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Nessie y el cuento de papa Empty Nessie y el cuento de papa

Vie Dic 09, 2011 5:56 pm
bueno chicas no sabia exactamente donde publicar eso, espero no este en mal lugar xD pero el dia de aller le ayudaba a mi hermano con una tarea y mientras el transcribia yo me puse a leer fics empeze con fics de claire y quil pero lamentablemente no hay muchos y luego los abandonan cosa fea :( me dejan toda entuciasmada haha pero bueno regresando al tema, vi este fic es sobre renesmee y edward y waw juro que moria de risa eran las 3:00 y yo muriendo de risa y mi hermano asi de "de que te ries" y bueno el no entendio pero espero ustedes si es un fic de lanenisita el link es http://www.fanfiction.net/s/7512805/1/Nessie_y_el_cuento_de_papa espero ella no se enoje pero enverdad no aguante las ganas de que lo vieran haha es muy gracioso :D



"Somos los únicos padres que no necesitan dormir, y nuestra hija ya duerme toda la noche"
Edward Cullen
.–.–.–.–.–.–.–.–.–.–.

¡Ah! ¡Qué buenos tiempos aquellos en que Nessie junto a su biberón de
sangre y un asqueroso peluche de lobo dormía plácidamente toda la noche!
¡Qué tiempos! ¡Cómo quisiera volver a ellos! – dije de manera
melancólica mientras mi adorada ex–humana y ahora vampiresa esposa,
Bella Cullen, sonreía aferrada a mi pecho debido a la inesperada
interrupción.
Pocos minutos atrás habíamos tenido el placer de
unir nuestros cuerpos de la manera más salvajemente sublime que podía
existir. Mi esposa era una insaciable en la cama, y yo no podía hacer
otra cosa que complacerla. Además, cien años sin saber lo que era sexo,
era ahora de ponerme al día.
Nos encontrábamos listos para el
tercer round de la noche cuando una pequeña vocecita en mi cabeza
retumbó con fuerza en ese momento. Una voz que reconocería a kilómetros
de distancia. Una pequeña voz que le pertenecía a mi hija, Reneesme
Carlie Cullen.
Gruñí al volver a escucharla en mi cabeza. ¿Acaso
era una broma o algo así? Debía ser una buena pasada o algo por el
estilo. Es que simplemente no tenía sentido…
¿Qué
niña semi–vampira se despierta a la media noche de la noche de brujas y
pide a su padre lector de mentes algo tan peculiar como eso?

Será mejor que vayas a ver que necesita – dijo entre risas mi esposa
mientras acariciaba mi cabello. Intenté averiguar el motivo de su
felicidad penetrando su escudo mental pero fue imposible. Después de lo
sucedido con los Vulturis, ella había aprendido a la perfección a
controlarlo y ahora era una experta en discriminar los momentos en que
yo podía o no entrar a su mente. Y ese no era uno de esos momentos...

Tú y yo vamos a tener que hablar seriamente sobre el control de ese
escudo mientras estemos en la cama – me quejé mientras salía de la misma
y la miraba de manera intensa a sus ojos que esa noche se veían más
negros y hambrientos que nunca, aun cuando apenas pocas horas atrás se
había bebido dos alces y tres cervatillos.
Ella volvió a asentir y
sonrió mientras escondía su desnudez bajo las sabanas de nuestra cama.
Bufando y gruñendo mientras me vestía rápidamente, hice una nota mental
de hablar seriamente con Emmett. Él debía ser el culpable de los
desvelos de mi hija… ¡De eso estaba seguro!
– ¡Maldito vampiro
infantil! – mascullé con fuerza al tiempo que abría la puerta de la
habitación de mi hija y la veía sonreírme con sus preciosos labios
rosaditos.
– Hola, papi – susurró con su adorable voz.
En
ese mismo momento, aquella pequeña brujita de mi corazón con su
encantador susurro, logró desvanecer mi mal humor. Le sonreí al instante
y me acerqué a su cama. Ella se acercó a mí y tocó mis mejillas con sus
pequeñas manos. A mi mente vinieron todas las imágenes que ella
proyectaba de los últimos minutos. Ella llamándome, ella abrazada a su
horrendo muñeco y pidiéndome que vaya a su habitación. Yo asentí al
confirmar que mi hija en realidad si me había llamado con su mente y
ella sonrió.
– Pensé que no me habías escuchado. Creí que estabas dormido – dijo con ternura.
– Nena, papá no duerme – le respondí con una sonrisa torcida.

