Casa de los Uley

Quería salir a estirar un poco las piernas pero antes de abrir la puerta de la habitación sabía que había una pequeña respiración profunda al otro lado.

-Marie- dije entre un suspiro.

Había tratado de alejarla de mí todo el día de ayer y no lo había conseguido. No podría convencer ni a una gallina de cacarear. Me restregué la cara con una mano para terminar de despertarme. A pesar de todo lo que había pensado y vivido en sueños, tenía una realidad que afrontar. Tomé a Marie con ambas manos procurando no despertarla, la llevaría hasta su casa. En realidad mi fuerza no era nada ahora comparada con la que derrochaba antes, como si mi adn hubiese escapado de mí.

- Y ella que se veía tan delgada- dije mientras caminaba sosteniéndola enrojecido. Luego de unos minutos ya podía ver la puerta de entrada de su casa.

Siento que llevo días sin pensar, sin meditar, sin... respirar. Y no es en vano. Gasté mis últimos centavos en un motel en Port Angeles. Admito que huí como un adolescente, con ansias de que alguien se tomara el trabajo de buscarme, encontrarme, pegarme un buen halón de orejas y abrazarme por intentar alejarme. Evidentemente nada de eso pasó. Estuve tirado en una cama, que quién sabe cuáles buenas historias amorosas tendrá por contar, hasta que tuvieron que patearme porque creían que era un suicida más que había decidido pasar sus ultimas horas en esas malditas cuatro paredes.

Ahora, como una fiel mascota atravieso el marco de la puerta donde había jurado no volver. Tenía la ropa intacta, algo arrugada al igual que todo dentro de mí, pero sin un rasguño. Hacía tiempo que no hacía trozos mis prendas o caminaba a hurtadillas por el bosque para vestirme. Ahora que lo pienso... No extrañaba nada de eso.

Pasé frente a un enorme espejo que Emily había dispuesto para que todos procuraramos no olvidarnos de nosotros mismos. ¡Como si quisiera estar viendo esta figura inútil! No pude evitar mirarme de reojo... había bajado algo de peso. Y cómo no.. si hace poco me habían arrancado cerca de 45 kilogramos del corazón. Inteté comer algo en un restaurante en cuanto llegué a ese hotel de pacotilla, pero me paré en cuanto el dichoso mesero hizo esa bonita pregunta: ¿Qué desea? No lo soporté, lo que más quería en el mundo no estaba en su menú...

Irónicamente el silencio me interrumpió. Ahora que me gastaba algo de tiempo para pensarlo... esta casa jamás está tan callada. Miré en la cocina, abrí las habitaciones con cuidado, porque si había alguien no quería que supiera que le buscaba.

- ¡Whooooooooooo!- se rompió la calma. Escuché un grito fuera de la casa. Puede que ya no quiera sentir más, pero no puedo obligarme a no escuchar, ni ver. Arrugué un poco las cortinas para usmear por la ventana. Era Seth, que corría alentado hacia la playa, seguido de algunas otras sombras.

- Al menos ellos tienen algo que celebrar- susurré mientras me aseguraba de que ningún rayo de luz entrara por el vidrio.

Tuve frío. ¿Por primera vez en cuántos meses tengo frío? Algo andaba mal... por supuesto que todo estaba mal. El amor de mi vida, lo que se suponía que me daba fuerzas para respirar, pestañear, tragar, saltar, olfatear románticamente flores... ya no lo haría más conmigo.

Tomé el único abrigo que tenía guardado en el closet hace más de un año, y sin pensarlo, comencé a seguir las huellas dibujadas en la tierra que ya comenzaría a mezclarse con arena...

Continúa en las Playas de la reserva

Pasamos un momento agradable los tres, de esos que tanto me gustan y que no suceden muy a menudo, pero que cuando pasan, significan bastante. Me encantaba estar con la compañía de Jake y mi hermano, sin duda alguna son personas importantes en mi vida, así digan cosas fuera de lugar y me hagan ruborizar hasta mas no poder..

Pero el deber nos llamaba y teníamos que reunirnos en lo de Sam. Y es que nuestro jefe de manada había proclamado una reunión para aclarar los puntos de nuestro ultimo encuentro con los Cullen. Yo solo deseaba que Sam dijese "Esta vez se han pasado de la raya, es hora de acabar con ellos", pero eso al parecer nunca iba a suceder, Sam era demasiado soso cuando se trataba de esos chupasangres.

En cuanto entramos a casa de nuestro Alfa ya hay varios chicos de la manada, noto que aun faltan por llegar Leah y el pequeño no tan pequeño de Seth. Mi mirada se topa por un momento con la de Paul, quien se haya recostado del sofá mientras se mete a la boca un trozo de pan, enseguida la desvío y miro a Sam..

- Llegamos a tiempo Jefe - digo mas que nada en señal de saludo y me acerco para darle un abrazo, los chicos saludan a los demás y luego voy a donde Emily que esta cocinando unas magdalenas.

- Hola Marie - me saluda de aquella manera tan dulce que solo ella expresa - ¿Como estas?..

- Muy bien - le doy un beso en la mejilla - eso se ve delicioso - comento con respecto a las deliciosas magdalenas.

Llegamos a los de Sam y ya estaban todos alli. En medio dela mesa nos esperaba una gran bandeja de magdalenas siguiendo la costumbre de Emily de recibirnos con algun bocadillo.

- Bueno, vamos al grano- dijeron algunas voces impacientes-

- Jake, que averiguaron? -inquirió Sam-

- Encontramos en el bosque a su jefe, Carlisle, junto con el grandote y la rubia, y una integrante nueva.

