de ellos serán los eliminados.

Me mantengo a un lado del salón sin perderme ningún detalle de la escena. Miro la puerta cuando se abre y de mis labios se cuela una sonrisa de afecto y alegría hacia mi querida Jane, ella me mira y corresponde el gesto. Hace mucho que no nos veíamos, seguramente luego de servirle al Maestro tendríamos un momento a solas..

No estoy al corriente de la situación que se presenta, me parece raro que el Maestro no me haya dicho nada al respecto, pero si él llegara a pedir de mi participación no dudaria en ayudarle.

Relajo mi cuerpo y me quedo de pie como una estatua, sin apartar la mirada del nido de vampiros al centro del gran salón..

Las dos pasan al frente, sonrientes de la tarea del amo...comienzo a recorrer la sala, Corin Sonrrie como el amo, y veo a Alec...en una esquina, chocamos miradas, me sonrie y murmura...Podemos hablar despues del espectaculo?...Acepto, y devuelvo la mirada al espectaculo, me gustaba ver todo eso...

De pronto uno empieza a retorserce por el salon, estaba claro que Jane estaba usando su don, los demas se asustan quieren correr pero Corin los detiene..Estan esteticos mientras el hombre gritaba del dolor...

-PORFAVOR PIEDAD!...-

De pronto la mujer deja de Gritar, Corin ve a Nahiara y ella le hace una mueca, dejando libre a la mujer, recorre la sala, coquetea con Alec, y todos reimos, luego cogeun cuchillo que habia en la mesa y se lo clava, ok Nahiara esta en accion con su don, de seguro queria darle un poco de diversion a esto.."un suicidio"....

Todos nos estabamos divirtiendo dos ya estaban fuera de listas o filas....

-Querido pasa divierte con uno de ellos..- Dice el amo, refiriendose a Alec, el sonrie de satisfaccion, comienza a usar su don paralizando a uno de ellos...

-Chels ayudame vamos...- Dice, veo a Corin con solo 2 un hombre y una mujer mas, yo tambien necesitaba un poco de divrecion

Miraba el espectáculo con algo de envidia por mi familia el como se divertían.

veo como el amo invita Alec y Chelsea a unirse con ellos ala divercion yo miro a los dos vampiros que tengo a mi lado y les regalo una sonrisa fría

-sera mejor que cooperen o su final sera el mismo .- dije aun sonriendo

-ohh querida deja uno mas .-dijo le amo dirijiendose a mi

los mire y dije - y deje al hombre fuera de mi don.-

El hombre comenzó a gritar de pronto un destello de luz salio de sus manos dirijiendose al amo.De pronto se quedo ahí parado moviendo las manos de arriba a bajo como tratando de buscar algo en la obscuridad.

-Gracias hijo .-dijo el Amo a Alec

-sorprendente .- dijo el amo pero el hombre no podía oírlo
-corin por favor.-

volví a sostener al hombre con mi don.

La diversión mezclada con la ira tiñe las pupilas de mis guardias, y no lo reprocho. Es así como los he enseñado, ellos están aquí porque aman la guardia y disfrutan con su modo de vida, haciendo cumplir las leyes. Así era como debía ser.

- Corin querida, suelta a la chica - le indico con la mano.

La chica cae al suelo y al darse cuenta de la situación, trata de salir huyendo. Chelsea sonríe y con un rápido movimiento intercepta su paso. Ambas se engarzan en una lucha cuerpo a cuerpo, desde luego podríamos intervenir para ayudar, pero sabíamos que no sería necesario. Segundos después la cabeza de la vampira rodaba por la sala, y mi guardia volvía triunfante, colocándose al lado de Corin.

Señalo con la mano a otro de los vampiros, sólo quedan dos vivos, uno de ellos el que ha intentado atacarme, pero ese correrá otra suerte. Un nuevo crujido a manos de Félix y solamente quedaba él, el vampiro inutilizado por Alec. Su don resultaba interesante, demasiado. Me acerco a su cuerpo arrodillado y perdido, y toco su hombro. Una oleada de pensamientos me invaden, cierro mis ojos y trato de concentrarme en los importantes. Sí... era ella.

Separo mi mano sonriente, y le indico a Chelsea que se acerque.

- Haz que su único deseo sea estar en nuestras filas - susurro en su oído.

Sonrio y acento, comienzo a usar mi don, siento como hace efecto, el hombre comienza a sonreir ante todo lo que ve...

-Tambien quiero divertirme...- Dice con una sonrisa malevola en su rostro.

-Matalo...-Ordena el amo, señalando a un guardia que estaba viendo desde la puerta, el corre hacia el, esta por romper el craneo cuando el amo interrumpe..

-ALTO!...- De inmediato lo suelta, vemos como el guardia deja de oponerse.

-Quiero pertenecer a sus filas mi señor...- Dice arrodillandoce delante del amo, el amo sonrie complaciente...

-Perfecto como siempre querida...- Dice mientras se acerca hacia mi y me da un beso en la mano, yo hago una reverencia, si asi me gustaba hacer las cosas a la perfeccion...