Y si no duermes… ¿Para qué mama y tú tienen una cama en su habitación? –
me preguntó con su ceño fruncido. La sonrisa de inmediato abandonó mi
rostro. Es que podía asegurar que si yo no fuese un vampiro inmortal que
llevaba más de 100 años muerto, de seguro me hubiese sonrojado. Tantos
años andando por esta tierra, tantos años en la universidad y tantas
carreras cursadas, tanta sabiduría y tanta lectura de mente no me había
preparado para aquel momento. Es que en una situación como la mía… ¿Que
le respondes a tu hija de técnicamente dos meses de edad pero con la
apariencia y mentalidad de siete años sobre lo que sus padres hacen por
las noches en su cama y que no incluye precisamente dormir?

Nessie...– le gruñí despacito. Ella se encogió de hombros y abrazó su
peluche. Decidí cambiarle el tema rápidamente –. Es muy tarde para estar
despierta, cariño.
– ¡No podía dormir, papi! El tío Emmett me
contó esta tarde una historia de miedo – Esta vez el gruñido escapó con
más fuerza de lo normal que logró sobresaltar a mi hija.
– ¡Ahora
si me vas a escuchar Emmett! ¡Contándole cosas raras a mi hija! ¡Pero
claro…Como no es él quien tiene que aguantar sus desvelos! – me quejé en
voz baja mientras las aletas de mi nariz se contraían y mis puños se
apretaban. Mi hija retrocedió un poco, y abrazó con más fuerza al
peluche. Me di cuenta que mi aterrada hija, estaba incluso más asustada
que antes, por lo que por su bien intenté calmarme.
– Amor, esos
cuentos de terror son mentira. El tío Emmett tiene un serio problema
aquí arriba en su cabecita – dije señalando mi sien. La pequeña asintió
no muy convencida.
– Entonces, si sus cuentos de terror son una
mentira. ¿Me cuentas uno de verdad? ¡Y no me cuentes ese del león
estúpido y la oveja masoquista que ese ya me lo sé! – yo rodeé mis ojos
al escuchar sus palabras. ¡En serio esta niña sería la causa de la
muerte súbita de un vampiro!
– Es la oveja estúpida y el león masoquista, cariño – la corregí mientras me sentaba en su cama.
– Bueno, eso… ¡Quiero otro cuento! – dijo con un puchero gracioso. Yo sonreí y asentí.

Te puedo contar un cuento. Es algo de miedo eso si… – dije con algo de
voz tenebrosa. La pequeña se estremeció y yo le sonreí mientras la
ayudaba a acomodarse en la cama.
– ¡Dale! – me dijo de manera
entusiasta. Yo sonreí para mis adentros ya que el cuento infantil que
estaba por contarle no tenía nada de aterrador.
– Se llama "Caperucita y el Lobo" – le susurré. Sus ojos brillaron emocionados en ese momento.

¿Lobo como Fido? – preguntó sonriente mientras abrazaba al asqueroso
animal que tenía en sus brazos y al cual Rosalie bautizó como Fido.
– Sí, un lobo muy feo y horrendo como Fido o como… ¡Jacob! – le dije entre risas.

¡Hey! ¡Jacob no es feo, papi! ¡Es un lindo cachorrito! – se quejó la
niña con un severo puchero. Yo bufé ante su defensa al chucho y me
encogí de hombros.
– Bueno, como sea. ¿Me vas a dejar contar el
cuento? – ella asintió con fuerza y descansó su cabecita llena de rizos
en la almohada.
– ¡Empieza! – dijo con un gran bostezo. Yo suspiré y empecé a hablar.

Erase una vez una niña pequeña que vivía con su madre en una pequeña
casa de cam... – ella abrió sus ojos y alzó la mano para interrumpirme.
– ¿La niña puedo ser yo? ¡Yo vivo en una casa de campo! – yo me encogí de hombros y ella asintió.

Como sea – le dije –. La cosa es que Caperucita ib...– mi hija
carraspeó y me alzó una ceja. Yo hice una mueca y corregí la historia –
La cosa es que Nessie salió de su casita para visitar a su abuelita para
llevarle una cesta de comida.
– Pero papi… – habló mi hija con su
ceño fruncido –. ¡La abuelita Esme no come! ¡A menos que le esté
llevando unas bolsitas de sangre en la cestita!
– Como sea – dije
con desdén –. Y no son bolsitas, se dicen pintas de sangre, cariño –
ella sonrió y asintió –. Bueno… ¿En qué íbamos? Bueno… Nessie llevaba
una cesta con pintas de sangre para la abuelita Esme porque estaba
enferma.
– ¿Enferma? ¿El abuelito Carlisle no la podía curar? ¿Qué
tenía papi? – yo rodeé los ojos. Respiré profundo y me armé de valor al
darme cuenta que la noche era larga junto a mi hija.
– No lo sé, mi amor – le respondí con un suspiro.
– Y si no sabes... ¿Por qué me lo cuentas? – dijo antes de morder su labio, gesto netamente heredado de su madre.
– Nessie, así dice el cuento – mascullé bajito.
– ¡Qué cuento más extraño, papi! – se quejó. Yo respiré nuevamente y la miré fijamente.
– ¿Quieres que te lo cuente o no? – la amenacé –. Papá debe volver a la cama y la señorita ya debe dormir.
– ¡No me respondiste para que tienes una cama, papi! – me respondió desafiante. Yo tragué grueso y negué.

