Casa de los Uley

Continuación Bosques


Salimos de fase y nos colocamos el medio-pantalón que llevábamos atados en nuestro tobillo, corrimos lo que quedaba y golpeamos la puerta fuertemente

-Hey, Hey chicos que pasa-Abre Emily con cara de preocupación en el rostro al ver el de nosotros

-Emily, necesitamos ver a Sam, ya

-Sam esta dentro, pasen, pero que sucede?

-Sam-Entramos y Sam va entrando a la sala

-Que sucedió?-Su voz de líder entra en acción

-Hay rastros de 3 chupa sangre por los bosques de Forks, y NO son los Cullen, son nuevos "aromas", no sabemos quienes son , ni porque están aquí-Informa Paul

-Hay mas chupasangres, eso no debería estar pasando, puede que ellos no lleven la dieta de los Cullens, puede que coloquen vidas en riesgo, debemos ir a averiguar que hacen aquí, iremos Jake, Seth, Collin y yo, gracias chicos por avisar, pueden descansar un poco, pero deben estar atentos, quizá necesitemos su ayuda, iremos solo a averiguar lo sucedido, do debemos actuar como hace unos momentos

-Ok, Sam-Decimos todos.

Sam se comunica con los chicos, se quedaron de encontrar en los limites de la Push, debíamos estar atentos


Continua en Casa de los Call

Llegue a lo de Sam a los pocos minutos de que me haya telefonado-

- Hola Emily, Sam... para que me necesitabas con tanta urgencia??

-Jake tenemos malas noticias. Aparentemente hay vampiros nuevos por la zona.

-Como se enteraron? Ha ocurrido algo malo?

-No, Embry Paul y Jared detectaron edores extraños. Pero debemos comenzar un rastrillaje urgente.

-Por supuesto, no sabemos que clase de "dieta" mantienen o si son "invitados" de los Cullen. Pero tampoco podemos descuidar el tema de esa chica, Camila.

-No, no, por supuesto. Asignare a alguien para que vigile la casa de los Newton.

-Perfecto. Cuando empezamos el rastrillaje??

- Esta misma noche.

- Bueno, nos vemos esta noche en el bosque entonces.Debo volver a casa. Adios.

Cuántas veces había logrado consolar el sueño en esta misma cama, y ahora por primera vez en mi vida...¿vida? ¿Era esto vida? Yo había tenido una vida, la que siempre quise, larga, felíz y tomando la mano de la persona perfecta para mí. No tengo vida ahora.

Entonces, por primera vez en lo que sea que viene después de la vida, porque no era muerte, era dolor, un dolor inmenso, la muerte ahora sería el mejor camino, pero como se trataba de mí, nada podrá nunca estar bien para Paul.
Mi única voluntad en este momento es revolcarme hasta que mi pulso pare, sin embargo un deseo milimétrico me lo impide, a pesar de que mi corazón fue victima de una bomba nuclear devastadora. ¡Perfecto! Nisiquiera podré deshacerme de mí.

Luego de meditar lo insignificante que era ahora mi podrida existencia, escuché que Leah se acercaba midiendo sus pasos. Podía oler a metros la lástima que me tenía. Antes ella nisiquiera hubiese podido tocar la perilla de la puerta porque ya estaría corriendo en cuatro patas, huyendo de cualquier manifestación social. Hoy, ya no era el mismo. Hoy ya no era.

- Deberías... - alcanzó a modular Leah.
- ¿DEBERÍA? !SÍ! ¿QUIERES SABER QUE DEBERÍA ESTAR HACIENDO? ¡Debería estar abrazando a Amanda!.. o muerto en lugar de ella- la interrumpí con furia sin siquiera separar mis dientes- ¡VETE DE AQUÍ! No te necesito. No..ne..cesito de .. nadie..-se me quebraba la voz.

Por un momento alguien me escuchó. Ella dió media vuelta y cerró la puerta con cuidado. Intenté tomar una bocanada de aire pero sólo solté lágrimas. ¡Llanto! Era lo único que podía hacer ahora. Un completo inútil solo y llorando por algo que es totalmente su culpa. No paré de llorar, una serie de imagenes que parecían ser hechas por un patético productor de películas dramáticas. Amanda sonriendo, cantando, mirandome, su sombra, mi risa estúpida al verla, ella abrazandome, ¡Dándome uno de ésos que ahora no puede darme! Si tan sólo pudiera acelerar mis látidos por un segundo más, acercarse, decirme que está bien, que es sólo una broma en la que todo el mundo es cómplice. Si tan sólo...

