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Ethan Koffman
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Jue Dic 01, 2011 7:20 pm
[youtube]https://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=MIGicfV7H0A [/youtube]




Argumento: Isabella Swan es una secretaria en Cullen Ltda. Una noche comienza toda su pesadilla, donde un ser desconocido se apodera de ella, y la proclama como suya ¿como escapara de este maligno ser? ¿Deseara hacerlo al final?

o si no puedes esperar y leertelos todos (como yo xD).... entra a http://www.fanfiction.net/s/6707356/1/Invitacion_Peligrosa


pdta: No me deja poner videos xD pero veanlos...... son buenos xD


Última edición por Embry Call el Jue Dic 01, 2011 8:24 pm, editado 1 vez
Ethan Koffman
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Jue Dic 01, 2011 7:31 pm
Capitulo nº 1


Las luces hacían que mis ojos se cegaran por completo, eran de distintos colores y hacían que me mareara.

-¡Bella! –me grito Jessica a mi lado, la mire desorientada –Creo que es hora de que nos vayamos –dijo riendo –ya pasaste el limite de copas.

-No tienen para que irse aun –dijo un hombre, lo mire y creo que estaba bailando con el. Jessica tenia razón, ya pase mi limite. Mire a mi amiga y asentí.

-Vamos… -dijo ella, le hice una seña a el chico que estaba a mi lado, pero el me tomo de la mano y me acerco, demasiado.

-Nos vemos… -dijo sonriendo coqueto. Se acerco y beso mi mejilla…realmente beso la comisura de mis labios. Lo quede mirando raro, sin se capaz de poder diferenciar bien su rostro y Salí de ahí mas rápido por culpa de Jess que tomo mi mano y me tironeo hasta fuera del pub.

-Guapo ¿no? –dijo ya cuando el ruido había desaparecido.

-¿Quién? ¿el tipo de adentro? –ella asintió.

-¿Cómo se llamaba? –quede pensando unos minutos. No lo podía recordar. Esta había sido la mejor y peor salida que he tenido con Jessica, no le diría nada a Alice mañana o sino me mataría, ella era mi conciencia.

-Jessica, recuérdame no volver a salir contigo, siempre termino así.

-Bella, eres una exagerada, hablas como si te hubiera obligado a tomar.

-¡Realmente lo hiciste!...-ella rio –me obligaste porque… -me tome un segundo para poder formar la oración, mi cerebro no estaba funcionando a sus capacidades normales –porque…¡porque dijiste que no me divertía nunca! –me apoye de su brazo al dar un paso que hizo que se moviera mi mundo ¿estaba temblando la tierra? –Nunca mas vendré al Irish pub contigo, eres mala influencia.

-Bella…me iré contigo, no puedes llegar así a tu departamento, sola –dijo ahora mirándome preocupada. Negué, yo me iría sola, no quería molestar a nadie, nunca lo hecho y este no será el momento.

-No te preocupes, mira que Mike ya me debe odiar bastante porque te robe hoy…bueno tu sola viniste…es mas….me obligaste a venir –estaba hablando incoherencias.

-Dios… -dijo ella sonriendo divertida al verme en este estado -Me iré contigo.

-¡NO! –dije mas alto de lo que quería, un grupo de personas me quedo mirando, me sonroje. Esta no era la Isabella Swan que yo conocía…o sea no era yo….otra vez divagando.

-No te puedo dejar ir así…luego me vuelvo a casa –negué.

-¡Vives al otro lado de la ciudad! ¡y mañana tenemos que estar en la oficina! –dije riendo, esto era completamente irresponsable, pero el trabajo nos estaba consumiendo tanto que con Jessica tuvimos que salir de la rutina. Ella quedo pensando, yo tenía razón…y ella no, porque Bella siempre tiene la razón….diablos, estaba divagando de nuevo y no escuchaba a Jessica -¡AHÍ VIENE TU TAXI! –grite haciendo parar uno. Abrí la puerta y la tironee hasta que la metí adentro y cerré la puerta -¡A TODA MARCHA! –le dije al taxista.

-¡Bella! –el taxi partió y con mi amiga dentro, ella estaba lista para ir donde su guapo y simpático novio, y quizás pasar una noche mucho mas entretenida a la que iba a pasar yo.

Mire a mi alrededor y estaba alejada una cuadra del pub, pensé en volver, pero en mi cerebro quedaba un poco de juicio y decidí que mejor caminaba para poder encontrar un taxi ya que un grupo completo de chicas salió del pub, así no encontraría como llegar a casa muy pronto.

Comencé a caminar rápidamente, mientras sentía un molesto ruido que no me dejaba tranquila desde hace unos minutos, luego pensé mejor y me di cuenta que era mi celular. Mire bien y era Jessica, colgué y pude ver que mas adelante venia un taxi, le hice una seña para que parara. Estaba esperando cuando escuche unos gemidos, me gire con bastante cuidado para no caer y pude ver que era al final del callejón que estaba detrás mío. No pude ver mejor quien estaba porque mi vista estaba pésima en estas condiciones, pero era obvio que eran personas…que asco, en la vía publica.

-Vayan a un hotel –dije mas para mi que para quien estuviera en la oscuridad, pero segundo después de decir aquello, se escucho un horrible sonido contra los botes de basura y esta vez, pude ver claramente como de entre la oscuridad había dos pequeñas esferas rojas….aunque mirando mejor no eran esferas, sino mas bien, eran unos ojos. Trague saliva nerviosa, pero me quede atenta mirándolos, era incapaz de dejar de hacerlo, sin embargo gracias a la bocina del taxista a mi lado hizo que me despertara de donde estuviera.

Me subí mas rápido de lo que cualquier persona se ha subido a un taxi y le di la indicación al hombre tras el volante para que manejara. No pude ver claramente, pero en el momento que el taxi partió, el dueño de esos ojos apareció apoyándose en el edifico, lo único que pude diferenciar, era que vestía con un traje negro. Solo verlo un poco me causo un miedo impresionante, pero luego pensé….estoy borracha, de seguro todo estaba siendo alterado por mi cuerpo.

Más de cuarenta minutos después el taxista paro al frente de mi edificio y le pague ya feliz de estar en casa. Entre con cuidado, apenas metiendo la llave del portón y solo le hice una seña al vigilante y comencé a subir por las escaleras, odiaba los ascensores, ni borracha me subiría a uno y los evitaba a toda costa, pero diariamente tenia que subir y bajar uno, en mi trabajo.

Ahora lamentaba vivir en este viejo edifico en Bridgetport-Chinatown, ultimo piso, no era agradable subir todos esos escalones. Ocho pisos pasaron luego de no se cuanto tiempo, los cuales trate de que se redujeran, ya que me sentía nerviosa, había vuelto esa misma sensación desagradable que tuve al ver a ese sujeto.

Me costo bastante poder entrar a mi departamento. Cerré la puerta, la cual se demoro en sonar, me voltee y recién ahí esta se golpeo, cerrándose por completo. Moví mi cabeza porque estaba pensando más de la cuenta lo que sucedía.

Cansada fui a la cocina por un vaso de agua, el cual lo tome como una persona que ha estado días en el desierto y después fui al baño mientras iba dejando mi ropa tirada en el suelo, hasta quedar solo con mi ropa interior. Me lave mis dientes y mire mi reflejo, a penas podía verlo….¿como me asuste con unos ojos rojos? Me reí de lo estúpida que era, Dios…no volvería a tomar de nuevo. Solté mi cabello y tome mi camiseta gigante de los Chicago Bulls, amaba ese equipo, y amaba esta camiseta, negra con un gran toro rojo que abarcaba gran parte de esta, era genial.

Me arroje en la cama como el bulto que era en estos momentos y me fui acomodando de a poco hasta sentir que el cansancio estaba llegando, pero sin previo aviso mi corazón volvió a latir rápidamente, lleve mi mano a mi pecho y respire tranquilamente para que pudiera dormir ¿es que ahora tenia enfermedades cardiacas? Por Dios…solo fue un noche de borrachera, pero tuve que abrir los ojos para tranquilizarme y para que el mundo dejara de girar; pero hubiera preferido no seguir viendo nada….a lo que vi después, habían una persona al final de mi cama y solo podía ver sus ojos rojos. Me senté en un segundo y prendí la lámpara. No había nadie…Dios, es definitivo…estoy loca.

El sonido de mi alarma fue el que me despertó, después de las menos de tres horas que dormí. Me puse de pie, aun un poco mareada, esto no lo volvería a repetir jamás en mi vida.

Me metí a la ducha y estuve arreglada en cosa de minutos, por lo que me fui directo a la cocina para desayunar, tenia hambre.

Mire el reloj y esta ya marcaba un cuarto para las siete, así que lave mis dientes y Salí del departamento, tirando un sobre color crema que estaba bajo la puerta hacia dentro de la casa. Corrí hacia afuera y me subí al auto.

Llegue al edificio Cullen Ltda. aquí era mi trabajo, es un gran y hermoso Edifico, con una infraestructura que te quitaba el aliento. Llevaba dos meses aquí, era secretaria del Sr. Carlisle Cullen, el dueño de este imperio de mercadeo, así es, con mi veinticuatro años, estaba bastante bien en mi trabajo, a pesar de que no me agradaba ni un poco, estaba ahorrando dinero para salir a recorrer Europa, y no me faltaba mucho para poder lograrlo.

Me puse mis gafas y Salí del auto. Entre y salude al guardia como todos los días y ahora estaba al frente de este maldito ascensor, realmente lo odiaba, odiaba todo espacio pequeño donde me encontrara.

Llego alguien a mi lado y presiono el botón, no mire quien era. Suspire y mis manos comenzaron a transpirar. Si tuviera la resistencia para subir al piso 60 con mis tacos, lo haría, pero eso no era posible. El ascensor se abrió delante de mi, invitándome a entrar, pero no quería. La persona que estaba a mi lado, paso sin ningún problema, mire hacia los lados y luego cuando el ascensor se estaba cerrando puse atención en quien estaba adentro, en el segundo que tuve. Era un hombre, se cubría parte de su rostro con su abrigo…estábamos en un duro invierno, aunque eso paso a no tener importancia cuando sonrió curvando sus labios y sin previo aviso, al llegar a sus ojos, estos paso un haz de luz, de tal forma que me dejaron helada, eran rojos ¡maldita sea! ¿Por qué era tan lenta para poder haber visto su rostro? Di un paso hacia atrás asustada y las puertas se cerraron.

-¡Bella! –mire hacia el lado asustada y vi que era Jessica –Dime que no has venido borracha. Negué, ella frunció el ceño –Bella ¿estas bien? Estas blanca como un papel.

-No me siento muy bien –ella me miro muy seria.

-¿Subiste a esto sola? –dijo apuntando el ascensor con su pulgar. Negué –muy bien, ya estoy aquí, así que apresurémonos que hay rumores que esta por aquí un empresario bastante poderoso, y no podemos tener ningún error ¿esta bien? Además que no puedo creer que me hayas arrojado a ese taxi ¡y no me hayas contestado el teléfono! Te deje de llamar hace como una hora porque me tenia que venir–asentí arrepentida por mi comportamiento, de verdad no me acordaba de eso en la mañana, pero por lo visto lo hice, había sido estúpidamente peligroso. Borracha y sola, no era una combinación correcta.

-Bien, subamos –fuimos al ascensor de al lado y Jessica presiono el botón. Era muy distinto cuando subía con alguien que conocía y confiaba, me era mucho mas soportable el trayecto, a pesar de que ella se bajaba antes, pero había todo un mecanismo para esto, Alice me esperaría en el 51 y subiría conmigo al 60.

Me fui en silencio todo el recorrido, con ambas. Alice me saludo después de que Jessica bajo, pero vio que mi cabeza estaba en otro lado, le contaría cuando llegara el momento, esto me había asustado de verdad, pero por ahora, tendría que concentrarme en lo que el Sr. Cullen deseara, si había un empresario tan importante, las cosas estarían un tanto movidas.
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Jue Dic 01, 2011 7:32 pm
Capitulo nº 2


Alice me quedo mirando a la hora del almuerzo, junto con Jessica. Estábamos en la mesa hace ya media hora comiendo y les platique lo que me había pasado anoche y lo del ascensor. De verdad me había servido hablar con ellas, ahora sentía que no estaba loca.

-Solo te diré una cosa Bells –dijo Jessica –creo que hablare con el Sr. Carlisle, de verdad, necesitas unas vacaciones –me siguió mirando preocupada.

-No lo puedo creer –dijo ahora Alice –pensé que la loca del grupo era yo, pero parece que tendré que luchar por mi trono.

-Son imposible ¿saben?...les estoy comentando algo que me asusto de verdad y no son capaces de responder –tome mi bandeja decidida a salir de la cafetería.

-¡Bella!... –dijeron ambas. Me gire ya malhumorada.

-Siéntate –dijo Alice. Hice lo que me pidió resignada -¿sabes?...creo que deberías tranquilizarte, estamos en marzo, hay estrés, deberías hacerle caso a Jessica…tomate unos días, no creo que al Sr. Carlisle le moleste –las quede mirando sin saber que hacer, quizás tenían razón y me estaba afectando tanto trabajo.

-Hablare con él, espero que no se moleste –ellas sonrieron.

-Sabes como es tu jefe, un amor –Jessica tenia razón, pero aun así, jamás había pedido días libres, ni menos por algo como esto, en tan poco tiempo de trabajo.

Terminamos de comer y las chicas como siempre se organizaron para que yo pudiera subir por el ascensor, me sentía culpable pero ambas siempre me decían que no tenía nada de que preocuparme. Todas a las tres de la tarde seguimos trabajando, hasta las siete, como era cada día; Jessica me llamo alrededor de las cinco de la tarde, diciéndome que había visto al famoso empresario que tanto había hablado, dijo que dejaría a Mike o a quien fuera por tener una oportunidad con aquel tipo, no pude evitar reír, Jessica no dejaría a Mike ni aunque tuviera a Tom Cruise pidiéndole de rodillas que se case con ella, Jess amaba a Mike, llevaban ya mas de tres años juntos.

A las seis y media Alice me llamo para decirme que Jessica iría a las siete a mi piso para que pudiera bajar en el ascensor, ya que ella se iría antes porque no podía faltar a una cita con Jasper y llegar atrasada, seria un gran error por parte de ella; Jasper era el novio de Alice, eran tal para cual, el trabajaba en el edificio de al frente, creo que era algo como contador o…realmente no tenia idea, pero era con números, en estos años de conocerlo, jamás he entendido su trabajo.

Mire el reloj y marcaban las siete en punto, el Sr. Cullen se quedo en su oficina todo el día, por lo que no pude hablar con él, lo haría ahora. Apague el computador y deje todo ordenado.

Iba a tocar la puerta cuando note que mi tacón estaba sucio con algo, no lo vi antes. Volví a mi escritorio y saque un pañuelo desechable del cajo y comencé a limpiarlo.

-Isabella, estamos listos por hoy –me senté de golpe al ver a mi jefe ya con su maletín, listo para irse.

-Sr. Cullen –dije nerviosa poniéndome de pie –estaba a punto de llamarlo porque necesito hablar con usted -Pensó un segundo y asintió acercándose a mi escritorio.

-Dime lo que sucede Isabella –tome mis manos nerviosas, el lo noto y me sonrió amablemente, el me intimidaba, era agradable, pero aun así, no confiaba completamente en él…y era mi jefe; en resumidas cuentas, no me subiría a un ascensor sola con el.

-He tenido unos problemas estos días…y me preguntaba si, podría tomar unos días administrativos, serian solo dos –el levanto ambas cejas dándose cuenta de lo que estaba pidiendo

-¿Esta bien salud? –asentí -¿es tu familia? –negué –entonces esta todo bien –mire nerviosa, parecía que me iba a dar un "no" como respuesta –Muy bien, puedes tomarte los dos días, así recuperas energías, me sorprende estos dos meses has sido un tanto trabajólica, pero solo son dos días, manda a pedir a Ángela para que te reemplace ¿si?

-Muy bien, muchas gracias Sr. Cullen.

-No hay de que, nos vemos –dijo sonriendo y caminando hacia el ascensor. Tome mi bolso para esperar a Jessica, pero mi jefe antes de que se cerrara la puerta del ascensor, puso su mano evitando que esto ocurriera –Isabella –dijo afligido –olvide entregarte unos papeles que tienen que estar fotocopiados para mañana, a primera hora -¡rayos!

-No se preocupe –dije con la mejor sonrisa.

-Están en mi escritorio –asentí. El Sr. Cullen dejo la puerta y el ascensor se cerró.

Tome el teléfono y marque a recepción para que le informara a Ángela Webber que viniera a cubrir mi puesto mañana; ella era muy agradable, había tenido la oportunidad de hablar con ella.

Suspire y deje mi bolso al lado, claramente no me iría pronto. Entre a la oficina y no podía creer lo que veían mis ojos, tres pilas gigantes de papeles ¡no terminaría en horas! ¿Cómo no me dijo antes?

Resignada Salí y marque a Jessica para que no me viniera a buscar, bajaría por las escaleras, ya que tenia para mucho tiempo mas. Dios, 60 pisos me esperaban.

Eran las nueve y media de la noche y por fin había terminado esto. Me dirigí rápidamente a la oficina, ya estaba de noche y estaba todo oscuro…¿Qué diablos?

Prendí la luz de la oficina de Carlisle, pero esta no prendió. Tenía un montón de papeles en mis brazos y tenia que ir a dejarlos a un par de metros. Trague saliva nerviosa ¿Por qué estaba tan miedosa?

-No pasa nada… -me dije para mi misma y cerré los ojos para después caminar muy rápido hacia el escritorio de Carlisle y dejar los papeles en su escritorio.

-Buenas noches.

-¡AAAhhhhh! –grite con todas mis fuerza al saber que había alguien ahí. Me apoye en el escritorio y bote una ruma de papeles al suelo. Cerré mis ojos para sentir algún golpe o algo por el estilo.

-¿Disculpa? –abrí mis ojos de inmediato al notar aquella voz. Saque mis manos del escritorio –siento haberte asustado…pero me dijeron que Carlisle estaba aquí –lo único que podía ver a mi lado, eran unos ojos negros. Mi mano fue de a poco a la lámpara del escritorio de Carlisle, pero me quede estática al ver como el sonreía, mostrando una perfecta y blanca sonrisa –Déjame hacer eso a mi –se acerco un poco y prendió la lámpara. Me quede como una verdadera idiota mirándolo, ya que su cuerpo estaba solo a unos centímetros del mío. Su piel pálida, su cabello cobrizo completamente desordenado, manteniendo esa sonrisa, curvando sus labios; vestía con un traje negro, solo cambiaba la camisa que era color blanca, y tenia un aroma increíble.

-N-no había luz –dije recordando que había prendido la luz de toda la oficina. Él volvió a sonreír.

-Supongo que ha vuelto ¿no? –asentí como una imbécil, sin poder dejar de mirarle sus ojos, tan negros –Y bueno Isabella, creo que Carlisle no esta.

-¿Cómo sabes mi nombre? –dije frunciendo el ceño, el volvió a sonreír.

-Se todo lo que me interesa saber, y eres la secretaria de Carlisle entonces…

-Claro… -¿Por qué otra cosa iba a saber mi nombre?...estúpida Bella. Esquive su mirada porque ya no me estaba pareciendo tan atractiva como hace un segundo atrás, mire hacia el piso y vi todos esos papeles en el suelo, suspire.

Me agache y comencé a recoger uno por uno, hasta que vi otras manos ayudándome.

-No tiene porque hacer esto, le pediré que se retire –dije aun recogiendo los papeles, sin mirarlo –no debió entrar aquí sin mi autorización o la del Sr. Cullen.

-Creo que el Sr. Cullen, puede comprender si entro a su oficina sin su permiso –lo mire frunciendo el ceño, esta oficina era sagrada, nadie entraba así como así, ya que podrían sacar algo importante.

-Disculpe –dije poniéndome de pie para enfrentar a este sujeto -¿Cuál es su nombre? –ahora me venia a dar cuenta que estaba conversando con un extraño en la oficina de mi jefe. Él me miro y se puso de pie igual.

-Mi nombre es Edward Cullen –trague saliva. La había cagado.

-Disculpe… -dije ahora mas tranquila –El Sr. Cullen jamás me informo de su visita, aun así le pediré que se retire –me quedo mirando sin decir nada por unos largos segundos.

-Creo que eso lo decido yo –tenso su mordida, aquello no me agrado y tampoco me dio mucha confianza, es mas me dio miedo.

-No, no lo decide usted….llamare a seguridad –dije tomando el teléfono, pero el tomo mi muñeca con rapidez, evitando hacer cualquier movimiento -¿Qué esta haciendo?

-No me gusta que me ordenen lo que debo hacer –dijo mirándome serio.

-Suélteme en este instante o gritare.

-Dudo que alguien siga trabajando a esta hora –mi corazón comenzó a latir con rapidez, era la misma sensación de anoche, quizás estaba soñando la noche anterior con ese ser tan extraño, era un sueño premonitorio al psicópata que tenia aquí adelante.

-Se lo advertí –tome aire e iba a gritar con todas mis fuerzas, pero nuevamente fue mas rápido que yo; llevo su mano a mi boca y me acorralo contra el escritorio. Grite pero era inútil teniendo su mano en mi boca, la otra se fue a mi cabeza, evitando escapar. Comencé a golpearlo pero por lo visto no le hacia ningún daño. Se acerco mas a mi, llevando su boca a mi oído.

-Eres un espíritu libre ¿no? –me quede quieta, no fui capaz de moverme por el miedo, además que sentía como su agarre se sentía ardiendo en mi piel, eso no era normal –sigamos recogiendo los papeles, pero sin gritar ¿si? –asentí. Me soltó de a poco hasta que quede libre. Mis ojos estaban llenos de lágrimas. Me agache de nuevo y comencé a recoger todo rápidamente para largarme de aquí, y debo decir que el fue bastante rápido también. Deje todo donde debía estar y no me moví, como si estuviera esperando un orden de el o algo parecido –¿Deseas quedarte mas tiempo que sigues ahí? –no me falto otro segundo, para que comenzara a caminar muy rápido hacia afuera de la oficina. Tome mi bolso y ahora el famoso Edward estaba cerrando la puerta de Carlisle.

Me fui directo a la puerta de las escaleras, ahora menos me subiría a un ascensor si tenia que ser con él.

-¿Dónde vas? –dijo ahora apoyado en la pared, al lado mío. ¿Cómo se movió tan rápido?

-Me voy, Adiós –dije abriendo la puerta.

-Hay ascensores ¿sabes? –dijo tomando la manilla de la puerta, por lo tanto estaba tomando mi mano. Lo mire y ahora con la luz fuerte, sus ojos no lucían negros completamente, se veían diferentes.

-No me gustan los ascensores –moví mi mano de donde estaba para que no me tocara.

-¿Por eso no subiste hoy en la mañana? –bien, esto se estaba convirtiendo en la peor pesadilla que he tenido. Este tipo fue el mismo que le vi los ojos rojos, aunque todavía no estaba segura si fue mi imaginación o fue la realidad, aunque ahora creo que era la primera, porque sus ojos eran negros…o de un color raro, pero no rojos.

-Realmente me tengo que ir –mire a la puerta.

-¿Por qué? No es como si un novio te estuviera esperando en casa ¿cierto?

-Emmm…en realidad si –mentí descaradamente, el sonrió curvando sus labios.

-No eres buena mintiendo…tu alma esta pura –lo quede mirando con los ojos como platos ¿a que se refería con que mi alma estaba pura?

-¿Qué quieres?...me quiero ir, estoy cansada y tengo mis días libres, así que ya me estoy aburriendo de este juego ¿Quién te mando? ¿Fue alguna de mis amigas? –me canse, no tenia porque soportar esto, solo porque aquel tipo era el hijo de mi jefe o cualquier idiota que pudieron mandar las chicas para una pésima broma.

-Nadie me ha mandado…y ¿lo que quiero?...aun no lo decido, tengo dos días aun –rodee los ojos.

-Mientras lo decides, yo estaré camino a mi cama a descansar –dije abriendo la puerta y saliendo de ahí. Le puse seguro y comencé a bajar todos los escalones….esto me tomaría tiempo.

Estaba caminando hacia mi auto por el oscuro estacionamiento. Corrí a mi auto en realidad, me sentí mucho mas segura dentro del, no podía creer lo que me había pasado. Se lo diría a Carlisle cuando volviera, eso no se repetiría otra vez.

Llegue a casa bastante tarde, faltaba poco para las once de la noche. Entre y me fui directo a mi habitación. Prendí la televisión y me fui a preparar algo para comer, lo lleve a mi cama, y tome el sobre que había tirado en la mañana.

Me recosté tranquila ahora, prendí la luz de la lámpara y abrí el sobre, era color crema y no decía de quien era, solo tenia mi nombre, con una letra verdaderamente hermosa. Lo abrí y…adentro había una tarjeta negra, la saque; era una invitación a una fiesta "Masquerade" era este viernes a las 23.30 horas en el hotel Blackstone; ese era un hotel bastante lujoso. El único requisito que había que tener, era usar una mascara, claramente y vestir adecuadamente. ¿Por qué me mandaron esto?...era estúpido. Lance el sobre a mi mesa de noche.

Termine de comer, lave mis dientes y ya agotada, apague el televisor y me metí bajo el plumón. Cerré los ojos y no pude evitar traer a mi mente al tal Edward ¿Qué maniático era ese? Dios….aun así era muy guapo, no lo puedo negar, pero daba miedo. Pensando en el me quede dormida.

Sentí de nuevo las manos de aquel extraño en mi boca, evitando que gritara. Estaba ahora todo a oscuras en la oficina de Carlisle, pero esta vez no se acerco a mi oído, sino que alejo su mano de mi boca y sonrió de esa forma tan cautivadora para después acercarse y unir sus labios a los míos. De forma brusca me tomo de las caderas y me hizo sentar en el escritorio. No podía decir nada, estaba tan concentrada mirándolo, como si eso fuera todo lo necesario. Me volvió a besar con más ímpetu haciendo que saliera un leve gemido de mi boca, lo que lo hizo reír suavemente mientras ahora sus manos viajaban por mis piernas, hasta meterse bajo la falda, acariciando con delicadeza mis muslos. Dejo de besarme para dejar pequeños besos en mi cuello, sacando más suspiros de mi parte.

-Edward… -mi voz salió completamente diferente; llevo sus manos a mi trasero y me acerco a su cuerpo de un solo movimiento.

Me senté en mi cama, respirando agitadamente. Mire a mí alrededor y note que era de noche aun. No podía creer lo que estaba soñando. Me levante de la cama y fui al baño apresuradamente, me moje la cara y me quede mirando en el espejo, estaba sonrojada…¿Cómo diablos tuve un sueño así?...¡Con él!, pero no pude seguir pensando en eso, deje todo de lado cuando escuche un ruido extraño en la sala.

Con cuidado tome un paraguas que tenia en mi habitación y me dirigí a la sala, estaba todo oscuro, la luz estaba al lado de la puerta principal o al lado del mueble en la cocina, sin dudas la puerta era mi mejor opción. No podía ver nada en la oscuridad, así que antes que mis piernas temblaran aun mas, corrí hacia la puerta a punto de tocar el interruptor, pero me estamparon contra la puerta, apretando mi cuello contra la madera y podía sentir el cuerpo de la otra persona sobre mi.

-¡Nooo!... –grite, mirando hacia adelante. No podía creer lo que estaba viendo, eran esos ojos rojos, estaban solo a centímetros mío. Escuche como salió una risa ronca de su parte.

-Creo que ya me decidí –ni siquiera entendí lo que me dijo, solo me concentre en sus ojos ¡Dios santo! ¡Este monstruo era real!
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Jue Dic 01, 2011 7:34 pm
Capitulo nº 3


Abrí mis ojos y la luz me molesto, entraba demasiada por la ventana. Me dolía la cabeza y todo se sentía como si estuviera con una gran resaca y no había tomado nada. Moví un poco mis piernas y mis caderas sufrieron bastante con ese dolor, ya que fue como si me hubiera golpeado toda la noche. Levante la sabana y me vi completamente desnuda, al verme en ese estado todo volvió a mi memoria.

"-¡No! –dije tratando de zafarme, pero era imposible, este monstruo era mucho mas fuerte que yo –por favor…aléjate –tome su muñeca que sujetaba mi cuello, pero no pude hacer nada, me seguía presionando contra la puerta y sus ojos rojos me miraba sin pestañar -¡me duele! –grite mas fuerte, por si algún vecino me escuchaba, pero era caso perdido, solo alguien del piso de abajo, con muy buen oído lo podría hacer, ya que en mi piso no había ningún vecino.

-Silencio –su voz era ronca y me asusto a tal extremo de quedar callada. Su agarre se suavizo un poco, pero no me soltaba.

Comencé a temblar cuando sentí que su otra mano llego a mi cadera, la costado izquierdo y toco mi piel. Dios su tacto era demasiado frio. Su mano comenzó a perderse bajo mi camiseta de los "Chicago Bulls"

-¡Para por favor no! ¡Para, para! ¡Debajo del sofá hay dinero!...esta todo, no me gustan las joyas ¡para! –sentí como su mano paso por alrededor de mi pecho. Las lágrimas ya comenzaron a correr por mis mejillas.

-No necesito dinero –dijo ahora mas cerca de mi oído –te necesito a ti –paso su nariz por mi cuello, haciendo que temblara aun mas.

-Para…por favor.

-Sht –dijo haciéndome callar –luego estarás llorando y ni siquiera va a hacer de dolor niña –comencé a sollozar en silencio –ahora déjame ver como estas… -no sacaba el agarre en mi cuello y yo no podía dejar de mirarle sus terroríficos ojos.

Su mano comenzó a recorrer mi pecho, recorriéndolo, como si lo tuviera permitido. No podía parar de llorar y todo empeoro cuando atrapo con sus dedos mi pezón y comenzó a presionarlo.

-No… -dije con un grito ahogado, pero pude sentir como se reía, era una risa ronca, malvada. Comenzó a levantar la camiseta, quedando expuesta ante el e inesperadamente sentí como algo húmedo envolvía mi pecho, tironeando con los dientes mi pezón -¡No! –le grite. Comencé a tratar de pensar en salir de su agarre, pero mi corazón no me dejaba, el maldito estaba haciendo que mi cuerpo reaccionara sin poder manejarlo.

No podía escapar de el, hasta que llego una idea a mi cabeza y flexione la rodilla con todas mis fuerzas. Saque un gruñido profundo de dolor cuando le di en su entrepierna. Soltó mi cuello y se apoyo en la puerta. Corrí hacia mi habitación ¡odiaba que esta no tuviera puerta! Mi departamento era de una sola sala, gigante, solo había una habitación donde estaba en baño y la otra donde estaba mi armario.

Tome mi teléfono que estaba en mi mesa de noche, pero al marcar el 911 sentí como alguien lo tomaba y lo arrojaba al piso.

Ese monstruo me tomo del brazo y me arrojo a la cama, de verdad pensé que me iba a sacar el brazo.

-¡No! –Grite –basta….no te he hecho nada.

-Has hecho y bastante –dijo de pie a un lado de la cama mientras yo me alejaba de el, quedando en una esquina de esta, con mis piernas flexionadas –esa maldita sangre que llevas… -escuche como gruñía y cerraba los ojos –no la pienso perder de nuevo…eres exquisita.

-¡Dios! ¿Qué eres? –no podía ver nada ahora, sus ojos eran mi guía, pero ahora que los tenia cerrados, no podía ver nada.

-¿Qué crees que soy? –mire a mi lado asustada al sentir su voz como un susurro.

-¡Vete! –dije asustada.

-Hoy...serás mía y te marcare como tal para que nadie se atreva a tocarte –pude sentir la presión en la cama, se estaba subiendo. Me puse de pie antes de que fuera tarde, pero antes de salir de la cama, el tomo mi pie y me acerco a el, quedando sentado sobre mi, pero no apoyaba todo su cuerpo en el mío. Pude sentir que tenía su torso desnudo.

-Para…por favor… -el gruño.

-No llores, así no es entretenido –comencé a golpearlo contra su pecho, pero era inútil, su piel se sentía como de piedra -¡he dicho que basta! –rugió, pero no me calle, todo lo contrario, era mi virginidad la que estaba en juego, así que comencé a gritar con todas mis fuerzas –te callaras por las buenas o por las malas –dijo llevando su mano a las mías, tomándolas y dejándolas sobre mi cabeza.

-No lo hagas, por favor…no me ha… -no pude terminar lo que estaba diciendo, porque sin previo aviso este monstruo plato sus labios en los míos, haciéndome callar. Me quede inmóvil, era tan frio y sin advertencia comenzó a hacer volar mi cabeza –No… -dije ahora a penas en un susurro. Mi corazón dio un vuelco al sentir su lengua pasar por mi labio inferior, y ahora su mano libre que se metía por debajo de mi camiseta de nuevo…y yo no podía hacer nada, me quede quieta, sintiendo como él solo con ese beso se iba robando toda mi voluntad.

Comenzó a recorrer mi boca con su lengua, en un momento gruño, supuse que esperaba respuesta, pero me estaba robando todas las energías con sus labios. Presiono mas su boca con la mía y soltó mis mano, las cuales deje ahí. Sus dientes se apoderaron de mi labio inferior y lo tironearon levemente para después volver a presionar contra ellos.

-Isabella –gruño contra mis labios, pero aun seguía en estado de shock, concentrándome solamente en sus labios, estaba logrando que mi sangre comenzara a hervir, jamás había sentido algo así. Beso mas bruscamente y recién ahí comencé a mover mis labios lentamente, sintiéndome horrible por estar respondiéndole a este ser asqueroso. Ambas de sus manos se fueron a mi camiseta y la comenzaron a subir. Subí los brazos rápidamente, quería esos labios de nuevo, y los obtuve cuando saco mi camiseta –Así me gusta –dijo contra mis labios, mientras sus manos ahora se apoderaban de mis pechos, masajeando cada uno a su antojo, no podía creer que el estuviera provocando aquello en mi ¡un maldito desconocido!...ni siquiera algún novio que tuve antes provocaba esto. Mis pensamientos desaparecieron cuando sentí que se alejaba de mis labios para pasar su nariz por mi cuello, parecía que ¿olía? -Solo un poco mas… -dijo mas para si mismo y segundo después rodeo mi pecho izquierdo con su boca, haciendo que saliera un gemido mas fuerte de lo que pensé y automáticamente mis manos se fueron a su cabeza, y en vez de alejarlo como debería, hice todo lo contrario, lo acerque mas a mi. Estuvo varios minutos haciendo que muchos gemidos salieran de mis labios, porque su boca estaba ahí, ni siquiera quería pensar en lo que estaba haciendo o me volvería loca.

Sus manos fueron a mis pantaletas blancas y las comenzó a bajar, mientras se estaba devorando mi cuello.

-No… -dije entrando en razón.

-Sht…no digas nada…ya todo va bien –su voz no me daba confianza ¡odiaba la gente que no me daba confianza!...además esa maldita voz la había escuchado antes, ¡pero no tenia idea donde!.

-Yo nunca… -lo tome del brazo e hice que me mirara, sus ojos rojos, tan profundos, hicieron que me diera escalofríos.

-Lo sé…yo me encargare de eso –dijo muy pagado de si mismo, pero no pude decir nada porque sus labios volvieron a unirse a los míos, borrando todo rastro de juicio en mi cerebro.

Su mano comenzó a pasar por nuestros cuerpos, hasta que llego a mi centro, haciendo que mi cuerpo temblara.

-Para… -dije indecisa, no podía dejar que el me hiciera esto, no así, jamás pensé que mi primera vez seria con alguien que no sabría su nombre.

-Cállate de una vez y no pienses… -eso fue mas una orden, Dios…era tan desagradable, pero no pude dejar de obedecerlo, porque mi cabeza solo pensó en como el jugaba con mi clítoris.

-Ya basta –dije sintiendo como mis ojos se llenaban de lágrimas, pero en vez de parar introdujo un dedo haciendo que gritara, empezó a moverlo en mi interior hasta que unos minutos después introdujo otro, provocando que mis caderas fueran a su encuentro.

-No quieres que pare ahora ¿ahhh? –dijo contra mi oído, succionando el lóbulo de este. No dijo nada mas, pero no pude controlar mis lagrimas, esto estaba mal y me iba a arrepentir –te dije que así no es entretenido –dijo ahora mirándome, mientras seguía gimiendo. Pude ver como el rodaba los ojos y después besaba mis mejillas, secando todas mis lagrimas. Volvió a hipnotizarme con sus besos hasta que tuvo que callar mi grito cuando pude sentir como mis músculos se apretaban, atrapando los dedos de este monstruo y sintiendo como mi cuerpo entero temblaba bajo su agarre. Pude escuchar como se rio suavemente. Estos se sintió magnifico –Muy bien…aun no terminamos –dijo contra mi oído de nuevo. Se alejo de mí un segundo y luego escuche como caían sus pantalones a algún lugar. Me puse mas nerviosa y me trate de alejar, pero el tomo mi pierna y me dejo donde estaba. Cerré mis ojos al sentir como el separaba mis piernas y se ubicaba entre ellas. Sus manos ahora estaban sujetando mi cadera para que no me moviera. Sentí como se comenzó a acercar, iba a perder mi corazón por el miedo, no podía creer que iba a perder mi virginidad con este ser. La punta de su pene acaricio mi entrada y no pude controlar el gemido que salió de mis labios. Ya no había vuelta atrás, estaba perdida y había sido culpable de esto ¿Cómo caí en el?

-No lo hagas tan…

-Silencio…Dios, eres la peor persona para hacer callar, estoy tratando de concentrarme para poder soportar esto ¡silencio!...relájate –¿relajarme? sin mas en ese momento comenzó a entrar, sentía una incomodidad increíble, era raro; siguió avanzando con cuidado, escuche como el se quejo –eres…demasiado…estrecha –dijo con dificultad. Trate de relajarme para que esto no me doliera mas de lo que ya hacia, pero lo sentía completamente, era tan grande o yo no me estaba relajando. Segundo después choco contra esa membrana y de un solo movimiento la traspaso y dolió ¡como estar en mil infiernos!

-¡Ahhh! –grite a todo pulmón.

-Sht…va a pasar, silencio –tense mi mandíbula. Él se apoyo en mi hombro, esperando a que me acostumbrara, yo solo me apoyaba con mis manos en la sabana. Se movió un poco pero me dolió, me queje y el no se movió –Demonios…me falto prepararte mas, aunque –mire hacia un lado, no quería ver sus ojos, pero después sentí como ahora se movía y sus labios llegaron a mi pecho de nuevo haciendo que mi cabeza comenzara a volar de nuevo, pero no era tanto como sus labios contra los míos. Sabia lo que el estaba haciendo, así que decidí que si esto terminaba antes, seria mejor. Tome su rostro y lo lleve al mío, y me apodere con los ojos cerrados de sus labios, el se quedo inmóvil por bastantes segundos, hasta que tomo mi cuello y me acerco mas a el, sus labios se movían de tal forma, que pareciera que por eso ahora el comenzó a moverse en mi interior, entro por completo, ya que aun no lo hacia momentos atrás. La frecuencia de sus embestidas iban bastante profundas, pero me fui acostumbrado, hasta que segundo después me vi moviendo mis caderas para que pudiera ir mas profundo, y con eso sus embestidas comenzaron a ir mas fuertes y mas profundas. Mi cuerpo de inmediato fue respondiendo al suyo y mis piernas rodearon su cuerpo, atrayéndolo mas. Podía escuchar sus quejidos contra mi oído, haciendo que me volviera loca. Dios, estaba enferma.

-Más… -no pude evitar decir eso, me estaba sintiendo asquerosa, pero no lo podía evitar. Él comenzó a moverse mas rápido, mas rápido, mas rápido, solo podía estar concentrada en como entraba y salía, hasta que mi vientre se comenzó a calentar de tal forma que pensé que me estaba quemando, hasta que el latido de mi corazón llego a mi cabeza y sentí como mi orgasmo comenzaba a arrasar con todo mi cuerpo, pero en ese mismo momento, este…monstruo, llevo sus dientes a mi cuello y traspaso la piel, haciendo que mi corazón palpitara mas fuerte y haciendo que mi cabeza se perdiera cuando un segundo orgasmo llego, mientras el bebía de mi sangre….un vampiro…¡un maldito vampiro era lo que tenia sobre mi en este momento! Trate de llevar mis manos a su pecho para alejarlo, pero mis brazos estaban tan pesados y esa sensación tan placentera seguía recorriendo mi cuerpo.

-No…me mates –susurre a penas, pero el seguía bebiendo, hasta que mis ojos se cerraron por completo y solo pude escuchar un susurro de su parte.

-Oohh…no… -dijo cuando se separo de mi –ahora tu serás solo mía"

Mis ojos se llenaron de lagrimas y me cubrí con la sabana, me tome mi cuello y corrí al baño al recordar algo. Pude ver que estaba morado, caí en un llanto histérico por recordar todo lo que había pasado anoche. ¿Cómo diablos había accedido a eso? ¡¿que demonios iba a hacer ahora?...¿eso fue real? ¿que era el?...Dios…esto tuvo que ser un sueño muy real, nada mas ¡diablos! Eso era imposible, tenia mi cuello morado en una parte y además…¡desperté desnuda! ¿iba a volver esta noche? Dios…¿de verdad era un vam..? ¿vampiro?

Corrí a la puerta y le puse seguro, al igual que me asegure que todas las ventanas estuviera aseguradas. Ese ser no iba a volver a entrar a mi casa…aunque pensándolo bien, estos seguros no me iban a respaldar ¿Cómo entro anoche?

Llame a Alice y Jessica, pidiéndole si me podía ir a dormir con ellas hoy, pero ambas tenían planes para esta noche. Me preguntaron si seguía teniendo visiones ridículas sobre ojos rojos y casi comencé a llorar ahí mismo, tuve que concentrarme para no hacerlo. ¿Qué iba hacer ahora?

Me cubrí con las sabanas y me gane en posición fetal, no quería que ese monstruo me volviera a tocar y menos sentir sus colmillos en mi piel.

Me quede horas pensando en lo que había sucedido, mientras mis lágrimas seguían cayendo. Desperté de ese estado cuando note que comenzaba a oscurecer, mis manos empezaron a temblar, no quería que llegara la noche, ya no me sentía segura en mi propia casa.

El sonido del timbre me despertó del estado en cual me encontraba. Trague saliva nerviosa, no creo que sea el, es imposible, no se atrevería a tocar el timbre. Me puse mi bata y fui a la puerta, abrí de inmediato al notar quien era.

-¡Alice! –dije abrazándola, ella se quedo helada y de a poco fue abrazándome.

-¿Bella estas bien? –negué, no podría decirle lo que paso, pero no le escondería que estaba pésimo -¡¿Qué paso?¡¿Por qué lloras?

-No lo sé –dije ahora separándome de ella –estoy sensible… -ella me quedo mirando raro.

-Ese llanto es desesperado.

-No lo sé de verdad…tuve un sueño raro, donde todos morían y acabo de despertar… -ella enarco una ceja.

-¿Miraste alguna película? –asentí.

-2012 –ella rodo los ojos -¿Qué haces aquí? –dije ahora secando mis lagrimas.

-Vine a buscarte, Jasper tuvo que hacer algo del trabajo…ve a bañarte –marque una sonrisa de oreja a oreja y corrí al baño, tome algo de ropa y me metí a la ducha.

¡Esto era un milagro!...así podría pasar la noche tranquila, ahora buscaría un nuevo lugar para alquilar, no podía seguir en este departamento nunca mas.

Salí de la ducha con el cabello mojado y completamente desastrosa.

-¿No te puedes arreglar un poco mas? –mire hacia afuera por la ventana, ya estaba de noche. Mire a Alice y negué. No iba a perder tiempo en ese estilo de cosas, total mañana no tenia que trabajar, lo que me podría servir para buscar un nuevo departamento y para escapar de este lugar más rápido.

-Vamos –tome mi bolso con mis cosas que mi linda amiga Alice había preparado y salimos del departamento. Cerré con llave y Salí feliz de irme con Alice.

Cada una se fue en su auto hacia la casa de Alice, vivía como a veinte minutos de mi casa. Todo el camino lo pase con los nervios a flor de piel, pensando que ese monstruo podía volver a atacarme en cualquiera momento, pero no paso nada, sonreí triunfante al darme cuenta que tanto Alice como yo, estábamos sanas y salvas.

Entramos a su casa, si, Alice no tenia departamento en realidad, decía que odiaba que no hubiera un jardín y que le pareciera como si fueran ratoneras.

-Ahora dime ¿Qué soñaste que quedaste tan mal Bella? –estábamos sentadas en el sofá, comiendo de un gran pote de helado. Recién cuando lo vi me di cuenta que no había comido nada.

-Nada importante, creo que ando mas sensible de lo normal –ella me quedo mirando sin decir nada por unos segundos, hasta que por fin la bruja de Alice tuvo que salir a la luz.

-Esta distinta Bella –me seguía mirando, como si así pudiera descubrir lo que de verdad había pasado.

-No, estoy como siempre, quizás es porque ando mas desaliñada de lo normal –sonreí para despistarla.

-No, no es eso, estas rara, cambiada –rodee los ojos para quitarle importancia.

-No es nada Alice, te estas volviendo loca, creo que seguirás con tu titulo –ella sonrió.

-¿Tienes hambre? –asentí, mi estomago me estaba exigiendo algo de comida.

-Muy bien ¿te parece si hoy nos portamos mal y pedimos una pizza? –sonreí ampliamente ante su gran idea.

-Feliz –dije finalmente.

La noche con Alice se paso rapidísima para mi sorpresa, conversamos lo de siempre, Jessica nos había contado hace poco que tenia ganas de casarse pero el despistado de Mike no entendí sus indirectas. También sacamos el tema de que no vemos hace siglos a Rosalie y Emmett, esos dos si que eran solo trabajar, hace un año que se habían casado y hace dos años que tenían un pub juntos, cada visita que les hacíamos, tenían miles de planes que contarnos sobre como harían surgir mas su pub, siendo que era uno de los mas nombrados de Chicago.

-Creo que es hora de dormir ¿lo harás conmigo o iras a la habitación de huéspedes? –negué.

-Contigo, además hace frio –mentí. Alice sonrió y yo me fui al baño para lavar mis dientes y ponerme mi pijama. Alice había sacado mi pijama de verdad, ese de la camiseta de los "Chicago Bulls" era mi preferida porque era cómoda, jamás la volvería a usar. Ahora tenia mi short y camiseta con tiras, color azul, de seda, era lindo, me lo había regalado Alice hace ya tiempo.

-Bueno, que descanses Bella –dijo Alice girándose para quedar mas cómoda en la cama.

-Buenas noches Alice –me gire hacia el lado de la ventana y cerré los ojos para no ver a través de la cortina, ya me imaginaba que iba a aparecer una sombra gigante.

Me comencé a mover inquieta en cama, tenia calor, no tenia idea que hora eran pero al abrir mis ojos note que aun era de noche.

-Bella…deja de moverte, si quieres ir al baño no seas floja y anda –dijo Alice soñolienta –algunas tenemos que ir a trabajar mañana –le hice caso a pesar que no tenia ganas de ir al baño, llegue a este y decidí ir a dar una vuelta a la cocina por un vaso de agua, quizás así se me quitaba el calor, me estaba incomodando, era raro.

Prendí todas las luces mientras iba avanzando, no quería volver a andar en la oscuridad desde anoche hasta que estuviera enterrada metros bajo tierra.

Entre a la cocina y saque un vaso del mueble, lo llene de agua y me lo tome de un trago. Me sentía rara, me tome el cuello y recién ahí me di cuenta que Alice no me había dicho nada sobre el color de este ¿habrá desaparecido? No lo creo, era demasiado notorio, pero Alice me hubiera dicho algo. Decidí ir al baño para poder ver mejor mi cuello. Apague la luz de la cocina y me fui por la sala hasta apagar la luz de esta e ir al baño, pero al momento de hacerlo, un escalofrió paso por mi columna y en un segundo sentí como unas manos se apoderaban de mis brazos y me plantaban en contra de la pared.

-No grites o sino tu amiga pagara las consecuencias –dijo en mi oído, haciendo que mi respiración comenzara a aumentar su frecuencia por…¿miedo? –Así que pensaste que podías escapar, aun sabiendo que ahora eres mía.