Bueno, mejor volvamos al cuento – le dije cambiando otra vez el tema.
Ella asintió y sonrió –. Nessie iba a casa de su abuelita Esme a dejarle
sangre porque estaba enferma y el abuelito Carlisle no podía curarla.
Al llegar a la mitad del bosque se encontró con un lobo feroz – mi hija
saltó de su cama y abrazó a Fido.
– ¡Jake! ¡Jake! – canturreó
emocionada. Yo sonreí al confirmar el comentario de Alice sobre el
fuerte parecido de mi hija con Mandy, la niña de rizos de aquel dibujo
animado de la tv que tenía por mascota un perro imbécil llamado Botones.
¡Ah! ¡Ahora entiendo! ¡Qué parecido aquel el de la caricatura con mi
hija y el imprimado y metiche lobo Jacob Black!
Mi hija sonrió y
besó a su Fido en el hocico mientras canturreaba alegre. Yo bufé al
verla tan feliz por ese perro sarnoso que decidí de manera muy inocente
cambiar la versión del cuento original.
– Como sea – le dije –. La cosa es que Jake, era un lobo imbécil que al parecer tenía tendencias homosexuales.

Papi – le llamó mi nena con cara de confusión –. ¿Qué es hoxomesuales? –
yo reprimí una carcajada y la miré mientras se sentaba nuevamente en la
cama.
– Homosexuales, cariño. Homosexuales – ella seguía con su
ceño fruncido por lo que decidí explicarlo de manera algo sencilla –.
¡Un lobo homosexual…es aquel que se viste con un tutú de bailarina!
– Papi, tía Alice tiene un tutú de bailarina. ¿Ella es un lobo homosexual?
– ¡No, mi amor! ¡Tía Alice es un vampiro! ¡Jacob es el lobo!
– ¡Y tú eres mi papi y yo soy Nessie, la hibrida! ¡Mucho gusto! – sonrió con autosuficiencia.

¡Como sea! – le dije intentando calmarme por las constantes
interrupciones de mi hija –. La cosa es que el lobo homosexual se
encontró con Nessie y se pusieron a conversar.
– ¿Y de que
hablaron? – me preguntó la pequeña curiosa. Yo me quedé en blanco por un
segundo. ¡Piensa, Edward! ¡Piensa! ¿Qué es lo más gay que puede existir
en este planeta?
– ¡De Justin Bieber! – le respondí con una gran
sonrisa mientras imaginariamente me daba palmaditas de aliento en la
espalda. ¡Excelente respuesta, Cullen!
– ¡Pero a mí no me gusta
Justin Bieber, papi! – se quejó mi hija. ¡La mierda! ¿Es que acaso mi
hija no me iba a dejar dañarle el cuento a mi gusto?
– Cariño, estamos hablando en supuestos – mascullé.

¡Yo pensé que hablabas en español, papi! – dijo ella. Yo volví a rodar
los ojos mientras respiraba con fuerza y me animaba a mi mismo a ser
paciente con la nena. En ese momento y de manera repentina una voz se
coló en mi mente.
¿Ahora ves por qué me reía?

¡Isabella! – grité desde la habitación de mi hija. Una risa armónica se
escuchó del otro lado de la casa –. ¡Ya hablaremos de esto cuando
estemos en la cama!
– ¡Ah! ¡O sea que ustedes hablan cuando están
en la cama! ¡Qué aburridos han sido! ¡Mi tío Emmett dijo que en la cama
él y mi tía Rose hacen cositas sucias! – dijo con inocencia mi hija. Yo
abrí los ojos como platos ante su respuesta.
– ¡Oh por Dios! – me puse de pie rápidamente –. ¿Cuándo te dijo eso el tío Emmett? – le pregunté asustado.