Mis lágrimas pararon recordándome que no había motivos ni sentido. ¡NADA, NINGÚNA MALDITA LÁGRIMA LA TRAERÁ DE VUELTA!

Cuando volví a pensar todas las pequeñas porcelanas y retratos de Sam y Emily estaban en el piso totalmente destrozados por mi estúpida ira. Eso era todo lo que podía senir ahora. Había reemplazado el hoyo dentro de mí con eso que siempre me había sobrado: Rabia.

Abrí la ventana provocando un estruendo en toda la pared de la casa. Me paré en el marco.
- Quizá si vuelvo a ser un animal por completo pueda sentirme tan culpable sin llorar, tan vacío sin dar lástima, tan inútil sin parecerlo...- pensé mientras saltaba tratándo de darme el lujo de una gloriosa maniobra digna de admiración. ¡Cómo si lo mereciera!

Supuse que caería en cuatro patas y cuando reaccionara estaría a kilómetros de aquí. Pero sólo caí al suelo, con la misma forma de antes, el mismo dolor, las mismas lágrimas...

Me acerco a los limites y vislumbro desde lejos la pequeña pero acogedora casa de Sam.. en la que también vive su amada Emily así como también Paul.

Siento como mi respiración se comienza a entrecortar a medida que me acerco, los nervios salen a flote por todo mi cuerpo y me detengo justo antes de tocar la puerta para respirar profundo un par de veces y tomar una gran bocanada de aire.

Se que lo que me espera dentro no sera fácil... nadie dijo que lo fuera. Pero simplemente quiero afrontarlo, quiero estar para Paul en todo momento, tal cual una vez le prometí... soy de esas personas que cumplen sus promesas y no defrauda a nadie, así sea la persona que mas me haya hecho daño en toda mi vida...

Así que con aquel dolor en mi pecho, ese hueco que me recuerda que existe, que no se ha ido.. me armo de valor y cierro mi mano derecha en un puño y todo la puerta de manera un par de veces.

Mi sangre no vibró ni mis palpitaciones se hicieron fuertes. Ahora algo estaba completamente seguro: No tenía escapatoria al dolor. No tenía muchas ganas de ser la víctima dolida, sin importar que a los ojos de todos que se enorgullecían de todos a los que podían abrazar y hacer promesas yo lo fuera.

Decoré la tierra con mis lágrimas por un momento hasta que me dí cuenta de la imagen tan lastimera y estupida que estaba protagonizando. Tenía el alma herida y nisiquiera podría escapar de ello. ¿Dolor? No tengo nada comparado con todas las sensaciones de las que debió ser testigo ella. Sentir cómo cada una de sus gotas de sangre huyen de sus venas para hacer parte de un ser sin corazón. Sentir como su mente lucha por vivir mientras su cuerpo da por vencida la batalla.

Me paré limpiando las lágrmas que tanto detestaba y entré de nuevo por la ventana esperando nadie lo notara. Me senté en el piso, donde por supuesto los recuerdos no dejaron de pasar através de mi cerebro. No dejaban de cortarme por dentro y decirme que nunca estaría bien, porque no lo merecía.

- Está ahí dentro. No sé si verte le hará mejor... - alcancé a oir la voz de Sam al otro lado de la puerta.

En cuanto Sam abre la puerta los nervios me vuelven a invadir. Me quedo unos segundos de pie sin decir nada.. salvo pensar en la estúpida que debo parecer ahora mismo. Pido calma una vez mas, ponerme nerviosa no hará las cosas mas fáciles, al contrario...

- Hola Sam - alcanzo a decir al reaccionar.

- Hola Marie - me saluda con una sonrisa. El siempre nos quiere hacer saber que las cosas están bien. Por supuesto, no quiere ver a ningún miembro de su manada mal.. - ¿Como te sientes? ¿Te encuentras bien?. Pasa...

- Gracias - entro a la casa un poco dudosa - ya estoy bien, no se muy bien lo que sucedió.. todo fue.... - trago saliva - extraño.