Dios…estaba perdida.
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Jue Dic 01, 2011 7:36 pm
Capitulo nº 4


-No grites, ni corras, ni nada por el estilo ¿has escuchado? –asentí. Soltó su agarre y no fui capaz de moverme, no quería verlo, no quería volver a ver sus ojos rojos jamás en mi vida –voltéate Isabella –negué, no quería verlo –he dicho que te voltees ¿o quieres que lo haga por ti? –trague saliva nerviosa. Su voz era tan demandante, me daba miedo.

Me fui girando de a poco y me concentre en ver solo sus zapatos, o donde deberían ir estos, no había mucha luz para diferenciar, solo la que entraba por la ventana y eso solo me permitía ver la sombra que tenia cerca -¿no dirás nada? –negué de nuevo, no quería tener nada que ver con este monstruo, si menos sabia lo que pasaba mejor me resguardaba en alguna parte de mi cerebro –Veo que esto será mas fácil de lo que pensé –tense mi mordida a lo que dijo. Comencé a pensar en otra cosa, en algún lugar, algo que me ayudara a escapar de aquí –Veo que tu amiga Alice duerme a unos metros de nosotros, podríamos llamarla para que salga a jugar ¿no crees?

-No te atrevas –dije tratando de controlar mi tono de voz.

-Mmm…veo que has sacado el habla… -tomo mi brazo, lo que me hizo temblar –ven –no sé para que lo dijo, ya que me tironeo hasta sentarme en el sofá de la sala.

-Suéltame… -me moví para que me dejara, pero el lo único que hizo fue soltar mi mano y sentarse a mi lado.

-Bien, dudas….adelante, puedes preguntar, tienes el derecho por ser mía, aunque no responderé todo, ahora –dijo tomando mi mentón –quiero que me mires –me movió para que lo viera. No habían ojos rojos, suspire mas tranquila, aquello me aterrorizaba. Sus ojos eran negros, o por lo menos así lo veía a la oscuridad que había en la sala.

-Tus ojos… -dije para que entendiera a que me refería.

-Eso es gracias a ti, al ser mi proveedora…tu sangre, que es bastante especial, para mi, ha hecho que mis ojos se calmen, por lo menos mas tiempo del que usualmente estoy acostumbrado.

-Entonces….ya no…. –mis manos comenzaron a temblar - tienes que alimentarte de…

-¿De otro? Si puedo, y lo hare, o sino quedaras seca y eso ninguno de los dos lo desea ¿cierto? –asentí –serás mía y el viernes dejaremos aquello claro para todos los de mi especie ¿sabes lo que soy no?

-Vam…Vampiro…

-Así es, te ha tocado la suerte de ser mía, así que no dejare que algún otro vampiro pueda hacerte algo.

-La fiesta "Masquerade" –dije recordando lo de aquella invitación. Ahora veía porque me había llegado, este ser debería estar inmiscuido con gente importante.

-Así es, te llagara algo el día viernes, recógelo con el guardia ¿tienen en ese horrible edificio no?...deberemos cambiarte de lugar, debes estar mas protegida, y eso será en otro edificio, así que mejor no esperes nada –trague saliva. Me iba a cambiar de lugar antes del viernes y ni loca iría a esa fiesta –No pienses que te puedes escapar de mi Isabella, te puedo encontrar donde estés, ahora que bebí tu sangre, me perteneces, ya te lo he dicho –me quede helada ¿el podía leer mentes? –ahora… -su voz cambio de tono, convirtiéndose en una melodía aterciopelada que ahora susurraba en mi oído y provocaba escalofríos en mi cuerpo. Me puse de pie de inmediato, pero no me lo permitió. Tomo mi brazo e hizo que me sentara a su lado de nuevo, incluso mas cerca de el. Cerré los ojos y comencé respirar asustada.

-No lo hagas…por favor –sentí como se rio suavemente.

-¿Sabes?...eres la primera que me dice algo así, anoche no te negabas como para que actúes de esta manera –hice mis manos unos puños. Su mano comenzó a subir por mi rodilla lentamente hasta mi muslo. Lo detuve para que no siguiera subiendo –cuidado... no me caracterizo por ser un hombre paciente –"como si fueras humano" eso debí decirle –eres una hipócrita…anoche gritaste y al final no fue de miedo ¿o me equivoco?

-¿Quién eres? –dije asustada. Estaba segura que este ser me conocía.

-Eso no lo sabrás…hasta dentro de un tiempo, hasta que pueda…confiar en ti –trague saliva ¿seria mucho tiempo? ¿Cuánto más tendría que soportar esto?

-¿Me vas a matar? –prefería eso a que me siguiera haciendo…bueno, lo que hacia.

-No…ahora tengo otros planes para ti –dijo soltándose de mi mano y llevándola a mi cuello, haciendo que lo mirara otra vez.

-No…por favor, no me muerdas –se rio cerca de mi oído, era una risa suave y arrebatadora en realidad.

-Eso lo dejaremos para mas adelante, con la mordida de ayer…me has dejado satisfecho y no quiero abusar de tu sangre, es sagrada para mi –se acerco después de decir eso y paso su nariz por mi cuello, oliendo. Negué tratando de escapar, pero el no me lo permitió –ahora necesito mas de ti que de tu sangre, realmente estas hecha para mis necesidades… -paso sus labios por mi oreja haciendo que cerrara mis ojos.

-¿Qué tienen tus labios? –se separo riendo.

-Eso ha sido una sorpresa…eres la única que responde a ese nivel con mis labios, claramente lo usaste para tu favor anoche –volvió a llevar sus labios a mi oreja, atrapando el lóbulo suavemente, incitándome a caer en el otra vez, lo tironeo con sus dientes, haciendo que mi corazón se acelerara, pero no podía permitir que esto volviera a suceder. Me puse de pie rápidamente y corrí hacia Alice, seria una maldita egoísta pero por lo menos seriamos dos para gritar, sin embargo era demasiado lenta para el.

Choque contra la pared, siendo atrapada por su cuerpo. Apoye mi rostro en el frio muro y me trate de mover, pero no fue muy buena idea, ya que sentí su erección en mi espalda baja.

-No… -dije a penas. Aquel ser tomo mis manos y la puso a mis lados, al nivel de mi cabeza. Era tan frio su tacto que me daban escalofríos.

-¿Sabes que cuando tratas de escapar me lo pones mas duro? –apoyo su rostro en mi hombro –y sabes que también quieres esto.

-¡Cállate maldito asqueroso! –dije con un tono de voz mas alto al que había utilizado en todo este tiempo.

-Isabella…te recomiendo que te mantengas en silencio, no queremos que tu amiga aparezca con el cuello torcido en los conteiner de basura ¿cierto que no deseamos eso? –al decir aquello soltó mis manos, las cuales quedaron contra la pared y él comenzó a pasar por mis costados, a penas rozando sus dedos sobre mi pijama, haciendo que mi corazón latiera mas fuerte y sinceramente, no tenia idea el motivo de que mi corazón estuviera desbocado, si era por el miedo que le tenia o si era por el placer que él provocaba en mi cuerpo –eso, tranquila…te gustara –dijo en mi oído nuevamente. Sus manos volvieron a subir y tomo mi camiseta azul, de la parte inferior y comenzó a subirla, pasando lentamente sus manos por mi abdomen. Lleve mis manos a las suyas para detenerlo –Isabella… -dijo advirtiéndome de que sacara mis manos –compórtate –saque mis manos despacio y el siguió subiendo mi pijama hasta que lo paso por mi cabeza y lo tiro a algún lado. Volví a sentir su piel contra la mía, subiendo desde mi vientre hasta llegar a rodear ambos pechos, pasando tentadoramente sus dedos por mis pezones, pero en ningún momento era capaz de tocarlos, estaba jugando. No pude evitar apoyar mi cabeza en su hombro, ya que por sus "caricias" estaba provocando que mis piernas se debilitaran –Eso…. –dijo para luego tomar con sus dedos, índice y pulgar mis pezones y tirar de ellos, un grito salió de mis labios, pero el lo acallo uniendo sus labios a los míos….era un vil monstruo, pero sus labios, no tenia idea que tenían, porque hacían que me humedeciera solo al momento de tocarlos. Me odie al momento que me di cuenta que me estaba empinando y girando mas mi rostro para alcanzar mas sus labios, sentí como sonrió contra los míos.

-Te odio –dije frustrada, alejándome solo unos milímetros de sus labios, sintiendo como cada vez mi corazón comenzaba a aumentar de latidos por minuto por como el movía sus manos en mis pechos.

-Lo sé –su voz fue ronca y como siempre con ese toque de seducción, sabia que yo no podía hacer nada. Él se sentía poderoso y lo demostraba en cada toque que sentía en mi piel, quemaba, como si solo el fuera capaz de que muriera de combustión espontanea. Este era el mismísimo demonio tocándome, iba a ir al infierno por esto –pero en estos momentos –dijo volviendo a besarme, apoderándose de mi labio inferior y tirando de el –a nadie le importa –esta vez me beso con mas pasión, de una forma deliciosa, dejándome sin aliento –apóyate en la pared y no seas rebelde –cerré los ojos, no podía creer lo que estaba haciendo, estaba aceptando que este infeliz hiciera o deshiciera conmigo a su verdadero antojo.

Ahogue un suspiro al sentir sus manos en mi short.

-Te queda bien el azul –dijo comenzando a bajar la prenda, de a poco, cada movimiento que hacia era lento, seduciendo en cada oportunidad que se le diera. Termino sacando los short y no se donde terminaron, pero mis piernas se volvieron a debilitar cuando sus manos comenzaron a subir hasta llegar a mi cadera, llevándola hacia atrás y sobresaltándome al notar que podría sentir su miembro en mis nalgas. Cerré los ojos con fuerza y no pude evitar recordar como me sentí cuando lo tenia dentro de mi, un dolor inolvidable, pero como fue sobrellevado por el placer, poco a poco hasta que hizo que cada una de mis células explotara excitadas ante sus movimientos.

Su mano derecha se fue hacia mi centro, mientras que la otra se fue a mi rostro, para llevarlo a sus labios de nuevo, sabia que algo raro pasaba con sus labios y se estaba aprovechando de eso. Me fue imposible poder seguir respondiendo a sus besos cuando sentí que su mano comenzaba a acariciar mis pliegues, moviéndose a un ritmo que me iba a matar.

-Isabella quieta –dijo cuando sin darme cuenta estaba moviendo mi cadera hacia su mano, tratando de encontrar mas fricción en su mano. No me agrado como me llamo, era como si fuera algún estilo de mascota para el.

-Bella… -dije mientras seguía devorando mis labios y haciendo que mi cuerpo comenzara a sentirse débil ante este calor que sentía, ahora sabia que tipo de calor me había inundado cuando tuve que levantarme de la cama ¿él habrá hecho eso?

-¿Qué? –dijo mordiendo mi labios inferior.

-Llámame Bella, no me gusta mi nombre –dije poniendo mis pies en puntillas para besarlo.

-Lo veremos luego –dijo para volver a besarme. Podía sentir su lengua enredarse con la mía, era extraño, antes había dado besos de este estilo, pero jamás había estado tan sincronizada con la otra persona. Sintiendo como su lengua se separaba de la mía para pasar por mis labios, haciendo que solo deseara besarlo mas, iba a terminar odiándome por esto. Inesperadamente se separo un poco de mi y luego pude sentir como bajaba el cierre de su pantalón y lo bajaba. Me gire –Isabella vuelve a tu posición –negué.

-No quiero así –tense mi mandíbula, no quería que me lo hiciera así, me daba miedo.

-Te he dicho que te gires –apreté mis puños, el no podía exigir todo.

-Y yo he dicho que no quiero –en un segundo me vi de vuelta a mi posición y con su miembro en mi entrada. Me tenia sujeta de la cadera haciendo que mi cuerpo formara un ángulo de unos 160º

-Aquí no importa lo que tu digas o quieras –al decir eso entro en mi de una embestida, sacando un gemido bastante sonoro de mi parte –sigue así si quieres despertar a tu amiga, a mi no me molestaría tenerla a las dos –mordí mi labio inferior cuando se movió un poco. La noche anterior lo había sentido, era muy grande, pero ahora…Dios, lo sentía aun mas profundo que ayer. Sus manos se fundieron mas en mi piel, eso dejaría marca. Me empujo hacia el sacando un gemido un poco mas alto que el anterior. Dios, se estaba moviendo muy lento, estoy enferma. Me moví hacia el, escuche como siseo suavemente ante mi movimiento y en adelante comenzó casi salir por completo y volver a entrar –Isabella –dijo a penas, rodeándome con su brazos, haciendo que me apoyara en su cuerpo, el estaba manejando el mío como quería. Tomo mi pecho izquierdo y comenzó a presionar mi pezón, mordí con fuerza mi labio para no gritar a lo que estaba sintiendo mientras el seguía haciendo aquello y seguía embistiendo contra mi. Gire mi rostro y sus labios atraparon los míos, ahora tirando intensamente de mi labio inferior.

-Mas… -dije cuando sus movimientos no me eran suficiente.

-¿A que no querías? –dijo burlón. No le respondí.

Apoye una mano en la pared cuando sus movimientos aumentaron de frecuencia e intensidad. Tenia la necesidad de gritar a lo que estaba sintiendo, pero no podía hacerlo, solo salían gemidos de mis labios, al igual de los de él. Luego de minutos donde parecía que cada vez llegaba a un nuevo punto en mi anatomía, pude sentir como estaba mas cerca de mi liberación, como mi cuerpo completo se terminara de incendiar, como mi vientre era el centro de todo el fuego que me envolvía.

-Vamos…déjate llevar Bella –dijo contra mis labios, para apresarlos de nuevo. Al escuchar como me decía aquello, mas sentir el sabor de sus labios tan fríos, hizo que todo culminara con un orgasmo arrebatador, mi cuerpo completo tembló entre sus brazos. Busque apoyarme en él nuevamente, mientras sus labios silenciaban mi grito. Segundo después pude sentir como el también encontraba su propia liberación –Si –dijo saliéndose de mi cuerpo –he decidido que esto se tendrá que repetir siempre.

Apoye mi rostro en la pared, porque aun me sentía completamente agotada. Sentí como él me tomaba del brazo y me hacia girar.

-Tu pijama –dijo dejándolo en mis manos. Mire hacia donde debería estar sus ojos y estos estaban rojos.

-Tus ojos… -dije sorprendida. Solo hace unos momentos los tenia negros.

-Me has dado hambre, pero como ya ambos hemos tenido ese apreciado orgasmo, no me dan ganas de morderte, aunque realmente tu sangre es única para mi, pero debo mantener mi fuente de alimento, iré en busca de alguien en algún pub –dijo desapareciendo de mi vista. Solo sentí la brisa que dejo al moverse tan rápido que quede sin moverme por varios minutos, con mi pijama en las manos.

Me metí en la cama al lado de Alice, quien dormía plácidamente. ¿Qué iba hacer ahora? Por lo visto era la mascota de algún vampiros ¿de verdad espera que me cambie de hogar? Mi departamento lo fui llenando con bastante esfuerzo, no era cosa de dejarlo porque un psicópata-con el cual me estaba acostado-me decía que tenia que hacerlo. Eso no era posible, aunque hasta ahora, nada estaba en mis manos.

Cansada cerré mis ojos, sin evitar traer en mi mente esos ojos rojos, me daban miedo.

Al día siguiente me desperté mas tarde, ni siquiera cuando Alice se despertó pude abrir los ojos. Solo encontré una nota que decía que desayunara y que nos veíamos mañana en el trabajo, esperaba que estuviera bien para entonces. Eso mismo pensé yo.

Me fui a casa sin comer nada, allá tomaría un café o algo por el estilo. Subí los escalones utilizándolos para pensar en que iba hacer ahora, con este vampiro, que ni siquiera sabia el nombre. ¿De verdad esperaba que me cambiara de casa? Eso era estúpido, de verdad. Además, yo no era suya, no podía entender como me quedaba callada con una orden suya, aunque puede ser porque amenazaba con matarme o matar a Alice, pero aun así no debería agradarme cuando lo sentía tocándome, o entrando en mi cuerpo, haciéndome suya, como si de verdad eso fuera cierto.

Puse la llave en la puerta y al abrirla me quede en estado de shock.

Mi departamento estaba repleto de personas, guardando algunas cosas en cajas y deshaciéndose de otras.

-¡¿Qué demonios pasa aquí? –grite desesperada. Todos se detuvieron y me quedaron mirando sorprendidos, hasta que de entre todos esos hombres gigantes, vestidos con los mismo jeans claros, las mismas camisetas color celeste con el nombre de una empresa en la espalda y una gorra azul marino, que también tenia el nombre de la empresa "AST Global Removals", apareció una mujer, de estatura baja, se veía como una adolescentes. Su cabello rubio estaba tomado en un moño que deduje que era para que se viera mayor, vestía de un traje de dos piezas color negro, su blusa blanca y sus tacos negros con un diseño al lado color blanco, hacían que se viera muy importante, mas sus lentes negros, con una línea blanca en los lados y una agenda de cuero negro, me mostraban que sin dudas, el negro y blanco eran sus colores favoritos. ¿Cómo podía tener humor en estos momentos?

-¿Qué mierda hacen aquí? –dije mirando a la pequeña rubia. Pude notar que sus ojos eran de un azul intenso.

-Muy buenos días –dijo sonriendo –mi nombre es Jane Vulturi y soy la asistente de… -se tomo un minuto –de él –dijo finalmente.

Me quede helada ¿de verdad el había hecho esto? ¡Maldito bastardo!

-¡Bajen todo ahora! Son mis cosas y si no lo hacen llamare a la policía –todo quedo en el suelo en un segundo.

-¡Arriba! –dijo la pequeña-¡Les estoy pagando! –dijo con una voz que llegaba a dar miedo, todos levantaron las cajas. Me miro y volvió a sonreír –lo siento, pero estamos recibiendo ordenes, el seño, dijo que no íbamos a tener problemas y que si usted, Srta. Swan, decía algo, él iba a tener que ir a ver a su amiga Alice Brandon –me quede helada al escucharla. La pequeña que no tenia idea cuantos años tenia me miro sonriendo, ella sabia todo lo que sus palabras involucraban, ya que hizo una mueca de incomodidad –lo siento, nada que usted pueda hacer para evitar lo que ocurre…ahora –dijo tomando mi brazo y sacándome de ahí, mientras hizo una seña a los trabajadores para que siguieran en su trabajo –Usted debe ir a esta dirección, la esperan ahí, le tomaran las medidas y luego se ira aquí…aunque –dijo de nuevo sonriendo amablemente –no tiene que preocuparse de nada, un auto la esta esperando abajo con su chofer, el es muy agradable, la llevara donde necesite ir ¿entendido?... –la quede mirando asustada –Srta. Swan…

-Dime Bella por favor –me esta incomodando que me tratara así.

-No puedo, son ordenes de él –rodee los ojos ¿Quién diablos era? Tendría que verle la cara antes de cualquier cosa, ni siquiera sabia como era. Lo había tocado, lo había sentido, pero ni siquiera podría reconocerlo si pasaba por mi lado –Srta. Swan, le recomiendo que acate las ordenes del él, es bastante exigente y todo lo que dice, lo cumple –suspire rendida, no permitiría que esto se saliera mas de mis manos y dañara a Alice.

-Esta bien –ella sonrió.

-Fue un gusto Srta. Swan –asentí, aun incomoda a como me llamaba. Dio media vuelta y se dirigió a mi departamento, cerrando la puerta.

Baje escalón por escalón como si llevara una mochila de cien kilos en mi espalda, me sentía miserable, realmente ya no me sentía como Bella Swan, sino que era una desconocida.

Llegue al primer piso y Salí de mi edificio, sin saber si volvería a entrar. Note que mi auto no estaba por ningún lugar, y en cambio se estaciono al frente mío un Jaguar XJ 2011 color negro. Mi boca se abrió sin poder evitarlo, era…era poderoso. La puerta se abrió y casi me dio un ataque al ver que salía alguien de ahí ¿podría ser que?

-¿Srta. Swan? –dijo un tipo alto, de tez morena, con ojos negros y cabello corto, era guapo. Me sonreía mostrando una hermosa hilera de dientes color blanco, su sonrisa era reluciente y perfecta. Vestía con un traje negro, camisa blanca, corbata negra y una gorra. Se acerco hasta quedar al frente mío, seguía con su sonrisa –Mi nombre es Jacob Black y soy su chofer hasta que el jefe diga lo contrario –dijo estirando su mano hacia mi. La tome con desconfianza, pero luego de unos segundo pude notar que este chico por lo menos seria mas agradable que Jane y aquel bastardo.
Ethan Koffman
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Jue Dic 01, 2011 7:38 pm
Capitulo nº 5


Iba dentro de ese lujoso auto, con el chofer que no paraba de hablar, no se si lo hacia porque sabia que estaba muy nerviosa y muerta del miedo o porque de verdad le gustaba hablar. Me hablaba que tuvo una mañana difícil porque pensó que había arruinado el auto y que tendría que trabajar y ser un esclavo de por vida de su jefe. Tampoco estaba autorizado para decir su nombre, maldito cobarde, de seguro era alguien importante, no tenia idea quien podría ser un vampiro encubierto, pero tenia que tener cuidado en hablar, no sabia si Jacob tenia conocimiento de cómo era su jefe.

-¿Cuántas chicas has visto con tu jefe, Jacob? –dije como que no quería la cosa. Deseaba saber si las mataba luego de un tiempo, para saber cuanto tiempo tenia de vida.

-¿Cuántas chicas? –dijo riendo. Se giro a verme, me puse nerviosa porque podía chocar –yo pensé que era gay Srta. –dijo riendo aun mas.

-Mira hacia adelante –dije nerviosa. El lo hizo -¿gay dices? –el asintió mirándome por el espejo retrovisor.

-Si, jamás le habíamos visto novia, de verdad me sorprende que usted no este enterada de esto –el me quedo mirando, esperando una respuesta.

-Bueno, esto con él ha sido algo repentino, realmente no tenia idea de sus planes, tendré que hablar con él –Jacob me quedo mirando como si tuviera dos cabezas.

-Yo sabia que algún día el jefe seria dominado, al final todos lo somos, mujeres y su poder de brujas –dijo riendo. No pude evitar sonreír.

Estuvimos conversando mas cosas, pero nada que involucrara a mi "dueño" ya que Jacob era muy fiel a su jefe.

-Bien Srta. Hemos llegado, vecindario Loop, Avenida 935 North Michigan –mire por la ventana. Un gran edificio blanco, con hermosos diseños, donde llamaba la atención las ventanas, claramente exponía que estábamos al frente de la tienda Chanel.

-¿Qué hacemos aquí Jacob? –dije confundida, esta tienda era carísima.

-Bueno, yo no se mucho del tema, pero me dijeron que la trajera aquí y esperara hasta que terminara, debe ir adentro Srta. –abrí mi boca sin poder evitarlo ¿este infeliz estaba tratando de comprarme? ¿De que me convirtiera en su puta personal?

-No Jacob, yo quiero ir a ver a tu jefe, vamos, por favor –el esquivo mi mirada y tomo aire, como si necesitara valor, para lo que iba a decir.

-Me dijo que esto iba a suceder, dijo que solo le nombrara a Alice Brandon –hice mis manos un puño y grite apretando mi mandíbula -¡Srta. Isabella! ¿esta bien?

-¡Llámame Bella diablos! –el me quedo mirando sorprendido.

-Le recomiendo que entre, así lo ve mas pronto si desea tanto estar con él –le di una mirada envenenada mientras el se giraba y miraba al frente, tomando en cuenta mi advertencia que si volvía a repetir eso, lo mataba.

Salí del auto y fui desastrosa como andaba hacia esa hermosa tienda exclusiva, donde todos vestían como si fueran a algún lugar importante.

Al entrar una chica de cabello negro, muy corto y de contextura delgada me miro y sonrió, de inmediato me comenzó a decir todas las cosas que tenia mientras me llevaba a otros lugar de la tienda, donde me midió y donde me lleno de bolsas. No tenia idea para que tomaron mis medidas si tenían bolsas llenas con ropa y accesorios.

-Esto le dejo su novio –no fue capaz de decirme el nombre y la chica se giro, desapareciendo, sin darme oportunidad de interrogarla un poco. Tome la nota y la rompí de inmediato después de leerla. "Siempre he querido que mis propiedades estén en buenas condiciones" Hijo de perra, eso era lo que este infeliz era.

Salí de la tienda, junto con otras tres chicas, llenas de bolsas. Jacob se bajo del auto y vino corriendo a ayudarnos. Dejamos todo en el maletero, ellas y Jacob insistieron que no era el lugar mas apropiado, pero de todas formas no le iba a pasar nada a la ropa, estoy segura que este auto, tan lujoso, no permitiría tal cosa.

Bien –dijo Jacob cuando miraba su reloj y las chicas se habían devuelto a la tienda, luego de despedirse amorosamente del chofer –son mas de las dos de la tarde –suspire. Pensar que había entrado ahí a las once y media. Esas chicas estaban locas, me dijeron que podía elegir todo lo que quisiera. Al bastardo le llegaría una linda cuenta de "Chanel" –así que es hora de ¡comer!...además usted, luce un tanto enferma, no le haría nada mal comer algo–claro, si no había comido nada hace sentía días, menos he dormido bien. Por lo menos me sentía como Jacob había dicho, enferma.

-Muy bien… -dije asintiendo.

-Ahí podre acompañarla, el jefe dice que jamás hay que comer solo –me sonrió alegre, mientras yo sonreía igual, pero ni siquiera era una sonrisa verdadera, esto estaba saliendo pésimo.

Me fui mirando hacia afuera en todo momento, hasta que mi celular comenzó a sonar. Vi el numero y se me revolvió el estomago.

-Hola Rose… -dije nerviosa.

-¡¿Dónde mierda están tu y tus cosas Isabella Swan?...¡estoy al frente de tu puerta la cual esta abierta! ¡y sin nada!...no me digas que vendiste todo para largarte a Europa.

-No –dije cansada. Mire a Jacob y el estaba mirando de reojo, decidí que mejor trataba de cortar esto rápidamente, no quería que esto llegara a oídos del infeliz y me amenazaran con otra amiga mas –Me tengo que ir en estos momentos, pero te llamo mas tarde…

-Perra, ni se te ocurra…¿te estas acostando con alguien? ¿por eso no me puedes hablar?

-¡Basta! –dije nerviosa.

-Ooohh…por fin la santa virgen Bella ha visto lo que es bueno y no ha sido iluminada por el espíritu santo ¿es eso?

-Ya, no sigas –dije histérica y casi gritándole al teléfono.

-Esta bien, aun así no te salvaras de decirme donde demonios estas y con quien…eso es lo que mas estoy esperando.

-De verdad, ahora no te puedo decir nada –mire desconfiada a Jacob –tuve que mudarme, tenia la opción y bueno…era sorpresa, pero la has arruinado –dije finalmente.

-Bella, odio cuando me escondes información, de seguro tu mejor amiga Alice sabia ¿no? –dijo con voz de niña desagradable.

-No, no sabia, y no seas celosa, es tu amiga igual.

-Esta bien –dijo de mala gana.

-Hablamos, adiós.

-Adiós –corte y guarde mi celular en el bolso.

-¿Problemas? –dijo Jacob mirándome por le espejo. Negué.

-Nada de que preocuparse –seguí mirando hacia afuera, pensando en un millar de preguntas que estaban apareciendo en mi mente. ¿Podría volver a ver a mis amigas y amigos? ¿podría volver a trabajar? ¿Me iban a esconder en algún sótano?

Jacob manejo por un tiempo bastante largo, más de una hora aproximadamente hasta que llegamos a "Pizzería Uno" bastante conocidas en el estado de Illions.

-¿Comida? –dije mirando a Jacob.

-Si, por fin comida…muero de hambre –Jacob salió del auto y antes de que pudiera yo misma abrir la puerta, el la abrió por mi –Srta. –dijo ofreciéndome su mano, la tome y Salí del auto. Corría un viento bastante helado, y eso que estábamos por entrar en primavera, el invierno se estaba tratando de quedar con todas las ganas.

-Muy bien –dije suspirando. Si me habían llevado a Chanel a comprar, no me iba a negar a llenar mi estomago. Moría de hambre.

Con Jacob no conversamos nada de importancia, nada que a mi me importara, me repitió mas de diez veces que no tenia permitido dar información sobre su jefe.

-Yo era el chofer de el ¿sabe? Me dijo que me iba a dejar con usted, porque confiaba en mi, no voy a arruinar eso, la paga es buena –con eso me di cuenta que Jacob no seria un aliado, necesitaba conocer a mas personas, para ver si iba a recibir alguna ayuda.

-¿Sabes si estaré prisionera? –el rodo los ojos. Me era inevitable seguir preguntando, el era el único con quien tenia contacto en este momento.

-Srta. Bella, le diré que no puedo decir nada, pero… -dijo acercándose a mi –no dejaron sus cosas de trabajo tirados en la basura como el resto de sus cosas.

-¡¿Botaron mis cosas? –grite.

-¿Ve? Así no puedo decirle nada –dio un mordisco a su enorme pedazo de pizza mientras yo le copiaba y hacia lo mismo.

Fue lo único que pude sacarle a Jacob hasta que luego de una hora tuvimos que volver a subirnos al lujoso auto, para seguir nuestro camino.

-Ahora vamos a 3170 North Sheridan Road, Lincoln Park –dijo mirando por el espejo. Asentí y me concentre de nuevo en la ventana. Realmente él hombre que estaba detrás de esos ojos rojos, me estaba tratando de alejar de toda mi vida, por lo menos mi trabajo estaban en el distrito de Lincoln Park. Después de varios minutos Jacob estaciono el auto –hemos llegado –de a poco mi mirada fue subiendo a través de la ventana hasta poder visualizar el edificio que tenia al frente –el jefe es dueño de todo el ultimo piso, no me pregunte para que quiere tanto espacio, no tengo idea desde cuando lo compro, desde que trabajo con el, ha vivido aquí -mi boca se abrió al darme cuenta que estábamos en el Belmont House.

-Yo no puedo vivir aquí… -dije pasmada. Esto era demasiado ridículo, este hombre era ridículamente millonario.

-Lo siento Srta. Bella, pero deberá, sabe lo que pasa si se niega a todo esto –lo mire asustada. Jacob podía ser muy amable y simpático conmigo, pero el sabia de los malos pasos de su jefe y eso lo hacia tan mala persona como aquel infeliz, tenia que tener cuidado con Jacob. Asentí inquieta –espere ahí, no salga –salió del auto y se dirigió a un botones del edificio y le paso la llave. El botones asintió y Jacob volvió al auto para abrir la puerta y sacarme de este. Fue al maletero y saco todas las bolsas. Otro botones se acerco y lo ayudo negándome la posibilidad de ayudar a Jacob.

-Venga por acá –dijo Jacob instándome a entrar. Lo seguí en silencio hasta que pasamos la puerta giratoria. Nunca antes había entrado a este lugar, era hermoso. Todo estaba en una ambiente dorado, unas hermosa lámparas de lagrimas de cristal colgaban en el techo, unos sofás Calipso, en forma circulares, esperando a que alguien descanse en su magnifica y suave tela –Srta. Bella –me gire molesta.

-Deja de decirme así Jacob, dime Bella solamente –negó e hizo una seña para que lo siguiera. Camine con cuidado de no romper nada, pase un tanto nerviosa cuando las personas me miraban. Estaba desastrosa, como dije antes.

-Bien –dijo Jacob deteniéndose al frente de un ascensor. Me hele y comencé a buscar la puerta de las escaleras. Me fui directo a la esquina derecha.

-¡Eyyy! –dijo Jacob tomándome del brazo y deteniéndome -¿Dónde cree que va?

-Yo no… –mire el ascensor y como el botones me quedaba mirando, extrañado –le temo a los ascensores, solo subo con personas que me dan confianza…

-Yo soy de confianza, trabajo para el jefe –lo quede mirando como si fuera el hombre mas estúpido del planeta.

-Si le dejaras de decir "jefe" como si estuviera involucrado con la mafia y omitiéramos el hecho de estoy aquí en contra de mi voluntad y que tu eres el que maneja el auto que me ha estado llevando a todos lados, recién podría pensar a subirme a un auto nuevamente contigo…no confió en ti –me cruce de brazos indicando que no me iba a mover.

-Esta bien, tiene razón –se giro y le paso el resto de bolsas al botones –sube tu, yo iré por las escaleras –volvió a mi lado y me quedo mirando con cara de que esto de verdad le molestaba –bien, no se atreva a decir que esta cansada –negué.

-Me ha tocado subir un edificio de 60 pisos, he llegado tarde, pero sin una gota de cansancio –me dirigí a la puerta y comenzamos a subir.

Jacob se quedo durante todo el transcurso de nuestro camino. Nos demoramos más de treinta minutos y debo decir que era porque tenía que esperar a Jacob.

-¡Nunca mas hare esto! –dijo cuando abrió la puerta. Dejándonos a entrar al último piso del edificio –Dios…usted esta loca –di unos pasos para ver. Tenía la misma decoración que todo el edificio, pero era notorio que esto había sido modificado, era una casa gigante en un edificio gigante.

-Tu amado jefe no esta aquí ¿cierto? –el me sonrió y negó.

-Esta trabajando y no me pregunte donde, siempre llega muy tarde, venga, la guiare a su habitación –seguí sin decir nada a Jacob mientras seguía mirando aquel lugar. Lamentablemente no había ninguna foto o algo parecido, este lugar era tan frio como un tempano de hielo, era un simple piso en un edificio, no era el hogar de nadie. No me pude dar el lujo de ver la sala mucho tiempo, ya que pasamos rápidamente por ahí, y menos diré que vi la cocina –aquí esta –abrió una puerta y entro. Jacob me quedo mirando, esperando a que lo siguiera, pero no podía, estaba en shock. Esta habitación era más grande, mil veces mas grande que mi departamento.

Avance a penas hacia el interior y me quede aun mas sorprendida. Tenia unos grandes ventanales que iban desde el techo hasta el suelo, adornados por unas gruesas cortinas crema con diseños bordados. La alfombra que se notaba que uno desearía estar todo el día con los pies descalzos por su suavidad, era también color crema, quizás un poco más fuerte el color. Mire la cama y era gigante, esta tenia un plumón crema, sabanas blancas, todo con bordados a juego. Un dosel gigante de madera, rodeando la cama estaban las cortinas color crema del dosel, estaba cubierta hasta un poco mas de la mitad.

-Bien, hasta aquí llego yo, hasta que tenga que salir de nuevo –dijo Jacob dejando las bolsas en la cama –que este bien, puede recorrer el lugar como si fuera suyo, esas son palabras del jefe, si necesita algo, ahí esta el citofono –dijo sonriendo y apuntando a un lado de la puerta, este era dorado.

-Gracias Jacob –dije aun hipnotizada por el lugar. Él asintió y desapareció de mi vista, cerrando la puerta.

Avance hasta la cama y me senté con cuidado. Cerré los ojos al sentir lo blanda que era. Agotada me recosté en la cama, dejándome envolver por la suavidad de la tela y sintiendo los diseños bordados en mis dedos. Aun no podía creer que todo esto me estuviera pasando ¿Qué había hecho para merecerlo? Nunca he tratado mal a nadie, siempre he vivido tranquila mi vida, sin molestar a nadie, ni siquiera a mis padres, me había ido de casa a los dieciocho a trabajar en una tienda comercial, luego había ido de trabajo en trabajo por dos años hasta que hice un curso de secretariado, lo encontré algo útil, y fue en un corto tiempo, desde ahí había comenzado a trabajar en distintas oficinas hasta hace mas de dos meses que llegue a Cullen Ltda. Y hasta ahora mi vida había sido normal, cero problemas que me complicaran la existencia, mis padres no se tenían que preocupar de mi, cada uno de ellos vivía su vida, como lo habían deseado siempre. No pude evitar volver a llorar por esto, ahora mis seres queridos estaban en peligro, porque si no me sometía a ese bastardo, ellos podrían salir heridos.

-¡MALDITO! –grite en la habitación llorando. Él no era nadie para hacer que mi vida se volviera un infierno, hacer que mi vida no estuviera en mis manos, el me estaba controlando como quería, y no podía hacer absolutamente nada para evitarlo.

Comencé a mirar como el día estaba pasando al frente de mis ojos y no hacia nada, seguía en la misma posición en la cama, por lo menos esta era comodísima. Mire las bolsas de Chanel y decidí guardar la ropa, pero note que no había un guardarropa. Fui a abrir una de las tres puertas que había en la habitación. Una era la de salida, la otra que estaba a mi lado derecho era la del baño, que a todo esto, era hermoso, una tina enorme, la cual tenia una puerta de vidrio que corrías para darte las duchas apresurada, un hermoso mueble, adentro tenia toallas. Otro mueble blanco que le daba soporte a los dos lavamanos que había sobre este, color blanco también con unos diseños dorados, como las llaves, tenia todo lo que una chica puede necesitar, desde distintos perfumes hasta tampones, útil. Cerré la puerta y decidí abrir la que estaba en el otro extremo, y al hacerlo mi boca quedo abierta. Había un estilo de pequeña sala, donde había un escritorio un sofá y unos estantes llenos de libros. ¿Este tipo me había investigado o que? Aunque bueno, a las personas deberían gustarle leer. Me acerque y note que habían muchos que eran míos, lo que me agrado, tener algo que en realidad fuera mío.

Salí confundida de la sala ¿Dónde estaba el armario? Mire toda la habitación hasta que fui a los amplios espejos que habían cerca de la puerta del baño, me quede mirando y estaba demacrada ¿había pisado Chanel con estas pintas? Alice tenía razón, no importa el momento, siempre debes estar arreglada porque nunca sabes donde puedes llegar y deberás estar bien vestida. Sabias palabras que jamás tome en cuenta. Cansada apoye mi cabeza en el espejo, de tal forma que termine en un segundo en el suelo y quejándome.

Mire a mi alrededor desde el suelo y note que el espejo se había movido y ahora estaba en otra habitación, en el…armario.

-Santo Dios –dije sorprendida. Había una gran habitación, por lo menos este armario era unas seis veces mas grande que el mío en mi departamento…ex departamento. Mire y estaba rodeada de estantes, donde habían zapatos, muy ordenados, otro donde colgaban vestidos, trajes de oficina, pijamas-que a todo esto, no era parecidos a los que yo o cualquier persona usaría, porque se notaba que era demasiado caro- camisetas, jeans, pantalones, todos doblados. Mas abajo habían distintas gavetas que fui abriendo con cuidado, en estas había ropa interior, joyas, otros vestidos que estaban dentro de otras cajas, pero que abrí apenas con bastante miedo. En otra esquina pude notar tres cajas medianas de la mudanza. Corrí hacia ellas y penosamente fui sacando mi ropa. Sonreí, aquí había algo mío, eso era bueno. Las deje ahí mismo, en las cajas y fui por las bolsas que estaban en la habitación. Arregle todo cuidadosamente y comencé a ver los trajes de oficina, realmente si me ponía uno de estos, no me iban a reconocer en el trabajo, eran hermoso, y mas como una secretaria luciría como ejecutiva. No pude evitar sonreír al ver aquel armario, era increíble, lamentaba que no fuera mío, que estuviera a mi disposición no significaba que fuera de mi propiedad, algún día, si salía de aquí, lo primero que haría luego de volver de Europa seria trabajar hasta romper mi columna para tener este hermoso armario.

Salí de ahí mas abatida y mi boca se abrió al notar que estaba anocheciendo ¿le podría ver su maldita cara cuando llegara? De verdad me enfermaba no poder saber como eran sus facciones o algo, solo conocía sus ojos, que a todo esto me aterrorizaban y…bueno conocía su cuerpo, pero aun así, no lo veía. Dios…¿Cuánto tiempo estuve en ese armario?

Abrí la puerta de la salida de la habitación con cuidado para ver si había alguien. Jacob dijo algo sobre que habría gente trabajando, pero no me dijo nada mas. Di unos pasos hacia fuera y doble hacia la derecha, por donde había llegado. Seguí el mismo recorrido, apreciando los cuadros que habían, hermosos a todo esto. Había pequeñas esculturas en algunos muebles también. Mí recorrido duro bastante antes de llegar a la sala, aunque debe ser porque me fui muy lento, estaba asustada. Mire y todo estaba muy ordenado, nada salía de su lugar por lo que solo para arruinar el perfecto lugar que estaba viendo, tome un pequeña escultura y la bote en la mesa al lado del sofá. Fui a ver a las ventanas y la vista era magnifica en realidad. La sala era muy diferente al resto de la casa, o por lo menos lo que vi. Esta era mas moderna, en realidad era mas…masculina, si, era notorio por los colores que tenia que era de un hombre y soltero. Los sofás negros de cuero, las pequeñas mesas que había en las esquinas eran grises, una gran pantalla plana en la pared.

La cocina quedaba un poco más allá, no había puerta o algo que la separara de la sala. Esta era absolutamente moderna. Fui a la nevera y mire que había para comer, saque una manzana ya que era lo que mas…normal había en su interior, estaba repleto de comida. Le di un mordisco y me quede mirando como el sol se iba escondiendo a través de los edificios.

El sonido de una puerta me distrajo y me gire asustada. Se escuchaban pasos hacia acá, mi corazón comenzó a latir con fuerza por el miedo.

-Srta. Isabella –suspire al ver que era Jane. Con sus colores blancos y negros, y según yo, su inseparable agenda.

-Hola –dije un tanto nerviosa.

-Veo que esta conociendo el lugar, me alegro –dijo sonriéndome. Se acerco mas a mi -¿necesita algo? He tenido que hacer unas diligencias para el señor… -se callo y frunció el ceño –bueno, para el jefe –"Jefe" odiaba que le dijeran así, sonaba como si fuera de la mafia, y no quería estar metida en mas problemas.

-No, estoy bien, muchas gracias Jane…

-Si tiene hambre, solo debe llamar a que llegue alguien y le cocine lo que usted desee, para eso están los citofonos a lo largo de este piso.

-No, estoy bien, no tengo hambre, estoy comiendo solo por hacer algo –ella me sonrió amablemente.

-Usted me agrada, creo que nos llevaremos muy bien –sonreí, esperaba tener a alguien con quien conversar –mañana, Jacob estará abajo a las siete de la mañana para llevarla a su trabajo, así que no se preocupe por llegar, deben ir antes porque el trafico aquí es ¡espantoso! –dijo haciendo otra mueca de desagrado –pero bueno –se quedo pensando otros segundos –algo mas debo decirle…¡aahh! Lo recordé, sus cosas están en el armario, hay libros de usted que se dejaron en su sala de estar y bueno, fotos, recuerdos, todo aquello, llegara mañana o pasado, se han mandado a restaurar…los portarretratos...no son muy…lindo –dijo un tanto avergonzada. Asentí –bien, entonces ¿segura que no necesita nada mas?

-Jane…¿el a que hora…?

-Tarde, jamás he podido saber a que hora llegar, siempre lo veo en la mañana, diez minutos y seria mi contacto con él, Jacob tenia mas relación, pero como sabrá, ninguno de nosotros esta autorizado para darle mas información…

-Ya veo… -dije un tanto apenada, necesitaba que alguien me guiara.

-Bueno, yo ya me voy, espero que este bien Srta. Isabella.

-Tu igual Jane –me gire al ver que ella se iba, mas tranquila, no lo vería hasta no se que día.

-¡Srta. Isabella! –me gire abruptamente. Y vi que sacaba en sobre de su agenda –esto no se le puede perder… -me paso la invitación de esa famosa fiesta.

-Gracias –dije un tanto nerviosa al ver esa maldita invitación. Recuerdo que llego en la mañana siguiente luego de ver por primera vez los ojos rojos de ese infeliz.

Ella se fue después de eso y yo me quede viendo por no se cuanto tiempo aquella invitación, no decía nombre, no decía nada que me dijera algo de este tipo, solo hablaba de la fiesta "Masquerade" y que esta era a las 23.30 este viernes. No iría ni loca, eso era demasiado peligroso, él no me haría ir.

Decidida me fui a la habitación para dormir o por lo menos estar mas segura. Eran más de las nueve de la noche y ya hace tiempo había oscurecido. Me metí con la ropa bajo las frazadas y note que mi celular habían mas de cincuenta llamadas perdidas, de Alice, de seguro Rosalie le dijo todo. No se que haría mañana, pero tenia que ver algo positivo, podría ir a trabajar.

Mis ojos no se cerraban y ya había pasado más de una hora que estaba tratando de dormir, desconocía este lugar y me quería ir. Realmente, me iba a ir, o por lo menos, dormiría tranquila hoy por la noche ¿Por qué demonios me estaba dejando dominar así? ¡esa no soy yo! ¡Esa no es la independiente y fuerte mujer que es Isabella Swan!...escaparía, hoy.

Tome un abrigo que había en el armario, bastante lujoso, que cubría mi cara y tome una frazada, la cual la guarde en un de las cajas que habían en el armario y tome mi bolso con algo de dinero. Mañana no iría a trabajar, ya me daba lo mismo y le avisaría a Alice todo lo que estaba ocurriendo ¡al diablo todo! Esto era surrealista, por lo menos tendría una noche tranquila antes de perder completamente mi libertad.

Corrí a través del piso hasta que llegue a la puerta. La abrí y ¡estaba abierta! Me fui corriendo a la puerta de las escaleras, gracias a Dios que aquí no habían guardias. Baje corriendo todos los pisos, me tomo bastante tiempo porque tenia la caja y debía ir con cuidado. Llegue al subterráneo. Mire a todos lados y este estaba oscurísimo. Seguí la luz y Salí por la parte de atrás del edificio.

-Wooow… –dije sorprendida –eso fue fácil –levante mis hombros e hice parar un taxi, el cual me vio gracias al cielo. Le indique a donde tenía que ir y me deje llevar por el taxista.

Paso más de una hora cuando le pague al hombre y me baje del taxi. Sonreí ya sintiéndome en mi hogar y subí todos los escalones hasta llegar al que era mi departamento, estaba con la puerta abierta aun. Entre y cerré la puerta con seguro. Me gane en un esquina y como una pobre vagabunda me arrope ahí, mis ojos se fueron cerrando al instante cuando me di cuenta que estaba aquí, en mi departamento.

Sentí como mi respiración estaba mas pesada y ese maldito calor de las noches pasadas volvía a invadir mi cuerpo. Me desperté de golpe al sentir algo entre mis piernas.

-¿De verdad creías que te ibas a escapar? –mire a mi alrededor sin saber de donde venia la voz -¿a que si? –mi gire a mi lado derecho, por me susurro en el oído. Sus ojos rojos me miraban divertidos y por la suavidad de la superficie donde estaba recostada me di cuenta que mi gran escape había fallado por completo y que ahora estaba en la cama donde me había recostado horas atrás. Lleve mis manos a mis piernas y me di cuenta que estaba desnuda.

-¡Maldito bastardo! –dije tomando el cubrecama y girándolo hacia mi para cubrirme.

-No deberías tratarme así –odiaba que su voz siempre estuviera ronca cuando lo tenia cerca, ¡maldita y sexy voz era la que tenia! –te he dado todo esto.

-No soy tu maldita puta bastardo –dije tratando de alejarme. El entrecerró los ojos. Creo que ya le estaba quitando el miedo a sus horripilantes ojos que me asustaban más ayer.

-Claro que no eres mi puta Isabella, a las putas se les tiene solo por una noche, yo te tendré hasta que se me plaza, porque eres mía –sentí en la cama como se acercaba.

-¡No te acerques! –dije alejándome.

-¿Otra vez con lo mismo?

-¡Siempre! –dije alejándome.

-Esta noche no, necesito de tu sangre –dijo viniéndose sobre mi. Dios santo…iba a morir.
Ethan Koffman
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Jue Dic 01, 2011 7:40 pm
Capitulo 6

-Basta…no soy tu juguetito sexual –me aleje un poco mas, pero el fue sacando el cobertor de a poco hasta dejarme desnuda ante sus ojos de nuevo.

-Claro que lo eres, además de ser mi nevera –lo que siguió fue como un impulso, porque estaba oscuro y no podía ver nada, las cortinas estaban cerradas y lo único que sabia que tenia al bastardo al frente mío. Ni siquiera me di cuenta cuando mi mano iba hacia su rostro ¡y le di! ¡Dulce victoria!