-Veamos que puedo hacr contigo, me gusto tu reaccion ante mi orden pero nose si eres un real Vulturi hasta que me lo desmuetres, veras aqui todos los que ves se ganaron su puesto, ama la guardia y daria su vida por ella no es verdad?...-

y en una sola voz todos respondemos...-SI amo....-

-Bueno, asi que tenemos que probarte, y que me desmuetres que si puedes ser un Vulturi...pero como? como nos podemos divertir hasta como lo venimos haciendo ahora....- dice el amo

Me adentre al palacio después de mi caza nocturna, aunque siempre era Heidi la que nos traía la sangre para no salir al exterior, hoy tenia ganas de conquistar mi propio sustento, que humano tan insulso había sido el de hoy, mira que atreverse a llamarme niña! Recordé mi contestación y vi el terror de sus ojos...
Había sido a las afueras de Volterra, por que por regla general no cazábamos en territorio Vulturi, yo estaba por llegar al bar donde siempre caía algún que otro humano en mi trampa...

- Que hace una niña tan tarde por aquí ?me dijo sonriendo
- Niña ? le digo frunciendo la boca, para suerte del tipo había mas gente alrededor.... demasiados testigos para actuar allí mismo, pero eso no se lo dejaría pasar, se había equivocado de "persona" para molestar
- En realidad me he perdido... digo poniendo mi mejor cara de niñita buena, ja si supiera lo que le esperaba - Tu podrás ayudarme, tengo el coche aparcado mas allá, creo que esta roto
- Claro lindura, eh Josh ahora vuelvo ire a hacer mi buena acción del día, los demás de su grupo rieron

- y como te llamas niña?
- Ya deja de llamarme así, No te atrevas otra vez !!
- Si que tienes genio eh?

Mi mirada le dijo todo

- wuauuu que hermoso - Hombres!!! le ponías un auto decente frente a sus narices y eso era todo lo que necesitabas para ganártelo...
- Quieres dar una vuelta, claro si lo puedes arreglar...
Obviamente al auto no le pasaba nada de nada, lo único que yo había hecho era desconectar un solo cable, fácil de solucionar. Rayan supuestamente se llamaba se inclino hacia el capote del auto, conecto el cable y el auto arranco con facilidad...
- Ya era una tontería...
- Quieres manejar le digo extendiendo las llaves hacia él, y solo eso necesite para que se subiera al auto.
Manejo un largo rato, hasta llegar a un parque bastante oscuro por cierto, perfecto para la cena...
- Sabes... eres muy, muy bonita - sonríe mientras pone su mano en mi pierna - Ya deberíamos dejar de jugar y pasar a la acción e intenta besarme
- Tienes toda la razón y se retuerce por mi don - La próxima vez cuida tus palabras... OH que pena no tendrás una próxima vez... le digo clavando mis colmillos

Fue demasiado fácil deshacerme del tipo, solo maneje unas millas más y lo arroje a un lago que había por esos lados. Volví al palacio sin demorarme ni un minuto más por si me necesitaban

Salgo de la gran sala con una sonrisa dibujada en mi rostro. Se me hace demasiado divertido este tipo de situaciones, y me encanta mucho mas poder disfrutar y presenciarlas..

Me detengo durante unos momentos para rastrear el aroma de Marco, en pocos segundos ya estoy frente a la puerta de su habitación. Toco la puerta con mis nudillos y enseguida se abre.. tras ella sale Marco quien se re acomoda la capa.

- ¿Necesitas algo Alec? - pregunta con voz seria, tan característica de él.

- Si Marco - nunca me he acostumbrado a llamarle amo, maestro.. porque para mi solamente existe uno, Aro.. de igual modo, trato a sus dos hermanos con el honor y respeto que merecen, pero mas allá no soy capaz de llegar - Aro te necesita con urgencias en el Salón principal..

Enarca una ceja y se queda dudando durante un segundo..

- Enseguida voy.. - se limita a decir.

Me doy vuelta de regreso al gran salón. Dos guardias de Palazzio abren la puerta a mi paso y luego las cierran a mi espalda..

- Maestro - me dirijo a Aro - Marco enseguida viene..

Cuando vuelvo de mi "cita" con rayan me informa el primer guardia que veo que se estaba llevando a cabo una reunion en el salon principal, cuando entro junto con Nahiara, me doy cuenta de lo concurrido que esta el palacio, haci que pronto habra accion me digo a mi misma, sonriendo a mi hermano que hace mucho no veia....

Aro pide mi intervencion y haci comenzamos a divertirnos todos los presentes hasta quedar el guardia elegido por el amo, Adrien, de seguro poseia un don muy especial, sabiamos como actuar en estos casos, muy pronto tendriamos un vampiro mas en nuestras filas

Luego de la vuelta de Alec entra Marco investigando la sala hasta quedar junto a su hermano, pronto sabriamos cuáles eran los nuevos lazos de Adrien hacia los Vulturis.