- Lo se. Supongo que luego hablaremos de eso. - El sabe la razon por la que estoy aquí..

- ¿Donde esta él? - pregunto con temor en la voz.

- Está ahí dentro. - señala hacia el pasillo que da a su habitación - No sé si verte le hará mejor...

- No importa - respondo de inmediato, sin dejar que sus palabras me afectes antes que las de Paul lo hagan. - Iré a verle...

- Mucho cuidado Marie, él no esta bien - avisa y me hace una caricia en un hombro, me brinda una mirada reconfortante.

Camino en dirección al pasillo.. mi corazón comienza a latir desenfrenadamente, pues no importa como se encuentre Paul al otro lado de la puerta.. me dolerá verlo de todos modos.

Me detengo justo al frente de la puerta. Coloco una mano sobre la manilla y la hago girar.. tomo una bocanada de aire y entro. Lo miro en el piso y en cuanto doy un paso al frente nuestras miradas se cruzan... en la de él no hay ningún tipo de brillo. Es como si estuviese vació, muerto, sin vida....

Aún si estuviera en la espesura del bosque reconocería esos pasitos que aunque fuertes no dejaban de ser pequeños. Marie. Respiré hondo al escuchar abrir la puerta.

- Paul...- dijo casi susurrando.

Al mirarala solté involuntariamente el aire que había atrapado. Tuve que desviar la mirada antes de comenzar a gritar con mis ojos.

- Lo siento- pareció terminar la frase anterior. ¿Qué sentía? ¿Lástima? o quizás intentaba disculparse... si es así. ¿De qué?

- ¿Lo sientes? - lo dije en el tono más frío que encontré- ¿Sientes acaso que yo deba tener un corazón latiendo sin tener ni un milímetro de ganas de que lo siga haciendo? ¿Sabes lo que se siente salir a mirar una estrella todas las noches y que de repente una noche a alguien se le olvide ponerla a brillar para ti? No tienes idea de nada. No sabes cuánto quisiera una escalera para subir ya mismo por Amanda y traerla de vuelta y ofrecerme a mí como reemplazo. Nisiquiera sabes los deseos que tengo de terminar de destruirme con estas estupidas manos que no pudieron hacer nada por salvarla... Así que sencillamente, no lo sientes- tomé otra bocanada de aire y tragué fuerte.

Y sus palabras me hieren, me queman, me rompen, me molestan, me lastiman.. pero sobre todo me hacen sentir y ver la realidad, que me importa, Paul me importa y nunca ha dejado de ser así. Y ahora mismo me provoca tumbarme al suelo y llorar, llorar por la forma en que me mira, en que me habla, por la forma en que me trata.. pero simplemente no puedo, debo ser fuerte, por él.. simplemente por él.

- No tengo ni idea de como te sientes - es lo que se me ocurre decir. Doy un paso mas al frente, lentamente. - y aunque poco te importe, quiero hacerte saber que aquí estoy para ti... para cualquier cosa.

- No necesito de tu ayuda ni de tu patética lastima - aunque no tiene demasiada fuerza en su voz, noto la rudeza en sus palabras. - puedes irte cuando quieras..

- No me iré a ninguna parte - digo con voz firme. Doy otros pasos, cada vez mas cerca de él - puedes tratarme de la forma que te plazca, pero no iré a ninguna parte.

Se rehusaba a irse. Y sn importar que tan grande fuesen mis deseos de tenerla lejos, había una pequeña parte que la necesitaba, y ésa, extrañamente, era la única con fuerzas de hablar ahora.

-Está bien- dije mientras me puse de pie.

Recostado a la pared sentía cómo el frío concreto me corría por la piel. Estaba incómodo, destruído y acorralado. Intenté buscar un lugar fuera de este mundo para mantener la mirada fija y olvidarme de todo lo que me carcomía por dentro. ¿Quién iba a imaginar que ese lugar fueran los ojos de Marie? Nuestras miradas se encontraron esta vez durante algunos minutos de total silencio.


- Y... ¿si te pido el favor de que te vayas? Te necesito fuera de esto niña...- ¿Niña? ¿Le había dicho niña? Tal vez no me había gustado como sonó luego de decirlo, pero logró que Marie desviara su mirada. Al fin, la gran parte de mí que rogaba soledad, estaba hablando.