-Realmente eso fue patético ¿no te has dado cuenta que un golpe tuyo no es nada? –se estaba burlando de mi en mi propia cara. Trate de ponerme de pie, pero no me lo permitió, esto seria igual que las ultimas veces. Ya no sacaba nada, podría luchar, pelear, pero nada, nada le evitaría entrar en mi cuerpo como si fuera de su propiedad y yo estúpidamente, estaría disfrutándolo, sin poder evitarlo.

-Bien…hazlo –dije quedándome quieta y mirando a otro lado.

-¿Esto es en serio? –suspire y no respondí –así no tiene gracia… -no le dije nada –bien, tengo ganas de hacerlo, así que tendré que hacerte las ganas –se quedo quieto mirándome, mientras un profundo silencio se apoderaba del ambiente.

-¿Qué haces ahora? –fue su turno de no decir nada. Nuevamente tome el cubrecama para tapar mi cuerpo.

-Isabella, cuando te he dicho que eres mía ¿no me crees?...te puedo manejar a mi antojo –mis manos se hicieron un puño en la tela al sentir ese maldito calor nuevamente en mi cuerpo.

-Eras tu anoche…. –se rio de mi.

-Claro que era yo… -sentí como de un segundo a otro mi corazón comenzaba a latir con fuerza y pase mi mano por mi cuello un tanto desesperada.

-Para esto –dije al sentir como la temperatura de mi cuerpo subía.

-Mmmm…no lo se, te ves bien cuando…

-¡Cállate! –dije antes que terminara su oración –déjame, por favor –dije ya sintiendo como las lagrimas se aglomeraban en mis ojos.

-Realmente no quiero –dijo pasando su dedo índice por mi mandíbula, como instinto mi rostro fue en busca de su mano –por lo visto tu tampoco –se acerco mas a mi y pude notar que no llevaba camisa.

-¿Estas…estas desnudo? –pude sentir como estaba a un lado de mi, tenia sus labios a centímetros a la derecha…Dios, sus labios ¿Qué tendrían que literalmente me volvían loca?

-¿Tu que crees? –tomo mi mano y la llevo a su miembro, el cual estaba bastante duro, trate de sacar mi mano pero el no me lo permitió –haz tu trabajo –dijo ahora al frente mío.

-¡NO ES MI TRABAJO CERDO ASQUE..! –sus labios, Dios, maldito, sabia que sus labios tenían algún poder porque realmente mi cabeza daba otro giro. Comenzó a moverlos lentamente contra los míos, solo por la superficie, levante mi cabeza para poder tener mas de sus labios. El con su mano hizo que me acercara mas a él, mientras seguía haciendo que mi mano se moviera alrededor de su pene, masturbándolo. Gimió contra mi boca y como la estúpida y enferma de loca que me convertí, me gusto estuchar aquello, comencé a mover mi mano por voluntad propia, sentí como sonrió contra mi boca.

-Eso… -mordió mi labio inferior sacando de mi un gemido que no sé que efecto habrá sido en el pero, comenzó a devorar mis labios, mientras yo hacia movimientos mas rápidos. La mano que sujetaba mi rostro dejo de hacerlo, el solo se acerco mas a mi, y luego comenzó a acariciar mi centro, entreteniéndose como le diera la gana y en el camino haciendo que me volviera loca –Isabella…¿te gusta lo que estoy haciendo? –me beso, desconcentrándome bastante y haciendo movimientos mas rápidos contra mi clítoris –Te he hecho una pregunta… -mas gemidos mas el calor que de un segundo volvió a mi cuerpo hicieron que mi cabeza se volviera loca -¿Te gusta?

-¡Si…maldita sea si! –mis caderas se comenzaron a mover contra su mano, queriendo sentir esa ola de fuego que recorría mi cuerpo cuando el provocaba que tuviera un magnifico orgasmo.

-Para –dijo deteniendo mi mano y la suya. Me tomo de la cadera y me dio vuelta, quedando el detrás mío, ambos recostados –tu pierna –la tomo con facilidad para moverla hacia atrás, hacia el. Luego la soltó y sentí como la punta de su miembro pasaba a rozar mi entrada –Esta es una de mis posiciones favoritas –al decir eso, entro de igual forma que ayer. Gemí al sentirlo adentro, volvió a impulsarse hacia mi y entro por completo, lo sentía entre mis nalgas, lo sentía dentro de mi cuerpo, sentía sus manos tocando mis pechos ¡Dios santo! Lo sentía por todas partes. Tomo mi cadera con fuerza, otra vez y se comenzó a mover despacio, tomándose todo con calma.

-Mas rápido… -dije quejándome.

-Aun no…esto se hace como yo desee –maldito egoísta. Apoye mis manos en la almohada, mientras sentía como besaba mi cuello, ya sabia que vendría luego, pero por ahora, no me importaba. Rodeo mi abdomen y comenzó a moverse mas rápido ¡gracias a un milagro! Pero creo que sus movimientos aumentaron demasiado de frecuencia, haciendo que la cama se moviera levemente y entrando en mi cuerpo de forma salvaje, mi corazón iba a explotar -¿mas? –me gire incrédula para tratar de verlo -¿mas? –mi gemidos eran bastante altos, ya no me tenia que preocupar de que alguien me escuchara -¡Isabella!

-¡Más! –dije respondiendo, y ahí si que salió todas sus habilidades sobrenaturales, porque me tomo de la cadera por debajo de mi cuerpo y con la otra mano sujeto con fuerza mi pierna, para después comenzar a entrar en mi de tal forma y rapidez que ya no estaba gimiendo sino que estaba gritando.

-Shh… -dijo burlándose en mi oído, pero no podía controlar lo que estaba sintiendo ¡porque tenia que ser el! ¡Porque!

Esa sensación que se me estaba haciendo tan familiar se formo nuevamente en mi cuerpo, prometiendo un orgasmo completamente arrebatador.

-Bella…tócate… -tomo mi mano y la llevo a mi centro y la empezó a mover, haciendo que me volviera aun mas loca ¿es que este hombre sabia todo truco existente en el planeta? Segundos después, sentí que seguía sujetando mi pierna y entrando como deseaba a mi cuerpo, mientras yo seguía moviendo mi mano.

Grite contra la almohada al sentir como llegaba aquel ansiado orgasmo y como todo mi cuerpo aprendía a sentir a otro nivel, ya que no cumplió lo que dijo, me mordió, bebiendo de mi sangre, sintiendo como el también llegaba a su propio éxtasis.

-Eres exquisita –dijo separando su boca de mi cuello, dejándome agotada.

-Lo que tu digas maniático, ahora vete –dije apenas tratando de meterme bajo las sabanas, cuando salió de mi cuerpo. Esta cama ahora prometía mucho descanso, estaba muerta.

-No, me quedare aquí, dormiré junto a ti –me desperté en un segundo al escucharlo, el siempre se iba.

-¿Qué haces? ¿Por qué?

-Mmm….-dijo metiéndose en la cama –estoy en mi casa, jamás me ha gustado dormir en otras casas, así que por si tengo ganas de hacerlo de nuevo en unas horas estas completamente a mi alcance.

-¡No! ¡vete! –dije sentándome si poder creer lo que escuchaba –además tengo que trabajar mañana.

-Isabella, duérmete… -me empujo hacia atrás y arreglo bruscamente la cama –no es como si fuera ha dormir abrazado contigo, no hago ese estilo de cosas tan…humanas –se volteo con un espacio tranquilizante entre los dos y no hablo mas.

Mis ojos no se podían cerrar y quería mi pijama, estaba desnuda al lado de este infeliz. ¿Estaría ya durmiendo? Mire hacia mi lado y no podía ver nada, mire hacia el otro y estire mi mano. Las cortinas de la cama estaban cerradas, por eso es que no podía ver nada y estaba tan oscuro, quizás si….

Metí mi mano por una esquina hasta llegar a la mesa de noche, donde saque mi teléfono celular, sonreí al ver lo despistada que era, se me había quedado ahí antes de escapar a mi antiguo departamento. Me gire un poco y apreté un botón.

-¿Qué demonios haces? –dijo tomando rápidamente el teléfono, sin dejarme ver nada.

-Emm…trato de buscar mi pijama –sentí un leve gruñido de su parte –no es como si me agradara estar así a tu lado.

-¿Sabes? No tengo ganas de soportar tus insultos, así que dame un segundo –sentí una brisa que me sobresalto, pero segundo después escuche su voz nuevamente –toma –tomo mi mano y dejo el pijama ahí –ahí tienes, ahora duérmete –sentí como se recostó. Salí levemente de la cama y me puse con rapidez las prendas. Pase mi mano con cuidado por la tela que tenia al lado, la que caía desde arriba. Tome la punta y la abrí, descubriendo que estaba demasiado oscuro, las cortinas de las ventanas también estaban cerradas, así que decidí arriesgarme y corrí hacia la ventana, la que odiaba que quedara tan lejos, pero segundos después pude abrir una, dejando que la luz de la calle entrara, mostrándome mas lo que estaba pasando.

-¿Dónde estas? –dije notando que la cama estaba vacía.

-¿Realmente crees que te dejaría verme?...para eso tendrás que esperar, además tienes que ir a esa maldita fiesta –mire a mi lado y podía ver su silueta apoyado al lado mío, en la oscuridad –dame esa cortina –estiro su mano y pude verla a través de la luz, me quede sorprendida, era muy blanco.

-Te quiero ver, es lo mínimo que me debes –dije enojada. Rápidamente tome su mano y lo jale hacia mi, pero no se movió, es mas, me acerco a el, dejándome apoyada donde estaba el, siendo atrapada por sus brazos. Se acerco levemente hacia la cortina, lo que me permitió alcanzar a ver hasta su hombro, se notaba que era fuerte, sus músculos se marcaban no de una forma exagerada, pero si demostraba que estaba trabajado.

-Ahora… -dijo mirándome, sus ojos se veían negros, siempre me he preguntado como demonios los puedo ver en la oscuridad, sus ojos eran bastante brillantes o algo por el estilo –lo único que estas haciendo con esto, es que me den ganas de estar dentro de tu cuerpo de nuevo –me quede estática mirando hacia otro lado avergonzada ¿es que el no se cansaba? –así que mejor vuelve a tu cama a dormir, ahora –me aleje de el, dando pasos pesados, hasta que algo apareció entre mis pies, haciendo que tropezara y callera.

-¡Auch! –grite apoyada en mis brazos.

-Eso es por tratar de descubrirme –dijo riendo. Lo que hizo que me hirviera la sangre.

-¡Maldito psicópata! ¿no crees que merezco ver quien eres? ¡estoy con una sombra! ¡Lo único que veo son tus horribles ojos!

-Isabella, te lo advierto –me tomo del brazo y me llevo a volandas a la cama, arrojándome contra ella –se que mañana debes trabajar, no quiero acabar con tus energías, no me molestaría nada volver a beber de tu sangre –me cubrí enojada con las frazadas. El se recostó a mi lado –Buenas noches Isabella –no le respondí nada, pero sentí como pasaba su mano por mi columna, provocando escalofríos -¿Isabella?

-Buenas noches monstruo –dije para que me dejara tranquila.

Ya cansada me quede dormida luego de estar una hora nerviosa, esperando por si este infeliz se calentaba de nuevo. Gracias al cielo no lo hizo. La alarma de mi teléfono sonó y me levante asustada mirando de inmediato a mi lado, pero estaba sola, esperaba poder verlo ahora, pero creo que no habría opción, tendría que ver quien era mañana, en esa famosa fiesta.

Estuve lista una hora después. Debo admitir mi culpa en ocupar uno de esos trajes que estaban en ese maravilloso armario, pero es que era tan lindo, que no lo pude evitar, elegí aquel de los pantalones de tela anchos color negro, con el blazer negro también, el que deje abierto, una hermosa blusa de color perla, y termine con unos zapatos de tacón, cómodos.

Salí a la sala y pude ver que en la cocina había un puesto listo para tomar desayuno, incluso había café con una nota. Me acerque y vi que era de Jane.

"Srta. Isabella, su chofer, Jacob la espera abajo, este es su desayuno, investigué como le gusta. Jacob llegara a la hora de su almuerzo a buscarla para llevara a comer si gusta. Después usted tiene que indicarle la hora para ir a buscarla, no trate de engañarlo, porque además de que el jefe la encontraría, nos haría pagar demás por aquello.

Jane"

Desgraciadamente el maldito desayuno estaba perfecto. Me lo comí sin poder evitar degustarlo y luego fui a lavar mis dientes para ir hacia las escaleras y bajar para encontrarme con Jacob.

-Buenos días Srta. Bella –suspire, este chico no me diría jamás Bella, sin antes decir señorita.

-Hola Jacob –abrió la puerta de ese magnifico auto y entre rendida -¿Cómo has dormido?

-Muy bien… -dijo el arreglando su gorra y sonriéndome por el espejo retrovisor –Srta.…Emm… -fruncí el ceño.

-¿Qué sucede?

-Jane me dijo que le diera esto –se volteo y me paso una pañoleta…

-No…dime que no –dije sabiendo porque me paso esa prenda.

-Si…bueno, se le nota un poco, pronto desaparecerá –fruncí el ceño y puse la pañoleta color perla en mi cuello para tapar alguna marca de la mordida, ni siquiera me di cuenta, no era como si estuviera preocupada todos los días de mi cuello y sus marcas de mordidas de vampiros.

-No puedo creer que sepas que es un monstruo y sigas trabajando para el –comenzó a manejar yendo hacia mi trabajo.

-El jefe nunca me ha hecho nada, soy un simple empleado como todos, en todo el mundo, así que no soy yo el adecuando a juzgarlo, no me ha hecho nada mas que una buena paga.

-El dinero hace milagros –dije concentrándome en mirar a través del vidrio. Estúpido Jacob "nada malo" el idiota me tenia secuestrada, amenazándome con herir a alguna de mis amigas, infeliz.

Llegamos a Cullen Ltda. Y me baje sin despedirme de raro chofer que me había asignado el psicópata de mi secuestrador. Entre al edificio como siempre y salude al guardia. Para después quedarme al frente del ascensor, mire la hora y ya llegaría Jessica, pero cinco minutos después llego alguien a mi lado, quien hizo que un escalofrió recorriera mi espalda. No fui capaz de girarme al notar quien estaba a mi lado, solo tenia que ver de reojo quien era. Entro sin decir nada al ascensor y me sonrió curvando sus labios, pero no fui capaz de mirarlo a los ojos, no volvería a ser capaz de ver a los ojos a Edward Cullen, porque luego del sueño que tuve con el, luego de ese raro momento de hace dos días atrás, seria demasiado para mi.

-¿Bella? –me gire y sonreí al ver a Jessica.

-Hola…¿Cómo has estado?

-¡Demonios! ¿Cómo has estado tu? –dijo mirándome asustada.

-¿Por qué?

-¡Estas muy blanca! ¿Qué rayos estas haciendo que te estoy saludando con la misma frase de nuevo? –sonreí nerviosa ¿tendría que ver las mordidas que estaba recibiendo por parte de aquel monstruo?

-Debe ser el frio… -ella me quedo mirando unos segundos sin decir nada.

-Bueno…tienes razón…aun no se acaba el maldito invierno, lindo traje –dijo sonriendo y tomándome del brazo para entrar al otro ascensor, donde justo iba llegando Alice, quien solo me dio una mirada fría.

-Ya me estaba preocupado…ya que ni siquiera contestas tu teléfono…y el de tu departamento dice fuera de servicio –trague saliva nerviosa.

-¡Eso es verdad! –dijo Jessica cuando entramos las tres para subir. Dios, solo tenia que hacer tiempo para no contestar aquello, no tenia una idea, no se me ocurría nada –te llame para saber como estabas y para salir ya que tenias tus días libres, pero no contestaste.

-¡Si! Y…. –dijo Alice –también nos deberías explicar por que ya no estas viviendo en tu departamento, Rosalie me llamo -¡maldita traidora!

-¿Te mudaste? –dijo Jessica soltando mi brazo y mirándome sorprendida.

-Si…es algo complicado, les diré cuando almorcemos, tenemos mas tiempo…

-¿Cómo que no nos puedes decir ahora porque te mudaste? –dijo Jessica confundida.

-Eso mismo me pregunto, no nos dijiste nada Bella –entre estas dos harían que me diera un ataque cardiaco. Deje de mirarlas para fijarme en como la luz en los pisos del ascensor iban subiendo, hasta que paro en el 35. Y para mi mala suerte me moví hacia tras de inmediato al ver quien subió. Me apoye al final del ascensor. Las chicas me quedaron mirando nerviosa.

-Sr. Cullen –dijo Jessica saludando.

-Buenos días Sr. Cullen –dijo Alice a mi lado. El se volteo. Se veía estupendo en su traje negro, su cabello desordenado y con esa sonrisa coqueta que me daban ganas de decirle que la dejara de hacer. Yo mire hacia el lado, tratando de ignorarlo.

-Buenos días Señoritas –fruncí el ceño al escucharlo. Me recorrió un escalofrió conocido, pero no pude pensar en nada mas ya que Alice me dio un codazo para que saludara, ni se preocupo de disimularlo, ya que me di cuenta que Edward Cullen me miraba enarcando una ceja.

-Buenos días Sr. Cullen… -dije tensando mi mandíbula, nerviosa.

-Buenos días Isabella… -ambas de mis amigas se miraron entre ellas, para después hacer como si nada pasara pero por mi parte, nuevamente un escalofrió pasaba por mi columna.

-Nos vemos… -dijo Jessica cuando llegamos a su piso. Se bajo dejándome con Alice y aquel hombre, que me ponía mas nerviosa de lo que me agradaría estar.

-Usted –dijo él mirando a Alice –trabaja con Aro Vulturi –su apellido hizo que me diera dolor de estomago ¿Vulturi? ¡claro!...Jane Vulturi, Aro Vulturi ¿Qué serian?

-Así es, señor –respondió ella relajada.

-Este es tu pido ¿Por qué no bajas? –ella me miro de reojo –si ya ha comenzado el periodo donde deberías estar sentada detrás de tu escritorio –Alice frunció el ceño.

-Porque iré a dejar a mi amiga, odia los ascensores y creo que no le molestara que me demore cinco minutos al Sr. Vulturi, hago muy bien mi trabajo –vi como Edward Cullen tenso su mandíbula.

-Le recomiendo que baje Señorita…. –tome la mano de Alice completamente asustada. Yo no soportaba estar en un ascensor sin alguien de confianza ¡y ese hombre no me la daba!

-Absolutamente que no, puede hablar con el Sr. Vulturi después, no dejare a mi amiga –el la miro con ganas de matarla con la mirada y luego se giro. Alice me miro sorprendida por la actitud de aquel tipo, yo asentí dándole razón, esto era raro.

Llegamos a mi piso y tanto Edward como yo nos bajamos.

-Nos vemos Alice… -dije sonriendo, ya feliz de estar en tierra firme.

-Nos vemos… -ella me devolvió la sonrisa y la puerta del ascensor se cerro.

-Esa amiga tuya no debería ser tan insolente con sus jefes… -no lo mire y ni siquiera le dije algo. Solo fui a mi escritorio y me senté a ver como estaba todo –Isabella, te he hablado, no me gusta que me dejen con la palabra en la boca.

-Lo siento, señor –dije aun mirando el computador. Vi como sus manos se hicieron un puño, pero fui salvada por la campana, cuando Carlisle llego al piso.

-¡Isabella! ¡Por fin llegas! –dijo afligido –recuérdame que te suba el sueldo, no es posible que te paguen los mismo que a esa Ángela ¡es una inútil!...reconfiguro todas mis citas, todo tu organizado computador, quedo muy mal –no pude evitar sonreír, era bueno que reconocieran mi trabajo.

-No hay problema, veré ahora mismo lo que sucede Sr. Cullen –el sonrió y asintió.

-Hijo –dijo dejando una mano sobre el hombro de Edward, este solo asintió –no sabes, tengo a la mejor secretaria del mundo aquí –mire hacia el computador, porque ya sabia que me estaba sonrojando.

-No lo dudo, me la podrías prestar un tiempo ¿no crees? –hice caso omiso a eso y me concentre en la pantalla, viendo que efectivamente Ángela había dejado un desastre aquí.

-Claro que no Edward, ahora vamos a mi oficina –"Oficina" solo recordé el sueño donde tenia a ese tal Edward entre mis piernas, pasando suavemente sus manos por estas. Mi corazón se acelero rápidamente, pero la risa de Edward me hizo salir de mi trance.

-Claro padre, vamos a tu "oficina"… -le dio una connotación diferente a la palabra. Antes que entraran a esta, mire de reojo a Edward y el solo me sonrió y cerro un ojo cuando cerro las puertas.

-Voy a morir… -dije finalmente, me estaban pasando cosas demasiado raras en un tiempo demasiado corto.
Ethan Koffman
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Jue Dic 01, 2011 8:01 pm
Capitulo 7

Santo dios, de verdad la tal Ángela, que pensé que seria un buen reemplazo, dejo todo mal en mi computador y además no encontraba algunos archivos, tendría que llamar a Mike de informática para que viniera a recuperar lo que se había perdido, espero que Jessica me ayudara en eso.

Pase todo el santo día tratando de arreglar el desastre, por lo que me salve de ir con Alice y Jessica a almorzar, mi excusa era buena porque no se me ocurría nada aun para decirles el motivo de mi apresurada mudanza.

Pero todo lo que sucedió sobre el trabajo y las chicas no era nada, absolutamente nada comparado con ver entrar y salir de la oficina al tal Edward, me tenia cansada, cada vez que pasaba por delante mío, tenia que estar atenta a no mirarlo, por lo que por eso el trabajo que me pude haber demorado alrededor de dos días, me tomo solo uno. Nuevamente eran mas de las ocho de la tarde, por lo menos no oscurecía, creo que si tenia que llegar a casa del monstruo, desde ahora, me tomaría trabajo extra cada día.

Fui a la sala de fotocopias para pasar unos papeles que Carlisle necesitaba, gracias a Dios no era la ruma de la otra vez, o sino terminaría tarde de nuevo. Suspire mientras pasaba las hojas al saber que ya estaba sola, por lo menos me sentía tranquila sabiendo que Alice y Jessica estaban en el mismo edificio, pero otra cosa muy diferente era que ellas no estuvieran, me sentía asustada, como si en cualquier momento me podría pasar algo.

-Trabajando hasta tarde otra vez… -me puse rígida al escuchar su voz desde atrás.

-Si –fue lo único que dije, no me quería voltear. Gracias a Dios pasaba la última hoja. Me voltee y me fui directo con la cabeza baja hacia la puerta –permiso –dije al notar que el cuerpo que estaba interfiriendo no se movía. Tense mi mordida, no era bueno estar gritándole al hijo del jefe, menos cuando este también era tu jefe. Me tendría que cambiar de trabajo, esto era acoso sexual, sin dudas…aunque quizás, si esto lo viera de afuera, no seria para tanto, porque realmente me ponía nerviosa, hasta el punto de sentir mal el estomago.

Edward se movió y me dejo pasar, fui con el alma en un hilo cuando me toco ir a la oficina de Carlisle para dejar los papeles dentro de la carpeta de reuniones. La deje, pero me quede helada al ver que Edward estaba sentado tranquilamente en el sofá, ni siquiera sentí como llego ahí.

-De verdad te hago sentir incomoda… -dijo gracioso.

-Si… ¿hay algo que necesite?...ahora me voy…

-Te vas tarde…¿siempre te quedas a esta hora trabajando? –negué. Al mirarlo, pude apreciarlo como había deseado todo el santo día, era increíblemente atractivo, de verdad, pero se sabia que en esos territorios no había que jugar, el era peligroso. Él era una invitación peligrosa.

-Algún motivo del porque quieras llegar tarde a tu casa…hoy en la mañana note que te vinieron a dejar, mi padre no te debe estar pagando tan mal –me tense de inmediato, no tenia excusa aun para lo que me estaba sucediendo, hoy en la noche moriría pensando en una, si es que no moría por culpa de ese infeliz.

-Eso no es su incumbencia, por lo visto no necesita nada mas –el tenso su mordida y cerro los ojos, como si se tratada de concentrar. Para cuando abrió los ojos yo iba hacia la puerta.

-Solo te hago una pregunta….

-Bueno, entonces yo le respondo, no es de su incumbencia Sr. Cullen –el sonrió.

-Me puedes llamar Edward.

-Eso no es apropiado, Sr. Cullen…

-¿Es que acaso te apellidas contreras? –fruncí el ceño sin entender –siempre me llevas la contra, solo te estoy conversando... –no pude evitar sonreír por lo que dijo ¿estaba bromeando conmigo? –eso esta mejor…

-Lo siento, pero me tengo que ir, que descanse… -me iba a retirar, pero el me volvió a hablar, y el teléfono comenzó a sonar –Edward se apresuro y contesto por el escritorio de Carlisle.

-Si… -dijo cuando contesto –mas tarde…- escucho algo mas para luego seguir –si, esta aquí, te la paso.

-Es para ti, un tal Jacob… -me tense al escucharlo ¿Por qué se quedo conversando con él? Me apresure ha ir hacia el y tome el auricular.

-¿H-hola?

-Srta. Bella –era Jacob, sin duda.

-Dime, yo ya voy a salir, siento si has esperado mucho.

-No ha sido una molestia, solo quería saber que no se había escapado, o algo por el estilo.

-No, Jane me dejo en claro que no debía pasar eso…

-Ya veo…muchas gracias –no se pero ese muchas gracias lo estaba diciendo de verdad.

-Esta bien, nos vemos en treinta minutos abajo ¿si?

-Esta bien –corte y deje el auricular en su lugar.

-Isabella… -dijo Edward llamando mi atención. Realmente no lo hizo, estaba pensando en que tenia que ir a ese lugar de nuevo, y no tengo idea, pero una ola de calor paso por todo mi cuerpo, me estaba volviendo loca –Isabella –dijo cambiado su tono, pero después tosió.

-Dígame… -el miro la oficina.

-¿Que te parece esta oficina?...eres mujer, debes tener mejor gusto que mi padre y yo juntos –debía estar bromeando, y yo me tenia que estar volviendo loca ¿Cómo podía llegar a mi mente ese sueño que me dejo bastante alterada? Mordí mi labio nerviosa. Pude ver como una leve sonrisa se marcaba en los labios de Edward.

-Emm…esta bien, y no dude que de seguro mi gusto es peor que el suyo… -el frunció el ceño. Me puso mas nerviosa, tenia que salir de aquí rápido –permiso, ya me tengo que ir, me están esperando.

-Pero Bella… -lo mire –Ehh…¿que opinas sobre...el escritorio? –paso suavemente su mano por la madera oscura. Cerré mis ojos al recordar como pasaba sus manos por mis piernas en mi sueño y como besaba mi cuello "sobre el escritorio" ¿Qué me estaba pasando por Dios? –ven… -lo mire y me sonreía como si de alguna manera tuviera algún poder sobre mi. Fui como la idiota que descubrí hoy que soy. Me quede a su lado –toca –tomo mi mano sin previo aviso y la llevo a la madera, al sentir su mano lo quede mirando sorprendida, estaba bastante fría, aunque la mía igual, ya la calefacción se había apagado y hacia mucho frio.

-Esta bien… -dije mirándolo mientras alejaba mi mano de la suya.

-¿Te gusta este estilo de madera? -¡Dios! No me podía concentrar en lo que el decía, solo me quedaba como idiota mirándolo ¡¿Qué sabia yo de estilos de madera?

-Si… -esquive su mirada y me fije en el escritorio, sentí como se acerco despacio hacia mi –me tengo que ir –dije casi susurrando.

-Lo sé… -cerré mis ojos al sentir su voz en mi oído. Lo mire ahora que estaba tan cerca, tenia su rostro a centímetros mío. Mis labios estaban completamente secos, ya que estaba respirando pesadamente por la boca, hasta había perdido la capacidad de respirar normalmente. Con cuidado llevo su mano a mi cadera, dejándome entre el escritorio y el, Dios….esto era igual que mi sueño.

-Me…Me tengo...

-Que ir, lo sé… -levante la vista hasta quedarme mirando sus ojos, negros. Segundo después de pasar a tomar su mano que sujetaba mi cadera para alejarlo, el me tomo con ambas manos e hizo que me sentara en el escritorio, con una facilidad impresionante.

-No… -dije apenas, me salió como un susurro. El apoyo su frente junto con la mía, iba a morir, iba a morir por esa mirada, me estaba mirando como si fuera su presa, y yo no estaba haciendo nada para dejar de comportarme como una.

-He notado como te pones conmigo cerca Isabella… -fruncí el ceño y esquive su mirada. No me gustaba que fuera tan arrogante, me recordaba al infeliz de las noches pasadas, maldita sombra. Al pensar en eso, me puse helada y me di cuenta donde estaba y con quien. Lo empuje y me separe de él, bajándome rápidamente del escritorio. ¿Cómo demonios llegue aquí? –No… -dijo tomando mi mano, evitando que me fuera. Lo mire y negué.

-No puedo… -el me miro gracioso de un momento a otro, lo que me confundió.

-¿Por qué no puedes? ¿es que acaso le debes ser fiel a alguien? –me quede pensando en su pregunta, no, no tenia que serle fiel a ese monstruo, pero tampoco tenia que ser una zorra. Mis ojos se llenaron de lagrimas, al darme que yo estaba actuando bien con una persona….perdón, con un monstruo que ni siquiera conocía o sabia su nombre –No llores –dijo fríamente, soltando mi mano.

-Es algo que no sabrás…es algo mío, a ti no te conozco, eres raro y me asustas, así que adiós y no me sigas –corrí hacia la puerta y lo deje solo. Menos mal que no se atrevió a seguirme. Tome mi bolso dejando el computador abierto y Salí corriendo por la puerta de las escaleras.

No me demore tanto en llegar a donde Jacob, todavía estaban corriendo mis lagrimas. Entre sin que Jacob casi notara que había bajado.

-¡Srta. Bella!...no la vi, lo siento –asentí y seque mis lagrimas -¿Esta bien? ¿le han hecho daño? –lo mire como si fuera el hombre mas estúpido en el planeta.

-Estoy secuestrada por tu jefe, monstruo que no conozco su nombre y ni siquiera su cara ¡y me estoy comportando como una persona decente con el!...claro que estoy mal Jacob.

-Lo siento Srta. Bella –no le dije nada y menos lo haría cuando mi celular comenzó a sonar. Lo tome y era un teléfono desconocido.

-¿Hola? –dije aun con la voz ronca por tratar de tragar las lagrimas.

-Hoy podrás dormir bien –me quede helada al escuchar su voz.

-¿Eres tu? –dije asustada.

-Claro que soy yo, si ningún hombre te llama Isabella…

-¡Maldito monstruo! –su voz se escuchaba rara por el teléfono.

-No empieces, no estoy de humor, solo te informo que dormirás tranquila, y que hay un paquete en tu cama para la fiesta de mañana, recuerda que debo mostrarles a todos, que eres mía –sin decir nada mas corto.

-Maldito psicópata… -dije cansada –vamos Jacob –este asintió y partimos.

Seque las lágrimas en el camino. Por lo menos el psicópata se digno a decirme que dormiría tranquila.

Baje del auto y a penas me despedí de Jacob. Fui a la puerta de las escaleras y me saque los tacos para llevarlos en la mano y me dedique a subir cada escalón. Me quede mas de media hora sentada en uno de estos cuando llegue al piso que tenia que llegar.

No podía creer que todo esto me estuviera pasando a mi, necesitaba tener una conversación con ese tipo, ¿Qué esperaba? ¿Qué me acostara para siempre con el? ¿sin ver o saber nada?

Suspire cansada, solo quería dormir, además ¿Qué demonios le pasaba a Edward Cullen conmigo? Ese tipo si era raro, pero era tan atractivo que nublaba mi concentración al cien por ciento ¿Qué iba hacer? Aunque dudo que me busque otra vez, con ese espectáculo de drama que paso en la oficina de Carlisle.

Abrí la puerta de las escaleras y llegue a esa increíble casa, siempre me preguntaba ¿Cómo es que no había mas gente aquí?...era el ultimo piso, no había puerta ni nada, llegabas directo desde el ascensor ¿nadie se equivocaba de piso y llegaba aquí?.

Todas las luces estaban prendidas, pase por la sala y un olor familiar vino a mí. Mire hacia la cocina y había un plato y una nota. Me acerque y tome el papel que estaba doblado por la mitad al lado del plato.

"Tienes que tener hambre, día ocupado" me quede con la nota en la mano, era de él, no de Jane o Jacob, para comenzar no dijo quien firmaba la nota y segundo, me trato de tu, así que tenia que ser el. Levante la tapa del plato que estaba cubierto y había una café con un gran pedazo de tarta de manzana. Deje mi bolso al lado y tome el tenedor, para disfrutar algo de glucosa en mi cuerpo.

Termine de comer y deje todo en el lava platos para después lavar lo que ensucie en esa tecnológica cocina. Solo busque un paño y el lava lozas y fui feliz, no necesitaba un lavavajillas para un solo plato y una taza.

Tome mi bolso y me fui a la habitación. Prendí la luz y suspire, el psicópata tenia razón, había un paquete en la cama. Deje el bolso en la cama y vi la caja color violeta, envuelta por un gran lazo color blanco. Lo desenvolví y abrí la caja.

-Esto debe ser una broma –tome el traje y lo levante –no puedo usar algo así…es irónicamente estúpido –suspire y lo guarde donde estaba. Fui al armario y deje la caja en un estante arrumbada –idiota… -no pensaba ir así…alto, yo no iba a ir a esa fiesta, me era imposible, era meterse a la boca del lobo.

La fiesta Masquerade era una de las mas reconocidas dentro de la ciudad, había gente importante, tanto sea de un circulo político, como social y claramente ahora se incluía el circulo vampírico, no me iba a involucrar con personas peligrosas, ya me bastaba con una.

Eran mas de las diez de la noche y me celular comenzó a sonar, era Alice, Rosalie y Jessica, no le conteste a ninguna, no tenia excusa para mi repentina mudanza, gracias al cielo que no tenia una madre muy cerca para que me atacara con preguntas.

Ya con mi pijama puesto me fui a ver por la ventana, no tenía ni un poco de sueño. Abrí todas las cortinas para que entrara la luz artificial de la calle a la habitación. Mire aquella hermosa vista, donde había cientos de edificios, con miles de pequeñas lucecitas. ¿Qué demonios iba hacer para mentirles a las chicas?

Decidida fui a la cama, donde me quede recostada sobre el cobertor, mirando al techo. Estaba inquieta, jamás me he dormido tan temprano y los días anteriores lo hacia porque el psicópata que me tenia aquí, me tenia de los nervios, acabando con mis energías. Cerré los ojos para concentrarme en dormir, pero una suave melodía me empezó a relajar, al darme cuenta de que había alguien escuchando música clásica me puse de pie de inmediato y corrí hacia el corredor. Me quede en silencio para escuchar de donde provenía la música, por lo que mi cuerpo por si solo se comenzó a mover hacia el final del corredor para doblar a la izquierda, podía sentir la plana alfombra en mis pies, teniendo cuidado de no chocar con algún mueble o hacer cualquier movimiento que me desconcentrara y me asustara. No había luz hacia ese lado, pero no me importo, era lo mismo estar en la oscuridad o en la luz.

Me quede al frente de una gran puerta, de ahí venia la música y podría decir que nadie la estaba escuchando de un equipo tecnológico, sino que por lo que escuchaba, alguien estaba tocando el piano adentro. Tenia que ser…él.

Tome aire, puse la mano en la manilla y empuje la puerta, la cual no se abrió. Tome con ambas manos las puertas y comencé a moverla para ver si podía abrirla, pero no, el maldito le había puesto seguro ¿Por qué no quería que lo viera? ¡esto era injusto y estúpido!

-¡No seas un cobarde! –dije moviendo con fuerza la puerta, pero esta no cedía y la música seguía sonando, infeliz, le importaba un comino que estuviera aquí afuera -¡se útil en algo y piensa una excusa para que de porque me tienes aquí bastardo! –la música paro y fue lo necesario para salir corriendo de ahí y llegar a la luz. El minuto de valentía se fue tan rápido como llego. Me fui corriendo hacia la habitación y cerré con seguro. Mire hacia todos mis lados, la luz estaba a mi favor aquí. Me metí en la cama y me obligue a dormir, no me iba a arriesgar a que ese demonio entrara a mi cama.

Dos horas más tarde, mis ojos se cansaron y pude dormir.

Al sentir la alarma abrí los ojos sonriendo, había dormido tranquila, después de varios días. Con los ojos cerrados tome el celular, pero con ese movimiento tome un papel. Abrí los ojos y note que era otra de sus famosas notas.

"Hasta el lunes, para tu excusa con tus amistades, será que les tienes una sorpesa, nada mas, podrás arreglártelas hasta ese entonces"

Hijo de puta, eso es lo que era este bastardo. Me levante para comenzar un nuevo día de trabajo. Hoy seria la "gran" fiesta a la que tenia que ir, maldita fiesta temática, me vería completamente idiota con el traje que dejo este maldito.
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Jue Dic 01, 2011 8:02 pm
Capitulo 8


Estaba ya en mi escritorio. Jacob me había venido a dejar y para mi sorpresa no me hablo durante todo el camino aparte de haberme dicho "Buenos días Srta. Isabella" no sé porque, pero presentía que el bastardo tenia culpa de esto, pero además de eso, el día estaba yendo normalmente, no había visto a Edward y eran mas de las doce, solo tenia tres horas mas de trabajo y luego me iría a ese edificio a encerrarme de nuevo.

Le pregunte a Alice sobre Jane Vulturi, pero dijo que no tenia idea de quien era, que nunca había tratado con ella, así que supuse que era un alcance de apellido, aunque tampoco estaba del todo convencida, así que después tendría que investigar sobre eso, quizás Aro Vulturi, podría responder a mis dudas…claro, no el, sino mas bien, sus registros en su computador.

-Hola Bella –dijo Mike sacándome de mis pensamientos.

-Has venido…muchas gracias –dije poniéndome de pie. El se sentó en mi puesto –necesito que busques los archivos que han sido eliminados desde el miércoles ¿podrías hacerlo?

-No te preocupes, Jess me dijo lo que sucedió, veremos que podremos hacer ¿tienes mucho trabajo? –dijo sonriendo.

-No, puedes ocupar el ordenador tranquilo, el Sr. Cullen hoy no ha venido….

-La fiesta "Masquerade" –dijo comenzando a abrir ventanas en el monitor, concentrándose en lo que hacia.

-Si, Alice me dijo que va anualmente, no tenia idea –el me miro y asintió.

-Siempre, el y su esposa Esme, incluso el jefe de Alice y también la jefa de Jess…

-La Srta. Tanya –ella era encargada de las relaciones comerciales con otras empresas.

-Así es… -comenzó a escribir cosas que no entendía.

-Puedes ir a comer algo, esto me tomara un poco de tiempo… -asentí.

-Mike, no sé si puedes, pero ¿estas redes están conectadas?

-Si ¿Por qué? ¿tenias información en otro computador?

-Si, exacto –sonreí nerviosa, Mike me había dado la respuesta a su pregunta.

-En el computador de Aro Vulturi, el Sr. Cullen necesita unos archivos, pero no recuerdo el nombre.

-Bueno, te puedo dejar todo listo para que puedas ingresar a su computador desde el tuyo, tienes las contraseñas ¿no? –negué.

-Estaba abierto cuando entre…

-Ya veo, no te preocupes, lo solucionare, pero eso si me tomara tiempo…¿de verdad no tienes trabajo? –dijo confundido.

-Si, arregle todo ayer y lo que me falta es lo que se perdió, así que…luego me quedare, además el jefe no esta –dije sonriendo, luego me sentí mal de llamar así al Sr. Cullen, sonaba a como Jacob llamaba al bastardo –así que no me dejo trabajo.

-Muy bien, entonces eres libre de hacer lo que desees –dijo sonriendo –yo me ocupare de esto –asentí.

-Muchas gracias por venir Mike, se que estas ocupado con todo el edificio…

-Dale las gracias a Jess, ella me convenció para venir directo aquí….es persuasiva –sonrió. Asentí incomoda, no tenia idea como Jessica lo había convencido, y no lo quería saber.

Me fui a por las escaleras hasta que llegue al piso 57, Alice tenia que estar libre, Aro Vulturi no debería estar, al igual que el Sr. Cullen.

-Por fin, bajas –dijo cuando llegue al frente de su escritorio, estaba aburrida.

-Por tu rostro puedo notar lo entretenida que estas –asintió.

-Ha estado todo muy lento, cuando los jefes se dan el día, no hay nada que hacer, debieron darnos el día a nosotras también.

-Si –dije sin muchos ánimos, por mi que me dejaran trabajando hasta las doce de la noche todos los días para no tener que salir de aquí.

-Bien….creo que has venido por voluntad propia y no has escapado de nosotras como lo has hecho hasta hoy en la mañana, donde no respondiste ninguna de nuestras duda, ¿Qué sucede Bella? ¿Por qué te has ido así como así de tu departamento sin decirnos nada? –me tense de inmediato, tendría que utilizar todos los medios para poder mentir.

-Es una sorpresa –dije casi atragantándome al pensar en el bastardo, había sido su idea decir aquello cuando me preguntaran.

-¿Una sorpresa? –asentí. Ella frunció el ceño confundido.

-Si…es que no puedo decirles nada hasta el lunes –su ceño se frunció más aun.

-¿Por que?

-Porque es una sorpresa, espero que te guste –eso no debí decirlo, quizás la sorpresa no era agradable. Había pensando toda la mañana al respecto de eso, ¿Qué tenia planeado el bastardo?

-Esta bien, si no me quieres decir, lo averiguare de todas formas.

-Alice –dije ahora yo frunciendo el ceño –es una sorpresa, no debes averiguar nada.

-Estas actuando rara Bella, no puedo pensar que aquello es cierto….te quedas hasta tarde trabajando, te preguntamos algo y te pones nerviosa de inmediato…esa no eres tu, me preocupas, eres mi mejor amiga –me miraba afligida, sonreí. Estaba haciendo muy bien en aceptar estar con el bastardo, no permitiría que Alice corriera peligro, ella tenia mucho que perder, en cambio yo no, ella estaba enamorada de su Jasper, con quien llevaba bastante tiempo, tenia unos padres que la adoraban, tenia amigas que la adoraban, aunque yo igual, pero no la iba a poner en riesgo contándole todo lo que sucedía.

-No exageres –dije riendo, tratando de que los ánimos estuvieran mas relajados –ahora dime ¿Cómo va todo con Jasper?

-Excelente como siempre –dijo sonriendo, mientras su ojos le brillaban, estaba enamorada, sin dudas -y apropósito de eso, hoy vendrás con nosotros para ir a ver a los desaparecidos de Rose y Emmett, Jess y Mike igual vendrán –estos ultimo no conocían mucho a Rose y Emmett, por lo que si iban ellos, era para tener una gran junta de amigos y pasarlo bien.

-No puedo –dije recordando que tenia que asistir a esa maldita fiesta "Masquerade"

-¿Cómo que no puedes? –su mirada se endureció de nuevo.

-Tengo un compromiso –cambio de inmediato la mirada.

-Bella…pillina, pillina….¿estas en malos pasos con alguien?...¿es que acaso…? –su sonrisa paso de diversión a sorpresa -¡Dios Santo! ¡lo hiciste! –grito apuntando con su dedo índice. Mire a todos lados de inmediato, pero gracias a Dios no había nadie cerca.

-¡Alice cállate!

-¡Oh Dios mío! –se tapo la boca con ambas manos aun sorprendida -¡Soy tu amiga me debiste decir! ¿Quién es? ¿Cómo es? ¿es guapo? ¡¿Donde lo conociste? –me di cuenta que no podía responder ninguna de sus preguntas.

-Yo…bueno…fue algo casual… -sus ojos se abrieron.

-¡Estoy en estado de shock! ¿Casual? ¡¿Isabella Swan teniendo sexo casual? ¡¿en que mundo paralelo estoy viviendo?

-¡ALICE! –le grite por ser una desatinada al esta gritando como si no hubiera nadie aquí, aunque en realidad no había nadie, desde el piso 51, eran solo de jefes, privados, así que no habían mas de tres personas por cada piso.

-Oohh Dios, dime como fue ¡dímelo! ¿fue bueno? O… -su mirada se preocupo -¿fue tierno contigo? –aquello me traspaso el corazón, podía decir que mi primera vez fue casi desastrosa.

-Alice –dije tosiendo –solo fue sexo, no hice el amor con nadie ¿esta bien? –sus ánimos bajaron rápidamente al escucharme.

-Claro…ya veo, pero ¿Cómo fue? Realmente no me imagino a Bella, mi mejor amiga, teniendo sexo casual –tome aire para tener tiempo de mentir.

-Fue hace poco, el martes…

-Ya veo porque has estado extraña…fue hace poco, ¿no fue bueno? –levante los hombros para quitarle importancia.

-Solo que Salí sola…al cine… -ella frunció el ceño, esto no estaba saliendo bien –y vi a un tipo, era guapo…así unas miradas y luego me invito a tomar algo…

-¿En que momento hubieron miradas? Estabas en el cine –fruncí el ceño.

-¿Quieres que te cuente o no? –ella asintió –bien, conversamos…y luego se dieron las cosas…y lo invite a mi departamento…

-¿Cómo se llamaba? –trague saliva.

-Anthony –se me ocurrió el primer nombre que se me ocurrió. Ella frunció el ceño.

-Ya veo…¿y como fue?

-Ya te dije, solo fue sexo…

-¡Bella!...que frio suena eso –así fue exactamente.

-Bueno…se sintió bien, en un momento –un momento que fue completamente fuera de mi control o mi voluntad.

-¿En un momento?...aahh Bella –dijo ahora triste –esa sin dudas es una mala respuesta… -me miro triste, estúpida Alice que no le podía esconder nada -¿Por qué lo hiciste si era un desconocido? –tense mi mandíbula, me estaba hablando como si me quisiera consolar y eso era exactamente lo que había necesitado durante estos días, ya que nadie sabia lo que me estaba ocurriendo.

-No lo sé, no he estado pensando adecuadamente estos días… -Alice se puso de pie y llevo su silla a mi lado. Dejo su brazo alrededor mío y fue lo necesario para comenzar a llorar como una idiota.

-Ya paso, ya paso Bella… -dijo mientras yo me apoyaba en su hombro y ella acariciaba mi cabello.

-No se lo digas a Jessica ni a Rose –dije mientras seguía llorando –me da vergüenza –claro que sentía eso, además de asco a mi misma porque además de sentirme bien esa vez, lo he vuelto a hacer con ese monstruo.

-Bella, me debiste decir esto de inmediato… -me acerco mas a ella, mientras yo seguía llorando, pero me separe de ella al instante de que sonó el ascensor, alguien venia. Alice miro quien era y frunció el ceño, mientras yo secaba mis lagrimas con mis manos.

-Toma –me quede helada al escuchar esa voz, mire a mi izquierda y vi un pañuelo. Lo tome y seque mis lagrimas -¿Qué esta sucediendo aquí?

-Sr. Cullen… -dijo Alice llevando su silla detrás del escritorio -¿necesita algo? El Sr. Vulturi no esta, se fue porque hoy…

-Es la fiesta "Masquerade", lo sé –dijo Edward ahora a mi lado. Ni siquiera lo mire, me concentre en mirar a Alice, quien lo miraba confundida –no fue eso lo que pregunte –su voz era dura, estaba molesto –Isabella ¿tu no deberías estar pisos arriba? ¿Trabajando? –asentí.

-Si, señor –dije poniéndome de pie, pero antes de dar un paso me detuvo dejando su mano en mi brazo.

-Siga trabajando… -dijo a Alice. Gire mi rostro para verlo, casi se me fue el aire. Vestía un traje gris, con una camisa blanca, con su corbata a juego, mal puesta y su cabello desordenado como siempre, llevaba gafas. Fruncí el ceño, estábamos en invierno aun y no había sol, a pesar de que no llovía –ven…. –camine hacia el ascensor con el, pero se desvió hacia la puerta de las escaleras.

Comencé a subir en silencio cada escalón, con el atrás mío, me sentía, ahora mismo demasiado intimidada.

-Detente… -fruncí el ceño, quedamos a la mitad del ultimo piso -¿Quién esta en tu puesto Isabella?