Hace dos días, creo. Es que le pregunté el porqué tía Alice y tío
Jasper rompieron su cama y él me contó que las cositas sucias pueden
hacer romper camas. ¡Me dijo que tú sabías incluso romper cabeceros! ¿Es
cierto eso, papi? – llevé mi mano a mi boca y ahogué un grito.
– ¡Maldito Emmett! ¡Esta me las pagas! – Mascullé mientras daba vueltas en la habitación de Nessie.

Papi…Después de todo ¿Qué son las cositas sucias? – preguntó después de
un momento mi hija con su cabecita ladeada. Intenté calmarme y la miré
fijamente.
– Nessie, debes de dejar de decir eso de cositas
sucias. Ya hablaré con tío Emmett sobre esto – la reprendí suavemente.
Ella sonrió y asintió.
– Mejor sigue con el cuento, papi. ¡Me
quedé con la intriga sobre el lobo homosexual! – le dijo con un puchero.
Yo asentí con una sonrisa mientras me volvía a sentar en la cama.

Bueno, el lobo homosexual le pidió a Nessie que tuviesen una tarde de
chicas para así despistarla de llevarle la sangre a su abuelita.
– ¡Lobo malo! – dijo la niña con su ceño fruncido.
– ¡Lobo gay malo! – la corregí –. Bueno, ellos tuvieron su tarde de chicas y…– Nessie me interrumpió enseguida.

¿Qué se hace en una tarde de chicas, papi? – me preguntó con genuino
interés. ¡Mierda! ¿Y ahora que le digo si yo nunca he sido una chica?
– Vieron esa película… ¿Cómo se llama? ¡Ah sí! Se llama "Sexo en la Ciudad" y también comieron golosinas con millones de calorías – le respondí satisfecho.
– ¿Sexo en la ciudad? ¡Ah! ¡Esa no debe ser la película favorita del tío Emmett! – dijo con un asentimiento.
– ¿Por qué lo dices? – le pregunté confundido.

¡Porque mi tío dijo el otro día que el sexo en la playa era lo mejor
que existía en ese jodido universo! – me dijo con una sonrisa.

Mi amor, creo que las visitas a casa de los abuelos estarán suspendidas
por un tiempo – le dije tratando de no entrar en pánico. ¡Qué carajos le
pasaba a Emmett! ¡Hablar de esas cosas frente a una niña que a sus dos
meses de edad ya tenía en su haber el trauma de querer ser exterminada
antes de nacer por una manada de perros malolientes, de haber matado a
su madre estando aun en su vientre, de haber convocado a los Vulturis
desde Italia, de haber creado una nueva manada y con ello más nuevos
perros y por ultimo pero no menos importante, de llamar de manera
inconsciente a cuanto aquelarre de vampiros existiera en la tierra para
que la defendieran! ¡Y ahora… súmale el trauma del sexo! ¡Genial! ¡Mi
hija va a necesitar psicólogo por el resto de su vida, que para variar
es inmortal!
– ¡Pero a mí me gusta el tío Emmett! – dijo con un
puchero y un sollozo corto. Unas grandes lágrimas rodaron por sus
mejillas y sus sollozos se hicieron más fuertes.
– ¡No… no llores Nessie! – le pedí suplicante.
– Papi… soy muy chiquita para que me quites lo que yo quiero – dijo entre hipidos de llantos.
– No, mi amor… ¿Qué es lo que quieres? Papá te complace en todo pero no llores – le rogué.

¡Yo quiero al tío Emmett! ¡Quiero saber que son las cositas sucias!
¡Quiero otro vaso de sangre para dormir! – lloró de manera amarga con su
cabeza echada para atrás y golpeaba a Fido contra el colchón.

Ya… ya… voy por ella – dije al ver que de las tres peticiones, la ultima
era la más factible. Salí de la habitación enseguida y corrí a la
pequeña reserva de sangre que teníamos para ella. Rápidamente vacié un
poco de sangre de alce en un vaso y corrí de regreso a su habitación.
Ella se lo bebió pero hizo una cara amarga.
– ¿Alce? ¡Puaj! ¿Ya se
acabó el oso pardo? – preguntó mientras limpiaba sus labios con su
lengua. ¡Lo que me faltaba! ¡Mi hija resultó ser exigente!
– Era
todo lo que había – le dije encogiéndome de hombros. Ella asintió con
una mueca y se volvió a acomodar debajo de su cobertor bordado con el
escudo de mi familia.
– Bueno, mejor sigue con tu cuento – me animó antes de soltar un gran bostezo.