Una vez mas siento el dolor que se apodera de mi.. pero no dejo que me acorrale, o al menos finjo que no lo logra.

- ¿Escuchaste bien lo que dije? - me cruzo de brazos y vuelvo a clavar mi mirada en la suya, aunque este no responde de la misma manera, mira a otro lado. Paul hace un leve movimiento con la cabeza a un lado - dije que no me iré a ninguna parte, así tu me lo pidas, así tu trato sea desagradable..

- No quiero verte ni tenerte cerca... - espeta sin apartar la vista de la ventana.

- Aunque lo niegues ahora, en mi encontraras esa fuerza que tanto necesitas. No te dejare ni te defraudare. - hablo firme, no se quiebra ni un poco mi voz - Voy a ser tu apoyo incondicional, estoy aquí, para ti, en todo momento.. no me cansare de repetírtelo.

Luego, ninguno de mis lados racionales quizo ayudarme.

Le dí un golpe a lo primero que encontré. Antes habría destruido toda la pared de la habitación, ahora sólo había conseguido una fractura en un dedo. Mi respiración se agitó y lancé un grito.

- ¿INCONDICIONAL? SÓLO NECESITABA QUE AMANDA FUERA INCONDICIONAL, NO TÚ. TE CONVERTISTE EN NADA PARA MÍ. PREFIERO SENTIR EL INMENSO HOYO AQUÍ DENTRO- me golpeé el pecho innumerables veces- QUE LLENARLO CON LA MISERICORDIA DE LA GENTE A LA CUAL NO DESEO VER MÁS.

- No me moveré de aquí ya lo he dicho.

Usé mi brazo como un escudo contra la absurda voluntad de Marie y la acorralé contra la puerta. Puse mi otro brazo al rededor de su cuello y continué soltando palabras sin sentido de las que estoy seguro luego me arrepentiría.

- MI DOLOR SÓLO SE PUEDE SANAR SI DEVUELVES EL MALDITO RELOJ Y RECIBES TÚ LOS GOLPES POR AMANDA. ASÍ, DOLERÍA MENOS O NADA.- le dije gritandole incluso sabiendo que mi boca estaba a sólo cenmientros de su oído.

Marie tomó con fuerza mis manos y las retuvo en el aire. No me gustaba en lo absoluto en lo que me estaba convirtiendo. Pero no había vuelta atrás, ahora sí, estaba a la deriva sin gravedad.

Y esta vez no lo pueda evitar. He llegado al limite.. aun queriendo ser fuerte por él, sus palabras logran por fin que unas lagrimas rueden por mis mejillas. Solo son lagrimas, por supuesto cargadas de un profundo dolor. Pero ni siquiera soy capaz de tomar aire, descargar todo lo que siento en este momento aprovechando que por fin mis ojos lloran. Al contrario, me quedo de pie, inmóvil, mirando su rostro lleno de dolor, aun sujetando aquellas manos que intentaban matarme.

- Lamento que por mi culpa Amanda haya muerto - aunque sea difícil de creer para los demás, es así. Me siento culpable - Yo pude haber salvado su vida, y aun así no lo hice.. no se porque no lo logre.

- Por eso no quiero verte - me mira con rabia. Ya no veo en sus ojos aquel brillo especial con el que solía mirarme. - No quiero saber nada de ti..

- Estoy aquí - obvio sus palabras y me las trago con un profundo dolor - te lo repito, no iré a ninguna parte.. si quieres intenta ahorcarme de nuevo, tengo mas fuerza que tu y podre defenderme...

- El problema es que no quiero que quieras estar aquí. No quiero que te defiendas, no quiero respirar el mismo aire que tú- intenté rodear de nuevo su cuello pero fue imposible- Ni mucho menos necesito que vengas a humillarme con tu fuerza, es lo último que quiero tener en este momento. Y ahora recuerda esa promesa. No te muevas de aquí, porque yo en cambio, me iré.

No tuve que apartarla de la puerta, ella dió un paso a un lado y me permitió tomar la perilla.

- Ahí tienes a tu manada- le dije a Sam y todos en la sala- Sean muy felices. Claro que no necesitan de mis buenos deseos. Todos están muy contentos con sus parejas aferrándose a sus manos y sintiendose en las nubes mientras saboréan un delicioso helado- Tomé a Emily por los brazos y le hablé al oído- Pero recuerden que no es para siempre esa sensación en el estomago, que el mundo está empeñado en hacer todo más dificil con sus juegos, y nadie está preparado.