-Mike…Newton, de informática, arreglando mi ordenador –asintió. Se quedo en silencio mirándome, presiono sus labios al tal extremo que se veía una línea sus labios -¿Qué le paso a sus ojos? –no pude evitar preguntar y mantener el profesionalismo en esto. Edward curvo sus labios, haciendo que me sujetara del pasamano y dejara de mirarlo.

-¿Qué sucede?

-Nada –absolutamente nada, solo era el que me aturdía mas de la cuenta.

-Mis ojos están…bien –sentí como me miraba y preferí salir de ahí rápidamente porque mis piernas se estaban debilitando.

-No… -dijo deteniéndome cuando faltaba unos escalones para abrir la puerta y llegar al ultimo piso.

-Esto esta mal, déjeme ir, de verdad, no he llegado al extremo de decirle algo al Sr. Carlisle –vi como frunció el ceño y se acerco a tal extremo que quede contra la pared, pero deje mis manos en su pecho para que no se acercara mas.

-A mi no me amenaces Isabella…nunca –sentí un escalofrió cuando me dijo aquello, un escalofrió demasiado familiar en estos días. Levante la mirada atónita por la idea que paso por mi mente, me importo un comino que el que estuviera ahí fuera el hijo del jefe, lleve con rapidez mi mano a sus gafas para sacarlas y poder ver el color de sus ojos, pero como si siempre estuviera un paso mas adelante que yo, dedujo lo que iba ha hacer, así que cuando levante la mano, el solo la tomo y la estampo contra la pared.

-¿Vas a la fiesta "Masquerade" no? –el sonrió, como si no le sorprendiera mi pregunta, un punto menos para mi, quería ver si se sorprendía.

-No voy hace años a esa fiesta… -¡demonios! Tenia que probar si aquel era….ni siquiera podría decirlo, era imposible, era el hijo maniático de mi jefe.

-Yo voy a ir –dije sin importarme que eso lo mantendría en secreto.

-¿Así que vas a ir? –sonrió de nuevo.

-Si… -aun seguía sonriendo, lo que me distrajo, ya que sus labios estaban cerca de los míos y de solo mirarlo sentí como mis brazos se debilitaban, la sonrisa de Edward se fue borrando, hasta quedar muy serio, haciéndolo ver extremadamente sexy con esas gafas –¿Eres tu?

-¿Qué cosa? –era imposible, no podía ser el, nada cambiaria, pero….¡era imposible! ¡era el hijo de mi jefe! ¡era el hombre mas guapo que había visto en toda mi vida!...y era raro, un lunático.

-Tengo que trabajar…

-Ayer te tenias que ir…ahora tienes que trabajar, me mientes, mi padre no esta, no tienes nada que hacer, además porque eres una muy buena secretaria, por lo que tienes tu trabajo al día –se acerco mas a mi rostro, teniéndolo solo a centímetro de mis labios. Cerré los ojos mientras sentía que mis energías se iban –tu también quieres esto… -dijo rozando sus labios por mi mejilla derecha.

Cerré con fuerza mis ojos y solo al ver todo tan negro, vi esos malditos ojos rojos y con todas mis fuerzas trate de alejar a Edward de mi, se me hizo fácil comparado con segundos antes cuando lo empuje y no se movió.

-No… -me daba lo mismo, si era una estúpida por hacer esto, pero no iba a dejar que esto siguiera.

-¿Por qué no?

-¡Porque no estaré con dos hombres!...si, escuchaste –el frunció el ceño –yo estoy con alguien, así que deja de hacer esto –no me importaba que eso fuera una gran mentira, pero no iba a tener sexo con dos hombres, aunque haya tenido esa estúpida sospecha, que si la analizaba mejor ahora, podría estar auto convenciéndome para pensar eso, para poder aceptar a Edward.

-Bella… -fruncí el ceño.

-Solo aléjate…no soy ese tipo de chicas, consíguete a alguien mas para tus juegos, porque yo no voy a aceptar ¡nunca!

-¿Nunca? ¿en toda tu vida? –lo que dijo fue tratando de ser gracioso, pero estaba enfadado.

-¡NO! –en ese momento se abrió la puerta del piso y Mike nos quedo mirando sorprendido, para después fruncir el ceño.

-¿Todo bien Bella? –asentí para después mirar a Edward.

-El Sr. Cullen solo que esta un poco agripado y no escucha bien, su padre no dejo los papeles de las negociaciones con España, podría venir el lunes, muchas gracias –dije segura, no tenia idea como salió esa mentira. Edward me quedo mirando unos segundos sin decir nada.

-Gracias Isabella, me ha quedado claro ahora… -giro y se dirigió hacia los pisos inferiores.

-¿Estas bien? ¿te hizo algo? –dijo Mike preocupado.

-Si, no me hizo nada… -mi voz seguía segura.

-Bella, si te ha hecho algo, con los chicos le damos una paliza –sonreí.

-Gracias, eso no será necesario –además de ser imposible, Edward Cullen era alguien de poder, jamás alguien le tocarían un pelo en su vida y si eso fuera así, el se encargaría de dejar con cuatro cadenas perpetuas a los responsables.

-Bien, buenas noticias, esa chica Ángela solo paso a eliminar algunos archivos, uno que me daba la opción de conectarte con el ordenador del Sr. Vulturi, he sido rápido, esta todo listo…

-¿Es en serio? –le asintió -Me has subido el ánimo…

Con Mike fuimos y vimos lo del ordenador, me dio las indicaciones de cómo hacer todo y luego se fue. Comencé a meterme en el computador de Aro Vulturi desde el mío, pero no había nada de importancia relevante, estaba todo en orden y además solo habían archivos relacionados con la empresa, así que decidí meterme al historial de su navegador de internet y poder conseguir su dirección electrónica, Mike me dio el "dato" de cómo hacerlo, creo que sabia que no tenia nada en su computador y que estaba metida en malos pasos.

Pude entrar a su correo y mi boca se abrió al ver que habían varios correos de una tal "Jane_V" sonreí triunfante ¿Qué relación tendrían?

-¡Mierda! –dije asustada al escuchar el teléfono sonar. Lo tome rápidamente –Buenas tardes, Cullen Ltda. ¿Con quien hablo? –dije con el tono que empleaba al teléfono, amable.

-Srta. Isabella –me quede helada al escuchar la voz, era Jane –Jacob la estamos esperando abajo, son mas de las tres de la tarde y debemos arreglar todo para esta noche, son ordenes del jefe… -me estremecí al pensar en ese ser, pero aun así, mis dudas se mantuvieron sobre quien podría ser.

-De inmediato bajo.

-Esta bien –dijo ella y ambas cortamos. Cerré todas las ventanas y guarde todos las contraseñas en mi cajón del escritorio, el con llave y apague el ordenador, justo en ese momento Alice y Jessica vinieron a buscar. Sonreí.

-Tres y un minuto mi amiga, es hora de irnos… -dijo Jess. Recordé a Jane, es una exagerada, pensé que se me había pasado mas el tiempo, mire a Alice y sonreí incomoda ¿Cómo lo haría si un jaguar negro de lujo me estaba esperando abajo? Trague nerviosa, esto seria imposible de explicar, pero como dijo el bastardo, mi excusa tenia que ser que había una sorpresa el lunes ¿Qué seria?

Llegamos en minutos al primer piso, conversando solo estupideces, me disculpe con ambas por no poder asistir a la reunión de amigos, pero Alice asintió al igual que Jessica, Alice me quedo mirando con ganas de saber mas, porque antes no le dije que haría, pero por estar Jessica, no dijo nada.

Llegamos a la calle y me quede helada.

-Wooow…eso si es un auto –dijo Jessica mirando. Asentí, al igual que Alice.

-¿Dónde esta tu auto Bella? –dijo ella confundida.

-Vine en taxi, esta en el mecánico, en revisión.

-Ahhh….bueno, yo me voy… -dijo Alice, se despidió de ambas, me dio un abrazo fuerte y se fue al estacionamiento del edificio por su auto.

-Bien, a esperar taxi –dijo Jessica a mi lado, agradecía que viviéramos en diferentes barrios, así no compartíamos taxi y no me encontraría en mas líos de los que ya estoy.

-¡Ahí viene uno! –dije alegre –tómalo -ella me miro confundida por mi animo al ver que venia uno.

-Tu lo viste primero….

-No digas eso, así me aseguro que estas bien, además te lo debo por mandar a Mike antes de tiempo, chica persuasiva –se rio fuerte al escucharme.

-Esta bien, acepto por eso, aunque no fue ningún sacrificio –dijo riendo, mientras me daba un beso en la mejilla y se metía al taxi que se había detenido.

Mire suspirando hacia la derecha y vi que el jaguar negro se acercaba a mi, mientras que Jacob salía de este y abría la puerta para mi.

-Buenas tardes Srta. Isabella –asentí cansada, mientras entraba al auto, pero mire hacia atrás y pude ver como Alice me miraba con los ojos como plato, de un salto entre para que no me siguiera mirando.

-Buenos tardes Srta. Isabella…se ve un tanto…agitada.

-Mi amiga me acaba de ver Jane –dije mirando hacia la ventana, Alice paso por el lado aun mirando hacia el auto. De esta no me salvaba.

-No se preocupe, el señor… -se tomo un segundo, parece que se cansaba de no poder decir su nombre.

-No hay nadie que te delate Jane, me puedes decir –ella sonrió.

-No podría Srta. Isabella. Y no se preocupes de su amiga, ya el lunes todo estará resuelto y yo podre hablar con tranquilidad –mi estomago se revolvió al escucharla –ahora tiene un largo día desde ahora –dijo abriendo su agenda de cuero negro, buscando todo para indicarme lo que tenia que hacer.

-¿Qué eres de Aro Vulturi, Jane? Vi unos correos de ti para el, y de el, para ti –ella se quedo helada, levanto la mirada y me enfrento. Le tomo unos segundos.

-Es mi padre…pero eso no importa ahora, ya no averiguo nada a tiempo, más adelante le puedo contar lo que sucedió, ahora…usted, debe ir al salón de belleza y pasar un tiempo ahí, tiene a una fiesta a la cual asistir y una identidad que descubrir, gracias al cielo para nosotros dos –dijo mirando a Jacob. Mire al chofer y asintió, como si estuviera cansado, mientras hacia partir el auto. Mire a Jane y asentí, me esperaba un día muy largo.
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Jue Dic 01, 2011 8:04 pm
Capitulo 9


Eran más de las siete de la tarde y estaba muerta de hambre.

-Esto ha sido una exageración Jane, tengo hambre, volvamos luego –dije como si tuviera cinco años y le estuviera hablando a mi madre.

-Solo falta un poco… -estaba vuelta loca mientras ahora un tipo, con una camisa negra ajustada al igual que sus pantalones negros, me arreglaba el cabello.

-¿No pudo elegir a alguien que tuviera el cabello liso? –dije de mala gana, ahora me estaban ondulando mi pelo para ir mas "caracterizada" según Jane –es una estúpida fiesta, no veo el motivo de tanto barullo.

-Eso deberá preguntárselo a él, no a mi Srta. Isabella –suspire y cerré los ojos mientras seguían jugando con mi cabello.

No fue hasta una hora después que por fin habían terminado. Me habían hecho de todo, masajes en todo mi cuerpo, depilación…en todo mi cuerpo, grite y mucho, pero luego se me paso, pero no mejoro nada, ya que se entretuvieron con mis uñas, con mi cabello, donde se demoraron aun más. Solo diré que jamás quiero volver a pisar un lugar así, pero por lo menos tuve tiempo de pensar en lo que podría hacer para escapar de todo esto, no me iba a quedar de brazos cruzados mientras un tipo me tenia en su departamento lujoso, no podía, pero mi cabeza estaba mas concentrada en pensar que por fin le iba a ver la cara a ese psicópata, y además el lunes me daría una excusa para las chicas ¿Qué seria? Dios….debería estar enferma por preocuparme mas de eso que de pensar en escapar de su lado.

-¿Jane que haces? –dije notando que se movía a mi alrededor mientras íbamos hacia al auto.

-¡No sé como detener su cabello!...es demasiado liso y con el viento se alisara de aquí a las horas que tiene que esperar –rodee los ojos.

-No importa si eso sucede….relájate –dije cuando Jacob abrió la puerta para nosotras.

-No, el dijo que debía llevar el cabello así –la mire sonriendo, esta chica debería estar loca.

-Si, pero no todo se cumple Jane, el debería saber eso…todo el mundo lo sabe, si mi cabello se alisa de aquí a medianoche…bueno, así es mi naturaleza…

-¿Siempre ir en contra de lo que le dicen? –la mire seria. Negué y mi mirada se fue a la ventana.

-¿Ahora nos vamos cierto? Ya no hay nada que hacer.

-Así es, ya deben estar preparando su comida, además mas tarde deberá maquillarse, llegaran las especialistas al departamento… -sonó su celular y ella atendió como si la vida se le fuera la en eso, escucho unos segundos para después hablar –Si, esta todo bien señor, no hay nada de que preocuparse, estará lista a tiempo y además podrá hacer lo que desee, estamos adelantadas –entrecerré los ojos al notar que era…él –si, Alec esta avisado, todo saldrá en la revista –lo escuchó otro momento –si, la mascara tengo que ir a buscarla –tenia unas ganas tremendas de tomar el celular y gritarle un par de cosas, ayer al no tener contacto alguno, me evito de tener mi ración diaria de gritos a un psicópata –si, su traje esta listo, su mascara es la que debo ir a buscar…si, esta aquí al frente ¿quiere hablar con ella? –hice mis manos un puño, lo único que deseaba era golpearlo, de verdad, desde que vi la nota en la mañana, estaba cansada de recibir notitas cobardes, quería verle su maldita cara y me dijera quien era, solo por eso estaba yendo a esta estúpida fiesta –muy bien… -supuse que su respuesta fue una negativa porque no me paso el teléfono, pero me vi obligada a dejar de tomar atención en su conversación, porque mi propio celular comenzó a sonar. Lo tome y sabia quien era, era la misma persona a quien le había desviado las llamadas en estas ultimas horas, pero ya no podría hacer eso.

-Alice… -dije suspirando.

-Si, suspira Isabella Swan, no me has contestado…menos mal que no lo hiciste antes, estaba mucho mas enojada contigo por haberme mentido, ahora quiero una explicación –mire a Jane y note que decía que yo estaba hablando con una amiga.

-El lunes te diré todo Alice…

-¡NO! Bella, dime donde demonios estas viviendo ahora o mejor dicho ¿con quien? –su voz era dura y muy enojada, pero no alcance a decir nada ya que Jane tomo mi celular y lo puso en su oreja.

-Disculpe, pero la Srta. Isabella no esta disponible ahora mismo, mañana la puede llamar, sin ningún problema –corto de inmediato.

-¡Jane! –le grite sorprendida por lo que hizo, pero ella acerco su propio celular.

-Si, ya lo hice señor –rodee los ojos.

-Aaarrrgggg ¡bastardo! –le grite al celular de Jane, ella estaba aun mas pálida de lo que era.

-Hasta luego señor… -corto el teléfono y me quedo mirando como si lo sintiera.

-¿Si te ordena que te tires por un puente lo harás también Jane? –ella no me dijo nada, solo negué –esto es demasiado –aproveche este momento para atrapar a Jane, para ver si mis sospechas eran ciertas –Jane –la mire mas tranquila luego de unos minutos -¿desde cuando que trabajas para Edward Cullen? –ella frunció el ceño.

-No, no…¿Edward Cullen? El es el hijo de Carlisle Cullen –asentí –esta sospechando mal, el no es… -hice mis manos un puño.

-¡Dios! –demonios, o esta chica mentía como los Dioses, o era pésima relacionando voces y…¡relacionando a esa sombra con Edward!

Pasaron largos minutos cuando Jacob estaciono y nosotras salimos, Jacob desapareció sin decir nada, no entendía su cambio de comportamiento.

-Iremos por el ascensor, ese cabello no puede ser afectado por el cansancio –dijo Jane, lo que hizo que me quedara helada y negué –Srta. Isabella, le diré algo… -ella tomo mi brazo, lo que me sorprendió, porque ella no se veía de tener contacto con otras personas –me han ordenado de que si me tengo que ubicar delante de una bala por usted, lo cual sin dudas lo hare, así que en la persona que mas puede confiar aquí, es en mi, así que subamos tranquilas por el ascensor, por que no sucederá nada…. –la mire indecisa, no quería. Comencé a sentir como mis piernas comenzaba a estar pesadas y como mis manos empezaban a transpirar y a picar.

-No… -dije dando un paso atrás cuando el ascensor abrió sus puertas.

-Srta. Isabella, usted puede confiar en mi… -dijo al lado de las puertas –no pude subir siempre por las escaleras, yo me encargare de estar siempre aquí para que no suba escalón por escalón –me sonrió amablemente, lo que me hizo dudar –venga… -tomo mi brazo con cuidado e hizo que me acercara a la caja de metal. Entre con el corazón en la garganta y respirando rápidamente, pero Jane paso su brazo por el mío y me sonrió –no pasara nada –marco el numero del ultimo piso y las puertas se cerraron, di un paso para evitar que se cerrara, pero era demasiado tarde. Comenzamos a subir y como instinto me fui al final de ascensor, Jane hizo lo mismo. Me apoye en el brazo de metal que tenia el ascensor y cerré los ojos con fuerza –Ya va a pasar, no se preocupe… -dijo Jane pasando su mano por mi espalda. Sentí que pasaron horas de eso –hemos llegado, solo fueron dos minutos ¿ve? –en un segundo estaba fuera de la caja de metal que me aterraba.

-Bien… -dije respirando cansada -…eso no fue tan terrible como ha sido antes, no te toco el espectáculo que he dado, donde lloro, me quedo en posición fetal en el suelo… ha sido horrible otra veces –dije sintiendo como me sonrojaba.

-¿Qué le paso en el ascensor? –dijo saliendo de este -¿Cómo para quedar traumatizada? –sonreí, era lo mas estúpido como para tener problemas con los espacios pequeños y los ascensores.

-Nada, mas adelante te lo contare –dije riendo, no se lo diría nunca, era vergonzoso.

Mientras estaba comiendo con Jane, quien me acompaño, vino a mi mente Jacob y su actitud tan extraña.

-¿Qué le dijo tu jefe a Jacob, Jane? El ya no me habla –ella tomo jugo de frambuesa mirándome sorprendida.

-Bueno….no me dijo nada con decirle sobre esto, así que… -tomo un poco de arroz y se lo hecho a la boca, comió mientras yo seguía esperando –Nuestro jefe, opina que…

-El no es mi jefe Jane –ella asintió dándome la razón.

-Lo que sucede es que, eemm…. –se llevo su mano a su cuello incomoda –digamos que mi jefe no quiere que usted entre a un ascensor con Jacob antes que con él –fruncí el ceño.

-¿Esta celoso de Jacob?

-Ehhh….algo así –dijo rascando su cabeza, nerviosa.

-No le diré nada Jane, no te preocupes, yo le repito todos los días de que es un bastardo, no me sorprende que sea poco inteligente, el no debería sentir celos de Jacob, porque para eso, yo debería sentir algo por tu jefe, cosa que no es así, como tampoco es por Jacob –ella asintió.

-Claro…Srta. Isabella, el de verdad no es tan malo como se ve… -enarque una ceja.

-Jane, no lo he visto y lo encuentro malo, eso significa que empeorara cuando le vea su cara y sabré por fin quien es…

-Es estricto solamente… -suspire. Esta niña adoraba al bastardo.

-Jane, es malo, me tiene aquí contra mi voluntad, diciendo que si hago algo que no le guste le hará algo a mis amigas ¿crees que eso es ser estricto?...eso es ser malo, de verdad –ella sonrió.

-Creo que cuando lo conozca mejor, no dirá lo mismo…

-Jane ¿Qué edad tienes? –dije para poder conocerla mejor y poder comprender porque actuaba de esta manera.

-Tengo veintidós -tome aire, se veía como de unos diecisiete.

-¿Y que haces trabajando para él? Siendo que tu padre es Aro Vulturi, no creo que trabajes para ayudarle a tu familia –ella sonrió y negó.

-Yo no gano dinero con esto, a diferencia de Jacob, yo me estoy preparando para otros planes…y esta experiencia con…mi jefe, terminara en uno o dos años mas, y estaré lista… -frunce el ceño.

-¿Lista para que?

-Lista para ser maquillada –dijo mirando su reloj –no le puedo decir eso Srta. Isabella, pero mas adelante claro que si, ahora…vaya a lavar sus dientes, que las chicas llegaran pronto y así terminamos pronto para que alcance a descansar antes de ir a la fiesta ¿esta bien? –la quede mirando seria.

-Te has acostado con el ¿no? Por eso eres tan fiel a él –ella se carcajeo, lo que me hizo sonreír.

-Claro que no Srta. Isabella, no tiene que preocuparse de eso, esto es absolutamente profesional y el…jefe, me ha ayudado bastante como serle fiel por como es, no por sus…otras habilidades –dijo riendo.

-No te comprendo –dije poniéndome de pie y yendo al baño.

-Yo tampoco a usted –dijo parándose de su silla igual. La mire confundida –hay policías…hay teléfonos por todo este lugar, pero usted sigue aquí, podría advertirle a sus amigas, pero usted sigue aquí…

-Un policía o la advertencias hacia ellas no la salvarían de un vampiro Jane, ambas lo sabemos ¿no? –la risa de ella se fue y asintió.

-Eso es cierto…bueno, mejor vaya a prepararse para que las chicas hagan lo que tengan que hacer –asentí yendo hacia la habitación. Me sentía como si fuera la hija de Jane, era cómico sabiendo que yo era dos años mayor que ella.

Hice lo que me dijo Jane, así que lave mis dientes y mientras llegaba decidí investigar un poco mas el lugar, realmente me fui directo a la habitación que estaba cerrada la noche pasada. Con miedo deje mis manos en las manillas de las puertas y la empuje con fuerza, estas se abrieron fácilmente, por lo que casi me caí por ejercer mas fuerza de la que necesitaba.

-Woow… -dije mirado el lugar, era mucho mas grande que la habitación que tenia yo. Era mucho mas oscura que la mía, teniendo cortinas negras, a juego con la cama, había un escritorio con un notebook, también la alfombra era oscura, sonreí –que predecible –este bastardo, parecía que le gustaba ser malo, quizás Jane tenia razón y no era tan malo como el mismo quisiera ser. Abrí mi boca al notar el piano que había al lado de un ventanal, que dejaba entrar la luz de una forma maravillosa, mientras que en otro extremo había un equipo musical gigante, a su lado había un estante donde se hallaban cientos de discos. Rodee los ojos, este tipo era ridículamente millonario.

-¡Srta. Isabella! –me voltee al escuchar el susurro de Jane –usted no debería estar aquí…vamos –dijo haciéndome una seña, sonreí como si fuera una niña que la encontraban haciendo una travesura.

-Tu jefe tiene un lado gótico –dije riendo, ella solo negó sonriendo -¿el sol no le hace algo? Siempre lo veo de noche, y es vampiro.

-No puedo decir nada Srta. Isabella y usted lo sabe… -asentí de mala gana mientras llegábamos a la sala, donde me confundí, creyendo que habíamos entrado a otro salón de belleza. Suspire. Tocaba sesión de maquillaje.

No sé cuanto habré dormido en esa silla que había, porque las chicas me recostaron y solo me quede inconsciente, tenia sueño, hoy me había levantado temprano porque tenia que trabajar, no era como si mi cuerpo fuera de un vampiro y no me cansara.

-Me van a matar –escuche decir a Jane. Abrí los ojos perezosamente –en quince minutos tenemos que estar abajo, el jefe nos esta esperando –mi corazón latió desbocado al escucharla.

-¿Qué hora es? –dije sorprendida. Seguía en la silla, pero las chicas que se habían encargado de mi, habían desaparecido.

-Mas de las once Srta. Isabella…y usted no esta vestida –dijo afligida –es que usted lucia cansada, entonces me recosté en el sofá y puse la alarma, porque también estaba cansada, y no escuche el celular, tenia que sonar hace mas de una hora –por su voz y su expresión me di cuenta que estaba asustada, por el bastardo, quizás este tipo le daba latigazos cuando no cumplía a un cien porciento -¡de seguro el señor esta esperando afuera!

-Relájate –dije poniéndome de pie –dame cinco minutos ¿esta bien? –ella asintió.

Corrí hacia la habitación y me metí al armario, tome la famosa caja y me desvestí completamente, tome cada parte, la blusa crema, el corsé negro, el bolero rojo vino, esos pantalones negros, las increíbles botas que llegaban hasta mis muslos, ajuste cada botón y quede lista. Salí de ropero, me mire al espejo y arregle mi cabello, y como ultimo toque tome la cinta que tapaba mis ojos, era color negra y se ajustaba extrañamente en mi cabello.

-Ahora eres Anna Valerious, Bella… -dije mirando al espejo. Y me veía increíble, no iba a tener falsa modestia, pero este disfraz, estaba hecho para mi, esperaba que me diera el poder de patearle el trasero a algunos vampiros.

-¿Srta. Isabella? –dijo entrando Jane. Quien sonrió al verme -¡esta lista! En un tiempo record, hay que bajar –asentí.

-Veamos si Van Helsing ha estallado de rabia –escuche su risa, aunque dudo que Hugh Jackman me este esperando abajo.

-Espera… -dije deteniéndome. Corrí hacia la habitación y fui al baño, tome un perfume y me puse un poco en el cuello –listo –dije cuando llegue a donde Jane.

Baje casi con un ataque cardiaco el ascensor, ya que me aferre al brazo de Jane mientras que mis piernas se debilitaban pero eso fue todo, creo que si me estaba acostumbrando a confiar en Jane, aunque no era sorpresa, porque si no me diera esa impresión jamás me hubiera subido en un principio al ascensor.

Salimos del edificio y no vi jaguar alguno.

-Ahí… -dijo ella apuntando a una limosina. Asentí y sentía como mis piernas se debilitaban –yo me iré con Jacob atrás, suerte Srta. Isabella –asentí, mientras ella abría la puerta de la limosina. Tome aire y entre, claramente tenia a Van Helsing al frente mío, pero en la oscuridad como siempre y para mi sorpresa pude notar que sus ojos estaban rojos.

-Se han demorado, no me gusta llegar tarde –su voz estaba ronca, lo que hizo trizas mi posibilidades de que sea Edward el hombre que estaba al frente mío y para mi sorpresa, me asuste mucho mas por eso, sin embargo, su voz estaba siempre ronca, porque este bastardo siempre que se comunicaba conmigo estaba caliente ¿será que tengo ese efecto en el? Porque aun así, seguía encontrado su voz familiar y eso estaba relacionado a Edward, sin dudas.

Dio unos golpes a la ventanilla detrás de el y la limusina comenzó a andar, era hora de ir a la famosa fiesta "Masquerade"

-Creo que hoy será el momento de verte la cara ¿no? –sentí como rio levemente, pero no me respondió nada. ¿Se atrevería a engañarme?
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Jue Dic 01, 2011 8:05 pm
Capitulo 10


Lo quede mirando para que saliera, pero no se movió. Mis planes no se iban a cumplir si el se comportaba tan distanciado.

-Isabella, no quiero que te comportes mal esta noche –sonreí al darme cuenta de que esto podía salir como yo deseaba. Escuche un gruñido de su parte, sonreí de nuevo.

-De verdad puedes leer mi mente, no estaba segura hasta ahora…

-No me interesa tus descubrimientos, ahora sal –deje una pierna sobre la otra, cruzándome de brazos.

-No, primero te quiero ver…debes ser justo, no juegues sucio, me dijiste que sabría de ti en esta fiesta, me trajiste, estoy a un paso de estar rodeada de no sé qué criaturas y tu no estás cooperando en nada para que yo sal… -me quede con la palabra a medio completar, porque un segundo después de estar diciendo aquello, aquel bastardo estaba solo a un centímetro de mis labios. Después se movió con rapidez a mi oído.

-No me tientes Isabella –trague saliva nerviosa –esto no es ningún negocio –cerré los ojos al sentir sus labios en el lóbulo de mi oreja, solo un leve roce –tu eres mía y harás todo como yo desee, no como a ti se te plazca –llevo su mano a mi cuello, tomándolo con fuerza y haciendo que me apoyara en el respaldo -¿has entendido? –apretó mas fuerte mi cuello.

-Si… -dije asustada, con mis ojos llenos de lagrimas.

-No llores, no me agrada eso, además que arruinaras tu rostro –en eso se abrió la puerta y con rapidez salió de ella mientras muchos flashes comenzaban a dispararse ¿Qué demonios?

-Srta. Isabella –escuche la voz de Jane y vi su mano, la tome aturdida.

Pude ver mejor cuando me acostumbre al ambiente, podía ver varios fotógrafos aquí ¡esto tenía que ser una broma!

-Sígalo –asentí y me apresure para llegar atrás de el hombre que iba adelante mío, con un abrigo negro, de cuero gastado, no podía ver su cabello, porque estaba cubierto con un sombrero que combinaba con el abrigo.

-¡¿Cuál es tu nombre? –me gire al ver que un tipo se digirió a mi, pero no conteste, Jane lo hizo por mi.

-Isabella Swan, anótalo bien Alec –el asintió y me fotografió, me apresure de inmediato hasta tomar el abrigo del bastardo para no perderme, estaba asustada, esto no era lo mío. Mire hacia atrás pero Jane no se encontraba.

Entramos y me quede boca abierta, esto era hermoso. Era un gran salón con muchas personas, colgaban dos candelabros gigantes del techo. Sr. Bastardo se escapo de mi agarre y se dirigió hacia un lado, dejándome sola.

-Volví Srta. Isabella –sonreí aliviada de no estar sola –pero me voy en unos minutos, mire –sentí como se revolvió mi estomago –ahí está la barra –dijo indicándome hacia el final del salón al lado izquierdo, ahí habían alguien sirviendo tragos –acá –dijo apuntando a la derecha, donde habían unos pilares, que daban entrada a otro salón –está la pista….aunque por el trago no se preocupe, porque siempre hay chicos con bandejas dando vueltas –asentí.

-¿Y ahora me quedo sola? Sr. Bastardo ha desaparecido –dije mirando a mi alrededor -¿Qué debo hacer? –ella sonrió.

-Es una fiesta, disfrute de ella…no se fije quien es un vampiro o no –dijo lo ultimo susurrando –se volverá loca –asentí sin mucho ánimo.

-Bien, la debo dejar…que este bien Srta. Isabella

-Gracias Jane… -ella me sonrió y se fue.

Mire a mi alrededor tratando de buscar al bastardo, pero no estaba en ningún lado. Avance para mezclarme entre la gente pero decidí que mejor me iba a un lugar tranquilo. Seguí derecho hasta una nueva entrada donde no había luz, pero no me importo. Fui directo hasta llegar al nuevo salón.

Sonreí al ver la luz de la noche entraba al lugar, estaba lleno de ventanales gigantes. Suspire y me senté en un sofá que había, cerca de una ventana. No tenía la menor idea que estaba haciendo aquí, pero era preferible que estar rodeada de desconocidos y personas que no sabía si eran humanos o vampiros, maldito Sr. Bastardo, había jugado sucio y me había engañado, claramente no confiaba en mi si no me decía quien era. Hice un mohín dándome cuenta que mis planes no servirían de nada.

-No deberías estar aquí sola, te puede atrapar un vampiro y proclamarte como suya.

-Cállate eso no es gracioso –dije suspirando. No lo quise ni mirar, no tenía idea pero me sentía traicionada por él, sin dudas estaba enferma ¿Cómo podía esperar algo de honor de su parte si me tenía secuestrada?

-Nunca dije que te iba a mostrar quien era…

-Aun así no me contradijiste cuando pensé que así era –sentí como se sentó a mi lado pero no lo mire.

-Realmente no tienes sentido de supervivencia Isabella…vienes aquí, a la oscuridad sabiendo que hay criaturas que no conoces…

-Me da lo mismo, ya has hecho lo peor –escuche como reía suavemente.

-Te pudo tocar alguien que era peor… -me gire a verlo y sus ojos rojos que ahora ya no me asustaban como lo hacía al principio me miraban con cierta gracia. Su estúpido abrigo y su sombrero, me hacia evitar poder ver algo más de su rostro que su mentón. No iba a intentar sacarle el sombrero porque él era muy rápido –piensas sabiamente Isabella… -suspire al escuchar su voz. No entendía cuan podía estar mal esto pero realmente anoche me había costado dormir porque…bueno, las noches pasadas me había acostumbrado a tener un buen orgasmo. En otras palabras, me costó dormir anoche porque estaba caliente. Sr. Bastardo se rio un poco más alto, lo que me recordó que escuchaba mis pensamiento. Mire hacia las ventanas al sentir como me sonrojaba –eso es normal, siendo humana, el sexo con un vampiro es mucho mejor de lo que es con un humano, al final, es adictivo.

-No me diste el tiempo de comparar ¿no?

-Y no lo harás…eres mía –rodee los ojos. Eso él no lo sabia, me podría escapar y podría encontrar a alguien mucho mejor que él -¡No! –dijo tomando mi brazo y haciendo girar bruscamente. Había escuchado mis pensamientos…otra vez –Ten cuidado con lo que piensas.

-No te metas donde no debes…

-No sigas desafiándome… -lo mire enojada.

-No me puedes exigir nada, no soy nada tuyo…ni siquiera sé tu nombre –dije girándome de nuevo.

-¡Demonio! –dijo tomándome de mi brazo y haciendo que me recostara.

-¡NO!... –dije buscando mi celular en mi bolsillo.

-¿Qué haces? No sacas nada en llamar a alguien –pude sentir su frio aliento contra mis labios -¿esto era lo que querías? –Negué, cerrando mis ojos, maldito vampiro que tenía este efecto en mi –claro que si –dijo plantando sus labios contra los míos, comenzó a besarme apasionadamente, mi corazón comenzó a latir con más fuerza cuando sentí su lengua moverse con la mía cuando le di acceso para que profundizara el beso. Lleve mis manos a su rostro y pude ver que su máscara tapaba hasta su nariz. Se fue acercando más a mí, haciendo que quedara entre mis piernas.

-Esto esta tan mal –dije cuando comenzó a besar mi cuello.

-Es hora de marcarte como mía, mucho antes mejor –dijo finalmente para sentir como enterraba sus colmillos en mi piel, comenzando a beber de mi cuello. Esa era la clave que necesitaba. Sonreí triunfante.

Con rapidez lleve mi mano a su máscara y tire de ella haciendo que callera detrás de sofá y apreté un botón de mi celular hacia su rostro, todo paso en menos de tres segundos, tan inesperado como para que un vampiro no se diera cuenta de lo que sucedía, mientras bebía de mi sangre que se concentraba en solo eso, beber.

-¡No! –dijo tomando con fuerza mi muñeca mientras yo me quede helada al verlo. Había visto su rostro con la luz del celular. Su agarre fue tan fuerte que hizo que botara mi teléfono.

-¡Me duele!

-¡Eso es lo que quiero!...no debiste hacerlo Isabella.

-Oohh…no me vengas a pedir que sea tu fiel sirvienta Edward…¡estúpido bastardo! –Dije empujándolo con mi otra mano -¿A que demonios estabas jugando? –comencé a golpearlo con mi mano libre pero la detuvo. Gruño de tal forma que me asusto, me tomo con ambas manos y me lanzo contra un pilar que había. Mi cabeza choco con fuerza, sentí como si todo se rompiera.

-¡Aaahhh!… -grite tomando mi cabeza. Todo se movió a mi alrededor.

-¡No debiste hacerlo! –escuche como se acercaba con rapidez. Cerré los ojos para esperar lo que me esperaba.

-¿Edward? –mire de inmediato hacia donde provenía esa voz femenina. Había una mujer con un vestido rojo oscuro mirando hacia nosotros -¿Qué estás haciendo? Tu no…

-¡Vete de aquí Esme! ¡ahora! –ella se tenso y asintió para girarse, pero se volteo, toda esperanza volvió a mi cuerpo, quizás ella me podría salvar, pero solo cerro las grandes puertas que eran de este salón, dejándome completamente sola con este bastardo -¡¿Creo que ya me puedes llamar por mi nombre no? –tomo mi pie y me hizo arrastrar unos centímetros en el suelo de mármol para dejarme recostada. No podía decir nada solo cerré los ojos mientras las lagrimas caían por los lados de mi rostro -¡no llores!

-Que tu no puedas hacerlo no significa que yo dejare de llorar antes que me mates.

-Claro que no te matare… -dijo tomando ahora mi cuello –¡Deja de llorar Isabella! –solo escucharlo hizo que llorara mas fuerte –esto lo pagaras de una u otra forma…-esquive su mirada, pero hizo que lo mirara.

-Solo mátame ¿si?...mátame… -el rio de una forma que me dio escalofríos.

-No, hare todo lo contrario, pagaras por desafiarme…ahora terminare de mostrarles a todos que eres mía -me soltó, dejándome apoyada en el suelo, pero segundo después, tomo mi rostro y lo giro, llevando sus dientes a mi cuello y mordiendo con fuerza, haciendo que gritara de dolor, esto no era nada placentero como antes. Además de que bebió demasiado de mi, haciendo que mis ojos se cerraran perdiendo la consciencia.

Sentí una mano fría acariciando mi mejilla, me senté lo mas rápido para alejarme.

-Isabella, tranquila –quede mirando a la mujer que tenía al frente mío, era la misma que me había venido a ver. La luz ahora estaba prendida, una hermoso candelabro en este salón me daba la opción de verla –oohh...no debiste hacerlo enojar…

-Sra. Cullen –ahora podía diferenciarla mejor. La había visto antes y había hablado por teléfono. Dios santo –Usted es una… -ella asintió –Oh Dios, el Sr. Cullen…

-También querida… -tomo mi mentón y lo giro un poco para ver mi cuello –no te ha dejado tan mal –tomo algo detrás de ella –toma querida –me paso una pañoleta y la envolví con cuidado en mi cuello, me dolía.

-Él es un monstruo… -no podía creer que ese bastardo fuera hijo de esta dulce mujer, ella era maravillosa, ahora lamentaba haberlo tratado de hijo de puta a Edward, ella sin duda no era una puta.

-Lo has hecho enojar Isabella, debes tener cuidado, Edward tiene un carácter horrible…

-Además de ser un maniático ¡me tiene secuestrada!

-Eres suya –dijo haciendo una mueca.

-No…jamás seré suya –dije ahora con los ojos llenos de lagrimas. Ella me sonrió dulcemente.

-Me recuerdas a mi hace ya más de dos mil años –fruncí el ceño, eso no era bueno.

-¿De que está hablando?

-De que estas asustada porque un loco con colmillos te muerde y dice que eres suya…Carlisle hizo lo mismo, aunque con otros métodos –me quede helada ¿Edward pensaba en…? No, era imposible -Edward claramente se esta dando el tiempo con su proveedora, esa eres tu, otras chicas no tuvieron tu suerte, el era joven –me puse de pie para salir de ahí, pero decidí quedarme sentada, no me sentía muy bien. Esta señora era dulce, pero una rara.

-¿Qué hora es? –dije mirando al suelo y viendo que mi celular estaba destrozado. Bastardo.

-Mas de las tres de la mañana, queda otro tiempo…Edward esta afuera –fruncí el ceño al escuchar su nombre –ven –dijo ayudándome a ponerme de pie. Todo se me movió por un segundo, pero después me apoye mejor en el mundo.

Avance con la ayuda de Esme, abrió la puerta y todos estaban bailando. Pude ubicar de inmediato a Edward en una esquina, conversando con dos mujeres, estupendas. Me miro y pude ver que no se le había pasado el enojo. "Bastardo, algún día pagaras por todo esto" pensé mirándolo. El sonrió y asintió dejando su mano en el sombrero y siendo un maldito psicópata.

-Me quiero sentar –dije mirando a Esme, ella asintió y me llevo a un sofá color crema, con estampados florales. Me senté ahí y ella me quedo mirando por unos segundos para después girarse abruptamente y mirar hacia detrás de ella. Me moví un poco y vi que era Carlisle quien le sonreía de una forma increíble –Ya puedo quedarme sola, gracias… -dije tratando de sonreír.

-Esta bien, nos vemos Isabella –asentí y ella desapareció entre las personas que bailaban. Me quería ir de aquí, no me sentía bien.

-Dios santo, pero si es Anna Valerious –levante la vista y fruncí el ceño al ver a este desconocido.

-Supongo que eres Lestat –dije notando como aquel rubio tenia el mismo peinado que Tom Cruise en "Entrevista con un vampiro" sus ojos y nariz estaban tapados por una máscara dorada.

-James Staci –dijo estirando su mano hacia la mía, la estreche con cuidado. Era frio.

-Excelente otro vampiro e italiano –dije cansada pero ya sin miedo, nada mas me podría pasar.

-Esa mascara que tienes no quita el cansancio que te esta atacando –asentí. El se sentó a mi lado -¡Ey Chico! –dijo, pude ver como se acercaba alguien y me ofrecía varios jugos, mire y tome un vaso con vodka –no creo que sea lo mas adecuado.

-Eso no te incumbe –dije tomándolo de un solo trago y haciendo una mueca de desagrado.

-Pero si eres tan terca como Anna Valerious –sonreí cansada –no te hará bien tomar en ese estado, has sido marcada…de una forma bastante especial, has hecho enojar a mi amigo Edward ¿no?

-Eso tampoco es de tu incumbencia… -dije mirando hacia otro lado.

-Esa boquita tuya, te traerá problemas con él… -lo quede mirando sus ojos eran negros.

-Necesito irme de aquí…

-Estas viviendo con Edward, me puedo encargar de llevarte o de llamar un taxi por ti.

-Eso no será necesario –me tense al escuchar su voz –James…¿Qué haces por aquí? –levante la mirada y ahí estaba el maldito de Van Helsing, sonriéndole a su amigo.

-Edward, compórtate como debes…sabes que no puedes tener a "La tua cantante" en este estado –el ladeo su cara un poco y sonrió.

-James Staci, me sorprende estar escuchando esas palabras de tu boca especialmente, ahora deja de hacerte el lindo con Isabella y ve a otro lado, mañana nos vemos –rodee los ojos, esto era horrible. Me puse de pie y tome otro trago de vodka que andaba trayendo otro chico, lo hice de la misma forma que el anterior, quería perder la conciencia en esto.

-Vamos… -dijo Van Helsing tomándome de la cintura y haciendo que caminara con el –creo que con esto –dijo cerca de mi oído –te quedara claro no desafiarme Isabella.

-Vete al infierno –dije un poco mareada, creo que Lestat, diablos…James, tenia razón, no debí tomar demás.

-Te dejare pasar esa porque estas borracha, no deberías tomar Isabella, no tienes resistencia.

-No te metas en lo que no debes –dije apoyándome mas en su brazo porque me tropecé.

Sentí como el aire frio golpeo mi rostro y nos metíamos en un auto. Edward con cuidado, irónicamente, me dejo sentada a su lado. Me sentía tan mal que me apoye en su hombro.

Segundo después o eso paso para mi, sentí como me cargaban para llevarme a no se donde, abrí un poco los ojos y vi que estábamos en la caja plateada pero estaba tan mal que no abrí de nuevo mis ojos en el ascensor.

-Te dije que aun tenias que pagar –al escuchar eso sentí algo extraño en mis manos y me di cuenta que estaban atadas. No sé cómo pero se me paso de inmediato el sueño o el alcohol abandono mi sangre.

-¡¿Qué demonios? –dije mirando hacia mis lados, estaba la luz de la mesa de noche prendida. Estaba en la habitación y Edward solo me miraba con sus bóxers negros. Note que estaba completamente desnuda, solo tenía la máscara en mi rostro y la pañoleta en mi cuello, que dolía -¡Ya me mordiste! ¿es que quieres mas? –trate de mover mis manos pero no pude, estaban atadas con un cinturón hacia la parte de atrás de la cama –No…

-Ni se te ocurra llorar, odio cuando lo haces, esto deja de ser divertido para mi…

-Edward… -lo quede mirando. Realmente me dolía que el fuera la sombra, a pesar de que había pensado lo contrario en algún momento.

-Bueno, has arruinado la sorpresa, y has quedado con un sabor amargo ¿no? –fruncí el ceño al recordar cómo me arrojo contra el suelo hasta chocar con un pilar –Tu te buscaste eso Isabella.

-¡Deja de meterte en mi mente! –lo mire enojada.

-Tienes razón, es hora de meterme en otro lugar ¿no crees? –sonrió curvando sus labios. Paso su mano por mi pantorrilla izquierda, la cual aleje de él inmediato, esquive su mirada y me concentre en la luz –No juegues…sabes lo que me pasa cuando tratas de escapar… -cerré los ojos con fuerza. Edward infeliz, le cambiaba increíblemente la voz cuando estaba caliente, por eso tenia cuidado en hablarme cuando estaba en la oficina.

-Por eso me llamaste Bella antes…demonios, soy tan tonta por no darme cuenta –dije pensando en voz alta.

-No es el tiempo de hablar -dijo separando mis piernas cuando se fue acercando a mí. Gire mi rostro, no quería verlo. Debería apagar la luz -No lo creo –dijo ahora cerca de mi oído, me estremecí al sentir su pecho rozar con el mío –Ahora puedo ver claramente tu expresión de placer cuando invada tu cuerpo, no voy a desaprovechar ningún segundo –dijo tirando de mi lóbulo, haciendo que un gemido se quedara en mi garganta, no pensaba mostrarle ningún efecto que el tenia en mi –veremos si eres capaz de aquello…

-Deja de meterte en mi mente… -gire mas mi rostro lo que me dolió, porque mi cuello aun estaba herido. Edward se alejo un poco de mi y tomo el nudo de la pañoleta, la cual desato y la saco suavemente hasta arrojarla al piso.

-Vaya vaya….si, cruce levemente el limite… -dijo pasando su mano por mi cuello. Me queje al sentir su mano, pero lo frio que era hacia que me tranquilizara un poco el dolor –vamos a solucionar esto para que el lunes estés lista para trabajar –volvió a acercase a mi, mientras trataba de sacar mis manos de ese cinturón, pero me quede quieta al sentir sus labios en mi cuello, besando de un forma increíble, maldito bastardo con un poder que no tenia idea. Paso su lengua por mi piel herida por su culpa, me removí bajo su cuerpo, tensando mi mordida, no iba a salir ninguna palabras de mi boca. Edward succiono mi cuello como si estuviera disfrutando todo esto –Lo hago… -dijo respondiendo a mi duda. Como lo odiaba. Comenzó a bajar con sus besos llegando a mi clavícula. Dejo sus manos en mi cadera donde empujo mi cuerpo hacia el, quedando mas cerca de él, ya a este tiempo ni siquiera movía mis manos.

-Eres un bastardo –dije enojada porque el me podía manejar como quería. Tomo mi pecho izquierdo con fuerza y tironeo con fuerza el pezón, pero aun así no salió nada de mi boca, lo que lo hizo gruñir levemente para después volver a repetir la acción, mientras tironeaba de mi otro pecho con su mano libre, aguante la respiración para que no saliera nada de mi boca, lo que parecía volverlo loco, porque se esmeraba mas en lo que estaba haciendo, casi llegue al extremo de morder mi lengua para callarme. Tomo mis caderas, mientras me miraba con los ojos entrecerrados, sonreí triunfante. El no podía controlar si gemía o gritaba por como me hacia sentir y acabo de descubrir que aquello le agradaba. Enarco una ceja mirándome con esos ojos negros, tan profundos y malvados que me quede quieta mirándolo, pero segundo después me exalto al verlo solo a un centímetro de mis labios.

-No… -dije que si me llagaba a besar estaba perdida.

-No habrá besos para ti esta noche… -debería estar enferma, porque el tono que utilizo para decir eso, solo provoco que me humedeciera…aun mas. Apoyo su frente en la mía y volvió a sonreír curvando sus labios. Se acerco solo un poco mas para que casi pudiera rozar sus labios, lo que hizo que mis manos se moviera involuntariamente para poder tomar su cabello y acercarlo a mi boca. Edward negó aun sonriendo, pero nuevamente con su rapidez, que me estaba dando cuenta que era sobrenatural, se ubico de pie al lado de la cama y se despojo de sus bóxers. Mire a otro lado un poco avergonzada, lo había sentido y todo, pero…no lo había visto. Ese pensamiento hizo reír a Edward, pero se volvió a subir a la cama y me quedo mirando sin decir nada.