- Como que una nueva integrante? Se reproducen o algo?- pregunta Paul con su voz cargada de desprecio-

- Si, una nueva integrante, asi parece - acota Embry-

- Se trata de una niña que no tendrá mas de 15 años- respondo-

- Y de donde salió? Ellos la convirtieron? - pregunta Sam, como creyendo que encontro el justificativo que buscabamos-

- Pues no. Segun dicen lo hallaron perdida y la integraron a su grupo. Y aseguran que se adapto a su dieta y forma de vida

- Y convenientemente esto los deja parados como los santos de la historia- dice Marie-

- Bueno Sam, que haremos? -pregunta Quil- Se la dejaremos pasar de vuelta?...

Todos en la sala estaban emocionados y ansiosos a la respuesta de Sam, todos queríamos destruir a esos chupa-sangres y era la ocasión perfecta, si los dejábamos vivos, podrían traer más y más de esas cosas hasta que no podamos defendernos, atacarnos y destruirnos, debíamos actuar ya. Sam se lo estaba pensando mucho, ya llevaba varios minutos deliberando las opciones, pero no eran muchas, o actuar o que nos maten al dejarlos con vida.

-Chicos, debemos pensar bien nuestro movimientos, no podemos ir y atacarlos sin razón alguna, debemos respetar el tratado y ellos no lo han roto

-¿Como que no?-Replico Jared-Tienen otro chupa-sangre de su lado, no sabemos si lo convirtieron o no, no podemos confiar en su palabra, debemos actuar.

-El tratado no se ha roto, tienen un nuevo miembro en su clan, pero el tratado no dice nada de nuevos miembros, cuando lo construimos solo eran 4, cuando volvieron agregaron 2 miembros mas sin quebrantar las normas, esta es una situación similar, no han roto el tratado y no haremos nada contra ellos

Odiaba la idea de aceptar lo que Sam siempre dice, al parecer nuestro Jefe respetaba mas a los Cullen que a su propia especie.

- Se me ocurre algo - digo de repente y todas las miradas se posan en mi.

- ¿Que propones Marie? - preguntan Paul y Sam al mismo tiempo.

- No se si estarán de acuerdo,pero pienso y estoy segura que ya estamos cansados de tener tantos chupasangres cerca, que por tener el tratado ellos puedan hacer lo que les salga de los cojones - hablo con voz firme y recorro con mi mirada cada rostro de los miembros de la manada. - Y ya que Sam no quiere que acabemos con ellos, propongo hablar con esos caras pálidas y darles un ultimátum: que este prohibida la incorporación de nuevos miembros, ya con los que están es mas que suficiente, no tenemos porque seguir soportando algo así.. y si se niegan a cumplirla, pues entonces se desatara esa guerra que tanto deseamos, acabaríamos con esos chupasangres para siempre.

A mas de uno le encantó la idea de Marie. Por supuesto que era muy seductora, pero...

- Ehh, obvio que me encantaría aplicar tu idea Marie, pero el inconveniente está en que ellos no tienen por que aceptarlo.

- Si les gusta vivir no tienen otra opción- dice Marie-

- En realidad el tratado nos beneficia a ambos y no contempla el numero de integrantes. Ellos no cazan en nuestras tierras, no se acercan a nuestra tribu,y nosotros no los atacamos, la cuestión es simple.

- Bueno, pongamoslo de otra manera: que tal si su próxima incorporación se tratara de tu "amiguita" - escupe Paul en tono despectivo-

La sangre comenzó a bombear hirviendo a mi cabeza y tuve que pegar varios sacudones para concentrarme y no perder la cordura.

- En ese caso querido Paul habría un claro incumplimiento del tratado ya que no pueden morder gente de nuestro territorio, sería otra situcion, y por supuesto que tomaríamos cartas en el asunto- interviene Sam-

- Bueno, en que quedamos entonces?- comienza a preguntar el resto,impacientes-

- Manifestemos nuestro descontento por decirlo de algún modo. Sugiero que no se usen términos como prohibir, pero que dejemos en claro que seremos cada vez mas duros e intransigentes con el tema. Después de todo esto nos afecta. Cuantos mas vampiros hay cerca mas chicos de la tribu sufren transformaciones. -dictamina Sam-

- De esto te encargas tu?? - pregunto-

- Si, lo debemos conversar de jefe a jefe. Pero voy a necesitar respaldo...

En momentos como estos creía que esos chupasangres tenían mas derechos que nosotros en nuestras propias tierras podían hacer y deshacer y no podíamos decirles nada quizá la idea del tratado en la época de Ephraim era buena idea, ahora nos impedía hacer lo que debíamos hacer para proteger a la tribu.

Sam pide respaldo para ir a decirles que: "todo esta bien, no vamos a hacer nada y pueden seguir viviendo a nuestras expensas" y no dudo en dar un paso delante, aunque ya hubiera terminado mi turno, quería ver la cara de los chupasangres por si sucedía algo inusual y poder hincarles el diente.

-Embry, Marie Jake y Quil vendrán conmigo, ellos ya hablaron con ellos antes y sera como terminar la conversación que tuvieron pendiente. Leah, Seth, Jared y Paul harán un recorrido de rutina, si algo ocurre ya saben lo que deben hacer. Vamos.

Todos en la casa nos pusimos en movimiento nos despedimos de Emily, robandole unos panecillos que estaban recién hechos ella solo sonreía mientras nos observaba, nos conocía demasiado bien, seria buena idea retribuirle todo lo que hace por nosotros... Sam se despidió de ella un poco alejado de nosotros y partimos hacia la casa Cullen, de nuevo.


Continua en Casa de los Cullen