Cerré la puerta de enfrente con un golpe fuerte luego de tomar las llaves del auto de Billy que siempre estaba estacionado en frente.

- Odio este cacharro- balbuceé mientras comenzaban los toscos sonidos del motor.

Me debatía entre si debía o no debía dejarlo ir. Y en el momento que dude me dije "estúpida". Es algo que no esta siquiera discutible. Por el momento he aguantado demasiado, dejarlo ir tan solo empeoraría las cosas...

- Sabes lo que tienes que hacer - dice Sam a mis espaldas - ve por él. Si necesitas ayuda estaré vigilando..

Le brindo un asentimiento con la cabeza y salgo corriendo.. salvo que de diferente forma. Ahora mi cuerpo esta cubierto de un pelaje blanquecino y ahora no son dos pies los que me mantienen de pie, sino cuatro patas.

Corro rápidamente hasta el coche y me detengo al frente. Si quiere matarme, de esta forma no lograra hacerlo... y si he de luchar para conseguir que se quede, lo haré. Porque por nada del mundo quiero perderle.. no mas de lo que le he perdido.

Intenté estrangular el mando del coche. Siempre había sido una persona con emociones repugnantes pero hoy más que nunca podría decir que había cambiado para mal, lo creía imposible. Y parte de creerlo imposible es no querer que suceda. Apagué el coche y dejé caer mi cabeza.

Todas las personas a las que había amado con el alma habían acabado dentro de una caja, y ahora, la última de esas personas intentaba asegurarse de que yo no acabara en una, Marie.

Por supuesto que mi estupida furia no dejó que el momento enternecedor que se vivía en mi cabeza en ese entonces ganara este round.

- ¿Qué diablos pretendes hacer?- le grité a la enorme bola de pelos- Vienes acá a colorear mi vida de lindos colores cálidos como si yo fuera una hoja de papel que puede borrar todo lo que han inscrito en él- escupí mientras cerraba con todo el enojo la puerta del carro.

A mis espaldas estaban Sam y Leah, dispuestos a atacar. ¿Me había convertido en el enemigo ahora?

- ¿Qué esperan? Desayunen mi cabeza y guarden un poco para la cena- les dije a todos mientras mi boca desbordaba un poco de risa sin control.

- Es suficiente Paul- me dijo Sam que tras dar unos largos pasos ya me tenía aferrado por los brazos- ¿Qué pretendes tú hacer?- me dijo con su particular rostro autoritario pero sonriente.

- Te preguntaré eso cuando otro de esos malditos chupasangres venga y le arranque la cabeza a tu novia- susurré, pero a pesar de la fuerte respiración de Marie y la tetera hirviendo en la cocina, todos quienes estaban allí lo escucharon. Sam arrugó la naríz y frunció los labios con desapruebo. La sonrisa amable que intentaba disuadirme se había esfumado. Marie, aún en cuatro patas, se adelantó unos pasos más. Leah empuñó sus manos dispuesta a transformarse en cualquier segundo.

Con un movimiento rápido Sam me soltó e inmediatamente me dió un empujón en el pecho. Perdí el equilibrio y caí al suelo. Luego se acercó a mi cara sin dejarme oportunidad de levantarla.

- Si eso sucede en algún momento, lo último que haría es poner a todos los demás en mi contra, porque sé que lo único que necesitaría en ese momento son personas como éstas que estamos dispuestas a hacer lo que fuese necesario por nuestros hermanos- aflojó su cara y conservó una expresión neutra. Le lanzó una mirada a Leah y a Marie para que bajaran la guardia y tomó las llaves del automóvil.

En cuanto Sam me mira de esa manera que solo un Alfa puede hacerlo bajo la guardia, enseguida me adentro en el bosque y salgo de fase. Pronto llega Emily y me entrega una muda de ropa ya que la mía ha quedado destrozada sobre la tierra. Me cambio y vuelvo a la casa, donde Paul ha entrado y se ha encerrado de nuevo en su habitación, al parecer lo que le ha dicho Sam le ha dado que pensar...