-SI, si estas pensando que eres un bastardo por hacer esto, lo eres –dije enojada.

-Ya me estaba preguntando donde estaba esa boquita tuya… -frunció levemente el ceño para después volver a quedar entre mis piernas, pero mas alejado, no podía sentir su erección, que debo decir que soy culpable y lo mire, y si, era una gran erección –claro… -dijo ahora besando mi abdomen, mordiendo levemente mi piel. Aquello no se que efecto tuvo pero comencé a mover mas mis brazos para escapar del agarre, pero no podía, Edward siguió bajando hasta que sujeto bien mi cadera y quedo solo a unos centímetros de mi centro. Mordí mi labio al ver lo que iba a hacer, ahora si me costaría estar callada.

-Maldito… -dije cerrando los ojos con fuerza, no me iba a rendir. Comencé a pensar en cualquier cosa, en lo que fuera para no concentrarme en como se iba a sentir esto, pero solo al sentí sus dientes mordiendo mis pliegues, hizo que mi mirada se fuera hacia lo que estaba haciendo mientras que mi respiración se volvió pesada y estaba con la boca abierta. Comencé a tratar de sacar mis manos del nudo de ese maldito cinturón y lo peor era que mi objetivo no era alejarme, sino que era tomar su cabello y acercarlo mas. Salió un leve quejido de mi parte al sentir como su lengua tenia contacto con mi clítoris. Edward levanto la mirada.

-¿He escuchado algo? -¡bastardo le hacia gracia todo! Después de que me golpeo, me mordió, me dejo ¡pésimo! Y yo tenia que estar enferma para estar disfrutando esto. Volvió a pasar levemente su lengua por aquel manojo de nervios que tenia demasiado sensible.

-Si… -salió de mis labios, pero me quise golpear contra una pared por decir algo, pero por lo visto el Sr. Bastardo, le gusto, porque comenzó a mover mas rápido su lengua. Sentí como mis ojos se llenaban de lagrimas por quedándome callada, cuando se estaba formando mi orgasmo en mi vientre. Cuando me iba a sentir ganadora por no gritar con lo que estaba sintiendo, él jugo sucio. Sentí como su legua me penetraba mientras sus dedos se movían de forma circular en mi clítoris –Edward… -sentí como sonrió, pero se comenzó a mover mas fuerte –¡Un poco mas! –dije mas alto y fue lo ultimo que pude hacer para no decir nada. Comencé a gemir y moverme mi cadera hacia el, y justo cuando estaba a punto de tocar el cielo el se separo y reemplazo su lengua por su miembro. Me tomo de las caderas y me miro sonriendo de esa forma media malvada y traviesa que tenia, mientras entraba de un solo movimiento a mi cuerpo, lo que hizo que soltara un leve grito, era tan grande. Rodee su cadera con mis piernas para sentirlo mas profundamente, pero el leyó mis pensamiento y solo se comenzó a mover mas fuerte y rápido -¡Como te odio! –dije cuando llegaba a mi orgasmo que arrasó con todo mi cuerpo, pero mire a Edward y el no tenia intensiones de parar, por lo que tomo mi pierna izquierda y la movió hacia mi otra pierna y las dejo flexionadas hacia mi lado derecho, mientras ahora comenzaba a entrar en mi desde un nuevo ángulo.

-¿Sabe…como se llama…esta posición? –dijo mientras entraba y comenzaba a hacer que mi cabeza comenzara a volar.

-El tornillo, bastardo… -dije volviendo a sentí como un nuevo orgasmo amenazaba con atraparme.

-Eras virgen pero no tonta ¿cierto? –dijo entrando mas profundo a mi cuerpo.

-Edward… -dije cerrando los ojos y sintiendo como comenzaba mi cuerpo a temblar, mis brazos dolían de una forma increíble, pero lo deje de lado al sentir como todo ese placer acumulado recorría todo mi cuerpo –Ya para… -dije mirándolo sorprendida ¿es que no se cansaba?

-No… -dijo el negando, pero podía notar que iba a correrse, aunque nuevamente para mi sorpresa, tomo mi pierna izquierda y la dejo sobre su hombro, comenzó a acariciar mi clítoris con su mano libre haciendo que de a poco volviera a desear que entrara mas profundo y mas rápido. Sentí como gotas de sudor se acumulaban en mi frente y otras que caían por mi cuello.

-Edward….hazlo pronto –dije cuando sentí como si mi corazón fuera a estallar.

-¿Ya no…soy… –gruño un poco pero siguió hablando- …el bastardo? –dijo sacando un grito de mi parte al sentirlo mas profundo ¿el tenia la capacidad de traspasarme? Porque eso no seria nada bueno –Nada bueno… -dijo repitiendo lo que pensé –¡Demonios! –dijo corriéndose, lo que hizo que yo misma encontrara mi liberación.

Edward cayo a mi lado, como si calculara exactamente donde caer. Lo mire mientras mi pecho subía y bajaba porque literalmente Edward había arrasado con mi cuerpo.

-Sácame de esto –dije moviendo mis brazos. El me miro y sonrió.

-No…ese será tu castigo, pasaras la noche así…aunque ya vaya a amanecer –dijo poniéndose de pie y miro su ropa, levanto los hombros quitándole importancia.

-¡Suéltame Edward! –me miro y frunció sus labios.

-Creo que iré en contra de mis reglas –dijo acercándose. Realmente pensé que me iba a liberar, pero tomo mi rostro con una mano y me beso. Dios santo, mis labios estaban resecos al no tener contacto con los suyos, pero al sentir como su boca se movía contra la mía me tranquilizo bastante, al sentir su lengua envolverse con la mía ¿Qué tenían sus maldito labios que me hacían adicta? –Edward… -dije tomando aire y debo admitir que me asuste al sentir su mano en mi pecho. Estaba muerta, no podía más.

-Buenas noches Isabella –dijo apagando la luz y dando media vuelta.

-¡Suéltame! –maldito, se desapareció en la puerta, mostrando su glorioso trasero.

Con agilidad logre cubrirme con las frazadas. Agotada me quede dormida aun con el dolor de mis brazos y muñecas. Maldito Edward Cullen.
Ethan Koffman
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Jue Dic 01, 2011 8:06 pm
Capitulo 11

Cuando ya el día gobernaba la habitación, pude sentir unas manos tibias soltando mi agarre, cuando abrí un poco los ojos note que era Jane quien me estaba desatando y saco la mascara.

-Dios…Srta. Isabella… -me gire y me quede dormida completamente, sin poner atención en nada. Estaba agotada, cada uno de mis músculos se vino en contra mía y me provocaban dolor, era como haber corrido una maratón sin tener un estado físico adecuado y eso lo sabia por experiencia propia, Alice quiso hacerlo una vez y le seguimos con Jasper, claro, ella logro llegar a la meta, nosotros dos nos quedamos en una tienda, agotados, tomando cientos de litros de agua y cualquier cosa que nos ponían adelante.

-Que dolor –dije después de despertar. Lleve mis manos a mi cuello, el cual para mi sorpresa, no sentí ninguna marca, lo que me alivio, era un dolor menos. Mire hacia mis lados y vi que ya estaba atardeciendo. Me trate de poner de pie porque necesitaba ponerme algo de ropa, aun seguía desnuda, necesitaba una ducha y además porque ¡moría de hambre!

Ya de pie me dirigí al baño, me metí como una sonámbula y quede por un largo tiempo bajo la tibia agua antes de recién comenzar a ducharme. Luego de hacerlo, llene la tina con agua tibia y me quede ahí, mis músculos estaban agradecidos por aquel trato. Cerré los ojos sin poder evitar traer a mi mente a Edward en el día de ayer, como todo paso a dolor cuando me arrojo contra el pilar, sin dudas lo había hecho enojar, pero aun así me fui hundiendo en el agua al recordar como entraba en mi cuerpo con fuerza.

-En un hora debes estar lista –saque mi cabeza del agua al escuchar a Edward, quien estaba vestido con una camisa blanca y unos pantalones negros, su cabello siempre revuelto y una expresión seria –Esme ha insistido que debemos ir a verlos, al igual que Carlisle –dijo fríamente para luego salir del baño…alto yo había puesto la puerta con seguro ¿no?

Me Salí de la tina y me envolví en la bata para secar mi cabello, lo hice solo un poco para después irme al armario. Note que mi cama estaba hecha y había ya un traje encima de ella. Fui hacia este y lo mire.

-Esto no me lo pondré –dije frunciendo el ceño, para la fada gris ajustada y una hermosa blusa blanca –esto es para trabajar –me dije. Tome la vestimenta y la fui a guardar. Vi en el armario y tome unos jeans negros con una camisa de mujer, ancha, a cuadros, la ajuste a mis caderas con un cinturón a juego, me quedaba bastante bien, no iba a ir vestida formal si hoy era sábado. Me tome el cabello en un moño y Salí de ahí hacia la sala.

Llegue y Edward estaba mirando por la ventana, se volteo al verme y frunció el ceño.

-Eso no fue lo que aprobé –dijo enojado.

-Bueno, no soy tu muñeca así que no me vestiré formal un día donde no debo trabajar.

-Isabella –dijo molesto.

-Esta listo el auto Sr. Edward –dijo Jane interrumpiendo, me miro y sonrió.

-Hola Jane –la salude.

-Te salvaste esta vez, solo porque vamos atrasados –dijo avanzando hacia mi –vamos –asentí y mire a Jane quien solo me sonrió nerviosa.

Fuimos los tres al ascensor y me puse nerviosa al momento de verlo. Mire de reojo a Edward pero el solo negó cansado, sin embargo Jane me tomo del brazo y me relaje un poco mas.

Bajamos en un silencio incomodo, por lo que desee hablar.

-¿Dónde vamos? –dije mirando a Edward nerviosa, no era por el, era por estar en esta caja de metal.

-A donde mis padres… -me preguntaba si de verdad ellos eran sus padres ¿los vampiros podrían tener bebés? Si era así…estaba metida en problemas. Edward me miro serio y negó, así que supuse que estaba respondiendo mi pregunta. Ninguno dijo nada hasta que llegamos a la salida. El hermoso jaguar negro nos esperaba, pero sin Jacob esta vez.

-¿Dónde esta Jacob? –dije mirando a Jane, ella miro de reojo a Edward, así que supuse que no tenia autorización para hablar.

-Vamos… me gusta ser puntual -dijo Edward mirándome molesto. Rodee los ojos y me despedí de Jane, ya que ella no venia con nosotros. Edward me espero con la puerta abierta, enarque una ceja, pero no dije nada y entre al asiento del copiloto, por primera vez, él entro rápidamente e hizo andar el auto de inmediato –¿no puedes seguir una orden Isabella? –dijo mirando lo que llevaba puesto.

-A diferencia tuya, yo trabajo y estoy todo el día con tacos y vestida formal…me canso –dije mirando hacia afuera -¿Por qué vamos a donde la Sra. Y Sr. Cullen?

-Ayer solo fue la presentación general para todos los vampiros, ahora habrá personas que conozco de verdad.

-Esto es ridículo, pero veo ahora donde pasas tus noches…de fiesta en fiesta.

-Realmente no en este estilo de fiestas, me la paso donde me viste por primera vez, en ese estilo de fiestas –al recordar aquella vez, sentí un escalofrió en mi espalda y pensé, claro, de pub en pub y teniendo sexo en los callejones.

-Un caballero no tiene memoria –dijo "gracioso" eso no le quedaba, el era malvado, no lo iba a encontrar gracioso luego de arrojarme contra un pilar de cemento y hacer que casi mi cabeza explotara.

-Que abras la puerta del auto no te hace un caballero ¿cierto? –dije aun sin mirarlo.

-Claro, ahora dime, estoy confundido, la parte de hacer explotar tu cabeza es ¿porque hice que chocaras contra el pilar o porque entre de una forma magnifica en tu cuerpo anoche? –lo mire sorprendida.

-Sin dudas abrir la puerta del auto no te hace un caballero –dije molesta y sintiendo como mis mejillas se sonrojaban por su desagradable comentario.

-No me encontrabas nada desagradable anoche ¿no crees?

-¡Deja de meterte en mi cabeza! –dije mirándolo molesta –No quieres un espectáculo a donde vamos ¿cierto? –sonreí al ver como tensaba su mandíbula –el gran Edward Cullen no podría tener a su proveedora bajo control, que mala imagen te ganarías ¿a que si?

-A menos que quieras un hueso roto, no harías eso –me miro y pude ver como sus ojos se pusieron rojos, no se si fue por la rabia o por que tenia sed –ambas… -me quede impresionada mirando sus ojos, nunca los había visto cambiar en vivo –dame tu mano… -lo mire sorprendida.

-No te atrevas…recién estoy teniendo energías a como me dejaste ayer… -tomo mi mano sin importarle, empujándome a estar mas cerca de el. Miro hacia donde girar y paso sus labios por mi muñeca, con cuidado, cerro los ojos y paso su nariz por mi piel. Me quede anonadada mirándolo, para que después mi corazón saltara al ver como sus colmillos crecían en una fracción de segundo y se enterraban en mi piel. Cerré los ojos y gire mi rostro hacia la ventana. Era muy distinto cuando Edward me mordía como un idiota, como lo hizo ayer, a cuando me mordía con cuidado, como lo estaba haciendo ahora, donde hacia que mi corazón latiera mas fuerte y mi sangre aumentara de temperatura. Segundos después separo su boca de mi piel, pasando su lengua por donde mordió, dejando mi mano libre. Mire mi muñeca y no había rastro de alguna herida, por lo que supuse que cuando anoche me beso el cuello, curo lo que había provocado en la fiesta.

-Es mi saliva –dijo mirándome de reojo –eso es lo que te cura… mas seguido la ocupo contigo, mas rápido sanas -sobe mi muñeca izquierda.

-¿Hasta cuando tendré que ser tu proveedora?

-Deja de decir esa palabra, no es correcta…¿Quién te la dijo?

-La Sra. Cullen… -el negó molesto. Ya se me estaba haciendo común siempre verlo molesto, el era un amargado.

-Esme siempre hablando demás… -suspire.

-Edward, no has contestado mi pregunta…¿hasta cuando me tendrás así? No puedo pasar mi vida dándote de beber, harás que muera… -me miro sonriendo.

-De algo hay que morir ¿no crees? –lo mire sorprendida ¿es que este tipo era tan malo como mis sospechas? –me temo que si –dijo ahora mirando hacia adelante.

-No puedes, tu…¡de alguna forma escapare! –una risa sombría salió de sus labios.

-Isabella…si solo llegas a pensar en eso, lo sabré y si eres bastante astuta, como anoche…sabes quienes pagaran por tus errores… -le iba a decir algo, pero no se me ocurrió nada mas, el tenia el poder. No iba a permitir que dañaran a mis amigas. Que a todo eso, deberían estar locas tratando de llamarme ¿Qué les iba a decir?

-Eso déjalo a mi cargo, el lunes no tendrás que preocuparte de nada de lo que estas pensando ahora.

-¿Qué dirás? Creo que debería saberlo, siendo que soy la principal involucrada, estas jugando con mi vida Edward –el me miro y rodo los ojos.

-No seas melodramática, y ya veras, ahora solo concéntrate en comportarte, mira que además hoy hare algo por ti –dijo deteniendo el auto en un edificio. Abrieron mi puerta, era un chico no muy mayor quien llevaba un traje negro. Salí de ahí aun pensando en lo que Edward dijo ¿algo por mi? El chico tomo las llaves de Edward cuando este se las arrojo, pude ver mejor a Edward en ese entonces, se había puesto un saco color negro y su camisa ahora iba dentro del pantalón, lucia bien…un segundo después de pensar eso me arrepentí, al ver su estúpida sonrisa, donde curvaba sus labios –he pasado mucho tiempo en este mundo Isabella, como para decirte que los problemas se solucionan, con el tiempo….o a la fuerza –dijo mientras subíamos las escaleras y caminábamos hacia el ascensor, ahí entendí lo que dijo.

-Oohh…ni lo pienses –dije deteniéndome y caminando hacia atrás, pero el tomo mi brazo y me llevo a la fuerza por el pasillo -¡para Edward! ¡Nooooo!…. –mis ojos se llenaron de lagrimas, pero de un solo movimiento el me hizo entrar en el ascensor -¡no, para! –dije cuando apretó el botón para que las puertas se cerraran. Comencé a llorar histéricamente al ver como estas se cerraban, no me podía mover porque él me tenia sujeta del brazo, tiraba como una niña cuando se quiere zafar del agarre de su padre, pero me fue inútil. El ascensor se comenzó a mover y mi llanto empeoro, pero lo único que hice fue ahora aferrarme al brazo de Edward sin mirar lo que pasaba –Haz que pare por favor, haz que pare –dije llorando, mientras mis piernas se debilitaban por el miedo. Sentí como él se tenso y lo único que hizo fue dejar su brazo libre alrededor mío –¡Edward, hare lo que sea, haz que pare!…¡haz que pare esta maldita cosa! –no se que habrá hecho pero el ascensor paro, mire ilusionada si las puertas estaban abiertas para salir de ahí de inmediato, pero estaba cerrada –Edward… -dije mirándolo desesperada mientras seguía llorando. Por su mirada estaba confundido, pero sin previo aviso llevo sus labios a los míos. Me quede estática, esto era inesperado. Me empujo contra la pared de metal, tomando mis caderas, lo único que hice fue responder el beso mientras enredaba mis manos en su cabello, tirando de el con rabia. Odiaba lo fácil que se le daba manejarme, sentí como sonrió en mis labios, para después volver a presionar mas fuerte contra mi boca, entrando en ella como si fuera suya.

-Lo eres –dijo separándose de mi para comenzar a besar mi cuello, mientras comenzaba a desabotonar mi camisa –Hare que olvides que le temes mas a un ascensor que a mi –dijo mordiendo mi piel, pero no bebiendo de mi sangre. Deje mis manos en su cabello, mientras sentí como su lengua pasaba al comienzo de mis pechos. Sonreí al pensar que me había puesto un sujetador que se abría por delante. Edward lo abrió al instante de que pensé eso y se apodero de mi pecho derecho y comenzó a besar, succionar y morder mis pechos.

-Edward… -abrí los ojos y mire lo que nos estaba rodeando, pero a diferencia de cinco minutos atrás, esto no me aterraba, lo que estaba sintiendo ahora era mas fuerte que el miedo.

-¡Demonios!…por eso acepte que vinieras con falda… -dijo tomando mis piernas. Lamentaba no haber puesto ese maldito traje, pero ya no había caso.

-Para….no…. –dije cuando sentí su erección contra mi vientre –las personas… -dije pensando solo como se sentía los labios de Edward en mi pecho. Sus manos fueron a mis pantalones y los desabotono y metió con habilidad su mano por debajo de mi ropa interior. Como instinto tome el rostro de Edward y lo atraje a mis labios, no se que tenían, de verdad, pero era adicta a ellos. El siguió besándome, empujando hacia mi al mismo ritmo que sus dedos se movían entrando en mi para después moverse en círculos en mi clítoris. Me apoye en sus hombros mientras seguía besándolo –Dios…Edward… -dije moviéndome contra su mano.

-Solo Edward –dijo mordiendo mi labio inferior. Apoye mi cabeza en la pared de metal detrás mío cuando un orgasmo atravesó mi cuerpo de forma brutal. Me quede apoyada en los brazos del ascensor recuperando mi respiración. Edward me miro sonriendo y se llevo dos dedos a la boca. Lo quede mirando hipnotizada.

-Squisito, come sempre –el...¿el acaba de hablar en italiano? Edward se acerco y me volvio a besar sin responderme. Mientras me besaba abotono mi pantalon y abrocho mi sujetador, para despues arreglar mi camisa –ahora tranquilizate... –mire a Edward aturdida, todo esto habia sido tan imprevisto. Mire el ascesor cuando Edward presiono el boton para seguir subiendo, este se sacudio un poco lo que me puso nerviosa, pero no me hizo gritar como lo hubiera hecho hace veinte minutos atras.

-¿Que demonios me has hecho? –dije mirandolo porque solo se quedo ahi parado, sin decir nada. Levanto los hombros, quitandole importancia.

-Encuentro ridiculo que le temas de verdad a un ascensor...no sé que te habra pasado, no me importa, pero encontraba ridicula tu reaccion, asi que lo remedie, ahora cuando estes al frente de un ascensor, subiras conmigo...no con esas inutiles de tus amigas que no sirven de nada, solo alimentan tu estupidez –tense la mandibula. Edward jamas, pero ¡jamas! Haria algo por el bien del otro –dejar que en parte, tu estupidez se pase, es hacer algo bueno por otro –dijo mirandome. No alcance a decirle nada cuando el ascensor de detuvo y como reflejo tome el brazo de Edward porque esto se movio muy brusco. El enarco una ceja, pero no dijo nada.

-Al entrar te iras con Esme, ella te espera para que cambies tu ropa –rodee los ojos, esto no podia ser tan importante. Llegamos al frente de la unica puerta que habia en el pasillo y Edward toco mientras yo miraba hacia abajo, no tenia vertigo, las alturas no me daban miedo, por lo que tuve tiempo de admirar la vista, pero senti como Edward me tomaba del cinturon que llevaba y me tiraba hacia el. Me quede en estado de shock al ver como me llevo ¿habia sido como una "gracia"? antes de decirle algo, la puerta se abrio y la Sra. Esme nos recibia con una gran sonrisa. lucia con un hermoso vestido blanco largo, que dejaba libre sus hombros.

-Edward... –dijo sonriendo para abrazarlo, ella lucia como si lo quisiera ¿alguien podria llegar a querer a este ser tan desagradable? ¡si, ya escuchaste! Edward cuando se separo de su madre me dio una mirada molesta –Isabella ¿estas mejor? –asenti timida al recordar lo rara que se habia comportado esta mujer anoche, me hizo entender de inmediato que ella apoyaba en todo a Edward, incluso en su mal comportamiento –bueno, sigueme antes que entres, Edward ven con nosotras antes que entres y estes con los demas –fuimos en silencio por un pasillo hacia la derecha para subir las escaleras. Todo aqui era de madera, pero todo mueble o artefacto que habia era bastante moderno, me agrado la alfombra que cubria el piso, era color vino y parecia como si quisieras andar descanza todo el dia.

Entramos en la primera puerta del segundo piso y Esme tomo un vestido largo que estaba en una mesa. Mire la habitacion y esta no era una realmente, era un estudio, habia un escritorio donde habia un ordenador, estantes alrededor llenos de libros, mire la alfombra y era de la misma que me habia gustado. Note que tenia todo listo, hasta ropa interior. Mire incomoda a Edward.

-Les dare un minuto... –dijo ella saliendo del lugar. Quede esperando a que Edward saliera.

-No voy a salir...cambiate rapido –frunci el ceño.

-¿Por que no vas a salir? No me tienes que ver cuando me cambie –rodo los ojos.

-No seas timida ahora, te acabo de masturbar en el ascensor y no has puesto problema alguno... –mi boca se abrio al escucharlo. Enojada comence a sacar mi camisa boton por boton, saque el cinturon y tire la camisa en la mesa. Desabotone mi pantalon y lo baje mientras sacaba mis zapatillas. Mire la ropa interior y esta combinaba con el vestido y era especial para este. Mire a Edward incomoda –no me voy a voltear y no me girare, hazlo, tenemos un minuto... –frunci el ceño incomoda al ver como se apoyaba en un estante. Me gane de lado para que no me viera completamente y comence a sacar mi sujetador, mire de reojo a Edward pero el me miraba serio. Me puse el nuevo sujetador rapidamente, este se abrochaba atras y no tenia tiras, era color crema y tenia unos diseños, era lindo. Volvi a mirar a Edward cuando comence a bajar la otra prenda, el solo miraba mi rostro, asi que lo hice rapidamente y me puse unas bragas color crema. Tome el vestido y este era igual color crema, me lo puse de abajo hacia arriba y llegaba hasta mis pechos, era recto y dejaba descubierto mis hombros y mis espalda. Subi un poco el cierre y trate de seguir, pero no pude, aunque no tuve que siquiera pedir ayuda, porque ya tenia a Edward detras mio, subiendo con cuidado el cierre.

-Gracias –dije incomoda por tenerlo tan cerca. El no se movio de inmediato, por lo que me gire a verlo –listo, depravado... –el nego sonriendo y miro los tacos. Suspire, me subi a ellos y los amarre.

-Muy bien... tu cabello, dejalo suelto –negue era una lata tener el cabello en la cara, pero Edward en un segundo llevo su mano a mi moña y la desarmo, movio un poco las manos –ahi si...vamos...tomame del brazo...estaras asi hasta que te lo ordene, recuerda, quieres los huesos sanos ¿no? –puse mi brazo bruscamente bajo el suyo.

-Infeliz, me gustaria romper cada uno de tus huesos y quemar cada trozo de tu cuerpo, y luego bailar alrededor de la fogata –dije enojada, acumulando todos los insultos que queria decirle.

-¿Listo?

-Si... –salimos de la habitacion. No estaba Esme, asi que no me preocupe por insultarlo. Nos fuimos por otra direccion hasta llegar a otras escaleras. Me aferre al brazo de Edward al ver que habia mucha mas gente ahi, no tanta, pero eran alrededor de diez. Sonrei al ver a Jane, una cara conocida. Casi me dio ganas de vomitar al ver al Sr. Carlisle, el era mi jefe, mis nervios subieron hasta mi garganta.

-Edward, hijo…. –dijo Carlisle sonriéndole –hola Isabella ¿Cómo estas?

-Bien Sr. Carlisle… -el rio suavemente.

-Dime Carlisle, estamos fuera del trabajo –negué, eso no era nada profesional de mi parte.

-Prefiero llamarlo Sr. Carlisle… -el asintió. Edward soltó mi mano y me miro como si me quisiera decir que hacer, pero al final solo negó para el y se fue a hablar con otras personas.

-Esta hermosa Srta. Isabella…

-Jane…no sabia que estarías aquí, eso es bueno –ella asintió.

-Es por mi padre… -miro a ese hombre con cabello largo, que se veía muy serio en el trabajo, pero ahora reía con otro hombre que lucia parecido a las características de Edward –mira, el es Marco Vulturi –el involucrado me miro y asintió, sonreí nerviosa –aquel es Cayo Vulturi –el estaba con Esme conversando y me saludo con una sonrisa, se la devolví exactamente como antes, nerviosa –el viene conmigo –dijo apuntando a un chico que miraba a los demás nerviosos, exactamente como yo –es Alec Stevens, no se si lo recuerda, es quien saco la foto ayer… -al mirarlo mejor, tenia razón, era el mismo chico –ya conoces a los padres del Sr. Edward –ahí esta James Staci –ese rubio que ahora lucia un traje completamente negro, estaba apoyado en la pared y ladeo su cabeza para sonreírme y asintió suavemente, no debo decir que su saludo me puso mas nerviosa que los anteriores –es amigo del Sr. Edward.

-Tanya Denali –me quede helada al verla, ella era la jefa de Jessica y se estaba presentando ante mi con una sonrisa y estirando su mano. La tome con cuidado, era helada ¡no podía creerlo! ¡estaba rodeada de vampiros! Y vampiros estupendos, ella lucia un vestido negro con un escote en "V" que le quedaba fantástico –un gusto Isabella.

-Igualmente Srta. Tanya –ella sonrió.

-Dime Tanya… -la mire nerviosa. Menos mal ella no insistió mas y se disculpo para después ir a conversar con James.

-Bueno, es todo, los más cercanos del Sr. Edward ¿necesita algo Srta. Isabella? ¿un trago? –mire a mi alrededor y nadie tomaba nada.

-Jane, estas aquí, no tienes porque seguir en tu trabajo, ve con tu cita…tranquila –dije sonriendo, ella se sonrojo.

-¿Esta segura? –asentí.

-Ve –dije empujándola. Ella me hizo caso y fue feliz yendo a donde el chico. Mire a mi alrededor y fui dando pasos hacia atrás de a poco, pero choque con un cuerpo, que me hizo voltear de inmediato.

-Sr. Carlisle, lo siento –dije completamente sonrojada.

-Isabella, acompáñame a dar una vuelta –dijo tomando con cuidado mi brazo y llevándome a un pasillo de la casa. Muy bien, ahora de seguro era el momento que me despedían.
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Jue Dic 01, 2011 8:07 pm
Capitulo 12

Con Carlisle íbamos caminando por un pasillo que tenia varias pinturas en la pared.

-Te ves hermosa Isabella… -dijo el dándome una sonrisa. Me sonroje rápidamente al escucharlo. Esto era raro, Carlisle era mi jefe.

-Gracias… -dije tímidamente. Seguimos caminando un para de pasos hasta que el volvió ha hablar.

-Edward se ha portado mal contigo…el no debió hacer lo que ha hecho la noche pasada –fruncí de inmediato mi ceño al recordar lo que sucedió.

-Dígale eso a él… -tense mi mordida al darme cuenta lo que había dicho.

-Ya lo hare…ahora –dijo abriendo una puerta, donde me invito a pasar. Lo hice completamente desconfiada, como dije antes, Carlisle era muy amable pero nunca me subiría a un ascensor con el. Entro detrás mío y note que estábamos en una gran biblioteca. El se acerco a una mesa que había, tomo una carpeta y un lápiz –necesito que hagas algo por nosotros –lo mire confundida. Abrió la carpeta y habían varios papeles en ella –como te darás cuenta –dijo apoyándose en le escritorio de madera –no somos humanos.

-Claramente me di cuenta de eso –el sonrió. Creo que James tenia razón, con mi boca no llegaría muy lejos…viva.

-Necesito que firmes este contrato de confidencialidad Isabella….por nuestra seguridad –asentí rápidamente acercándome a los papeles. Tome la pluma y comencé a firmar sin ningún problema. Carlisle era mi jefe y me había tratado mal, no lo metería en problemas jamás.

-Dudo que este contrato haga mas que las amenazas que me da Edward –dije mientras firmaba.

-El no es como representa ser Isabella… -rodee los ojos, eso todo el mundo me lo estaba diciendo.

-No aceptare eso, creo que están acostumbrados a comportarse como desean... –firme el ultimo papel y lo quede mirando.

-No, no es así, Edward no confía en las personas con facilidad.

-Aunque lo hiciera conmigo, aun así ha hecho bastante daño Sr. Carlisle… -me estaba enojando. Odiaba que no viera que el era malo y que yo era la victima aquí.

-Se que no se ha comportado como debe contigo…como te saco de tu departamento y como ha hecho otras cosas indebidas.

-Aun así las sigue haciendo –lo mire seria. El me sonrió, lo que me molesto, todos estos vampiros veían mi situación como una broma.

-No te molestes Isabella, es solo que…bueno, me agrada que actúes así, eres fuerte, a Edward le costara controlarte.

-No tiene que hacerlo, yo no soy un animal al que debe domesticar Sr. Carlisle… -el volvió a sonreír.

-Tu eres de el, debes comprender eso para que vuelvas a tener tu vida –fruncí mas el ceño.

-Es que ese es el problema, yo tengo mi vida, la controlo como deseo, no tengo porque ser de el, además es un cretino, disculpe, es su hijo y todo, pero lo que esta haciendo es imperdonable, no puedo comprender como usted permite esto, yo lo tenia como un hombre intachable… -esta vez Carlisle sonrió, pero fue mas como una mueca, ahí me di cuenta a quien tenia al frente –disculpe señor….no debería estar hablándole así.

-Isabella, soy tu jefe, pero tu estas con mi hijo, ya hay una relación mas cercana entre nosotros…

-¿El de verdad es su….hijo?

-No biológicamente, lo convertí hace ya mas de mil años.

-¡¿Mil años? –dije levantando la voz, sin poder evitarlo ¡Dios santo! Me estaba acostando con una momia.

-Isabella… -dijo ahora riendo ¿el podía leer mi mente?

-Usted…¿sabe lo que pienso? –el negó.

-Eres muy fácil de leer, y esa facultad solo la tiene Edward, no tengo la menor idea del porque, pero sin dudas, se le da mas fácil contigo, te puede manejar a su gusto ¿no? –abrí mas mis ojos por lo que dijo.

-Algo así… -dije como que no quería la cosa.

-Eso es porque estas hecha para el…

-No es cierto, si fuera así, seria algo mutuo y le digo ahora mismo que ese vampiro que esta en la sala, no esta hecho para mi…

-Por ahora…tu puedes cambiarlo –me gire molesta, esto era demasiado.

-Quiero que le quede algo claro Sr. Carlisle –dije ahora volteándome a verlo –no espere nada de mi hacia Edward, lo único que puedo sentir hacia su hijo es desprecio y el me ha dejado en claro que no le importa lo que yo piense… -el rodo los ojos.

-A Edward le tomaras bastante trabajo.

-No soy un proyecto de dominación Sr. Carlisle… -el negó moviendo su cabeza suavemente de un lado a otro.

-Bueno…cuanto antes veas que eso no es así, es otro concepto el que traemos nosotros, claro….Edward tampoco lo comprende muy bien, son el uno para el otro –eso me hizo enfurecer.

-¡No vuelva a decir eso!...me ofende.

-Muy bien….no te alteres, mira que esta reunión es por ti, no la arruinemos –respire profundamente para tratar de calmarme un poco –bueno, antes de volver Isabella, te tengo que informar que me iré de viaje…de vacaciones con Esme, por dos meses –lo mire asustada.

-¿Edward quedara al mando? –asintió.

-Por eso es que ha venido…es la primera vez que salgo de vacaciones y es la primera vez que todo el personal ve a Edward, cuento contigo para que no tengan problemas con el…

-Eso es una tarea difícil…¿el es el empresario del extranjero no? –el asintió. No había tenido tiempo de hablar con Alice y Jessica sobre esto, por eso no habíamos relacionado a Edward con el empresario.

-Edward ha vivido por muchos años aquí en Chicago, pero siempre estuvo viajando para manejar todo en Europa, le agrada bastante ese continente… -no lo dudo, era hermoso –entonces ya le dije que era hora que apareciera en Cullen Ltda. Nunca lo ha deseado, pero espero que tu lo ayudes en todo lo que necesite…

-¿Tendría otra opción? –sabiendo que Edward me obligaría a lo que fuera si no lo ayudaba.

-No…-dijo sonriendo –pero espero que lo ayudes de verdad, eres una excelente asistente Isabella, tu misma debes saberlo si has sido mi secretaria.

-Un poco –Alice me había ayudado a entrar a Cullen Ltda. Y por milagro de alguien había sido secretaria del jefe de todo un imperio, aunque ahora no lo veía tanto como una coincidencia.

-Bueno…quiero que te quede algo claro Isabella –asentí nerviosa, porque su expresión era de seriedad completa –debes ser astuta, en este juego de "uno para el otro" no es tan así como Edward te lo ha mostrado, no es el quien tiene el poder….aunque Esme te podría explicar esto mucho mejor… -hizo una mueca –aunque dudo que a Edward le agrade –de inmediato al decir eso, alguien toco a la puerta. Carlisle rodo los ojos –Adelante –dijo suavemente. En eso entro Edward mirando a Carlisle de una manera que me asusto.

-Si me disculpan…adentro están preguntando por ustedes –dijo mirándome serio.

-Ya vamos…solo estábamos arreglando todo con Isabella y diciéndole que serás su nuevo jefe por unos meses… -me dio escalofríos al ver la sonrisa de Edward.

-Eso es cierto…me tendrás que tratar de Sr. Edward o Sr. Cullen… -dijo mirándome.

-Soy lo bastante profesional para diferencia en el trabajo y lo malvado que eres –maldito bastardo. Edward entrecerró los ojos al escucharme. Esto en parte era bueno, podía insultarlo mentalmente.

-Muy bien, ustedes dos –dijo Carlisle –mejor vamos antes que se maten aquí mismo –comenzó a caminar hacia la puerta, lo seguí pero al salir Carlisle, Edward apoyo su mano al frente mío sin dejarme salir. Me quedo mirando unos segundos hasta que Carlisle despareció en el pasillo.

-No creas todo lo que te ha dicho Carlisle, el es quien sigue las antiguas tradiciones…yo no –dijo finalmente para dejar caer su brazo y darme libertad para salir.

-No lo dudo Edward, no cabe en mi cabeza que seas una persona digna de confiar, eres tan malo como el mismísimo demonio, así que no te preocupes de lo que yo pueda pensar –el sonrió.

-No lo hago –dijo para salir de la biblioteca. Espere a que avanzara para ir hacia donde estaban todos. Me tome todo el tiempo para no llegar, no quería estar en este lugar, quería estar en mi sofá viendo una película tranquilamente, en mi departamento, el que me costo tanto tener.

Paso mas de medianoche y ya había terminado todo, realmente pensé que había sido así porque todos tenían que ir a buscar algo de sangre, pero aun así, estaba feliz de que todo esto terminara. Uno porque ya no estaría rodeada de vampiros y segundo, porque estaba cansada de escuchar a Esme pedirme disculpas por no tener nada de comer, nada para un humano. Mi estomago no estuvo callado en toda la velada y yo moría de hambre, no había comido nada por culpa de que Edward acabara conmigo anoche.

Ahora íbamos en el auto con Edward, ambos en un rotundo silencio. Edward giro por otro lugar y paro al frente de una estación de comida rápida. Lo mire ilusionada cuando salió del auto diciéndome "Ni se te ocurra hacer algo" con su voz arrogante y mandona. Volvió a los minutos después con unas papas fritas, una hamburguesa y una bebida. Lo mire sorprendida.

-Toma –dijo pasándome la bandeja. No le dije gracias, porque esta era su culpa. Me fui comiendo las papas con cuidado para no manchar el auto, y mi estomago me fue agradeciendo cada caloría que entraba a mi cuerpo. Me daba lo mismo que fuera comida basura, era comida y yo estaba muerta de hambre. Llegamos al edificio y Edward, me ayudo llevando mi bebida, así no la desparramaba. Fui con mi bandeja de comida rápida hacia el ascensor. Trague nerviosa al ver la caja de metal, pero Edward de un empujo me hizo subir. Como idiota, porque lo era, me fui bastante cerca de el, muy cerca, al nivel de poder tocarlo. El no dijo nada, lo que debo decir, agradecí. Esto era humillante.

Llegamos al departamento y me dejo la bebida al frente de mis ojos, la tome y me la lleve a la habitación. Donde me cambie a un pijama y me recosté en la cama a comer todo lo que me faltaba, quede verdaderamente satisfecha.

Me aliste para dormir, siendo que no tenia nada de sueño y luego lleve la basura a la cocina donde deje todo en el bote de basura. Mire a todos lados y estaba todo en silencio, por lo que supuse que Edward había salido, así que aproveche para salir e ir a la sala y prender la televisión. Me acomode en el sofá, recostada y comencé a cambiar canal por canal, hasta que finalmente me quede en el de caricaturas. Me entretuve bastante hasta que mis ojos se cerraron inesperadamente, creo que después de todo, si estaba cansada.

Me removí con un dolor de espalda, segundo después escuche unos tacones acercarse a mi.

-¿Srta. Isabella? –me senté, abriendo mis ojos. Saque el cobertor que tenia encima y mire a Jane.

-¿Qué haces aquí un día domingo Jane? –ella levanto los hombros.

-El Sr. Edward me ordeno venir por si necesitaba algo –note que había un puesto para desayunar.

-¿Qué hora es?

-Mas de las diez Srta.

-Jane… -dije tomando mi cabeza, me dolía, ya que este sofá era un poco duro –deja de llamarme así, por favor, solo dime Bella, mira que por lo visto me tocara estar tiempo aquí y no me gusta escuchar que me llames así…

-No puedo de otra manera –rodee los ojos.

-¿Vas a tomar desayuno? –ella negó.

-Eso es para usted, lo acabo de terminar… -la mire frunciendo el ceño.

-Bien yo tengo que soportar que me llames Señorita, que me hagas desayuno, lo mínimo que puedes hacer es tomar desayunó conmigo –ella sonrió.

-No creo que haya problema en eso –dijo ahora yendo a los muebles y sacando lo que necesitaba. Me acerque a la mesa color negro y me ubique en el puesto que había mientras Jane se sentaba a mi lado. Mire hacia las ventanas gigantes que había en esta sala y llovía de una forma increíble -¿Qué le sucede? –la mire triste.

-Quiero estar en mi departamento, ahí se escuchaba la lluvia… -ella sonrió triste.

-Pero… ya pasara, se viene la primavera, así que no extrañara la lluvia…porque no habrá –la mire seria. Deje mis pies sobre la silla y tome mi tazón con café.

-Eso es un humor cruel –ella asintió. Nos quedamos en silencio unos segundos mas, hasta que decidí que iba a aprovechar el tiempo sin Edward –Jane ¿Quién era ese chico de ayer? ¿tu cita? –ella asintió.

-Estamos juntos…ambos estamos preparándonos…yo con el Sr. Edward y el con Cayo Vulturi, mi…tío si se puede decir de alguna manera, es el encargado de la revista financiera de los Cullen…

-Y esa foto que saco el viernes ¿para que era?

-En esa revista se expone a las…a chicas como usted, así queda claro que nadie podría tomar de su sangre, además de Edward Cullen…

-Dios…eso es horrible –ella me miro con los ojos como plato.

-¿Qué nadie mas pueda beber su sangre? –reí.

-Claro que no, es horrible que nos expongan como ganado marcado –pensé de inmediato que mañana compraría una de esas revistas, para ver de que trataba todo esto.

-Así es como son las cosas señorita… -rodee los ojos a como me llamo –la orden es del Sr. Edward, no la puedo llamar de otra forma.

-Bueno…entonces tratare de arreglar eso –dije pensando en pedirle que dejara a Jane llamarme como desee. El me debía bastantes cosas -¿Qué es de Jacob, Jane?

-Supongo que descansando en su casa…

-No, me refiero ¿Qué pasa con el? ¿también sabe todo esto? –ella asintió.

-Pero es solo es un civil que sabe mas de la cuenta, si llega a abrir la boca, no estaría vivo mas de unas horas… -la mire espantada –pero no se preocupe, Jacob es muy fiel y el Sr. Edward confía en el…solo que ahora estaba estorbando un poco, no dudo que volverá a verlo pronto, el es muy agradable…

-Si y muy fiel con Edward…

-Como un perrito ¿no? –sonreí.

-No lo dudaría….su respuesta a todo es "la paga es buena"…

-Si, le pagan muy bien a Jacob…. –ella sonrió, fruncí el ceño.

-¿Es que a ti no? –ella negó.

-Yo no recibo paga por esto –la quede mirando con la boca abierta.

-¿No recibes nada de dinero y estas un día domingo desayunando conmigo en vez de estar en tu casa desayunando con tu hombre? –dije sorprendida. Ella no pudo evitar reír.

-Si…bueno, ambos lo comprendemos…todo esto tendrá su final…

-Jane ¿Para que te están entrenando? –ella hizo una mueca.

-No es que no desee decirle, pero es confidencial…

-Ya veo…bueno, confidencial o no, tu dijiste que si necesitaba algo te lo dijera ¿no? –ella asintió muy segura –bueno, necesito que te vayas de aquí ahora mismo, y descanses…

-No podría…

-Es lo que necesito…así que Jane…

-Srta. Isabella…

-Te puedes retirar Jane –ambas nos quedamos mirando sorprendidas al escuchar su voz. Edward estaba apoyado en la pared, justo donde comenzaba la cocina, mirándonos. Mire hacia la ventana al notar que solo llevaba un pantalón de algodón azul, su pijama.

-Sr. Edward, buenos días –dijo Jane asintiendo levemente. La mire en shock, esta niña era una esclava de Edward.

-Buenos días Jane, Isabella –dijo mirándonos a cada una.

-Ahora que estas aquí, los dos –dije poniéndome de pie –Edward, le podrías decir a Jane que me diga Bella, estoy cansada de que me trate de señorita.

-¿Es que no lo eres? –entrecerré los ojos mirándolo enojada –no tengo tiempo para esto, Jane, tienes permitido decirle a Isabella como ella desee ¿si? –dijo cansando y acercándose a nosotras para tomar una carpeta y ponerse a revisar todo al frente de la ventada –Jane, he dicho que te puedes ir –ella me miro sonriendo.

-Nos vemos Srta. Isa… -le negué con el dedo para que se detuviera –nos vemos, Bella…

-Que estés bien Jane, gracias por el cobertor en el sofá –ella frunció el ceño y solo sonrió confundida para después irse.

Tome mi taza de café y decidí ir a terminarlo a otro lado.

-Termina tu café aquí Isabella –negué. No quería estar a su lado –te lo terminaras aquí, porque este es el lugar de comer, no tu habitación como lo hiciste ayer…ni tampoco el lugar para dormir es el sofá… -todo aquello me lo dijo mirando aun los papeles que tenia esa carpeta. Cansada me senté donde estaba y me gane en mi ubicación anterior, apoyando mis pies en el asiento.

-¿Qué les diré a mis amigas mañana? Creo que me deberías decir la gran sorpresa…porque hable con Alice…

-Estoy leyendo Isabella, espera –frunció el ceño y siguió en lo que estaba. Suspire y seguí tomando mi café, comí una galletas y de vez en cuando miraba a Edward, quien estaba muy concentrado en esto. Mire por la ventana hasta que termino –Carlisle si que te ha atrapado con este contrato, deberías tener cuidado con lo que firmas Isabella…

-¿De que hablas? –el se giro hacia mí y se sentó en el otro extremo de la mesa, al frente mío.

-Ni siquiera tienes la opción de llamar a un policía si sucede algo… -dijo mirándome mientras marcaba una sonrisa.

-No importa –dije resignada –dudo que ese contrato tuviera beneficios para mi…

-Pues los tiene –dijo dando vuelta la hoja –cuando te sientas amenazada, de verdad por mi, puedes llamar al numero que esta aquí –dijo tomando la hoja y mostrándomela.

-Dámela –dije estirando la mano, pero el dejo la carpeta en la mesa e hizo pedazos la hoja. Lo mire con mi corazón latiendo a mi por hora –Pero… -estaba cansada de esto, Edward hacia mi vida imposible.

-No te lo daré, estarías llamando a Esme cada cinco segundos y siempre te tratare mal si llegas a hacer lo contrario que deseo –cerré los ojos y conté hasta diez.

-Bien, tu ganas –dije absolutamente rendida, estaba mas que cansada con soportar a Edward.

-Lo sé, gane desde que te vi en ese pub…a todo esto ¿sabes que no puedes salir con tus amigas de noche?

-¿Qué? –dije enojada -No puedes evitar que salga con ellas…ya has hecho bastante robándote mi vida.

-No estoy diciendo que no salgas con ellas, solo que no iras sola, es peligroso, además me di cuenta que no resistes mucho con unos tragos, no quiero que vayas a casa con cualquier hombre que te invite…te dije que eras solo mía –me quedo mirando como si lo que me estuviera diciendo fuera lo mas normal.

-Yo no soy ese estilo de chica Edward, esas son las rameras que te metes todas las noches cuando sales de pub en pub ¿no? –dije sonriendo arrogantemente porque yo tenia la razón. Me quedo mirando, con sus ojos entrecerrados y segundo después me removí en mi silla al sentir como una ráfaga de calor pasaba por mi cuerpo, como si fuera una látigo –basta… -dije adivinando que era el -¡¿Qué demonios haces? –dije mirándolo enojada al sentir me volví a remover en la silla. El sonrió malvadamente.

-Oohh…eso…si, debes tener cuidado, lo puedo hacer en el lugar que desee, además que es solo el comienzo... –lo mire asustada, el rodeo los ojos –eres tan aburrida Bella… -dijo negando. Me llamo la atención a como me llamo.

-Ya veo como obtienes tus victimas en la noche –dije enfrentándolo.

-No…eso solo lo puedo hacer en ti –fruncí el ceño, confundida –veras…lo que sucede es que…¿de verdad crees que te lo diré? –dijo apoyándose mas en la silla.

-¡Es lo mínimo que puedes hacer! No seas un perro Edward, ya bastante es soportarte como un demonio…

-No vuelvas a llamarme perro ¿escuchaste? –segundo después lo tenia tomando mi rostro y haciendo que lo mirara -¿escuchaste Isabella? –lo mire asustada y asentí –muy bien… -se alejo de mi y quedo mirando hacia los ventanales.

-Dime…..

-No...no te lo diré, mejor te lo demuestro… -cerré los ojos con fuerza al sentir como una mano tomaba mi pecho con fuerza. Me puse de pie enseguida al ver que Edward estaba a una distancia que me aseguraba que no era el…¿o si?