Está bien – le dije mientras me acomodaba junto a ella en su pequeña
cama. Ella se acomodó a mi lado y atenta se dispuso a escucharme –,
Resulta que después que vieron la película y comieron golosinas, el lobo
homosexual súbitamente fue poseído por el espíritu extraño de Lady Gaga
y se quiso comer a la niña.
– Se llama Nessie, papi. ¿Tan difícil es de recordarlo? – me dijo con un gruñido. Yo rodé los ojos en respuesta.
– Como sea. El lobo gay malo se quiso comer a Nessie pero en ese momento apareció un apuesto y valiente leñador.

¿Tan apuesto y valiente como tú? – me preguntó mirándome a los ojos. Yo
sonreí y besé su cabecita ante tan bonita respuesta. La primera y única
con lógica aquella noche.
– Sí, tan apuesto y valiente como papá –
le respondí orgulloso. Ella asintió y me dejó continuar –. Bueno, al
ver a la pequeña Nessie en peligro el valiente leñador fue directamente a
matar al perro sarnoso ese. Y le dio donde más le dolía.
– ¿En las bolitas? – preguntó mi hija con ternura. Yo negué. Nota mental: Matar a mi hermano Emmett ya que la palabra bolitas también era de su autoría.
– No… le arrancó el tutú rosa y el lobo gay se puso a llorar mientras se alejaba de allí.

¡Ese leñador es mi héroe! – dijo mi hija antes de soltar un gran
bostezo y cerrar los ojos –. ¡Tan valiente como mi papi Edward! – yo
sonreí y abracé con fuerza a mi nena, al pedacito de amor que mi esposa y
yo, extrañamente habíamos procreado.
– Tan valiente como papá – le susurré mientras la mecía despacito al ver que el sueño la estaba empezando a vencer.
Cuando
la sentí del todo dormida, muy lento la acomodé entre sus almohadas y
apagué su lamparita de noche. Al salir de la habitación, la escuché
llamarme en su mente.
Papi… me gustó tu cuento pero la próxima vez…
¿Me lees por favor el Kama Sutra?
Me
tensé de inmediato y volteé para responderle pero ella ya estaba
roncando junto a Fido entre sus brazos. Yo negué y me dirigí de regreso a
mi habitación donde mi esposa me esperaba con una gran sonrisa. Me
acosté a su lado después de haber sacado completamente mi ropa.
– ¿Por qué tardaste tanto? – me preguntó con voz inocente. Yo gruñí cuando ella se acurrucó a mi lado.

¿Sabías que nuestra hija me ha pedido que le lea el Kama Sutra? ¡Y yo
que le estaba contando el cuento de los Hermanos Grimm! – me quejé
amargamente. Ella sonrió y besó mi pecho.
– Nada novedoso, amor.
Ayer me preguntó porqué cada vez que la tía Rose jugaba a las escondidas
con el tío Emmett terminaban con su ropa desgarrada – me dijo con una
pequeña risita.
– ¿Así que sabías lo que me esperaba esta noche? – le pregunté alzando una ceja. Ella asintió con fuerza.

A mí me tocó responder sus preguntas y maravillarme con sus respuestas
cuando te fuiste de caza, así que estamos a mano – me dijo mientras
mordía su labio, costumbre que no había perdido y que ahora como vampira
la hacía ver más sexy que cuando era humana - A Alice la atormentó un
par de días antes y créeme que si Rosalie hubiese podido se hubiese
sonrojado cuando Nessie le preguntó sobre los lugares mas exóticos para
hacer "cositas sucias". Así que era justo que te tocara a ti. Muero por
ver como haras cuando ya no puedas evadir la pregunta de las cositas
sucias - Yo gruñí al escuchar decir esas dos palabras de manera tan
inocente pero aun así tan sexualmente provocadora.
– ¿Sabes que
eres una bruja no? – le dije mientras tocaba su suave vientre. Ella
asintió con fuerza y dejó un nuevo beso en mi pecho.
– Creí que era una vampiresa, una hermosa vampiresa – me susurró al oído. Yo sonreí ante su respuesta.

Una hermosa vampiresa, madre de una niña que pregunta sobre el sexo a
sus dos meses de nacida, y esposa de un obsesionado vampiro que está
deseoso por enterrarse en ti hasta el amanecer.
– ¡Ah! ¡Al diablo
Los Locos Adams y Los Kardashians! ¡Somos la familia más loca y
terrorífica que existe! – me dijo entre risas mientras nos cubría con el
cobertor para seguir con la tarea en la que nos habíamos quedado antes
de que mi hija, y sus preguntas audaces nos interrumpieran…


FIN


QUE LES PARECIO? VERDAD QUE ES MUY GRACIOSO? HAHA Nessie y el cuento de papa 25233
Ethan Koffman
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Edad : 30
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Vie Dic 09, 2011 8:32 pm
jajajajaa fue de lo mejorr
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