Así que por ahora me quedo quieta, seguro necesita un momento a solas.. me siento sobre el sofá y enciendo la televisión.. aunque dudo que logre entretenerme. Emily avisa que saldrá con Sam y Leah a mi casa, por todo ese asunto de Rachel, la nueva chica que se ha unido en la manada.

Me cruzo de piernas y brazos y suelto una bocanada de aire al cerrarse la puerta. No se escucha ningún movimiento de Paul.. pero si soy capaz de escuchar el sonido de su corazón y su respiración. Al menos esta dentro...

¿Acaso nadie entendía que sin importar los kilos de apoyo que consigan sólo necesito el de Amanda? Suponen que me limitaré a responder con sonrisas de agradecimiento por brindarme algún hombro para llorar...

El estruendoso sonido de la puerta principal interrumpió mis pensamientos.

- ¡Bonito apoyo! Ahora me dejan solo... ¿Pero de qué demonios me quejo si pedía soledad? - me susurré- Y ahora hablo conmigo mismo, perfecto.

- Y ahora nos encontramos en la alfombra roja de esta película que se ha convertido en un fenómeno mundial. Las estrellas hasta ahora están llegando.- escuché el sonido de la televisión.

No estaba tan sólo. Comencé a darme cuenta que tenía varios caminos para tomar y estaba eligiendo siempre el mismo. Aunque era obvio que todos me impulsarían al llanto, pero sólo había uno con algunas sonrisas..

- El lugar está hecho un caos. Todos los fans intentan obtener un autografo y estamos esperando para poder tener una entrevista con el protagonista de esta noche. Está por llegar..- de nuevo el televisor se entrometía en mis pensamientos.

Inmediatamente me paré de la cama y abrí la puerta de un golpe.

-¡¿ PODRÍAN BAJARLE EL VOLÚMEN AL MENOS?!- grité como si estuviera ensordecedor.

- ¡Lo siento!- respondió la pequeña silueta responsable del control remoto que pude reconocer cuando se puso de pie.

- Marie...- dije sin más evadiendo su mirada.

- ¿Te molesta el televisor? - pregunto desconcertada, me giro para coger el control y apargarlo.

El no dice nada, me mira de una forma rara, pero no hace falta que diga algo para saber que realmente le molesta. Asi que enseguida le doy al botón de apagar. Todo vuelve a quedar en silencio.

Y por un momento me siento incomoda.. ambos solos, en silencio, sin saber que decir.. asi que digo lo primero que se me ocurre, y me siento estúpida.

- ¿Quieres que te prepare algo de comer?..

Sólo fue que ella mencionara la comida para que mi estómago rugiera. El hambre era lo único que no había cambiado en mí. Por supuesto que tenía hambre.

- No, no tengo ganas- mentí y hasta me atreví a lanzarle una mirada fulminante.

Al parecer había tomado la estrategia de negarme a cualquier muestra de afecto o ayuda por parte de alguien. Nisiquiera recuerdo cuándo consulté con mi mente ser un idiota empedernido. Parece que he nacido así.

- Yo sí me prepararé algo- me respondió algo presumida.

- Buen provecho- respondí sin más mientras pegaba un salto hasta el sillón.

A zancadas camino hacia la cocina y me detengo frente al refrigerador. Saco unos huevos y los coloco sobre el mesón. Busco unas patatas y comienzo a pelarlas en el fregador. Busco todo los utensilios necesarios para preparar una tortilla.

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En cuanto esta lista la coloco sobre un plato grande. Busco a ver si hay pan por alguna parte cuando finalmente lo encuentro encima de la nevera. Cojo uno entero y vuelvo al salón, donde se encuentra Paul viendo la tv... aunque su mirada esta perdida. Su cuerpo esta aquí, pero por desgracia su mente y su corazón no..

Me siento a su lado, aunque no demasiado cerca, y en cuanto caigo de culo se gira para mirarme. Coloco el plato sobre la mesa y el trozo de pan ademas de dos vasos llenos de jugo de naranja.

- Se que tienes hambre pero no lo aceptas - comento como si nada mientras cojo un cubierto - aquí tienes el tuyo - y le entrego otro cubierto, el lo toma dudando. Sino come se morirá de hambre, al menos he cumplido con mi parte de hacerle de comer.

Por reflejo encendí la televisión luego de casi acurrucarme en el mueble. Hacía mucho no tocaba el control remoto.