-¿Qué fue eso? –dije asustada mirando a mis lados.

-Yo –Edward se giro y negó al verme asustada –de verdad eres fácil de intimidar…como también eres fácil para excitarte…te puedo controlar de esa manera, aunque no es necesaria -¡Dios! Este vampiro iba ha hacer que mi cabeza explotara de rabia.

-Deja de ser un hijo de puta Edward…¡ahora dime lo que sucede! Quiero explicaciones y ahora, tengo cientos de dudas y me las responderás ahora, porque por algún motivo, no se porque lo que te pido me lo debes decir como una obligación ¡así que lárgalo de una vez! –dije dando pasos hacia el, enfrentándolo.

Edward me quedo mirando unos segundos hasta que esquivo mi mirada.

-Bien…veremos que duda puedo responder…no confió en ti y un contrato tampoco me ayuda a hacerlo –bufe.

-Estamos igual, pero en mi caso, jamás llegare a confiar en ti…que te quede claro que eres lo peor que me ha pasado en mi vida.

-Si duda, el sentimiento es mutuo…ahora siéntate… -hice lo que dijo en el momento de que su mirada se dirigió a mí de una forma furiosa. Por fin iba a tener respuestas.
Ethan Koffman
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Jue Dic 01, 2011 8:08 pm
Capitulo 13

-Hazlas… -dijo apoyándose en la ventana.

-Dime que eso es de "La tua cantante" –el suspiro.

-James hablando demás, eso es –enarque una ceja, no estaba cooperando –es tu sangre, para mi es especial como lo has notado, por eso, así se le llama a las personas como tú.

-¿Cuántas como yo han habido? ¿Qué edad tienes?...eres una momia –dije recordando mi conversación con Carlisle.

-Tengo veintisiete años…pero bueno, estoy aquí hace más de mil años…

-Una momia… -dije haciendo una mueca.

-Una momia que hace que tengas varios orgasmos en una noche y una momia que te ha gritar bastante ¿no? –lo mire enojada mientras sentía como mis mejillas se sonrojaban

-¿Cuántas antes?...

-Dos más, muertas hace ya tiempo…

-¿Hiciste lo mismo que conmigo? –el me quedo mirando sin decir nada por unos segundos.

-La primera fue cuando era joven, la mate al segundo de tenerla en mis brazos y la segunda…bueno, no le fue mejor que a la primera…

-Eres un asesino y bastardo Edward Cullen, me pregunto cómo puedes dormir cada noche…

-De la misma forma que duermes tú acostándote conmigo ¿a que tu conciencia debería no dejarte dormir?

-¡Como te odio! –dije poniéndome de pie.

-Cuida tu tono Isabella, recuerda con quien hablas, estas siendo favorecida de mi humor en las mañanas…

-Dime que le dirás a mis amigas… -el rio poniéndose de pie para mirarme sonriendo.

-Eso es una sorpresa, pero a lo referente con Alice... –dijo sonriendo de forma diferente.

-¡No te atrevas a tocarla asqueroso!...ni a Rosalie o Jessica…te lo advierto, ningún contrato me haría callar, ten cuidado… -escuche como gruñía y de un movimiento me estampo contra la ventana, tomándome del cuello.

-A mi no me amenaces Isabella…que eso te quede claro…vas a tener que empezar a cambiar tu actitud, porque te queda un largo periodo conmigo, y si sigues así, lograras que tu cerebro quede en mis manos… -lo mire asustada.

-Suéltame… -el negó.

-Creo que tus preguntas acabaron ahora… -dijo para después estampar sus labios en los míos, relajando su agarre en mi cuello, pero no soltándome del todo.

-No me muerdas… -dije cerrando los ojos cuando se separo.

-No, no me apetece tu sangre en estos momentos… -dijo apoyando su cuerpo contra el mío. Dios, Edward iba a provocar que mi cabeza explotara por la lucha que tenía mi cuerpo y mi mente –me apeteces tu… -tomo mi rostro con poca delicadeza y me beso, apoderándose completamente de mi. Deje caer mis brazos rendida y sintiendo como mi corazón comenzaba a latir mas fuerte al sentir que mordía mi labio con bastante fuerza, haciendo que inevitablemente gimiera por su acción. Solo como instinto lleve mis manos a su torso, pero el tomo con fuerza mis manos y las dejo sobre mi cabeza, con demasiada facilidad. Me miro y sonrió para después negar de una forma que hizo que me quedar mirándolo hipnotizada. Demonios, este bastardo tenía aquel poder sobre mí que no podía controlar ni aunque luchara como la primera vez –basta de tanto pensar…me distraes… -dijo para plantar sus labios contra los míos de nuevo, provocando que perdiera toda razón.

Me removí bajo su cuerpo cuando se separo de mí para apoderarse de mi cuello, siempre que hacia eso me ponía nerviosa, pensaba que me iba a morder.

-Quizás lo haga…me estas tentando, así que deja de pensar –cerré los ojos tratando de no pensar en lo mal que estaba esto, porque no había caso, si de todas maneras se metería ente mis piernas.

Edward comenzó a pasar su mano por debajo de mi camiseta de seda, dejando como una marca de fuego en cada roce que tenia con mi piel. Todo fue duplicado cuando sentí que tomaba mi seno izquierdo en su mano, pero no hizo nada mas, saco rápidamente su mano y tomo mi camiseta por la parte superior y no tengo la menor idea como lo hizo pero partió esta en dos, dejando completamente expuesto mi pecho para él. Me volvió a mirar de esa forma malvada y después solo me concentre en sentir su lengua envolviendo mi pezón, provocando que me moviera, tratando de soltar mis manos para poder sentir su piel. Solo ese pensamiento hizo que soltar mis manos, y pellizco con rapidez mi pecho libre de su boca. Enrede mis manos en su cabello desordenado, pero no pude sentirlo por mucho tiempo ya que rápidamente Edward me tomo de mi cadera y me hizo voltear, dejándome entre la ventana y su cuerpo. Pude sentir que ya no llevaba su pijama, ya que sentía su erección contra mi trasero.

Recién cuando me volteo pude darme cuenta que alguien nos podría ver de un edificio vecino.

-Edward… -dije con un susurro ya que me costó bastante concentrarme en pensar al sentir sus besos en mi cuello -¡Edward! –grite al sentir como metía su mano por mi short y tomaba mi clítoris con una facilidad impresionante –Alguien pude ver –no tenía la menor idea como pude formar palabra con Edward cuando el tenia su mano en la parte más sensible de todo ¡mi maldito cuerpo que no me respondía cuando él me tocaba!

-Como si me importara –empujo contra mi haciendo que saliera de mis labios un gemido bastante alto –Y a ti tampoco, no seas santurrona –dijo para comenzar a mover su mano más rápido. No se si sea cierto, pero Edward tenia un don en esto, aunque había sido el único hombre con el que había tenido relaciones sexuales -¡demonios! –dijo ahora dándome vuelta, mientras mi pecho subía y bajaba porque me tenía en otro nivel, mi cuerpo estaba ardiendo por su culpa -¡Ni siquiera en tu cabeza te callas! –no pude decir nada ya que llevo sus labios de nuevo a los míos, tomándome de mis muslos y haciendo trizas el short, provocando que gritara por la sorpresa. Lo quede mirando seria ¿Por qué tenia que romper todo? El sonrió de esa forma tan sensual que tenia y tomo mis muslos, mientras se apoderaba de mi boca de nuevo, moviendo su lengua tan fría con la mía, solo hacía que tratara de besarlo más y más.

Me levanto con una facilidad que aun encontraba increíble y al rodearlo con mis piernas, entro en mi cuerpo de una sola estocada.

-Dios… -dije cuando tomo mi cadera y me elevo para entrar mas profundo en mi cuerpo.

-Ahora la gatita se queda callada –dijo para volver a entrar más profundo. Deje mis manos en su cuello apoyándome mejor en el. Verlo sonriendo como lo hacía mientras me embestía comenzó a volverme loca, acerque su rostro al mío y sus labios solo hicieron esto mejor, no se que tenían ¡realmente no se que tenia Edward completo que provocaba esto en mi! Mordí con un poco mas de fuerza su labio al sentir que me embistió mas fuerte, haciendo que chocara bruscamente en la ventana.

Edward se separo de mi y miro hacia abajo mientras seguía embistiendo, eso no me agrado, por lo que tome de nuevo su rostro, lo quería seguir besando pero el me esquivo, pero no me importo porque necesitaba sus labios…demonios ¿dije necesitaba?

-No… -cuando dijo aquello pude notar que sus colmillos estaban afuera ¿los estaba escondiendo de mi? Esta era la primera vez que los veía a la luz de día, era raro.

-Edward… -dije para no tomar en cuenta su advertencia y lo volví a besar. Pase lentamente mi lengua por uno de sus colmillos, y creo que eran bastante sensibles, porque se comenzó a mover mas fuerte y mas rápido, haciéndomelo duro. Sus besos se volvieron más voraces apoyando su frente contra la mía mientras trataba de gemir al sentir sus embestidas de una forma que ahora sentía mi corazón en mi cabeza.

Mis huesos se fueron desvaneciendo de a poco y sentí como mi cuerpo ardía mas de lo que ya estaba haciendo, indicándome que mi liberación estaba cerca.

-Edward… -dije separándome de el. Mirando ahora hacia el techo y sintiendo como me corría con fuerza, y al hacerlo, Edward también termino gruñendo bastante alto en mi cuello, y a presentía que me iba a morder, pero no lo hizo.

Edward salió de mi cuerpo, apoye mis pies en el suelo y el me quedo mirando, mientras yo me iba desvaneciendo hasta llegar al suelo, sintiendo como todo mi cuerpo estaba demasiado sensible. Lo mire sin decir nada.

-Espero que tus dudas hayan quedado claras….por lo menos algunas –dio media vuelta. Tomo su pantalón y se fue caminando hacia no se donde, la verdad es que no podía pensar en nada mas que en el orgasmo que acababa de tener, aun no estaba recuperada y no lo estaría por unos largos minutos.

Mi cabeza de a poco fue volviendo a su lugar y me apoye en mis manos para ponerme de pie, porque literalmente estaba casi desnuda, solo los trapos de mi hermosa camiseta de pijama color celeste, era lo único de ropa que tenia sobre mi.

Quede mirando un tanto distraída todo lo que me rodeaba, escuche como sonaba el ascensor y creo que era la voz de Jacob la que siguió después de eso.

-No des ni un paso mas Jacob Black –dijo apareciendo Edward en el limite que me escondía en la cocina, un paso más de Jacob y me veía en este estado. Ya asustada y despierta note que Edward estaba vestido bastante casual –tapate los ojos en este instante –Edward llego a mi lado en menos de un segundo lo que me dejo pasmada y después me tomo de las piernas y la espalda para después de otro segundo aparecer en la cama sentada –No puedes andar desnuda como si nada aquí –dijo frunciendo el ceño. Lo quede mirando en estado de shock, porque primero, había viajado a súper velocidad y segundo porque ¡el era el maldito culpable por hacer trizas mi pijama! –espera aquí… -dijo mirándome un poco mas de la cuenta para salir de la habitación.

Me fui rápidamente al baño y saque la bata que estaba colgando, me tape rápidamente con esta. Al salir del baño Edward me estaba mirando enojado a la mitad de esta habitación.

-¿Qué deseaba Jacob? –dije confundida.

-Lo había citado para hoy, pero tuve que decirle que viniera mas tarde… -lo quede mirando esperando a que dijera algo mas, porque para mi, esta conversación había terminado –debes tener cuidado de andar desnuda por el departamento –enarque una ceja.

-Es tu culpa lo que paso hace un rato…no tenias para que romper la ropa… -el me quedo mirando sin decir nada. Suspire, no tenia ánimos de discutir. Di media vuelta para ir al armario, sacar algo de ropa y darme un baño.

-Te llevas muy bien con Jacob ¿no? –dijo apoyado en uno de los grandes espejos, justo al lado del que me permitía entrar al armario.

-Si –dije pasando y sacando un jeans negro con una camiseta blanca de tiras y un sweater, hacia frio.

-El nos llevara todos los días al trabajo –fruncí el ceño.

-¿Me iré contigo?...eso no es apropiado…

-Te iras conmigo y punto –rodee los ojos. Edward me recordaba a cierta persona en la que no quería pensar.

-Esta bien –dije cansada, no quería discutir.

-Excelente –al decir eso se fue hacia la puerta y salió de mi vista.

Me fui a la ducha donde me duche y me relaje, aun no estaba en mis optimas condiciones, Edward me dejaba muerta, esta era la primera vez que lo hacíamos en el día, donde no tenia las largas horas de la noche para poder descansar.

Fui tranquilamente a la habitación de Edward, donde podía escuchar que estaba. Toque y espere a que abriera, pero no lo hizo, así que no me importo y abrí la puerta yo misma. Estaba tocando en el piano. Me gane apoyada en el decidida, tenía una duda importante y necesitaba que fuera aclarada, porque le convenía.

-Dime –dijo dejando de tocar.

-Cuál es la sorpresa de mañana, necesito saberlo, sabes que hable con Alice –dije seria. El recién ahí me miro sin ninguna expresión en su rostro, como era siempre que hablaba conmigo.

-¿Quieres decir cuando le fuiste a llorar a tu amiga Alice? –fruncí el ceño.

-Lo siento, a diferencia tuya, los humanos tenemos emociones y estar secuestrada sin duda te tiene el limite…

-Mañana lo sabrás –dijo poniéndose de pie para ir a la ventana –has investigado bien ¿no? –fruncí el ceño sin entender.

-¿De que hablas?

-Mi segundo nombre es Anthony –lo mire con los ojos como plato.

-Eso fue una coincidencia –el se giro a verme y se apoyo en la ventana, sin decir nada por unos segundos –yo no te investigue Edward… -el me miraba sin decir nada. Cansada de me senté en el banquillo del piano –Necesito que me respondas lo que quiero Edward…

-¿Es que quieres que te lo haga de nuevo? –suspire, siempre tenia que llevar todo a un plano sexual.

-Edward –dije cansada, el bufo y me hizo una seña para que siguiera –No entiendo esto de la sangre…

-Cada humano tiene su propio aroma, el tuyo es mi aroma favorito…es como si tu sangre cantara para mi –"la tua cantante" ahora tiene mas sentido

-¿Cuál es? ¿Cuál es mi aroma? –me quedo mirando desconfiado y muy serio por unos segundos.

-Lavanda y Fresias…

-¿Flores? –dije enarcando una ceja. Pensé que era otro, no sé, chocolate o algo más masculino.

-¿Tu elegiste a los desagradables de tus padres? –lo mire con los ojos como platos. Negué –bien, nadie elige este estilo de cosas.

-Bien… -dije tratando de no decirle un montón de cosas por lo que dijo -¿Por qué no soy un vampiro, si me has mordido?

-Porque eso tiene un método...el cual no te diré, pero no es solo mordiendo a las personas… -sonreí, por lo visto podría seguir siendo humana. Me removí un tanto inquieta, en el momento que no estoy con él, tengo muchas dudas pero ahora no se me venía ninguna a la mente.

-Te podrías mover de ahí… -me puse de pie de mala gana, por lo visto era un maniático con sus cosas también.

-Puedes leer mi mente… -el asintió –pero Carlisle dijo que tenias otro poder en mi, no recuerdo bien lo que dijo.

-Te puedo manipular…eso es porque eres mía…ese beneficio me das.

-Pero eso es injusto, yo no tengo ningún beneficio contigo –el no me dijo nada, rodee los ojos -¿Qué mas puedes hacer, siendo vampiro?

-Ya viste la velocidad, la fuerza…beber sangre humana –eso no era nada beneficioso –tener increíble sexo –no dije ni pensé nada en ese momento.

-¿Qué mas puedes hacer en mi mente? –el sonrió perversamente.

-Eso lo sabrás mas adelante… -esquive su mirada.

-Bien, supongo que eso es todo lo que se me ocurre ahora….pero Edward…¿Cuándo seré libre? ¿Cuándo me podre ir de aquí? –el volvió a sonreír.

-Isabella, pensé que eso te había quedado claro… -fruncí el ceño, negando, sin entender –Nunca…no hasta que me canse de ti… -me quede de una pieza mirándolo ¿estaba hablando en serio? –sí, hablo en serio…

-No… -dije sintiendo como mis ojos se llenaban de lágrimas.

-No llores, me desagrada -¿Qué esperaba que me quedara así como si nada mientras el se robaba mi vida? -¿Sinceramente? Si…ustedes los humanos son tan débiles, sobre todo las mujeres, tan sensibles… -dijo molesto.

-¿Ustedes los humanos? –dije mientras mis lagrimas comenzaron a caer -¿es que tu no lo fuiste en un tiempo?

-Algo que saque de mi memoria, no es algo importante –tome aire para dejar de llorar, pero me era imposible.

-Gracias por responder mis dudas… -dije girándome para salir de ahí, pero al darme cuenta Edward estaba ahora apoyado en la puerta.

-No pienses en hacer algo para escapar Isabella, porque quien lo pagara será una de tus amigas o amigos…¿has escuchado?

-Si… -dije fríamente y saliendo de su vista.

Me fui directo a la habitación, cerré todas las cortinas y me metí a la cama. No tenia ánimos de estar en este lugar, no tenia ánimos de dar un paso mas sabiendo que esos pasos ya no era míos, sino de Edward. Estaba perdida.
Ethan Koffman
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Jue Dic 01, 2011 8:10 pm
Capitulo 14


Me mire al espejo y estaba lista para un nuevo día de trabajo. Un blusa blanca con un escote decente, falda negra en tubo, tacos negros y un abrigo negro, eso era lo del día de hoy, me sentía un tanto incomoda con las medias que llevaba, estas solo alcanzaban mis muslos, no estaba acostumbrada pero no había opción, solo habían de este tipo en el armario.

Edward me había dejado tranquila en la noche, pero no sabía si había sido del todo cierto, ya que me costó mucho poder conciliar el sueño, pensando en diferentes momentos, que no diré ahora.

Salí directo a la sala, ahí estaba Jane anotando en su agenda de cuero negro lo que Edward le estaba dictando. Jane esta vez lucia un traje de dos piezas blanco, con diseños negros, lo que me saco una sonrisa, de verdad le gustaban esos colores. Sus lentes llamaban la atención y estaba anotando muy concentrada, pero cuando me vio me sonrió.

-Bella, buenos días –fue como sacarme diez kilos de peso de mis hombros, por fin me hablaba así.

-Hola Jane ¿Cómo estas?

-Jane –dijo Edward llamando su atención, ella asintió y siguió anotando lo que necesitaba que hiciera él.

Me senté en el brazo del sofá negro a esperar para que bajáramos y llegáramos Cullen Ltda.

-Tú no has desayunado –dijo Edward girándose. Me apoye mejor en el sofá. Lucia muy guapo con su traje negro, con su cabello completamente desordenado como siempre ¿es que no conocía los peines?

-No tengo hambre, comeré algo en el edificio, además vamos retrasados…

-No, hay tiempo, comerás…Jane, encarga algo para que traigan.

-No quiero nada Jane, gracias –ella se quedo detenida mirando a Edward.

-Como gustes –dijo él, para después voltearse a la ventana –Jane es todo por hoy, gracias, encárgate de lo que se te ha asignado…

-Si, Sr. Edward, permiso –paso por mi lado y me hizo una seña de despedida.

-Muy bien, vamos solo estamos perdiendo el tiempo aquí –dijo a los minutos de que se fuera Jane. Mire mi reloj y era temprano.

Llegamos al ascensor y decidí que mejor me iba por las escaleras, pero Edward me tomo del brazo e hizo que entrara al ascensor. Me quede a su lado, asustada, esto era tan humillante.

-Toma –dijo cuando todavía faltaban pisos para llegar al primero. Mire y note que era un nuevo celular –es un blackberry, tiene el chip de tu celular anterior, el que rompí cuando fuiste lo bastante estúpida para hacerme enojar –lo mire enojada y tome el teléfono, guardándolo en mi bolsillo.

Salimos del ascensor en un segundo por mi parte y comencé a caminar hacia la salida, Edward iba a mi lado. Pude notar que Jacob nos esperaba con la puerta abierta.

-Buenos días Sr. Edward, Srta. Isabella…

-Hola Jacob –dije más contenta por tener una cara amigable, pero luego me sonroje porque ayer casi Jacob me vio desnuda, en un momento post-sexo con Edward, lo que era denigrante porque quedaba sin energías.

-Buenos días Jacob –dijo Edward sin mirarlo. Entre primero al auto y luego Edward. Mire a mi acompañante de reojo, tenía su mirada fija hacia la ventana ¿Por qué Carlisle se tenía que ir de vacaciones ahora? Esto era tan injusto para mí, el trabajo estaba siendo mi escapatoria de Edward, pero ahora….ahora no tenía nada.

-Isabella, te pediré que te calles… -dijo con su tono tan desagradable, pero él no podía hacer nada para hacer callar mi mente, así que si no le gustaba, bueno, podría dejarme ir. Sonreí ante ese pensamiento, sería una buena técnica, hacer que me libere, por cansancio –antes, estarías completamente drenada si eso fuera así –mire a Jacob y este miraba al frente haciendo caso omiso a lo que decía Edward, era demasiado fiel a Edward como para que este se alterara por un comentario cruel de su jefe –Exacto y espero que no te entrometas en eso –dijo ahora mirándome. Fruncí el ceño sin entender –Solo ten cuidado Isabella…

-Primero me tienes secuestrada y ahora me hablas en código, no esperes que haga maravillas con eso –dije mirando hacia la ventana.

-Claro que no lo hago, eres una simple humano… -lo mire y rodee los ojos. Maldito arrogante, sabía que era el tipo ser que se sentía mal por lo que era y trataba de tirar basura a su alrededor ¿tienes algún comentario a esto también o dejaras mi cabeza tranquila bastardo?

Note que su mordida se tenso, pero no hizo nada mas, solo miro hacia adelante, durante todo el resto del camino. Mire la hora y vi que recién eran las siete con veinte minutos, en diez, recién los guardias comenzarían con su cambio de turno.

Me despedí de Jacob ya que Edward no dijo nada más que bajarse y me baje del hermoso Jaguar y nos fuimos con Edward al edificio.

-Aun es muy temprano….

-Eso no importa, ¿eres una holgazana que llega justo a la hora para no trabajar ni un minuto más? –lo pensé un segundo.

-En realidad si –dije sin poder saludar a Don Ernesto porque aun no estaba en su puesto, realmente no había nadie además de la recepcionista que se quedo baboseando al ver a Edward.

Metí mis manos a los bolsillos y di un paso hacia atrás, este ascensor era muy diferente a los demás. Además que este edificio era gigante, mejor esperaría a Jessica y Alice.

-Ni lo creas –dijo Edward tomándome del brazo y haciendo que entrara.

-¡Deja de empu… -Edward me empujo hasta el final del ascensor, mientras plantaba sus labios contra los míos -¡No! –dije empujándolo pero Edward se metió a mi cabeza y una ola de calor paso por todo mi cuerpo.

-Ese no soy yo –dijo mientras bajaba el abrigo de un solo movimiento.

-¡Aquí hay cámaras! –dije mirando la que estaba en la punta de esta caja metálica.

-Claro que esta desactivada ¿Crees que me gustaría que un guardia gordo detrás de las cámaras te viera mientras te hago gemir? –lo quede mirando enojada, pero a el le dio lo mismo, como siempre, no se inmutaba si no me agradaba lo que hacia o si me gustaba lo que como se comportaba.

Boto su propio abrigo y después fue levantando mi falda mientras sus labios me atrapaban, sin poder dejar que mi cabeza pensara como se debía ¡estúpidos labios de Edward! Siempre me hacía lo mismo, me nublaban toda razón. Gemí con fuerza cuando sentí su mano en mi entrepierna, rompiendo mi ropa interior, la cual note que se la hecho al bolsillo.

-¡Edward! –dije sorprendida ¡no me podía dejar así todo el día!

-¡Claro que puedo! Y recuerda que aquí soy tu jefe –dijo de nuevo atrapando mis labios, apoderándose del inferior. Tomo mis piernas con fuerza y me levanto. Envolví su cadera casi por instinto mientras me seguía besando. ¿En qué momento se bajo los pantalones que ahora sentía su erección contra mi entrada.

-Edward… -dije tomando algo de aire.

-Bella, aquí soy tu jefe… -dijo jugando conmigo, no entrando a mi cuerpo. Gruñí frustrada.

-Sr. Edward ¿ahí si? –dije enojada, pero entro en mi cuerpo de una sola embestida –Si… -dije sintiendo como se movía contra mi cuerpo.

-Dilo Isabella… -mordí mi labio al sentir como entraba en mi cuerpo, jamás me podría acostumbrar, era demasiado grande. Pude notar que faltaba un piso para llegar al de nosotros ¿tan pronto? Edward se acerco y no sé que apretó pero el ascensor se detuvo. Edward se comenzó a mover mas lento, lo quede mirando esperando a que lo hiciera mas rápido.

-Mas… -dije moviéndome contra él, pero el detuvo mi cadera.

-Dilo como se debe Isabella -¡maldito fetiche que te tenía este maldito vampiro! Pero si no lo decía no iba a obtener lo que quería.

-Mas Sr. Edward, quiero que lo haga mas rápido… -lo quede mirando a los ojos y pude ver como estos se iban tornando rojos y no se cómo diablos, pero eso solo hizo me moviera contra Edward. Cerré los ojos, porque sabia que me iba a morder, no lo había hecho hace ya dos días.

-Estas en lo correcto –grite cuando embistió contra mi de nuevo, con tal fuerza que me asuste al morder mi labio, Edward comenzó a moverse de una forma para nada humana, ya que entraba y salía con fuerza y demasiada rapidez, por lo que mi corazón ya estaba a punto de explotar. Sentí como se acercaba a mis labios. Mis manos que estaba apoyadas en los brazos del ascensor, dejaron ese soporte para tomar el cuello de Edward, y acercarlo a mis labios, nuevamente pase mi lengua por uno de sus colmillos, me di cuenta en ese momento que me gustaba hacerlo y a Edward igual, ya que me siguió embistiendo haciendo que mi cabeza se perdiera y me siguió besando hasta que cayó con ese beso el grito que salió de mi boca al sentir como ese orgasmo me golpeaba de forma impredecible y acabando con todas mías energías y todo empeoro cuando Edward planto sus colmillos en mi cuello, bebiendo de mi. Tome su mano que sujetaba mi muslo y me aferre a ella.

Dejo de beber y beso mi cuello, de inmediato supe que era para no dejar marcas. Salió de mi cuerpo y me tomo de la cintura, antes que me desvaneciera, Edward era un desconsiderado, tenia que trabajar y ahora solo estaba en trance como siempre que era cuando tenia sexo con él.

Tomo mi abrigo y me lo paso. Arregle una desordenada falda, pensando que iba a estar todo el día sin bragas…eso no era bueno con Edward cerca. Me puse mi abrigo y trate de arreglar mi cabello, Edward me quedo mirando sin decir nada.

-No me voy a desvanecer como ayer…esto fue bastante rápido –dije para que no creyera que era el Dios del sexo, pues no lo era, solo era increíble con él, porque no había estado con nadie mas.

-No lo creas… -dijo soltando mi cintura y poniéndose su abrigo –eres la única que queda así, las otras mujeres con las que tengo sexo, no quedan como tu, es porque eres mía… -bueno, no las entendía, ¿Cómo se iban a un callejón a meterse con cualquier tipo?...eran unas zorras.

-Entonces deja de meterte en mi cabeza cuando lo hacemos –el sonrió arrogante para después apretar el boto del ascensor, el cual se movió bruscamente. Abrí los ojos y estaba tomando el brazo de Edward, me solté al momento de notar lo que estaba haciendo.

-Creo que empezamos con el pie derecho aquí Srta. Isabella –dijo sonriéndome, para salir del ascensor –y, ese no fui yo, tu cuerpo responde a mí de maneras increíbles –dijo para después entrar a la oficina.

Realmente que fuera en un ascensor o en su departamento, hacerlo con Edward me dejaba con las piernas débiles y con la mente en otro lado.

El celular que tenía en mi bolsillo comenzó a sonar, conteste con rapidez, era Jessica, preguntando donde venia, le dije que ya estaba aquí, que mes había arreglado para poder subir el ascensor, corte sentándome agotada en la silla.

Edward apareció en la puerta.

-Eso te pasa por no desayunar… -lo quede mirando enojada, se veía demasiado cómodo con todo esto, estaba incluso sonriendo, cosa que no hace comúnmente –El sexo generalmente sube el animo, esta claro que a ti no… -odiaba sus maldito labios que estaba observando ahora. Eran ellos, esos labios que me dejaban con ganas de…

Edward sonrió y se acerco en un segundo, para tomar mi rostro y volver a besarme, lo que esta vez, me relajo. Como instinto lleve mi mano derecha a su mejilla y acaricie lentamente su piel. Edward se separo unos centímetros de mi y yo me quede helada.

-¿Qué fue eso? –dijo Edward frunciendo el ceño, dejando mi su agarre en mi mandíbula, era tan brusco.

-No fue nada… -dije evitando su mirada y prendiendo el computador –te pediré que me dejes trabajar tranquila -Gracias al cielo no dijo nada, se fue a su oficina.

Estaba ahora mas compuesta a segundos antes, creo que era ese beso fue el que me tranquilizo ¿Cómo podía tener tanto poder en mi?

La jornada laboral siguió, Alice y Jessica se aparecieron en mi piso, pero solo Edward tuvo que salir para que solo inventaran que necesitaban unos papeles, después de quedar en shock mirándolo por estar en el lugar de Carlisle.

Era la hora del almuerzo y feliz ya podría salir del lado de Edward, ya que me había llamado bastante, para darle numero, cuentas corrientes, contratos, papeles de negocios con otras empresas, era un lio, le gustaba ver todo y hacer todo por si solo, "trabajo en equipo" no era algo que supiera hacer. Tome mi abrigo, ya que estaba heladísimo, tenía mucho frio, pero de eso podría ser culpable Edward y mi sangre en su cuerpo ahora.

Estaba a punto de marcar a Jessica para que me viniera a buscar cuando Edward salió de la oficina.

-Bueno, creo que es hora de aclarar todo ¿no? –fruncí el ceño, sin entender.

-¿De que hablas?

-De… -dijo dando unos pasos hacia mi –tu mudanza, estar dentro de un jaguar, mentirle a tus amigos… -dijo pasando su mano por mi mandíbula ¿Cómo mi padre te tuvo tanto tiempo aquí sin hacerte nada Isabella? –quite su mano de golpe.

-¡Porque a diferencia tuya, el Sr. Carlisle es bueno! –a el le tomo unos segundo hablar.

-En eso tienes razón…vamos –dijo caminando hacia el ascensor –es hora de comprar a tus amigos ahora… -lo quede mirando asustada a lo que dijo. Él me hizo un gesto con la cabeza, lo cual me indico que me quería dentro del ascensor. Lo hice sin decir nada, no quería que estuviera de mal humor cerca de Alice y Jess.

No avance mucho en el ascensor, porque como idiota necesitaba estar al lado de Edward. Ninguno de los dijo nada en el transcurso, no podía creer que Edward fuera a la cafetería, ahí no se veían jefes, y por ahora, Edward era el jefe máximo.

-No les hagas nada, por favor –dije cuando Jessica y Alice estaban comiendo, por sus expresiones, estaban un tanto enojadas porque no les había llamado para comer y estaban sorprendidas por ver a Edward aquí.

-Hola chicas –dije sentándome en la mesa donde estaba. Edward acerco otra silla y se sentó a mi lado, con una sonrisa que casi me deja la boca abierta, esa sonrisa no era de él.

-Buenas tardes Señoritas… -dijo mirando a ambas.

-Buenas tardes, Sr. Cullen –dijeron a coro.

-Se preguntaran que hago, junto a Bella ¿no? -¿me llamo Bella? Me quede helada al ver como tomaba mi mano y la entrelazaba con la mía ¿esto estaba pasando de verdad? –bueno, se estarán preguntando por ella ha estado actuando tan raro.

-Si –dijo Alice, ahora mirándome para después mirar nuestras manos, estaba confundida y yo no estaba mejor que ella.

-Ella y yo somos pareja, eso es lo que sucede…le he pedido a Bella que no diga nada para evitar problemas, pero luego pensé ¿Por qué?...no estamos haciendo nada malo, pero ustedes son sus amigas, personas importantes en su vida, no quiero que les siga mintiendo, por eso he decidido decirles esto, para que Bella… -dijo mirándome ¿dulcemente? ¡santo Dios! ¿Quién era este Edward? –no tenga que esconder nada –mire a nuestros lados y todos los empleados no estaban mirando, Señor, iba a quedar etiquetada como al ramera que se acuesta con el jefe -¿cierto amor? –no pude evitar que saliera un risa de mi parte al escucharlo.

-Lo siento…amor –dije mirándolo -solo que estoy tan emocionada porque digas esto –no pude evitar reír un poco, este no era Edward y se veía….ridículo siendo así, claramente, las chicas no lo verían así, porque ambas lo miraban como si hubiera hecho el acto de amor mas grande del mundo.

-Estamos viviendo juntos, para que no se sorprendan de su repentino cambio, era una sorpresa -¡y que sorpresa! ¿Cómo iba a responder las preguntas luego? –Con Bella nos conocimos hace mas de tres meses, antes que ella trabajara aquí, en un pub…tuve casi que robarle su numero para poder hablar con ella…y bueno cuando lo hice las cosas se fueron dando hasta que nos dimos cuenta de que vivir juntos, era mucho mejor.

-¿Hace tres meses? –dijo Alice mirándome. Asentí, ella me iba a matar por no contarle.

-Bella estaba bastante afectada con todo esto, de esconder nuestra relación, yo se lo había pedido, pero ya no hay nada que hacer… -mire a Jessica y ella me observaba en estado de shock –lo siento por provocar que ella les mintiera, de verdad –lo mire con los ojos como plato, Edward de verdad parecía como si lo sintiera ¡Dios santo! Denle un Oscar a Edward Cullen, por premio al mejor actor. El se giro a verme y sonrió, curvando sus labios, maldito, se estaba riendo por lo que dije. Apretó mas mi mano que estaba entrelazada a la suya, supe que tenia que decir algo.

-Es verdad, todo lo que dijo chicas, no tienes porque alarmarse, siento mentirles, pero como el dijo, me lo pidió, era complicado, recién iba a trabajar aquí, ya que estaba en Europa, pero Edward decidido que mejor es ir sin mentiras por la vida ¿cierto, cariño? –dije mirándolo y sonreí como el lo hacia. Edward me miro sonriendo y de nuevo me movió con su agarre en mi mano y me dio un corto besos en los labios que me tomo desprevenida, el sabia que sus labios tenían algo raro, no podía hacerme eso. Porque quedaba como tonta mirando su boca.

-Woooww… -dijo Alice mirándonos y llamando mi concentración –ya veo porque actuaron raro en el ascensor la semana pasada.

-Así es… -dije asintiendo.

-Iré por algo para que comas –dijo Edward poniéndose de pie, lo quede mirando aun en shock.

-¿Fue a buscar algo para que comas? –dijo Jessica despertando de donde estuviera -¿Acaba de hacer eso? –dijo susurrando.

-Si, es muy atento –dije viéndolo como iba a comprar algo. Todos miraban a Edward y a mi, demonios ¿en que me metió?

-Bella, tu… -dijo Alice confundida, no la culpo, el viernes había llorado como una magdalena pero ya tenia la historia perfecta con esto.

-Alice, siento haber llorado el viernes y haberte mentido...estaba mal porque no quería seguir jugando a las escondidas con Edward, entonces estaba mal..

-Bella… -dijo Jessica –tu eras virgen –dijo entiendo todo -¡Oh Dios! –se tapo la boca emocionada –claro –dijo mirando a Alice –todo lo sabe ella primero, que desilusión…

-No –dijo Alice –yo no sabía nada, Bella me invento una historia…oohh no lo puedo creer –dijo ahora entrando en la emoción de Jessica, creo que haber aclarado lo que paso el viernes, ayudo a que confiara mas –Bella…Dios, no pareces secretaria ¿eso es Gucci? Pareces una ejecutiva -dijo mirando el abrigo de genero, no me había dado cuenta de la marca de esto.

-¿Cuál es tu secreto? Dios….debes invitarnos porque debes hablar demasiado con nosotras –dijo Jessica

-¡Cuando Rosalie se entere querrá morir! –dijo Alice asombrada. Trate de sonreí, ella había caído, pensé que le quedaría la duda, pero por lo visto nada de nada.

Edward llego en ese momento dejando mi bandeja al frente mío. Note que era mi comida favorita, lasaña, era mucho eso si. Alice sonrió al notar lo que Edward pidió, estúpido, de seguro estaba quedando como un Dios ante mis amigas, ahora veía porque dijo "es hora de comprar a tus amigas" ¡bastardo!

-Amor…¿estas bien? –dijo Edward sonriéndome. ¡Que deje de llamarme así! El no era de esa forma, se sentía raro.

-Todo bien –maldito bastardo. Edward me miro serio por una fracción de segundo.

-Esto es increíble –dijo Jessica, llamando nuestra atención –Bella se no has enamorado por fin –casi se me revolvió el estomago al escuchar decir aquello ya que de todo lo que sentía hacia Edward, lo que menos pasaba por mi cabeza era algo relacionado con amor por este bastardo mal nacido.
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Jue Dic 01, 2011 8:11 pm
Capitulo 15

—No puedo creer que lo hicieras, de verdad…esto ¡es ridículo! –dije cuando bajamos del ascensor para entrar a nuestro piso. Me fui directo a mi escritorio.

—Realmente son fáciles de sorprender… —dijo riendo para después entrar a su oficina, pero volvió al segundo —Cuando vayan al departamento mañana, no pienses hablar mal de mi Isabella o si no les probare que estas equivocada… —ni siquiera lo mire, gracias al cielo llamaron al teléfono, conteste de inmediato y eso me dio la oportunidad solo para concentrarme en eso, el trabajo, esto era demasiado por un día.

Estaba arreglando la agenda de Edward para esta semana, estaría bastante ocupado, sonreí cuando note que en un mes más tendría que viajar a Rusia para unos negocios ¡seria libre por una semana entera!

—Hola Isabella –dijo Tanya cuando llego al piso, sacándome de mis pensamientos de libertad.

—Buenas tardes Srta. Tanya –ella me sonrió amablemente.

—¿Me podrías avisar con Edward?

—Claro —dije avisándole por el teléfono que ella lo esperaba, paso de inmediato.

Estaba aun arreglando su agenda cuando escuche un ruido extraño desde la oficina, para después escuchar como algo se quebraba. Me puse de pie de inmediato para saber si todo estaba bien, pero al acercarme a la puerta, que estaba cerrada, escuche como alguien gemía. Me quede helada ¿ella estaba teniendo sexo con Edward en su oficina? Di media vuelta para ir por las escaleras a otro lado, pero al abrir la puerta de escape, me gire enojada ¿Por qué tenía que arrancar? Me fui a la puerta del bastardo y abrí esta con todas mis fuerzas….Gran error.

No sé porque sentí como un balde de agua fría cayó por mi espalda cuando los vi. La perra de Tanya estaba apoyada en el respaldo del sofá, mientras Edward besaba su cuello, él tenia su mano derecha bajo la falda de Tanya, claramente entendí lo que le estaba haciendo. Ella me vio y empujo a Edward, haciéndole muy fácil alejarlo de ella, que envidia, yo no podía hacer eso.

—¿Qué sucede? –dijo Edward molesto. Tense mi mordida.

—Solo pensé que necesitarían algo… —el enarco una ceja.

—A menos que te unas, no, no necesitamos nada…

—Muy bien, Sr. Edward –dije cerrando la puerta. Mire a Tanya y ella me miraba un poco avergonzada, cosa que no le creí.

Me fui a la sala de fotocopias y cerré la puerta con seguro, me senté al lado de la maquina y apoye mi cabeza en la pared.

—No… —dije negando –no te atrevas Isabella Swan… —respire profundo.

Me quede ahí por más de una hora, hasta que sentí como alguien caminaba cerca para después escuchar el sonido del ascensor. Salí de la habitación y la puerta de Edward estaba cerrada.

Seguí haciendo mi trabajo por las cuatro horas que me quedaban.

Eran las siete de la tarde y tenía ya todo apagado, Edward me había hablado porque necesitaba algunos papeles listos para mañana, los cuales arregle de inmediato, pensando en nada más que en lo que estaba haciendo, trabajo.

Edward salió de su oficina y yo ya estaba lista. Nos fuimos en silencio por el ascensor y debo decir que me apoye al final de este, sin sentir nada de miedo, creo que ya había encontrado la solución de mis miedos, no iba a estar al lado de Edward en estos momentos.

Nos fuimos al jaguar, ninguno saludo a Jacob y nos metimos en el auto, ni siquiera espere a despedirme de Alice o Jessica.

Al llegar al edificio Belmont no bajamos y me fui directo hasta el ascensor, lo cual fue igual de silencioso como todo el camino de vuelta.

—¿A ti que te sucede? –dijo cuando bajamos del ascensor. Me gire inexpresiva a Edward.

—No me sucede nada…me iré a la habitación, y luego saldré –el frunció el ceño.

—¿Cómo que saldrás? ¿A dónde?

—Eso a ti no te interesa, estaré de vuelta, no me escapare, tu nevera no se irá –dije dando media vuelta y yéndome hacia la habitación. Edward no me dijo nada, lo que me sorprendió bastante.

Me cambie de ropa y saque dinero de mi bolso. Salí hacia el ascensor sin mirar a ningún lado, pero aun así mi concentración se quebró al escuchar su voz cuando pase por la sala —Yo no te voy acompañar al ascensor –dijo Edward sentado en el sofá, dándome la espalda.

—No lo necesito –dije yendo hasta esa caja metálica y metiéndome sin problemas. Presione el boto y solo sentí que mi estomago se revolvía pero nada más.

Llegue abajo y me fui caminando directamente por las calles, entre a una farmacia y compre lo que necesitaba, sonreí al verme triunfadora. Había salido de ese lugar, tranquilamente. Eso me mostraba que no tenía que estar todo el santo día en ese departamento con Edward, podría salir ahora, ir a ver a mis amigas y así escaparme del mundo que me estaba consumiendo ahora.

—Isabella Swan –me gire al escuchar mi nombre en la calle.

—James Staci… —dije copiándole a como me llamo.

—¿Cómo estás? –se acerco y beso mi mejilla, no debo decir que eso fue lo más normal del mundo, pero tampoco me causo tanto miedo.

—Bien, comprándole un regalo a Edward –el miro la bolsa y sonrió.

—Creo que las cosas no van bien entre los dos ¿no?

—Nunca lo harán ¿Qué haces tú? –dije desviando el tema, no tenía ganas de hablar de esto.

—Voy a donde Edward ahora mismo… —sonreí.

—Eso es excelente, podrás ver cómo le doy su regalo… —el negó.

—Isabella, no es correcto…lo harás enojar –levante los hombros sin que me importara, no tenía nada que perder, solo que me matara y la muerte tenia buena cara en estos momentos.

—Me puedes decir Bella, y no te preocupes… —ambos fuimos caminando hacia el edificio –andas a pie ¿Cómo que tu no ocupas un auto muy lujoso, hasta para ir a la esquina? Edward nunca camina –dije pensando en ese estúpido vampiro, que no era capaz de dar un paso sin que fuera sin su Jaguar.

—Me gusta caminar, es entretenido, mezclarse entre la gente…me sorprende que tu estés caminando sin un guardaespaldas.

—Si vuelvo, todo está bien, la nevera de Edward no se irá a otro lado…el me ha dejado en claro que no puedo hacer eso —el me miro con los ojos como plato.

—Bella, no te puedes llamar así, es una falta de respeto para ti y para tu vampiro –dijo sonriendo como si yo hubiera dicho la cosa más loca del mundo.

—Créeme, decir nevera, no ha sido nada a como me han faltado el respeto hoy… -James no dijo nada.

Llegamos al edificio luego de ir conversando amenamente, ya que James me conto que iba a una reunión con Edward, porque el trabajaban en otra empresa, donde se encargaba de ver lo que podría beneficiar al imperio Cullen, en otras palabras era un soplón en otra empresa.

Subimos el ascensor y mi ánimo estaba por las nubes, James había llegado en un momento adecuado a visitar a su amigo.

Entramos y Edward estaba en sofá, donde lo vi por última vez antes de salir. Se puso de pie de inmediato y nos quedo mirando serios.

—¿Dónde andabas? –dijo mirándome.

—Te compre un regalo –el miro la bolsa y entrecerró los ojos, eso solo me ayudo para tener más valor. Di unos pasos hacia él, furiosa, el mismo sentimiento que había reprimido hace horas atrás –esto es para que te quede muy claro algo, Edward Cullen, no te pediré que te dejes de acostar con esas mujerzuelas que tienes porque es imposible pedirle eso a un hombre como tu…¡ups! –dije dramatizando más de la cuenta –tú no eres humano, lo olvidada, al monstruo que eres y no lo digo porque seas vampiro… —dije sonriendo a James, para que no se sintiera mal –sino por lo asqueroso que puedes llegar a ser, no me volverás a tocar y que te quede claro que me encargare de eso…a menos que uses uno de estos –dije tirándole la bolsa. Edward la tomo con agilidad y saco la caja de preservativos –no me pienso exponer a cualquier cosa que se te pegue por caliente… —dije para dar media vuelta. Tenia que ser realista, Edward tenia la facultad de hacer conmigo lo que deseara, por eso seme ocurrió esta brillante idea.

—¡Isabella! –sonreí. Me voltee seria, Edward era tan predecible.

—Ya veo –dije dando unos pasos hacia el –te compre tu talla, XS –dije indicando con mi mano que tenía un pene chico, dejando mi dedo índice y pulgar muy cerca el uno del otro. Escuche como James comenzó a carcajearse sin parar de Edward.

—Ohh Dios…. –dijo James riendo –Todo se paga en esta vida Edward Cullen, Bella es tu karma –di media vuelta para salir de ahí, antes que me estampara contra el ascensor.

—¡Si! ¡Mejor corre Isabella! –dijo gritándome, pero no le hice caso –y tu no la llames Bella –dijo dirigiéndose a James.

Fui a la habitación sabiendo que habrían represarías de esto, y no tendría como arreglármelas, pero me comencé a concentrar para que Edward no pudiera manejarme a su antojo, esto tenía que tener algún truco, aprender a guardar mis pensamientos, solo para mí, pero por ahora, no tenía idea como.

Estuve bastante tiempo en internet, en la sala que había en esta habitación. Pude ver que tenía unos correos de Renee y Charlie, pero ni siquiera los abrí para saber que decían. En el momento que iba a cerrar el notebook, pude ver que había recibido un nuevo correo, de una persona desconocida. Lo abrí y casi mi mandíbula cayó al suelo, era de Esme.

—Tu y yo vamos a conversar ahora mismo –dijo Edward al frente mío, apareciendo en un segundo, sobresaltándome hasta el punto de saltar en mi asiento.

Lo quede mirando enojada, de verdad no me estaba intimidando si me tomaba el tiempo en tranquilizarme y no aparecía como un león, preparado para atacar. Cerré el notebook sin poder leer el mensaje.

—Dime….¿Es que acaso no te agrado la marca? Es una de las buenas.

—Te diré ahora mismo –dijo muy serio –que no permitiré que vuelvas a hacer algo así de nuevo, esta solo será una advertencia…sino tendré que tratarte como lo hice la noche de la fiesta ¿quieres eso de nuevo? –dijo mirándome sin tener expresión alguna.

—No me vendrás a decir que hacer Edward, que eso te quede claro, ya robaste mi vida como si fueras dueño de ella, no tengo nada más que perder… —el entrecerró levemente los ojos, molestándose más cada segundo –y ya no me intimidas, no lo harás jamás…lo que hiciste solo fue una falta de respeto para mi…

—¿Qué esperas Isabella?...¿que te sea fiel? Eso solo lo hacen las parejas y quiero que te quede claro que tú no eres ni por un segundo aquello…..solo eres lo que apacigua mis necesidades, así que no te tomes roles que no te corresponden –debo decir que lo que me informo no me afecto en nada, no estaba enojada por eso, el sentimiento era mutuo.

—Claro que no es eso imbécil, solo que no me tocaras de nuevo si sé que estas acostándote con quien se te ponga adelante…. –Edward me quedo mirando segundos sin decir nada, como si tratara de meter algo en mi cabeza, pero no le era posible.

—¡Demonios! –dijo enojado para después dejarme sin decir nada. Me quede sorprendida por su reacción, el no era de retirarse cuando lo enfrentaban. Me senté en la silla en estado de shock, de verdad pensé que iba a golpearme o bueno…lo que usualmente hace cuando se enoja conmigo. Mi cabeza aun ardía de furia por lo que había visto en su oficina, me sentí pésimo, solo me estaba restregando en mi cara que yo no era más que su puta personal, y jamás en vida pensé llegar a ese nivel, aunque nada como lo tenía planeado estaba saliendo como quería, empezando de la forma que perdí mi virginidad.

Mire la hora e iba a ser las diez de la noche, ahí me di cuenta que tenía hambre. Por lo que fui tranquilamente a la cocina y saque unas frutillas que habían, me senté en el sofá y prendí la televisión para poder comer tranquila.

Edward no apareció en toda la noche, de seguro había salido para revolcarse con alguien, mejor para mi, así me dejaba tranquila. Me sentía extrañamente poderosa, no tenía la menor idea de eso, solo podía estar segura de una cosa, estaba furiosa con Edward Cullen y no lo quería volver a sentir en toda mi vida porque me daba asco.

Íbamos en el ascensor en silencio, exactamente como había sido desde que había visto a Edward esta mañana. No me acerque a él porque me daba repulsión y por lo visto, el había hecho algo bueno por mí, eliminar el miedo por los ascensores, lo que me facilitaba mantenerme alejada.

Entramos a la oficina, tome mi agenda que dejaba en mi oficina siempre y comencé a decirle lo que tenía que hacer, con un tono neutro, Edward me miro serio en todo el momento y debo decir que no me causo nada su presencia, era como tener a cualquier persona cerca.

—Puedes retirarte Isabella… —dijo mirándome fríamente como lo hacía desde ayer…bueno desde hoy en la mañana que era el momento en que lo había vuelto a ver luego de que desapareció de mi vista.

Me gire y me fui hacia mi escritorio, pero no pasaron más de quince minutos cuando pude ver a la Tanya salir del ascensor.

—Buenos días Isabella –dijo como si nada. De verdad estaba pensando que esto entre los vampiros era muy habitual, aunque dudo que Esme permita que Carlisle la engañe.

—Buenos días Srta. Tanya –no iba a permitir que lo que paso ayer arruinara mi característica principal en mi trabajo, ser profesional —¿necesita hablar con el Sr. Edward?

—Si –dijo mirándome, tan elegante como siempre. Ella estaba con un traje de dos piezas color negro, resaltaba su blusa blanca por el blazer y sus piernas, largas y perfectas salían al encuentro de cualquier hombre ninfomano, o sea, salían al encuentro de Edward. Su cabello rubio caía por sus hombros como si hubiese sido arreglado por el mejor peluquero del mundo, zorra, eso era lo que parecía, en realidad no, pero de todas formas me sentía mal al ver lo hermosa que era, ella realmente hacia la pareja perfecta con Edward, eso me agradaba, quizás ellos terminarían juntos y Edward me dejaría en paz, porque dudo que le agrade que el ande revoloteando por otros lados, a ninguna mujer le gusta eso.

—Bueno, deme un segundo –marque el numero que me conectaba a Edward –Sr. Edward, la Srta. Tanya –que no tenía nada de señorita –lo está esperando aquí –mire la agenda y no tenía ninguna cita con él, pero ella era de la empresa, así que no creo que necesite una.

—Hazla pasar y cancela mi cita de las nueve –dijo como si nada para después cortar.

—La espera, adelante… —dije mirándola sin expresión. Ella dio un paso para ir donde él, pero se volteo para decirme algo, pero segundo después se arrepintió y termino entrando a la oficina de Edward.

Tome mi bolso y Salí de ahí para ir a la cafetería por algo que comer, no había tomado desayuno esta mañana tampoco. Baje tranquilamente en el ascensor, aunque aun sentía esos nervios en el estomago, no era comparado a lo que pasaba antes. Realmente esto debería haberlo arreglado Renee ya que ella fue la culpable de mi "trauma", pero no iba a esperar que fuera una buena madre a estas alturas.

Llegue al casino y pedí un capuchino con un pastel para poder llenar un poco mi estomago y durara hasta las doce del día donde era el almuerzo. Me senté tranquila en el casino que estaba completamente vacío, todos trabajaban.

—Veo que aquí nadie trabaja –me exalte al escuchar esa voz. Me gire y quede mirando a James sorprendida –no creas que te sigo, vengo a ver a Edward.

—Gracias, ya me basta con un vampiro loco, no necesito otro más… —dije girándome de nuevo para tomar mi café tranquila. James se sentó al frente mío.

—Veo que estas entera, Edward no te hizo nada…de verdad debes estar furiosa con el –fruncí el ceño sin entender lo que dijo.

—Lo que hizo es algo denigrante para cualquier ser vivo, cruzo la línea… —dije tomando de mi café.

—No lo dudo, pero así es Edward, no harás que cambie, jamás…varias lo han intentando…

—Creo que eso no me interesa…

—Si lo haces, no me vengas con cuentos, tu eres...tu eres… —rodee los ojos.

—La tua cantante.

—Exacto –dijo sonriendo.

—Eso no tiene nada que ver, ustedes son muy raros… -el me quedo mirando unos segundos sin decir nada, hasta que suspiro y volvió a hablar.

—Samanta y Luciana…esas fueron las anteriores, Samanta no duro ni cinco minutos al lado de Edward a diferencia de Luciana…ella sí que duro más que Samanta, dos años más en realidad –enarque una ceja.

—No me digas que es el típico hombre que fue engañado por una mujer con otro hombre y quedo todo traumado y en el caso de Edward, lo dejo sádico… —el negó.

—No, ojala hubiera sido eso, pero no…bueno, creo que iré a ver a Edward –dijo poniéndose de pie.

—No me puedes dejar así, ya comenzaste a hablar –dije mirándolo sorprendida.

—Edward es mi amigo guapa, solo lo estoy ayudando.

—Dudo que ese vampiro tenga amigos, además no puedes subir, esta con Tanya, solo Dios sabe que cosas estarán haciendo…

—Ya veo….creo que eso arruino todo ayer ¿no? –levante los hombros quintándole importancia.

—Solo la gota que rebaso el vaso, todo esto me tenia al límite, Edward se encargo de arruinarlo más… —el me quedo mirando unos segundos sin decir nada.

—Bueno…pero para que veas que no todo es malo, te diré que me agradas…para Edward –lo mire como si fuera el ser más estúpido del mundo.

—Espero que jamás vuelvas a decir algo como eso.

—No es un insulto, Edward puede ser muy leal cuando lo quiere ser…

—Creo que leal y fiel…son palabras diferentes para Edward, pero por lo que he visto y lo que ha sucedido, solo me ha dado más libertad, si él puede andar revolcándose con quien quiera, bueno, yo no tengo la obligación de ser una persona decente con el…

—Wooow…tranquila leona… —dijo James mirándome sorprendido –no serias capaz de hacer algo así, eso no lo haces las personas como tu –enarque una ceja.

—¿Cómo yo? –el asintió.

—Bella, tu eres especial para Edward…

—Claro, tan especial como su sabor favorito de helado….

—Si…en parte, pero no te atrevas a hacer lo que piensas, solo arruinarías todo aun mas.

—James, te pediré que no te metas en asuntos que no te incumben –dije notando la confianza que estaba provocando. El me sonrió para después acercase mas a mí.

—Esa boquita tuya Bella –dijo pasando suavemente su mano por mi mejilla. Me aleje para que no lo siguiera haciendo –solo te meterá en problemas…nos vemos guapa –dijo guiñándome un ojo y dejándome desconcertada.

Me quede en la cafetería por más de una hora haciendo absolutamente nada, hasta que vi pasar por un pasillo a Tanya, por lo que decidí subir al piso. Al llegar pude ver que estaba en Sr. Anderson esperando, sentando en el sofá, esa era la cita de Edward a las nueve de la mañana, era las nueve y media.

—Disculpe, pero tengo una cita a las nueve con el Sr. Cullen y no he hecho nada más que esperar y esperar y nadie aparece –sonreí mentalmente al darme cuenta que no había cancelado la cita, ups, un error lo comete cualquiera.

—Lo siento mucho Sr. Anderson, puede pasar no se preocupe, adelante –dije abriendo la puerta. Pude notar que todo en la oficina estaba desordenado. Edward me miro de tal forma que casi me mato, si, lo estaba haciendo enfurecer de verdad –ahí está el Sr. Cullen –dije cerrando la puerta y mirando como Edward se estaba arreglando la corbata que recién estaba ubicando en su lugar.

Cerré la puerta cuando el Sr. Anderson entro y yo me fui a seguir con mi trabajo, ya que había tenido un descanso antes de siquiera poder tener algo más listo, Tanya llego demasiado temprano, por lo que no me dio tiempo de trabajar.

Estuve más de una hora mientras Edward estaba aun con el Sr. Anderson, así que solo me preocupe de arreglar algunas cosas que Edward me había pedido y no tenia mucho que hacer, creo que tener todo listo antes de tiempo me estaba jugando en contra, porque quedaba con demasiado tiempo libre. Sin nada que hacer recordé el Email que me había enviado Esme, por lo que decidí ingresar a mi cuenta para leerlo, estaba a solo un clic de hacerlo, cuando Edward me llamo al teléfono.

—¿Si, Sr. Edward? –dije con un tono neutro, el que siempre utilizaba.

—Por favor, le pediré que ingrese a la oficina –corto y trague saliva. Tenía una idea de lo que podría hacer Edward, así que no me iba a complicar mucho por lo que pasaría en ese lugar. Me puse de pie y toque para después entrar. Atravesé completamente la oficina hasta llegar al lado del escritorio de Edward —El Sr. Anderson es un gran inversionista que ha dejado sus negocios en nuestras manos Isabella –dijo mirándome con una cara de póker impresionante.

—Lo sé, el Sr. Carlisle lo estima mucho –dije mirando al señor canoso que estaba sentado cómodamente mirándome.

—Así es, se ha molestado por haber tenido que esperar, le explique que esa ha sido completamente responsabilidad tuya –asentí mirando a Edward para después mirar al Sr. Anderson.

—Lo siento mucho, de verdad, tenía todo organizado con su cita Sr. Anderson, solo que hubo un cambio de planes a último momento y me he traspapelado a tal forma que olvide cancelar su reunión con el Sr. Edward, es mi culpa completamente…. –aquel hombre me quedo mirando unos segundos, pero yo lo mire como una víctima, no utilizaba esa táctica usualmente, pero esa expresión me había salvado más de una vez y se lo tenía que agradecer a Alice, por completo –lo siento, de verdad Sr. Anderson…

—Bueno, eres joven –dijo sonriéndome –tengo una hija de tu edad, ella estudia, tu solo haces esto ¿trabajar en Cullen Ltda.?

—Sí, aunque espero que no sea para siempre, tengo más planes que ser secretaria o asistente –sonreí al pensar en mis sueños y los viajes que iba a realizar, todo arruinado por Edward.

—Eso es bueno, eres una chica con sueños, no hay nada peor que no tener ambiciones, pero no te preocupes, los cambios de citas tan improvistos, no son culpa de la secretaria –dijo mirando seriamente a Edward. También lo mire y sonreí al ver que mi expresión había dado resultado. Edward ahora no me miraba con un jugador de póker, sino que lucía molesto y por lo visto no le importaba tener un cliente bastante influyente al frente de él.

—Muchas gracias por entender Sr. Anderson, le aseguro que eso no volverá a ocurrir, es mi responsabilidad –dije "apenada"

—Ooh tranquila querida, por Carlisle sé que eres una buena secretaria, no te preocupes…el ya volverá –sonreí asintiendo. Esta era mi manga bajo la carta. Edward era el hijo del jefe, no había aparecido jamás en el edifico y nadie lo conocía mucho, por lo tanto, nadie era capaz de dar un solo voto de confianza a como realizaba su trabajo, además, era joven, claro, para los demás; aun así, Edward solo era un chico que había conseguido todo demasiado fácil, no comparado con los demás propietarios de los negocios, ellos eran ya gente mayor, que les costado bastante levantar sus actuales imperios. Había aprendido bastante en estos dos meses trabajando.

—Se extraña montones por aquí al Sr. Carlisle, pero solo ira por un tiempo de vacaciones, lo necesitaba ¿no cree?

—así es, este trabajo de consume de una forma increíble, tú —dijo dirigiéndose a Edward –debes aprender a mantener el equilibrio en tu vida personal como laboral, se cuidadoso, o sino terminaras siendo absorbido por esto –Edward lo miro y asintió.

—Gracias por el consejo, tendré muy claro que en mi vida personal, mantendré un equilibrio… —al decir eso, giro su rostro hacia mi –hay que ser disciplinario –trague saliva al ver su expresión pero no me cohibí.

—Entonces ¿necesita algo mas Sr. Edward? —este negó —¿Y usted Sr. Anderson? ¿un café, te o algo que necesite? –el señor me sonrió amablemente.

—No te preocupes querida, que yo quiero terminar esto luego –asentí y Salí de la oficina como una ganadora. Edward me había tratado de humillar y no le resulto, creo que tendría que comenzar a comportarme de esta manera para que el no me siguiera tratando como un trapo sucio al cual puede utilizar cuando se le dé la reverenda gana.

Me senté para poder ver el email de Esme pero Edward me interrumpió cuando cerró la puerta de su oficina.

—Ten mucho cuidado Isabella, estás jugando con fuego, estoy siendo paciente solo porque tu comportamiento es inmaduro, pero vas a colmar mi paciencia –levante tranquilamente mi mirada. Edward estaba apoyado con ambas manos en mi escritorio, mirándome furioso.

—¿Sabes que Carlisle jamás deja a sus clientes solos? Eso no les da confianza a ellos, deberías aprender más de él –dije tranquilamente.

—No me vendrás a decir tu qué hacer, una simple secretaria que no tiene nada –realmente no me afectaba nada de lo que decía, eso era mentira. El me había quitado todo.

—Creo que deberías volver a dentro –seguí mirando hacia la pantalla para por fin leer el correo de Esme, pero Edward me dejo helada ante lo que hizo. Dio un golpe al monitor de tal forma que lo quebró como si fuera solo un pedazo de cartón, haciendo que sonara de una forma que logro que en menos de un segundo quedara pegada a la pared del salto que provoco el susto.

—Ten cuidado conmigo…. –dijo mirándome a los ojos, provocando que corriera un gota de agua fría por mi espalda.

—¡¿Qué ha sucedido? –dijo el Sr. Anderson, llegando a donde nosotros, asustado.

—Nada, solo que ha venido un alta del voltaje –dijo Edward mirándolo preocupado, por esa famosa "alta de voltaje" –ha hecho que rompa el monitor… —dijo negando.

—Dios ¿está usted bien? –dijo mirándome. Asentí asustada, aun recordando como de un solo movimiento Edward rompió el aparato, esa pudo ser mi cabeza.

—Exacto –dijo Edward mirándome —¿Estás bien? –de inmediato supe que esa pregunta era un cinismo increíble.

—Si…

—Espero que no se vuelva a repetir, y de una forma más peligrosa –dijo mirándome. Trague saliva y asentí –muy bien, sigamos con esto –dijo Edward yendo hacia su oficina.

—No, claro que no, volveré otro día ¿podrías meterme en su agenda? –dijo el Sr. Anderson mirándome.

—C—Claro, no se preocupe –el me miro apenado.

—No te asustes, gracias a Dios no ha pasado nada malo –miro a Edward –ahora usted se puede encargar de arreglar esto, que este muy bien –se percibía que a el no le agradaba nada Edward, lo que me alegro, Edward era un hombre para no confiar.

El Sr. Anderson se fue hacia el ascensor luego de despedirse para desaparecer.

—Arregla esto –dijo Edward apuntando hacia el monitor y entrando hacia su oficina.

El resto de trabajo fue llamar a Mike para ver si podía traer un monitor este mismo día, claramente llame primero a Jessica comentándole lo del alta de voltaje, ella intercedió por mí para que llegara un nuevo monitor a las horas después de lo que hizo Edward, era mejor eso que esperar días a como usualmente estábamos acostumbradas. Pero no todo era malo, desde que Edward rompió el monitor no salió mas de esa oficina hasta la hora del almuerzo, donde yo Salí antes y sola, para no tener que verlo.

—Entonces –dijo Alice como que no quería la cosa –bajaste sola….en el ascensor… —me sonrió bastante orgullosa de lo que había hecho.

—Lo más probable es que tu novio esté involucrado en eso ¿no? –dijo Jessica mirándome sonriente.

—Hola a todas –dijo Mike sentándose con su bandeja para después darle un tierno beso en los labios a Jessica.

—Hola amor –dijo ella mirándolo toda embobada.

—Por lo visto, solo duro un almuerzo con el jefe ¿no? –dijo Mike mirándonos. Asentí, gracias a Dios Edward no había venido esta vez, no quería verlo, me daba miedo, lo que hizo en la oficina, me dejo bastante asustada.

—Bella –dijo Alice mirando hacia detrás mío. Sentí como un escalofrío recorría mi espalda.

—Sr. Cullen –dijeron mis tres amigos. Me gire y quede mirando mal a Edward.

—¿Qué sucede? –él enarco una ceja.

—¿Es que no te puedo acompañar mientras almuerzas? –se sentó a mi lado. Mire a Alice y ella tenía el ceño fruncido al ver la escena.

—Claro que puedes… —dije sonriendo ahora para que ella no comenzara a sospechar, no quería un interrogatorio sobre todo lo que sucedía. Mire a Jessica y ella realmente no estaba contenta con esta visita, creo que el hechizo de Edward Cullen se estaba acabando. Los más probable era que ella supiera que algo estaba pasando con Tanya, ya que ella era su jefa, pero Jessica no me podría decir nada, tenía que ser fiel a su jefa más que a su amiga, era comprensible, yo tendría que hacer lo mismo.

—Entonces –dijo Edward —¿irán hoy al departamento con Bella? –eso me pareció bueno. Habíamos quedado de acuerdo ayer, supuse que Edward dio la idea para que ellas no pensaran mal de nosotros y comenzaran a confiar.

—Si –dijeron ambas.

—Se pueden ir hoy con nosotros, no hay ningún problema…

—Yo me iré en mi auto –dijo Alice, que no tenía una expresión muy agradable hacia Edward.

—Y yo con Alice –dijo Jessica. Sonreí, por fin mis amigas estaban abriendo los ojos, esto con Edward era demasiado raro, no era común en mi tomar decisiones de este estilo, ir a vivir con un hombre sin decirle nada de él, como me hace sentir o cosas que hacen las chicas con sus amigas cuando un chico te esta rondando.

—Muy bien –dijo Edward sonriendo –le haría bien a Bella tener a sus amigas en casa, sigue incomoda porque le pedí que se mudara conmigo.

—Debes sentirte sola –dijo Alice mirándome.

—Un poco, pero hoy irán ustedes así que no habrá problemas –en ese momento pensé ¿Cómo no se darían cuenta de que dormía en otra habitación, donde tenía la ropa, mis cosas?

—Muy bien, los dejare solos para que no se incomoden conmigo aquí y puedan hablar mal de sus jefes sin problemas –dijo con una sonrisa arrebatadora y un tono de voz demasiado agradable, que hasta Mike rio con lo que dijo Edward. Mire a las chicas y me di cuenta de que se habían sentido mal. Rodee los ojos.

—No es necesario, se puede quedar –dijo Jessica.

—No, dejare a Bella tranquila que hoy fue un día difícil para ella –sin previo aviso se acerco y paso levemente sus labios por mi mejilla….eso había sido…extraño. Lo quede mirando aun sorprendida y luego se fue tranquilamente despidiéndose de los chicos.

—Es tan raro Bella… —dijo Jessica, pero no le respondí nada ya que me sorprendió la mirada que dio Alice y Mike, como si la quisieran hacer callar.

—Bueno, entonces nosotras llegaremos un poco más tarde –dijo Alice volviendo al tema de ir al departamento de Edward.

—Bien…

—¿Cómo va el nuevo monitor? –dijo Mike mientras comía. Solo esa pregunta hizo que no volviéramos ha hablar de Edward, pero no paso por desapercibido las miradas que recibió Jessica de parte de su novio y mi amiga, eso tendría que aclararlo hoy mismo.

El resto del día se convirtió tranquilamente en trabajo, no me relacione con Edward durante todo ese tiempo hasta que salió de la oficina para quedar mirándome mientras apagaba el monitor, eso me hizo recordar la escena de esta mañana y sentir escalofríos en mi cuerpo por eso, ese vampiro estaba enfermo.

No hablamos nada durante el trayecto a su departamento, lo que me hizo mas ameno el viaje, siempre que hablaba con Edward era solo para discutir y darme cuenta que no tenía control en mi vida. El silencio servía para esconderme de lo que me estaba pasando y funcionaba.

Me fui directo hacia la habitación para poder cambiarme de ropa, estaba cansada con los tacos, por lo que solo me quede con unos jeans, una camiseta negra y unas sandalias bastante cómodas que tenia hace años, me sentía bien al tener mi ropa aquí. Me dirigí hacia la puerta pero Edward entro.

—Hoy vendrán Alice Brandon y Jessica Stanley –dijo como si no supiera que mis amigas vendría –no podrás salir a ningún lado con ellas, tendrán todo lo necesario aquí, yo no las molestare, pero te advierto que no comiences a hablar demás ni tampoco ha hablar mal de mí, sabes que están comenzando a pensar un poco más sobre lo que ocurre entre nosotros y te he dejado en claro lo que sucederá si ellas saben algo…ya no solo está incluida Alice dentro de mi advertencia.

—Tu amenaza querrás decir –dije mirándolo directo a los ojos. Estaban negros.

—Tómalo como desees, solo quiero que sepas de que estoy hablando.

—Lo hago claramente, tu espectáculo con el monitor me dejo todo muy claro.

—Muy bien… —dijo para después salir de la habitación.

Me tome unos minutos para volver a salir de la habitación porque no me lo quería encontrar, lo más probable era que ahora saldría para acostarse con cualquier zorra que encontrara en esos pub que visitaba.

Salí hacia a la sala y quede sorprendida al ver más personas ahí, eran parte del hotel, dejando muchas cosas para comer en la mesa. Salude a quienes arreglaban todo y quede mirando y tomando una que otra cosa para comer, ya que tenía hambre.

Solo pasaron unos minutos cuando todo el personal se cuando sentí el ascensor llegar y fui corriendo hacia el.

—¡Es hora de disfrutar! –grito Jessica levantando unas bolsas, mire mejor y pude notar que era alcohol.

—Jessica, no grites –dijo Alice riendo.

—Hola –dije abrazándola a ambas, esto era increíble, no me sentía para nada incomoda en este piso al tenerlas cerca –has traído alcohol –dije mirando a Jessica. En las cosas que Edward había encargado no había ni una sola gota de licor, lo que me llamo la atención.

—Sí, es necesario para que sueltes la lengua y nos comenten mejor todo esto de Edward y tu –dijo Jessica sonriendo. Trague saliva nerviosa, no podría tomar hasta quedar en ese estado, porque las pondría en peligro.

—Muy bien, es noche de chicas –dijo Alice.

Por fin, una noche de chicas donde estaría más tranquila de lo que he estado en todos estos días. Solo tendría que preocuparme de no ser influenciada por Jessica y comenzar a tomar más de la cuenta, eso lo podría manejar.
Ethan Koffman
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Jue Dic 01, 2011 8:13 pm
Capitulo 16


-Esto es increíble –dijo Alice mirando hacia alrededor. Estábamos sentadas en el piso, había traído las cosas para comer a la mesa de centro y estábamos apoyadas en los sofás –ame las habitaciones, me encanta… -dijo aun sorprendida. Les había mostrado un poco el lugar, les indique que dormiríamos juntas, a lo que ambas se negaron, pero no tenía otra explicación ya que no iba a dormir en la habitación de Edward y era imposible que les dijera que dormíamos en camas separadas, eso sería sospechoso.

-Sí, lo es… -mire a Jessica y ella ya estaba comenzando a llenar mi segundo trago. Ella me indico con el dedo que no dijera nada.

-Jessica… -dijo Alice mirándola –mañana hay que trabajar.

-No soy alcohólica Alice –dijo Jess –solo es un trago entre amigas, así que no seas exagerada…

-Ya se los advertí, ya cumplí como conciencia –dijo acercando su vaso para que le sirviera otro a ella.

-Buenas noches –me quede helada al escuchar su voz. Me gire de inmediato al ver a Edward, con unos jeans y una camisa negra.

-Buenas noches Sr. Cullen –dijeron ambas. Edward se acerco con una sonrisa "amable"

-Están es casa de Bella y mía, no tienen que seguir con las formalidades que tenemos en el trabajo, solo díganme Edward –ambas asintieron mirándolo embobada –veo que se están divirtiendo –dijo mirando como Jessica tenía en la mano la botella de vodka.

-Pensé que habías salido –dije mirándolo aun sorprendida.

-Ahora voy de salida –me miro y pude notar que tenía algo extraño en los ojos, por lo que supuse que tenia sed, pero que ni pensara en beber de mi, maniático sexual que se acostaba con quien deseaba, eso era asqueroso, porque después se metía en mi cama –bien, que disfruten la noche –dijo para acercarse a mí. Se apoyo en el sofá y me beso….en la boca, cerré los ojos porque sus malditos labios que tenían ese efecto en mi. Fue un beso corto de despedida. Les hizo una seña a las chicas y se fue.

-Wooow… -dijo Jessica –esta es la primera vez que te creo lo que pasa entre ustedes –Salí del trance en el que estaba y mire a Jess.

-¿Qué dices? –por mi tono no pude evitar que estaba sorprendida por lo que dijo.

-No le hagas caso a Jessica –dijo Alice mirando mal a nuestra amiga.

-Basta de esas miradas –dije finalmente –son mis amigas y me están escondiendo algo, así que o espero a que me sigan tomando el pelo o espero a que me lo digan cuando estoy en condiciones….

-Ustedes son extraños –dijo Jessica sin complicarse mucho.

-¡Jessica! –dijo Alice de nuevo, pero nadie le respondió, así que me miro –eso no es lo que pensamos… -rodee los ojos.

-Muy bien, díganlo luego…que quiero pasar una linda velada con ustedes y esas miradas me ponen incomoda.

-No nos dijiste nada de lo que sucedía con Edward… -Alice dijo un tanto avergonzada.

-No podía…ya les dije –mire a Jessica. Alice siempre seria mi mejor amiga, pero Jessica no andaba en rodeos, por lo que espere que ella dijera algo.

-Lo vi Salir de la oficina de mi jefa y no lucia como si alguien estuviera en una reunión Bella –dijo ella incomoda, suspire.

-Ya veo… -me sorprendió que Jessica me dijera aquello, siempre las secretarias en especial nosotras, nos encargábamos de esconder todo los paños sucios de nuestros jefes –eso es lo que sucedía…

-Bella, lo siento por ser yo quien te diga esto, de verdad, le dije a Alice, no tenía idea como decírtelo, eres mi amiga, no dejaría que el jugara contigo de esa forma.

-Es una relación abierta –dije finalmente para que Jessica no se siguiera sintiendo mal y para terminar con este tema, no quería ponerlas en riesgo –Saben que nunca me ha atraído alguien ¿No? –ambas asintieron aun en estado de shock por lo que dije –bien, Edward me dijo que quería vivir conmigo, pero yo no quería, me dijo que no tenía que complicarme mucho por esto, que yo era libre de hacer lo que quería, como el también, pero que al final, el volvía a esta casa –dije anonadada por mi forma de mentir, estaba mejorando con creces –esa es la verdad…

-Entonces tu puedes estar con otros hombres –dijo Alice mirándome con los ojos como platos.

-Así es…

-¿Te puedes acostar con otros hombres? –esto se estaba poniendo complicado.

-Así es…

-Pero Bella…eso es…raro –dijo Jessica sin entender –es tu hombre, no lo deberías dejar así como así.

-Dios… -dijo Alice –cuando Rosalie se entere…te idolatrara Bella –dijo sacando una leve sonrisa.

-Bueno, así son las cosas entre nosotros, les agradecería que no se hablara mas de esto, es algo entre Edward y yo –ambas asintieron como si fueran una orden. Creo que de verdad ellas no deseaban hablar de esto, les estaba mostrando una Bella que jamás pensaron que existía en mi.

-Aun así, no te salvas de esta Bella –dijo Alice -¿Cómo te sientes con el? –fruncí el ceño sin entender.

-Ella pregunta –dijo Jessica mirando a Alice para después mirarme a mi -¿Qué como es en tú ya sabes que…? –dijo moviendo las cejas sugestivamente.

-No tengo control –dije pensando en lo que ella decía, sintiendo como mi cuerpo solo estaba respondiendo a los recuerdos de hace unos días.

-Es bueno… -dijo Jessica.

-Bella… -me llamo la atención el tono de voz de Alice –no puedo creer como cambio tu vida en un segundo, estoy feliz por ti –suspire.

-Si, tampoco me di cuenta como cambio todo es un abrir y cerrar de ojos…

-¡Por eso hay que celebrar! –dijo Jessica levantando su copa. Hice lo mismo al igual que Alice y chocamos nuestras copas -¡Por Bella y su guapo novio que es bueno en la cama! –la quede mirando seria –bueno… -dijo antes de tomar -¡por Bella y Edward! –eso fue aun peor de escuchar, pero tome de todas maneras para olvidar lo que había dicho, me lo tome en un solo sorbo.

-Cuidado… -dijo Alice mirándome –que seas novia del jefe no significa que puedes faltar al trabajo por tener resaca… -reí y asentí.

-Tendré cuidado.

[Cuatro horas después]

-Ten cuidado –dijo Alice ayudándome a pararme –te dije Bella.

-Estoy bien –me puse de pie, pero todo el mundo se me movió un poco –no estoy bien –dije riendo.

-Dios Bella, no tomaste tanto y mira como estas –dijo Jessica muy compuesta.

-Las odio –siempre me pasaba lo mismo, odiaba mi cuerpo que no me dejaba meter una gota de alcohol demás cuando quedaba en este estado.

-¿Dónde esta la habitación de ustedes? –dijo Alice ayudándome a caminar hacia el pasillo.

-Dormiré con ustedes –ambas rieron a lo que dije.

-Claro que no, no quiero que el Sr. Cullen –dijo Alice dando una connotación al apellido –me despida por robarle a su novia esta noche –quede pensando en Edward mientras las chicas comenzaban a abrir cada puerta. ¿todavía no llegaba? Eran mas de las dos de la mañana, estaría un poco tomada pero no había perdido la lucidez, eso jamás me ha pasado y no iba a ser esta la primera vez.

-¡La encontré! –dijo Jessica –muy bien, nosotras llegamos hasta aquí, no seas cómoda y vete a tu cama –dijo empujándome.

-¡Buenas noches! –dijo Alice para cerrar la puerta.

Mire a mi alrededor y me fui hacia la puerta que supuse que era el baño. Tome uno de los cepillos de dientes nuevos que habían en el mueble y me comencé a alistar para dormir, estaba cansada y un poco borracha, aunque si llegue a la habitación de Edward, debería ser bastante borracha. Salí del baño lista y me asegure de estar sola, así era. Me fui al armario de Edward donde saque una de sus camisetas, no había traído mi pijama. Me desvestí y me puse su camiseta ancha color negro. Solté mi cabello y me fui a la cama, a donde no alcance a llegar para recostarme, solo me arroje sobre ella y mis ojos se fueron cerrando hasta que vi como se abría levemente la puerta y me dormí.

Al sentir algo frio en mi cuerpo me desperté de golpe, ni siquiera tomada podría caer por completo en los brazos de Morfeo.

-¿Qué…? –dije un tanto desorientada.

-Has bebido… -dijo Edward recostado al lado mío –eso pudo poner en riego lo que te dije Isabella… -rodee los ojos, eso no importaba porque estaba bastante consciente de lo que decía, además las chicas no me siguieron preguntando nada hasta que dije, según Jessica, que Edward era bueno en el sexo –Ya veo… -dijo con ese tono burlón. No le podía ver aun la cara, pero sabía que tenía esa expresión arrogante en su rostro.

-Para mi, no lo eres, Jessica lo dijo… es más, no sé que hago aquí –dije tratando de ponerme de pie para salir de su cama.

-No… -dijo Edward tomando mi muñeca y tironeando de ella hasta dejarme recostada de nuevo.

-Suéltame… -dije tratando de salir de nuevo, pero estaba de panza en la cama y realmente me estaba costando.

-Ya estás aquí…no lo desaprovechare… -me giro hasta quedar apoyada en mi espalda.

-Ni se te ocurra, te dije que si te estabas acostando con… -sentí como sus labios se movían contra los míos, atrapo mi labio inferior y lo mordió levemente –No –dije tratando de alejarlo, pero me vi sintiendo su piel al entender que tenía su torso desnudo.

-¿Por qué crees que de verdad te escuchare cuando te niegas? No lo hice la primera noche, tampoco lo hare ahora –dijo para volver a besarme.

-¡No! –dije empujándolo. Solo tenía en mi mente lo que había ocurrido con Tanya y la excusa que tuve que inventarle a mis amigas.

-Basta con esto –su voz era severa –no te puedes molestar tanto por eso, no lo tienes permitido… -trato de besarme de nuevo, pero alcance a esquivar sus letales labios.

-¡Aléjate! –dije empujándolo –no soy tu puta Edward, déjame en paz –Salí de la cama y pude notar que todo alcohol se había ido de mi cuerpo, por la rabia que me hacía sentir Edward.

Me dirigí hacia la puerta para salir de ahí y para mi sorpresa Edward no me detuvo. Me fui directo a donde estaban durmiendo las chicas, entre a la habitación y me metí con cuidado en la cama, donde había bastante espacio.

Me quede dormida luego de varios minutos después de pensar que Edward no me había detenido.

-Bella –dijo Alice moviendo mi hombro –despierta son más de las seis. Sentía que había un kilo de parpado por ojo.

-No volveré a tomar –dije sentándome –no quiero ir a trabajar…

-Creo que podrías escapar –dijo Jessica de algún lugar que no descubrí -¡acá! –dijo haciéndome una seña, abriendo la cortina de la cama.

-¿Cómo han dormido? –dije ahora despertando por completo.

-Muy bien, esta cama es maravillosa –dijo Jessica sentándose al frente mío.

-¿Te han corrido de la cama por borracha? –dijo Alice mirándome curiosa, sonreí.

-Algo así…bien, vayan a alistarse para que no lleguemos atrasada -Ambas asintieron y se comenzaron a mover, Jessica se apodero primero del baño.

-¿Estás bien? –dijo Alice a mi lado.

-Si, todo bien… -tome mi celular y comencé a jugar con el, presionando cualquier botón de ese impresionante celular que me había dado Edward.

-Soy tu amiga Bella, me puedes decir cualquier cosa que suceda contigo…para eso son las amigas –sonreí triste, ojala eso se pudiera explicar ahora mismo.

-No te preocupes…

-¿Estas en problemas con Edward? –la mire y suspire –aquí está tu armario, ¿duermen en camas separadas?

-No, solo que mi ropa aun no cabe en el armario de Edward –ella enarco una ceja.

-Bella, conozco tu ropa, no es tanta como para tener ese problema…

-Edward compro cosas para mi –dije mirando al celular y entrando a mi correo electrónico para hacer algo diferente y no pensar en lo que me estaba diciendo Alice.

-El no te golpea ¿cierto?...Bella si…

-Alice detente –dije mirándola a los ojos –no sigas con esto ¿si? …para…

-Solo me preocupo de ti, estas diferente y…

-Y si algo malo sucediera te diría, siempre ha sido así, basta con esto… -no sé cual habrá sido mi expresión pero la convenció bastante porque solo asintió.

Me concentre en poner mi cuenta y mi contraseña y ver mi correo. El corazón me salto al darme cuenta que no había podido leer el email de Esme, entre con rapidez y espere a que pudiera leerlo. Tocaron a la puerta y Alice fue a abrir al verme ocupada con esto.

-Buenos días –mire y era Edward.

-Buenos días –dijo ella.

-¿Todo bien? –la miro a ella para después mirarme a mi –necesito hablar contigo –fruncí el ceño.

-Estoy en pijama, ahora no puedo, en el auto es mejor… -se abrió el email y comencé a leer.

-Isabella… -escuche su voz un poco más dura de lo normal que había escuchado Alice y Jessica.

-En otro momento –fruncí mas el ceño, de verdad estaba empezando a pensar que él no quería que leyera esto, siempre me interrumpía.

-Bella –escuche la voz sorprendida de Alice a mi negativa.

-¡Listo! –dijo Jessica saliendo del baño lista, quedo mirando a Edward y nosotras –buenos días..

-Buenos días Jessica –dijo Edward mirándola.

-Alice, ve al baño –dije mirando a mi amiga que aun me miraba sorprendida. Ella asintió y se fue al baño.

No mire a Edward y me concentre en el mensaje de Esme.

-Isabella… -escuche de nuevo la voz de Edward.

-Podrías llevar a Jessica para que desayune, serias muy dulce si lo hicieras –dije mirándolo con los ojos entrecerrados. A él le encantaba quedar bien con mis amigas, no se podía negar a esto.

-Bien –dijo mirando a Jessica –ven por acá…esta todo listo –Jessica me miro indecisa pero fue de todas maneras con Edward.

Suspire y comencé a leer lo que Esme me había mandado, por fin.

"Querida Isabella.

Espero que estés pasando un buen momento con Edward y que las cosas se vayan solucionando entre ustedes, no deben ser tan tercos para que todo vaya en su camino como debe ser.

Carlisle me ha comentado lo que pasa con Edward, el un chico que bueno, ha pasado por una que otra situación, no soy la persona adecuada para comentarte todo, pero si te puedo ayudar en otros temas, como por ejemplo, lo que sientes con él.

Notaras que sientes como si Edward tuviera el control de todo lo que pasa en tu vida, pero debes tener claro que no es del todo así, tu también tienes control en su vida, el se niega a informarte de esto, pero sé que confiara en ti de todas maneras al final. Te daré un ejemplo de lo que hablo.

Una vez, cuando recién conocí a Carlisle, me enoje tanto cuando me proclamo como suya, cuando me mordió al frente de muchos vampiros, no había sido la primera vez, pero si delante de otras personas, es un acto muy intimo, así que me agrada que no hayas pasado por lo mismo. Bueno lo que quiero decir que estuvo días sin poder tener control de mi, en el ámbito que ambas sabemos, no fue hasta que me pidió disculpas que todo volvió a normalidad entre nosotros.

Isabella, no te sientas sin control en esto, las relaciones de este tipo, son de a dos, el no por ser un vampiro tiene todo poder sobre ti, debes ser astuta y saber manejar bien al hombre que tienes al lado, recuerda ser astuta y sé que esta información te ayudara porque conozco a Edward, es un bruto e insensible, pero tú eres la esperanza que tenemos con Carlisle para que nos traigas al Edward que era cuando fue humano. Creemos en ti y como cambiaras todo, para todos.

Espero que esto te haya servido de algo.

Cariños para ambos. Esme & Carlisle"

Me quede mirando el celular sin tener un pensamiento coherente de lo que había leído. No sé cuanto habrá pasado de mi estado catatónico, pero Alice salió del baño. Tome algo de ropa y me fui al baño. Me duche sin poder creer que justo en este momento Esme me había mandado aquello, de verdad era útil, lo pude haber leído antes. Entonces por eso Edward no me decía nada cuando le decía todas esas cosas, porque no me buscaba cuando lo dejaba solo….estaba enojada, de verdad ¿eso quiere decir que la primera noche entre nosotros y el resto de estos días no estaba enojada de verdad con él? Mejor no me respondía eso.

Me arregle y me fui en silencio tomando mi bolso hacia donde las chicas y Edward.

-Estamos atrasadas, nosotras ya nos vamos, nos vemos en el trabajo –dijo Alice despidiéndose de un beso en la mejilla, la siguió Jessica y se fueron.

-¿Qué te sucede a ti? –desperté en el ascensor cuando minutos después bajamos los dos.

-Nada…

-Estas en blanco, nunca estas así…¿Qué te dijo Esme? –lo mire frunciendo mi ceño.

-¿De que hablas?...metete en tus asuntos a mi déjame tranquila –no me dijo nada para después bajar del ascensor, recién ahí note que llevaba gafas.

-Hola Jacob –dije sonriéndole.

-Muy buenos días Srta. Isabella ¿Cómo ha amanecido?

-Bien, gracias ¿y tú? ¿Cómo va todo?

-¿Podrías dejar de hacer vida social y meterte al auto? –mire mal a Edward y Jacob solo bajo la mirada. Subí al auto y no le hable nada.

Llegamos al edificio como se estaba haciendo habitual entre Edward y yo, en silencio. Nos fuimos al ascensor, ahí no pude soportar el silencio que nos acompañaba.

-Llevas gafas, pensé que te habías alimentado ayer –no lo mire, solo lo dije mirando hacia las puertas de metal.

-Ese no es tu problema… -rodee los ojos. Las puertas se abrieron y cada uno se fue a donde tenía que ir.

Comenzó a pasar el tiempo y solo tenia una duda en mi cabeza ¿Cómo seria Edward de humano? ¿habrá sido bueno? Y si era así ¿Qué le habrá pasado para ser tan malo?...quizás alguien lo había tratado mal, quizás el era bueno de verdad, quizás era dulce y cuidadoso, quizás Esme tenía razón y no tenia porque juzgarlo mal.

-Isabella –dijo cuando conteste el teléfono –ven de inmediato –mire la hora y se aproximaba mediodía.

Fui hacia su oficina y lo quede mirando cuando cerré la puerta detrás mío. Se veía tan importante detrás de ese escritorio, asustaba, pero no me podía sacar ese pensamiento, que quizás, el no era como aparentaba ser.

-No seas ingenua –dijo como si nada para después estar a un centímetro mío, empujándome contra la puerta y sacándose sus gafas. Sus ojos estaban muy rojos, por lo que solo cerré los míos para no verlo –maldito sea tu aroma –susurro, para después mover mi cabeza hacia un lado y sentir sus colmillos contra mi piel, rompiéndola. Aferre mis manos a sus hombros y solo me apoye en el. Mis ojos se llenaron de lágrimas al sentir como bebía de mi.

-Para… -dije cuando mi cuerpo iba perdiendo fuerzas. Mi agarre en sus hombros se suavizaron y me comencé a desvanecer, pero Edward se separo y me tomo de los costados, para luego sentir que me recostaba en una superficie blanda, era el sofá. Mis ojos se cerraron ante la pérdida de sangre.

Me removí de a poco, lleve de inmediato mi mano a mi cuello, asustada.

-No tienes nada –abrí los ojos de golpe al escuchar a Edward, maldito psicópata que bebía de mi sangre, todo lo bueno que pude pensar del el se fue a los mil infiernos.

Me senté en el sofá y note que el estaba a mi lado, mirándome desconfiado. Me puse de pie y me apresure para salir de la oficina, pero Edward no me dejo.

-No quiero que vuelvas a este trabajo sin desayunar, estas débil y solo te conviertes en una molestia para mi, mas de lo que ya eres –negué y abrí la puerta, sintiendo como las lagrimas volvían a mis ojos, no quería que el me volviera a tocar ¡odiaba esto! El tenia completo control de mi vida –no llores –dijo desde atrás, pero solo me gire para después hacer un gesto obsceno con mi dedo. El me miro mal y en un segundo lo tenía tomando mis manos, provocando que me quejara.

-Ya bebiste de mi ¡suéltame! –dije tratando de zafarme, pero Edward me miraba como si me quisiera golpear, maldito maltratado de mujeres -¡Edward eres una bastard…! –tomo mi cabeza con su mano y planto sus labios contra los míos, provocando que mi corazón saltara sin previo aviso ante su contacto. Cherre los ojos dejándome llevar por sus labios, malditos sean, como los odiaba y encantaban al mismo tiempo, pero en el momento que Edward me estaba comenzando a soltar mis manos, recordé la imagen que vi en su oficina con Tanya y mi sangre hirvió -¡No! –dije alejando mi boca de la suya. Edward soltó mis manos y me quedo mirando enojado –No me volverás a tocar Edward….

-Esa es mi decisión… -negué.

-No te atrevas….sabes que no puedes hacerlo, estoy muy enojada contigo y de verdad…te puedo alejar –el entrecerró los ojos.

-Esme… -asentí –siempre hablando demás…. –di unos pasos hacia atrás, pero Edward no se alejaba.

-No soy tu puta Edward…no permitiré que te sigas acostando conmigo si lo estás haciendo con otras…eso es asqueroso.

-Volverás sola a mi Isabella, aunque no lo creas te conozco, terminaras rindiéndote a mi… -se dio media vuelta y se fue a su oficina.

Tome con rapidez mi bolso y Salí de ahí para almorzar. Edward estaba equivocado completamente.
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Miér Dic 07, 2011 12:14 pm
Capitulo 17

Estábamos a viernes y no podía decir que todo iba mal, en realidad, iba bastante bien. Edward iba perdiendo y yo estaba en la gloria, no había pasado nada entre nosotros y realmente eso me hacia sentir bastante bien, me hacía sentir poderosa, aunque de todas maneras seguía tomando mi sangre, pero nada más, había sido similar a la vez anterior, aquella en la que me acorralo en su oficina y se apodero de mi cuello.

-Bella, despierta de donde quiera que estés –Salí de mis pensamiento al escuchar la voz de Jessica -¿Todo bien con Edward?

-Si ¿Por qué preguntas? –fruncí el ceño, mirando ahora a Alice, que se hizo la desentendida a la pregunta de Jess.

-solo que han pasado días, y no ha venido a acompañarte en el almuerzo, como estaba comenzando a acostumbrarse…

-Tiene mucho trabajo –dije comiendo de mi ensalada.

-Hablando del diablo… -dijo Alice. Me voltee de inmediato y note como venia caminando con su traje negro hacia nosotras. Fruncí aun mas el ceño, hace días que no venia ¿Por qué ahora?

-Buenas tardes chicas –dijo sentándose como todo un rey a mi lado.

-Buenas tardes, Sr. Cullen –dijeron ambas.

-¿Qué sucede? –el levanto los hombros como si nada cuando le pregunte.

-¿No puedo venir a ver a mi novia? –dijo como si nada. Trague saliva nerviosa, no me agradaba este Edward, aunque ninguna de sus personalidades me agradaba, pero me era extraño verlo todo amoroso y simpático, siendo que era una bastardo en la vida real.

-Bella…hoy es viernes –dijo Jessica. La mire de inmediato al notar su tono de querer salir de fiesta. Sonreí, no tenia ánimos de estar más tiempo con Edward del que ya estábamos pasando, además que era demasiado incomodo, solo estábamos en silencio todo el tiempo.

-¿Tienes algún plan?

-Tenemos –dijo Alice, la mire sonriendo, ella generalmente pasaba el tiempo con Jasper los viernes –podríamos tener una salida de chicas, nada de quedarnos solo en un lugar, podríamos salir a bailar ¿no crees?

-¿Solo a bailar? –mire sorprendida a Edward por su pregunta.

-Si, así nos distraemos… -note como tenso su mandíbula por un segundo, imperceptible.

-¿Dónde iras tu esta noche? –dije mirando a Edward, el seguía saliendo todas las noches, quien sabe para qué….realmente lo sabía, para acostarse con cualquier zorra que se meta con el en una noche.

-No sé si salga hoy… -dijo mirándome serio.

-Bueno, deberías, porque así no te quedas solo, amor –dije dándole una sonrisa fingida –y me dices donde para que no choquemos en el mismo lugar ¿te parece?

-Me parece esplendido –no creo que sea posible, porque Edward está muerto, pero su rostro me mostraba que si no lo estuviera tendría una vena sobresaliendo en su frente, de rabia. Me acerque bastante a su rostro.

-Excelente –dije disminuyendo la distancia entre nosotros y rozando levemente sus labios a los míos. No iba a pensar nada en este momento sobre lo que hice.

-Ya veo… -dijo el mirándome con los ojos entrecerrados. Era obvio que estaba respondiendo a mi pensamiento.