-Mi matrimonio es en dos días y estoy muy emocionada. Él me pidió matrimonio el verano pasado en la playa. Fue todo muy romantico- pasé el canal inmediatamente, era obvio que no tenía ánimos de ver un programa sobre bodas, cuando nisiquiera podría tener una.

-El mejor tipo de amor es aquel que despierta el alma y nos hace inspirar a mas, nos enciende el corazon y nos trae paz a la mente. Eso es lo que tu me has dado y lo que esperaba darte siempre. Te quiero y ya nos veremos- una película romántica. Nisiquiera alcancé a verle la cara al protagonista cuando oprimí el botón del control. Intentaba restregarme que nunca podría inspirar a ser más, la luz de mi corazón se ha fundido y habrá guerra en mi mente por el resto de mis días.

- Such a lonely day, and it's mine. The most loneliest day of my life- un canal musical. Sí existía una fuerza suprema que controlaba todo. Y en ese instante se ocupaba por hacerme el más miserable. No cambié de canal, incluso me senté y me concentré en él. Hacía juego perfecto, era justo mi banda sonora.



Mientras me sentía el protagonista del video llegó Marie con comida para ambos. No había entendido mi mensaje pero sí el de mi estomago. Pero como bien lo había dicho la película del canal anterior: Había una guerra incesante en mi cabeza. Tan pronto me entrega el tenedor lo tomo por ambos extremos y lo doblé tratando de dibujar con él una linda circunferencia.

- No debías molestarte, nisiquiera en estar aquí- le dije poniendo a un lado todo lo que había preparado. Lancé el control remoto al otro lado de la sala y regresé a mi habitación, no sin antes recordarle lo enojado que estaba dándole un estrepitoso sonido con la puerta al cerrar.

Me limite a comer, a ver si con comida podía llenar el hueco en mi pecho.. pero no, me recordé que quien se llenaba era tan solo mi estomago. Me levante a coger el control remoto que Paul había tirado al suelo con rabia. Por suerte no se había roto, seguía en perfecto estado.

Ahora enciendo la tv mientras vuelvo a sentarme. Esta puesto el canal de música, por supuesto sonando otra canción, ahora de un ritmo y cantante diferente..



Termino de comer y me recuesto del mueble, acostada de lado a lado... me concentro a la canción, presto atención a la letra... pero cada vez escucho el sonido un poco lejos, mas y mas cada vez... hasta que no escucho nada, pues me he quedado profundamente dormida.

- Ven aquí Amanda, deja de jugar- le grité a una desvanecida figura que se me escabapa en medio del bosque.

- Encuéntrame- era su voz la que me hacía saber que era ella.

- No es para nada divertido, es tarde, estoy cansado. No quiero entrar en fase para encontrarte...-la amenacé en vano.

- ¡Qué cobarde eres!- me gritó desde otra dirección. Ya sabía dónde estaba.

- Déjate de juegos. ¿Qué no ves que me preocupo?- le dije con un fuerte tono tratando de ser cordial.

- Es sólo para que veas que ya no hay mucho de qué temer, y que no siempre podrías tomarme de la mano- me susurró al oido haciendome dar cuenta de que ya no sostenía sus dos pequeños brazos.

- ¡VUELVE AQUÍ AHORA MISMO!- grité dejando ver casi todos mis dientes.

- Nunca me fuí- escuché una especie de eco y una punzada en mi corazón- Es que no me dejas escapar.

El suelo se empezó a agrietar tratándo de tragarme como a todos los árboles que dejaban atrás su espesura verde para ser reemplazados por un vacío blanco sin horizonte. Comencé a hundirme en la nada. Me dí cuenta que estaba cayendo sólo por la sensación en mi cuerpo y un poco de viento que me rozaba la cara.

- Para - me susurró una voz conocida que no era Amanda. Una voz que amablemente me habría ofrecido un poco de ayuda. Una voz que provenía de unos labios a los que acostumbraba besar.

Pronto unos rayos de luz comenzaron a fastidiarme en los ojos, recordándome que no podía volver a verla más que en sueños o pesadillas. Fui incapaz de diferenciarlo.

Arrugué un poco la naríz y, tras la ventana, fui testigo del primer amanecer que le había sido arrebatado a ella.