-Muy bien, esta vez será en casa de Alice –dijo Jessica –nada de novios, solo nosotras –asentí de inmediato.

-¿Por qué no lo hacen en nuestro departamento? –dijo Edward.

-Porque queremos que Bella salga de ese lugar aunque sea un momento, solo es trabajo y departamento, todo el tiempo.

-Dormiré a fuera –dije sonriendo, bastante emocionada. Por bastante tiempo podría dormir de verdad tranquila, nada de pensar que Edward vendría a colarse en la noche y además de pensar que me podría hacer daño en ese momento. Amaba a mis amigas.

Había terminado la hora de almuerzo y ahora iba sola subiendo el ascensor. Edward como siempre había estado unos minutos con nosotras y luego se iba, así que no tenía la menor idea de donde se encontraba y no me importaba, y menos importancia le iba a dar a lo que hice ¿lo había tentando rozando sus labios?...eso tenía que ser su culpa, el de seguro me estaba manejando, aunque yo seguía enojada con él, no…esa había sido completamente yo.

-No pienses que saldrás esta noche –me exalte al ver que las puerta del ascensor ya estaban abiertas y Edward me hablaba apoyado en el marco de su puerta.

-No tienes nada que decir sobre esto, ya las chicas saben que saldré…

-Pero les dirás que te arrepientes y listo, no saldrás a quien sabe que –lo mire con los ojos como plato. ¿Qué estaba sucediendo aquí? –Ya lo he dicho y espero que cuando vuelva de alimentarme, estés durmiendo en tu cama –se giro y entro a su oficina. Bufe, eso no iba a ocurrir.

Las horas de trabajo se pasaron rápidamente, Edward me encargo un montón de papeleo, lo que hizo que todo el resto del día laboral pasara más rápido de lo que desee.

Se abrieron las puertas de la oficina y salió él, mirándome serio, como siempre, distante y peligroso, así era Edward y realmente, ya me estaba acostumbrando a tener a esa persona siempre en mi día, además ya podía controlar un poco lo que él hacia conmigo, el dato de Esme había sido importante y solo tenía que recordar esa imagen de Tanya y el juntos para odiarlo aun mas.

-Por fin –dije poniéndome de pie. Eran más de las siete de la tarde y las chicas me habían llamado a las tres para que nos pusiéramos más de acuerdo sobre la salida de esta noche, pero como dije, Edward me lleno de trabajo.

-Eres una holgazana si te quejas del horario… -rodee los ojos. Yo no trabaja aquí porque amaba estar bajo las ordenes de vampiros, sino que era por otra razón, la de juntar dinero y largarme de este país, planes que habían quedado en pausa por culpa de mi actual jefe.

-Lo que tu digas –estaba comenzando a soportar a Edward y mi estrategia era simple, ignorarlo, me estaba resultado de maravillas, porque sabía que él se enojaba mas.

-Espero que te haya quedado claro lo que te he dicho horas atrás Isabella –entre antes que el al ascensor y no le respondí nada. Además hace tres días que comenzaba a sentirme incomoda estar en el ascensor con él. No podía evitar traer a mi mente ciertas imágenes que sucedieron aquí, pero las opacaba con lo que me mantenía protegida, Edward y Tanya. Ella no venía en las mañana hace tres días, no entendía el motivo, porque dudo que Edward le haya dicho que no viniera, el era un maldito y moriría de esa forma, además seguía saliendo en las noches, quien sabe que hacía en esos club a los que frecuentaba.

-Te sientes victoriosa ¿no? –se cerraron las puerta y no le respondí –ten cuidado Isabella, mira que solo estas siendo protegida por mi paciencia –como si fuera tu mejor virtud.

-Lo que tu digas –era lo único que él escuchaba de mis labios cuando estábamos solos.

-Basta con esto –sus ojos iban directo a los míos, estaba enojado. Enarque una ceja sorprendida por su reacción.

-¿Crees que seremos amigos o algo por el estilo, vampiro? –el frunció aun más el ceño.

-Estas a punto de cruzar la línea Isabella… -no le dije nada porque no iba a caer en su juego, pero esta vez parece que hablaba en serio, porque en un segundo me vi acorralada por el contra la pared de metal -No eres más que una hipócrita… -sentí su frio aliento contra mi rostro.

-Aliméntate rápido –dije "indiferente" pero era inútil mantener esa actitud, ya que mi corazón me delataba, estaba latiendo desbocado, muerta de miedo.

-Recuerda que te dije que no es solo tu sangre la que me llama –dijo llevando una mano hacia mi pierna, metiéndose bajo mi falda. Su suave mano por mi piel hacia que mi cabeza se desconectara un poco.

-Y recuerda lo que yo te dije –tome su mano deteniéndolo, mirándolo directo a los ojos –no soy una más de tus putas…merezco que me respetes, seré tu nevera, pero no voy a permitir que te andes revolcando con quien quieras para después entrar a mi cuerpo como si te perteneciera…

-Eres mía, Isabella, recuérdalo siempre –se acerco mas a mi, no movía su mano pero sus labios estaban a milímetros de los míos. Cerré mis ojos y me concentre, maldito sea lo que tienen sus labios que me encantaban, pero yo estaba hablando en serio. Lo recordé a Tanya y a él, en el sofá de su oficina. Fue lo necesario para que diera un paso hacia atrás –Menos mal que no has visto lo que hago en la noche y no te sientas especial niña –"niña" era la primera vez que me llamaba así –porque hay cientos de mujeres que están mas que dispuestas para pasar un buen rato conmigo.

-Bien –dije pasando por su lado –así no te mueres por tener las bolas azules –ni siquiera me gire para ver su expresión, jamás pensé en decirle algo como eso.

Me apresure para entrar al auto donde Jacob nos esperaba, pero ni por si acaso me fui atrás como siempre, abrí la puerta de adelante y me senté, dejando a un Jacob bastante sorprendido.

-Srta. Isabella… -dijo Jacob mirándome. Rodee los ojos.

-Ni se te ocurra –escuche la voz de Edward, quien abrió la puerta e hizo que saliera del auto, tomándome con fuerza del brazo y metiéndome atrás, junto con él –ese es tu lugar y te advierto que solo bastara para que me desafíes una vez y te tendré que castigar, Esme te debió explicar eso también ¿no crees? –trague saliva al escuchar eso de "castigar"

-No soy tu esclava… -el sonrió de esa forma malvada que tenia, que lo hacía aun así, verse sexy, estúpido vampiro.

-No lo eres, pero si eres mía y no me debes faltar el respeto delante de los empleados –menos mal que Jacob recién estaba entrando al auto y no escucho nada, se hubiera sentido mal.

-Eres un mandón –dije enojada.

-Si, ya deberías haberte dado cuenta y te aclaro ahora mismo también que tu jueguito se acabara esta misma noche, cuando vuelva…todo volverá a la normalidad –vio a Jacob que saco la mirada al espejo retrovisor y se dedico a conducir.

Que Edward diga que todo vuelve a la normalidad, quiere decir que no podre dormir tan tranquila como lo hacia las noches anteriores. Para mi pesar, eso revolvió mi estomago y no era específicamente de miedo.

-Quiero que llames a Alice Brandon ahora mismo y le digas que cancelas con ella –fruncí el ceño. El no podía exigirme eso.

-No lo hare…

-¿Qué parte de las amenazas no has entendido Isabella? Que no haya tenido sexo contigo estos días y que solo me este alimentando no significa que esta todo color de rosas, todo sigue como siempre y no me estas obedeciendo –mire de reojo a Jacob porque Edward estaba hablando todo esto delante de él.

-No quiero, puedo salir, tú lo haces, ni siquiera me voy a escapar, es una noche fuera…

-Ya he dicho…llámala ahora mismo, ¿sabes que es muy fácil que alguien muera en un accidente automovilístico? No creo que quieras que a Alice se le rompan los frenos de su auto, ni tampoco que Jessica quede atrapada sin poder escapar del fuego en su propia casa, y meno que Rosalie y Emmett se le vaya el negocio abajo ¿serias una buena amiga por eso? –lo quede mirando asustada.

-No hagas esto, por favor –estaba siendo patética, pero de verdad, necesitaba salir de ese piso por lo menos un día, creer que mi vida era normal.

-Ya he dicho…toma el puto celular y llámala –me miro de tal forma que supe que hablaba en serio. No lo podía creer, las veces anteriores donde me amenazaba él jamás era tan específico, pero tenía todo planeado para acabar con mis amigos.

-Esta bien –tome mi celular y le marque, no le tomo nada a Alice contestarme.

-¿A que hora te vienes? Creo que deberías estar aquí como a las nueve para poder estar entre chicas, viene Rosalie, por fin a dejado de lado ese club un tiempo, te extraña –mire a Edward y el solo estaba esperando que le obedeciera.

-Alice…yo…no iré –dije finalmente. Me sentía de doce años, cuando las amigas hacían planes y mis padres no me dejaban ir a último momento.

-Extrañamente esto no me sorprende –dijo triste –creo que debe ser muy bueno en la cama como para dejar a tus amigas de lados por pasar más tiempo con él –me puse roja de inmediato.

-No digas eso…

-Está bien Bella, no te preocupes, que pases una noche genial, nos vemos el lunes.

-Nos vemos –dije finalmente. Sabía que ella se había sentido conmigo, no era justo -¿Feliz? –mire a Edward y el solo levanto los hombros quitándole importancia –No tienes derecho, era solo estar con mis amigas, exactamente como en la hora del almuerzo Edward… -de verdad que quería salir de ahí para distraerme, el encierro me estaba comiendo, esto me estaba agotando.

-No comento los errores dos veces –miro hacia la ventana, con una expresión seria y manipuladora. No hablo nada mas en el camino

Llegamos al piso y él se fue directo a su habitación como lo hacia todos los días, donde después de quince minutos salía listo para nuevamente irse del departamento. Estos días me quedaba viendo televisión, no conversaba con nadie, ni siquiera Jane porque estaba ocupada haciendo Dios sabe que mandado de Edward, pero hoy él por lo visto tenía otros planes. Llego a la sala con unos pantalones blancos de tela, ajustado con un cinturón negro, una camisa color almendra con líneas verticales. Se veía increíble.

-¿Por qué sigues con tu ropa de trabajo? Si fuiste a esa tienda Chanel con Jacob fue exactamente para no tener que ver esto –dijo mirándome.

-No tengo súper velocidad como tu para cambiarme tan rápido y además, yo, a diferencia tuya, no me ando acostando en las oficinas con mis compañeros de trabajo en vez de estar trabajando –me acomode mejor en el sofá. Apoyando mis piernas en el respaldo y mi cabeza en un cojín que había traído de la sala que había en la habitación donde yo dormía. Sintonicé el canal Fox y aproveche para ver los Simpson que recién comenzaban.

-Tienes veinticuatro años…y estás viendo caricaturas Isabella…

-¿Ahora controlaras lo que veo? –dije mirándolo, el encontró mis ojos y se quedo mirándome más de la cuenta, lo que provoco que me pusiera nerviosa –ya ve a tirarte a alguien –realmente ese tema de Edward sacaba lo peor de mi vocabulario.

-Estas siendo una ordinaria, no me agrada –negué y lo mire incrédula.

-Esperas que sea tu puta personal y ¿esperas que tenga clase contigo? Ni en tus sueños.

-De seguro hay prostitutas más finas que tu boca…

-Entonces ve a entretenerte con ellas y a mi déjame tranquila –esa frase le dije de una forma extraña, ya que el tono de mi voz fue disminuyendo de a poco, hasta apenas decirle "tranquila" en un susurro.

-Muy buen consejo… -dio unos pasos para largarse de aquí –recuerda Isabella…yo no juego, no te atrevas a salir, porque si no la pagan tus amigas, la pagaras tu –no lo tome en cuenta y me concentre en ver como Bart Simpson prendía fuego a su padre.

Mire la hora y eran las ocho y media de la noche, quede pensando en todo lo que sucedía, de seguro las chicas pronto llegarían a donde Alice, esto era tan injusto, dejaba que Edward me tuviera aquí, que me llevara a una fiesta donde me marco, que me llevara a donde sus más cercanos, vivía de aquí al trabajo todo el tiempo. Merecía tener un poco de libertad ¡de verdad la merecía!

Me senté en el sofá y asentí segura, Edward dijo que me podría castigar, y me importaba ya un comino lo que podía hacer conmigo, me preocupaba mis amigos, pero ya Edward no podría arruinar mas mi vida. Me puse de pie segura y me fui a la habitación. Me metí a la ducha y comencé a alistarme para salir, de esta sí que no me salvaba, pero no me importaba, iba correr el riesgo, además, si llegaba más temprano que él, ni siquiera se iba a enterar y eso era alrededor de las tres de la mañana, iba a salir invicta de esta, estaba segura. ¡Noche de fiesta, ahí voy!
Ethan Koffman
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Miér Dic 07, 2011 12:17 pm
Capitulo 18

Me baje del taxi, mire la hora, las nueve y cuarenta y cinco minutos, sonreí. Le pague al conductor y me fui a la casa de Alice con mis bolsas, había tenido tiempo de ir al supermercado y todo. Alcohol y cosas para comer, lo necesario para pasarla bien. Toque el timbre y de inmediato se sintieron los tacos de alguien para después ver la expresión sorprendida de Alice.

—¡Sorpresa! –grite levantando las bolsas.

—¡Pensé que no ibas a venir! –dije abrazándome y dando saltitos.

—Era mentira, solo una sorpresa que les quería dar… —si, la sorpresa que iba a tener yo si esto salía mal.

—Vamos…las chicas están en la sala –deje mi abrigo en el perchero y pasamos por el pasillo, al final de este me encontré con Jessica y Rosalie mirando hacia nosotras. Rose salto como un resorte y se lanzo a abrazarme.

—Eres una perra Isabella Marie Swan ¡estas viviendo con un millonario y no me dijiste nada! –dijo separándose de mi –que bien que has llegado…y que vestido –dijo mirándome. Había elegido uno de los que había en el armario. Era lindo, realmente me gustaba, me tapa con suerte el trasero, aunque estaba siendo exagerada –Eres otra….me agrada –tenía que aprovechar de comportarme como no lo estaba haciendo, ya que estaba segura que después de salir esta noche, con suerte podría ir a trabajar la otra semana, Edward se pondría pesado y quizás me querría ir a dejar en una jaula.

—Te ves divina –dijo Jessica abrazándome –que hermosos tus zapatos –eran negros y abajo eran de color burdeos –Estas…atrevida ¡me gusta! –dijo aplaudiendo.

Alice se encargó de las cosas que había traído y las puso sobre la mesa, donde las chicas tenían otras cosas mas.

—¿Cómo esta Emmett? –dije un tanto triste, no lo veía hace miles de meses y lo extrañaba.

—Lo deje llorando, quería venir conmigo, pero le dije que solo era una salida entre chicas y que no estaba invitado, además de decirle que nadie aquí lo quería –sonrió traviesa –también te extraña, ambos lo hacemos.

—Pero si han estado trabajado y trabajando –dije con bastante argumentos, era verdad, ellos estaban absorbidos por su club.

—Sí, lo sé, pero tú también has estado desaparecida…

—Cogiendo y cogiendo –dijo Jessica riendo. Alice y Rose se partieron de la risa, pero yo ni siquiera sonreí a lo que dijo.

—Eso es tan cierto como decir que Jessica solo ha tenido a Mike entre sus piernas…

—Oohh...touche –dijo ella sonriéndome.

—¡Muy bien! –dijo Rose poniendo orden –necesito detalles y sabes que no son los que Alice ya me dijo, de cómo te conoció y blah blah blah…

—¿Soy la única que no es morbosa como ustedes? –las tres miramos a Alice.

—No –dijo Rosalie –tu eres la única que se hace la tonta al respecto –dijo riendo para después encararme luego de que nos calmáramos –las chicas dijeron se ve posesivo Bella ¿en que andas? –mire a mis otras amigas, ella nos me habían dicho nada. Traidoras, me dejaban con Rose para esos temas, ella iba siempre directo al grano y no le importaba que te diera una apoplejía por la sorpresa.

—No ando en nada, estoy viviendo con Edward.

—Bella…¿relación abierta? ¿tu?...no quiero escuchar que tienes un trabajo doble…y uno es aquel mas antiguo que este mismo planeta –fruncí el ceño.

—Estoy sorprendida de lo que estás diciendo –mi expresión se endureció –no soy la puta de nadie Rosalie, no me agrada lo que dices.

—Solo tenía que asegurarme…

—¿Es que no creen que alguien como Edward se fije en mi? –las tres se miraron entre ellas –Oohh…ya veo, pero que buenas amigas.

—No nos malinterpretes –dijo Jessica –es todo lo contrario –fruncí el ceño sin entender.

—Nos sorprende que a ti te haya atraído alguien como Edward.

—¿Qué tiene él? –Rose enarco una ceja. Tome un poco de mi trago para lo que venía.

—Que es millonario, hijo de tu jefe, y por lo que he escuchado, es un mandón…¿quieres que te recuerde porque te fuiste cuando tuviste la oportunidad de escapar de tus padres?

—No quiero hablar de eso, no me agrada…están equivocadas –Dios santo, tengo que aprender a mentir mejor, las chicas pronto descubrirían todo si no tenia cuidado.

—No te hemos escuchado decir que estas enamorada –dijo Alice.

—Vamos de a poco, es muy persuasivo por eso me fui a vivir con él…

—Tú no eres una chica para una relación abierta Bella –dijo Rose.

—Oooh…muchas gracias, de verdad atine en venir aquí ¿no creen?

—Tú podrías sentir algo hasta por un psicópata si este te da un poco de cariño… —trague saliva nerviosa, no me gustaba por donde iba esto –estamos siendo buenas amigas Bella…no queremos que salgas herida.

—Jamás te hemos conocido a alguien –dijo Jessica –y ahora ¡boom! Vives con Edward, sin decir ni pio –mire a Alice por un poco de ayuda, pero ella solo miraba, como un jueza en un hermoso vestido marfil, ajustado.

—¡Ey! –dije mientras ordenaba mis ideas –basta con esto ¿si?...ya soy grande, me sé cuidar sola.

—No todo es malo –dijo Alice de repente, la mire curiosa –Bella sube sola los ascensores ahora –dijo mirando a Rosalie. Esta abrió los ojos sorprendida para después enarcar una ceja.

—Dicen que los miedos se curan con el tiempo….o en un segundo, ¿Qué hiciste en el ascensor pillina que ya no les temes? –de inmediato me sonroje, siendo descubierta, ya que las chicas comenzaron a reír.

—¡Por favor que no sea en el que me subí hoy! –dijo Jessica –apoye mis manos en la mesa. Negué avergonzada.

—¿De que hablaban antes que llegara? Porque se están centrando solo en mi, de seguro estaban muy aburridas –dije tomando otro poco.

—En realidad de ti… —Rose me miro preocupada.

—A genial –dije tomando otro poco.

—Solo estamos preocupadas… —dijo Alice –estas triste y a veces ni siquiera nos escuchas cuando estamos juntas –mire a Jess y ella asintió.

—Quizás Bella… —dijo Rosalie –eso de la relación abierta te está afectado, porque estoy segura que fue algo de él, tu no sales ni te relaciones con otros chicos, quien saca ventaja de ese acuerdo es Edward ¿o me equivoco? –trague saliva nerviosa, esto estaba saliendo mal. No debí venir.

—Estas equivocada…hoy he salido y me puedo ir con quien yo desee, puedo elegir a cualquier chico que me guste y listo, sin ataduras ni remordimiento por Edward.

—Bien… —dijo Rosalie desafiante –alguien me dio cierta tarjeta que nos hará entrar a uno de los club más conocidos, Excalibur Dance Club y sin duda habrá un chico guapo que se interese por ti y tu por él, demuestra lo que dices Bella… —me puse de pie y estire su mano.

—Hecho... –Rosalie sonrió.

—Hecho….

Después de haber hablado otro tiempo de Edward, distraje olímpicamente a Alice solo pronunciando el nombre "Jasper"; así cada una de las chicas comenzó a hablar de cómo iban con sus chicos, pero no ponía mucha atención a lo que ellas decían. Estaba nervosa, dudaba que Edward fuera al Excalibur Dance Club, la otra vez escuche que no le agradaba porque había demasiado movimiento, eso lo escuche porque James estaba en el departamento y estaba hablando de distintos clubes de Chicago, mientras yo comía en silencio, en el sofá, mirando televisión.

—Bien –dijo Rosalie poniéndose de pie. Tomo su teléfono y llamo a alguien –el taxi llega en cinco minutos, prepárense –tome mi abrigo y mi bolso.

—¿Estás segura que podremos entrar? –dije mientras las chicas se arreglaban. Mire mejor a Jessica y se veía espectacular con un vestido blanco, strapless, que se ajustaba solo hasta un poco mas debajo de sus pecho para después caer libremente, tenía un estado de flores negras, realmente un hermoso vestido. Alice era color marfil, tenía un escote estilo Halter, dejando libres parte de su espalda y hombros, daba la ilusión que tenía un collar con pequeñas piedras a tono con el vestido, pero eran parte de este, se veía hermosa también. Rosalie siempre sobresaliendo, ella se veía como una modelo con su minivestido rojo, no estábamos muy distanciadas respecto a qué altura llegaba su vestido con el mío, el toque la había verse aun mejor, tenía varios pliegues, este tenia el detalle de tener trazo de tela que se colgaba desde la parte superior, por un lado, hasta el final, como una cinta ancha, se veía espectacular. Antes que saliéramos, pase al baño y me mire mejor. Me había gustado este vestido, no lo había elegido pero estaba en mis gustos. Era negro, tapa parte de mis hombros con una tela color negro, transparente, luego se seguía apoyándose en mis pechos y caía hasta llagar un poco mas debajo de mi trasero, tenia distintos diseños bordados de color plateado, era lindo, me veía como una niña buena en realidad, aunque mis zapatos le daban el toque travieso.

—¡Bella! –grito Alice.

Salí directo para correr casi al taxi que nos esperaba afuera. Sonreí, esto sería entretenido y saldría invicta, tenia que ser positiva, recién eran más de las doce y me celular lo tenía cerca, si algo malo pasaba Edward me llamaría indignado para saber donde esta su nevera, así que por ahora todo iba según mi plan.

Fuimos bromeando todo el tiempo que duro en viaje, me senté al lado del conducto y lo incluimos en nuestras bromas, incluso nos hizo un descuento cuando llegamos, lo encontramos dulce. Me Salí del taxi con dificultad y miramos el Excalibur Dance Club, era increíble, como un mini castillo.

—Muy bien, vamos –dijo Rosalie. Mire y vi que había una fila eterna, suspire y me dirigí hacia ella, pero Rose me tomo del brazo y fuimos directo hacia el guardia gorilon que había en ese lugar, luego de avanzar un poco más, note que había dos gorilones detrás del que vi primero…o quizás ya estaba viendo triple, la brisa no me había ayudado.

—¿A dónde van Uds. señoritas? –dijo por lo que alcance a divisar su nombre era "Leo"

—Bueno ¿Dónde mas crees que vamos, guapo? –le dijo Rosalie, el sonrió y negó, de seguro no éramos las primeras que lo trataban así, pero Rosalie le mostro una tarjeta dorada y solo hizo que se nos abriera la puerta del cielo –tú y tus amigos llámenme, puede que necesite gorilas como ustedes en un tiempo más –dijo dándole su tarjeta.

—Excelente… —dijo Leo para después irnos de ahí y entrar al castillo a bailar, gracias a Dios ser cenicienta en el año 2011, me daba un horario extendido que era hasta las tres de la mañana.

—¿Qué le has mostrado? –dije a Rose subiendo el tono de voz porque ya la música se escuchaba fuertísima.

—Mi tarjeta de socia en el club "Portal" –la mire sin entender –No hay nada más que personas con un poco más dinero…con Emmett entramos ahí solo para ver si conseguíamos mejorar nuestros negocios.

—¿Tengo una amiga millonaria? –ella sonrió.

—No a tal extremo, solo que ha sido una muy buena cosecha este año –dijo sonriendo. Negué aliviada de ya poder estar adentro, lo dude por un momento.

Nos fuimos a sentar con las chicas a unos sofás que habían y me quede cómodamente ahí, esperando a que el alcohol pasara un poco, pero no pude seguir ahí por mucho tiempo. En menos de un minuto me vi sola, a mis amigas la vinieron a sacar a bailar y ellas felices fueron para moverse un poco.

—¿Y tú? –Levante la mirada y un chico muy guapo me estaba mirando –te han dejado sola en menos de un minuto…así que me debo con la obligación de sacarte a bailar –sonreí al ver su sonrisa. ¡Dios santo! Era muy guapo. Su sonrisa blanca y coqueta iba dirigida a mí, al igual que su ojos verdes. Su cabello negro estaba completamente desordenado. Se veía divino con ese sweater con anchas rayas que iban entre colores azul cobalto y negro. Con esos pantalones también oscuros, si, ese chico era muy guapo.

—Así que vienes por obligación –dije enarcando una ceja.

—Estoy encantado de cumplir mi obligación como caballero, pero ¿Cómo se llama la damisela en apuros? –sonreí sin poder evitarlo.

—Dime solo Bella –estiro su mano para que yo la tomara y lo hice encantada.

—¿Y este príncipe? ¿Tiene nombre?

—Noah…

—Encantada Noah —¿era idea mía o yo estaba coqueteando? Sonreí sin darle mayor importancia.

—No, el gusto es completamente mío –bajamos los escalones para avanzar un poco mas y llegar a la pista, quedamos cerca de Rosalie que me miro moviendo las cejas sugestivamente al ver a Noah.

—¿Y qué haces? –me pregunto mientras de fondo sonaba la canción S&M de Rihanna.

—Bailo –me comencé a mover al ritmo de la música –Soy secretaria en Cullen Ltda. ¿y tú?

—Me manejo con los computadores…soy parte de una pequeña empresa –enarque una ceja, no estábamos en un lugar donde hubieran pequeñas empresas, creo que con Alice, Jessica y yo, éramos con el peor empleo en este lugar –bueno…trabajo en Microsoft.

—Wooow…te llamare para cuando se arruine mi computador –dije riendo. El me sonrió y siguió bailando. Tomo mis manos e hizo que diera media vuelta quedando el detrás mío y siguió moviéndose, pero con agilidad me moví quedando al frente de el de nuevo, estaba roja como un tomate, además de que el alcohol estaba haciendo su efecto aun. Noah me miro coqueto y tomo mi mano para acercarme mas él.

—Te estás escapando… —dijo mas cerca de mi oído. Mi corazón comenzó a latir rápidamente, este chico….me ponía nerviosa, y me agradaba. ¿Por qué no podía tomar mucho sin tener consecuencias como lo hacían mis amigas?

—No lo creas… —dije moviéndome, cerrando los ojos para evitar desconcentrarme con ese rostro, era demasiado guapo ¿Por qué tenía esta mala suerte? ¡Odiaba a Edward Cullen!...debí venir aquí primero hace dos semanas atrás.

Con Noah seguimos bailando, hasta que él se ofreció traerme un trago, el cual acepte encantada porque estaba muerta de sed.

—Woooww… —dijo Rosalie dejando de bailar con otro chico para llegar a mi lado —¡relación abierta, relación abierta!...eso es justo lo que necesitabas ahora mismo…es tu oportunidad –fruncí levemente el ceño.

—¿De que hablas? ¡ve a bailar! –dije sin entenderla.

—Que puedes estar con ese chico tan guapo, y no habrá culpa…no te digo que te vayas a la cama con él, pero diviértete –dijo Rose animándome –Bien, me voy con las chicas –la mire asustada –a sentarme, estoy muerta…

—Está bien…

—Hola –dijo Noah llegando a donde nosotras, saludo a Rose. Ella lo saludo para después irse rápidamente –¿es tu amiga?

—Si…una bien loca –el sonrió y me entrego un vaso con un trago rosado.

—Te va a gustar, te refresca –tome un poco y era muy helado, no tenía idea como se llamaba pero era rico —¿Quieres irte a sentar? –le pase mi vaso con rapidez y tome mi bolso pequeño que llevaba cruzado, tome mi celular y mire la hora, eran un poco más de las dos de la mañana. Sonreí, aun tenía tiempo.

—No, mejor sigamos bailando…

—Muy bien entonces.

Estuvimos bailando por un largo tiempo más, me tome bastante rápido el trago porque estaba muerta de sed, el que sabía que se iría a mi cabeza más rápido de lo pensado, aunque estuviera bailando. Ahora ya no bailaba tan alejada de Noah y el no perdía el tiempo tampoco, así que sentía como su rostro estaba apoyado en el mío. Cerré los ojos tratando de concéntrame para analizar todo esto. Yo no era de las que hacia este estilo de cosas cuando salía, pero Noah era…era algo extraño, además no tenia porque sentirme mal por Edward, el no era nada mío, además el hacia cosas peores que estar bailando y coqueteando con alguien, mis pensamiento sobre Edward se fueron al infierno cuando sentí como los labios de Noah pasábamos por mi mejilla, camino a mi boca y lo decidí. Me aleje unos centímetros de su rostro y lo quede mirando sonriendo, para después empinarme y besarlo. Noah dejo sus manos en mi cintura, acercándome más a él. Apoye mis manos su cuello para acercarlo más y debo decir que sus labios eran increíbles, no eran fríos ni demandantes, era calientes y atrayentes. Pasó su lengua por mi labios inferior y no me negué. El beso se intensifico, haciendo que mi sangre corriera más rápido, me empine un poco más, sorprendida por cómo se sentía sus labios. El se alejo un poco y se llevo entre sus dientes mi labio inferior solo un poco. Me aleje un poco y lo mire sorprendida, eso sin dudas se había sentido bien, pero sentí como un escalofrió recorría mi espalda, y automáticamente mi mirada se fue hacia detrás de Noah. Podía ver como una mirada se encontraba con la mía, exactamente unos ojos rojos, que estaban a varios metros de distancia, mirándome furioso. Mierda.

Mire a Noah al saber que quizás Edward le podría hacer algo.

—Creo que he sido recompensado por salvarte… —me sonrió dulcemente, pero descubrió que algo estaba mal —¿Sucede algo?...¿Que…?

—Me tengo que ir –dije rápidamente y le di la espalda para dirigirme donde estábamos para sacar mi abrigo, pero Noah tomo mi mano y evito que diera otro paso, pero podía ver como desde atrás Edward comenzaba a avanzar hacia nosotros.

—Tu nombre… —mire sus hermosos ojos verdes y luego mire a Edward.

—Me tengo que ir, me llamo Isabella Swan –dije para soltarme de su mano e ir corriendo donde las chicas que estaban cómodamente sentadas y conversando, las tres sonrieron al verme –Woooww…ha sido genial pasarlo con ustedes pero muero de cansancio así que me voy a tener que ir no se preocupen ¡adiós! –tome mi abrigo y no se si me habrán escuchado porque hable demasiado rápido, pero Salí de sus vistas antes que se pusieran de pie y me detuvieran.

Comencé a pasar por entre la gente que venía, hasta que sentí casi al final del pasillo para salir de aquí, me tomaban con fuerza del brazo, haciendo que me quejara y hasta que me levantara levemente del suelo.

—¡Suéltame! –le grite a Edward, pero el solo me dio una mirada para quedarme callada. Comenzó a avanzar conmigo hasta que traspaso la puerta y comenzamos a avanzar por una calle.

—Son todas iguales –por lo que alcance a escuchar dijo eso ya que no estaba segura porque realmente iba detrás de él, casi siendo arrastrada.

—Edward me duele –él se volteo y tomo mi rostro con una mano y me quedo mirando con sus ojos rojos.

—¿A que no te dolió cuando te mordieron el labio?...yo te enseñare lo que es dolor Isabella –me estremecí de miedo cuando dijo eso. Siguió caminando, llevándome del brazo bruscamente.

—¡Para Edward! ¡Por favor!

—¡Cállate Isabella o sino pagaras en este mismo lugar lo que has hecho! —¿lo que he hecho? Pero si no hice nada malo. Giramos en una esquina y llegamos al jaguar negro. Ebrio la puerta del copiloto y me lanzo hacia dentro, provocando que me golpeara con la palanca de cambio. Me trate de acomodar, pero Edward ya estaba manejando, doblando en otra esquina, haciendo que me moviera de nuevo y quedara toda incomoda.

—¡No tan rápido! –dije cuando encontré equilibrio para poder sentarme mejor. Con rapidez puse el cinturón de rapidez —¿Qué demonios Edward? –él no me contesto, solo quedo mirando hacia adelante y manejando como un loco, por su mirada, estaba demasiado enojado, más que todas las veces que lo había visto antes, si, incluso cuando me mordió y me lanzo contra ese maldito pilar, la noche de la fiesta "Masquerade" —¡Edward!

—Cállate o tu ofensa será más grave aun –dijo mirándome de tal forma que me sentí pequeña y me quede callada por el resto del viaje.

Llegamos al edificio y Edward le arrojo la llave al botones encargado del estacionamiento. Salí rápidamente para adelantar a Edward, realmente Salí corriendo hacia el ascensor y llegue primero, estaba muerta de miedo.

Tenía el estomago hecho un nudo mientras subía, hasta que me las puertas se abrieron. Estaban todas las luces apagadas, solo la del ascensor me protegía, irónico siendo que le temía a esta caja de metal. Mi corazón salto de miedo, aun más, pero decidí hacer lo que mejor podía hacer en este momento. Correr.

Me fui directo a la habitación, o eso era lo que yo pensaba hacer ya que alcance a correr un par de segundos cuando sentí que era estampada contra la pared.

—Te dije que no salieras esta noche –tenía su mano en mi cuello, levantándome unos centímetros del suelo. Apenas podía afirmarme.

—Ed...ward –tosí porque me estaba apretando demasiado –para…

—¿Es que no entiendes que yo soy más fuerte que tú? ¿aah? –dijo presionando más fuerte, pero cuando creí que me iba a desmayar por su agarre, me soltó, haciendo que cayera en el suelo. Respire con rapidez, como si todo el oxigeno del mundo no bastara para llenar mis pulmones.

Edward tomo de mi brazo y me levanto tan bruscamente como todo este tiempo. Comenzó a avanzar, di un suspiro cuando note que pasamos de largo la habitación donde yo me quedaba por lo menos no tenia que preocuparme del sexo….o eso pensé.

Edward de una patada abrió la puerta de su habitación y me sentí que literalmente me arrojo a la cama, incluso sentí que hasta volé un poco. Tome mi brazo derecho que estaba adolorido por el trato de Edward.

—Te voy a dejar en claro, que eres solo mía y que ni siquiera puedes tener a otro hombre en tu cabeza Isabella –fruncí el ceño.

—¡Tu eres el que se tira a quien tenga un poco de sangre en sus venas maldito chupasangre! –dije gritándole a la oscuridad, porque todo estaba negro. Edward tomo mi rostro por mi mandíbula y me miro directo a los cejo, muy cerca, podía ver con claridad esas esferas rojas.

—Ya me canse de que no sigas mis órdenes, te di una hoy y me has desobedecido.

—¡Maldito hijo de puta! ¡No eres mi padre! –ni siquiera a él le hacía caso.

—No, claro que no, soy mucho más que eso…soy tu dueño y señor, eso debería quedar claro…y hoy me asegurare de ello.

—¡Edward suéltame! –dije tratando de empujarlo, pero solo me hacía daño en mi rostro ya que ni siquiera lo movía —¡No puedes comparar un simple beso a tu comportamiento! –lo mire fijo a sus ojos y solo le refregué lo que vi cuando entre a su oficina hace días atrás, lo que paso entre Tanya y él. Mis ojos se llenaron de lagrimas, porque al ver aquello Edward solo me refregó en mi cara que solo estaba siendo utilizada, que había perdido todo en mi vida por su culpa.

—No saldrás de aquí hasta que te quede claro quién manda Isabella…y bien, por esta única vez ganaras en algo…pero tendrás que atenerte a las consecuencias –fruncí el ceño sin comprender lo que sucedía –no me gustan los condones, por lo tanto… —abrí mis ojos como plato ¿Qué demonios estaba tratando de decir? Eso no tenia que resultar en realidad, porque o sino Edward solo se estaría acostando conmigo, y eso no me ayudaba, ya que…bueno, el agotaba mis energías –como no te puedo dejar ahora sola porque te puedes salir a revolcar con quien quieras, tú serás mi única diversión en las noches, no me acostare con más humanas…

—No… —esto no tenía que resultar así ¡no! –solo déjame tranquila.

—Date vuelta –dijo dejando su agarre en mi rostro.

—No…Edward yo no…

—¡Gírate ahora mismo! No tendrás ni las ganas de pensar en otro después de esta noche –al ver que no me movía Edward me tomo de los hombros y me hizo girar con rapidez. Dejo su mano en el principio de mi vestido, por atrás y lo rompió hacia abajo, para después sacarlo y tirarlo no sé en qué lugar. En menos de tres segundos me dejo solo en ropa interior y mis zapatos –tus manos hacia atrás… —me gire para encararlo yo no iba hacer esto, pero Edward siempre adelantándose a mis pensamientos, me tomo las manos y la llevo hacia atrás para envolverlas con un pedazo de tela, que supuse que había sido el que saco del vestido –estas lista… —dijo tirando levemente de la tela, me tenia atrapada –espero que después de esta noche no vuelvas a desobedecerme –su tono de voz había cambiado por completo, me dejo sola por un segundo, lo que note que sirvió para poder ver como abría las cortinas, dejando que entrara la luz artificial por la ventana. Trague saliva nerviosa al recordar lo que hizo. Me hizo volver a verlo con su agarre en mi mandíbula, pero no quería hacerlo, baje la mirada, completamente frustrada, pero Edward me empujo con su cuerpo hasta quedar recostado sobre mí. Ya no llevaba esa camisa. Su piel choco con la mía e hice caso omiso al hecho de que mi cuerpo comenzara a arder de inmediato. Atrapo mis labios en los suyos y entro en mi boca con su fría lengua a encontrarse con la mía, cerré mis ojos y como siempre que pasaba me rendí a sus besos, como odiaba cuando me besaba porque era la forma que me dejaba indefensa. Mis ojos se llenaron de lágrimas y mientras seguía respondiendo su beso, sentí como esas lágrimas comenzaban a caer hacia los lados. Edward con sus manos seco de inmediato todo rastro de lágrimas.

—No llores –dijo enojado –no me agrada –lo mire suplicándole para que todo esto terminara.

—Déjame Edward, por favor, basta con esto… —el me quedo mirando unos segundos.

—Ni en tus mejores sueños pasara eso –se acomodo entre mis piernas, mientras apoyaba su frente junto a la mía.

—Mis muñecas… —dije quejándome, me dolía ese amarre, pero Edward no me tomo en cuenta, sino que fue pasado una mano por mi abdomen, mientras empujaba su pelvis contra mi, aun estaba con sus pantalones y podía sentir su erección. Cerré mis ojos nuevamente y sin poder controlarlo mi espalda se arqueo solo un poco.

—Pareciera como si solo intentaras llegar a esto ¿no?... –su tono seguía enfadado, me hablaba con recriminación –no eres más que una zorra –dijo con ese mismo tono. Lo mire sorprendida por lo que me estaba diciendo.

—¿No te das cuenta que has sido solo el único con quien me he acostado? –lo que decía era estúpido, no tenía ningún argumento.

—Son todas iguales –dijo mientras sacaba mi sujetador.

—Pobre Edward –dije irónicamente, mientras cerraba los ojos, al sentir que atrapaba mi pecho con su mano y tomaba mi pezón con su boca segundo después –De seguro alguna mujer…te dejo traumado ¿no?...pobre Edward –volví a decir, pero el mordió con fuerza haciendo que un grito saliera de mi boca.

—Pobre Isabella…—dijo mientras metía su mano bajo mis bragas, haciendo que mordiera mi labio inferior al sentir como introducía un dedo en mi –que no tiene familia a la cual aferrarse –lo mire enojada cuando dijo eso —¿Crees que no sé lo que pasa? –gemí al sentir como movía su dedo, para después introducir otro y hacer saliera un gemido más alto mientras comenzaba a mover mis caderas hacia él. Maldito Edward que provocaba esto en mi.

—Cállate… —dije tratando de encontrar oxigeno que me tranquilizara. Tomo mi ropa interior y la rompió para lanzarla lejos, dejando mi piel ardiendo en cada roce que tenía sus manos con ella. Se acomodo entre mis piernas y luego de lo único que pude estar concentrada era su lengua que jugaba con mi clítoris, provocando que mis caderas fueran a su encuentro, provocando que mi vientre comenzara a arder por el placer que Edward me estaba dando. Sintiendo como casi iba llegar a mi orgasmo, Edward se alejo de mi dejándome insatisfecha.

—Eso lo veremos –dijo leyendo mis pensamientos.

No me dio tiempo de decir nada, ya que tomo mis caderas e hizo girarme, doblo mis rodillas y tomo la tela que quedaba libre en el amarre de mis muñecas. Si no fuera por mis manos ahora estaría en cuatro. Estaba completamente expuesta a él. Apoye mejor mi cabeza en la almohada y escuche como Edward se desabotonaba su pantalón para después bajar la cremallera. Gemí al sentir como la punta de su erección pasaba por clítoris.

—Estas…estas jugando… —moví mas mis caderas, me odiaría mañana por esto, como siempre lo hacía.

—No creo que estés muy consciente mañana –abrí mis ojos asustada, pero ya era tarde, Edward se introdujo en mi interior y tiro de la tela del agarre en mis manos para hacer que me levantara un poco y después hacerme caer. Esto había dolido, pero sentirlo dentro de mi cuerpo había opacado la sensación de dolor en mis manos. Cerré mis ojos con fuerza al sentir como se introducía otro poco mas para quedar por completo en mi interior. Era tan grande.

Hice mis manos un puño al sentir como Edward se comenzaba a mover lentamente, salió por completo para después volver a penetrarme de forma violenta, pero eso solo estaba provocando que los latidos de mi corazón estuvieran en mi cabeza, que mi centro se humedeciera aun mas por lo que estaba haciendo ese maldito Edward con mi cuerpo. Moví mis manos tratando de encontrar un poco de contacto con sus manos, pero me era inútil.

—Solo has estado provocándome –dijo entrando con fuerza, provocando con gimiera bastante alto. Ni siquiera fui capaz de entender lo que me estaba diciendo. Edward me atrajo hacia su cuerpo por esa maldita tela que no me dejaba realmente disfrutar al máximo, ya que me dolía mis muñecas.

—Cuidado –dije sintiendo como mis piernas perdían fuerza y como Edward era el culpable de eso por los movimientos que estaba haciendo, dejándome en cada uno sin aliento.

—¿Crees que no me di cuenta de lo que hiciste hoy en tu almuerzo? –dijo entrando más profundo. Mordí mi labio inferior para no comenzar a gemir tan fuerte, la última vez fue realmente arrebatadora —¡Responde Isabella! –lo único que hice fue apoyarme en su hombro, me estaba matando, no podía hacer nada más que sentir lo que estaba provocando en mi cuerpo, si seguía así no me tomaría mucho tiempo terminar.

—Edward… —dije quejándome, lo único que podía tener en mi mente era a él, nada más. ¡Como lo odiaba, maldito manipulador!

Se apodero de mi mente nuevamente cuando rodeo mi cintura con su mano libre, lo que ayudo bastante ya que sentía que me iba a desvanecer, pero me presiono con más fuerza de la necesaria, causando dolor.

—Responde –dijo con un gruñido en mi oído, mientras seguía embistiendo.

—No lo sé –no tenía la menor idea porque había actuado de esa forma en el almuerzo, pero realmente en este momento no me importaba ni un comino y creo que eso molesto a Edward ya que me tomo de la cadera y me hizo caer a la cama de nuevo, y me comenzó a penetrar de una forma salvaje, haciendo que la cama se moviera al ritmo de sus propios movimientos. Solo basto dos segundo más para que sintiera que mi corazón estaba latiendo por todas partes de mi cuerpo. Aprisione a Edward cuando llego mi orgasmo, desencadenando el de Edward, que me tomo con más fuerza las caderas. Eso dejaría marca.

Cerré los ojos apoyada aun en la almohada, Edward estaba acabando conmigo. Me desato y me giro para verlo.

—Esto ni siquiera ha terminado –lo mire sorprendida. Era imposible, el acababa de tener un orgasmo, no era real que estuviera excitado de nuevo —¿Crees que me rijo según las reglas de la humanidad? –lo mire asustada, si eso no era así ¿el podría estar toda una noche teniendo sexo? –te tocara ser testigo de eso —Tome mis muñecas, sobándolas cada una, me dolían como si hubieran estado en un infierno, me quemaban.

—Basta… —dije tratando de buscar algo para taparme, pero Edward me lo impidió, tomando mis manos con brusquedad. Me quedo mirando muy serio, esquive su mirada –No tienes derecho a hacerme sentir mal –presione mis labios con fuerza, no iba a sentirme mal y menos iba a comenzar a llorar.

—Solo tu reacción te delata de lo malo que has hecho –lo mire furiosa. El no tenía ningún derecho a decirme algo así.

—Tu haces cosas peores Edward…así que no seas un manipulador, mejor vete… —el tenso su mandíbula, mirándome de nuevo furioso, con sus ojos aun color rojo, lo que me sorprendió porque recién ahí me di cuenta de que el no me había mordido.

—Todo es tu culpa –dijo presionando mas su agarre en mis manos que ahora había dejado sobre mi cabeza. Evitando moverme y escapar de él –Tanya ya no quiere acostarse conmigo porque dice que no es correcto, y no sé cómo me has arruinado mi suerte en las noches Isabella ¡todo es tu culpa! –mis ojos se abrieron sorprendida a lo que decía, no pude evitar sonreír.

—Otra razón para que me dejes libre ¿no crees? Así vuelves a tirarte a quien desees –su ceño se frunció aun mas, pero para mi sorpresa, no dijo nada mas, sino que planto sus labios contra los míos, atrapándolos con toda confianza y dominación. No dude en responderle, sus labios, malditos labios que comenzaban a llevarme a la misma perdición. Me acerque más a su boca y Edward comenzó a devorar la mía. soltó el agarre en mis manos y pude ser libre de hacer lo que quería con ellas, se fueron automáticamente al cuello de Edward para acercarlo más a mí. Cerré los ojos disfrutando de su sabor, de los movimientos de su lengua contra la mía, pero me exalte al sentir de nuevo su erección en mi entrada. Apoye mis manos en su hombro y él se separo de mi para fijar su mirada con la mía, para después entrar de un solo movimiento en mi cuerpo, hizo que saliera un grito de mis labios, volví a mirar a Edward y el tenia esa sonrisa malvada, curvando sus labios. Moví un poco mi cadera ya que él no se movía, pero Edward me detuvo con sus manos.

—Que te quede claro, que nadie mas te podrá tener así…nadie –me sorprendí por la intensidad de sus palabras, pero no le pude responder nada ya que nuevamente comenzó a moverse de esa manera que prendía mi cuerpo en un segundo.

—Oh Dios…Edward… —esto estaba saliendo mal, se estaba escapando aun mas de mis manos. Se acerco a uno de mis pechos y lo atrapo con su boca, mientras con su mano le daba atención al otro. Cada vez mis gemidos iban en aumento, pero era algo que no podía evitarlo, Edward siempre hacia lo mismo con mi cuerpo y mi mente, era inevitable. Comenzó a pasar lentamente sus labios por el comienzo de mis pechos hasta llegar a mi cuello, él sabía que me quedaba poco y creo que era hora de convertirme en su nevera, pero me quedo mirando muy serio.

—Es una grave falta de respeto que hables de ser una nevera… —dijo para penetrarme más fuerte, grite al sentirlo más profundamente.

—Tu igual…me has llamado así… —fruncí el ceño tratando de que no salieran gritos de mi parte, pero al parecer Edward estaba en contra de ello, ya que llevo su mano directo a mi clítoris y comenzó a acariciarlo, de tal forma que me empecé a quejar mas fuerte de lo usual y solo me basto solo un poco mas de eso, para sentir como una ola de fuego recorría todo mi cuerpo y eso fue lo que necesito Edward para sentir sus colmillos en mi cuello. Comenzó a beber como poseso y lo estaba haciendo fuerte, igual que la vez pasada, causándome dolor. Me aferre a sus hombros y grite por estas dos sensaciones que me abrumaban, dolor y placer, exactamente como era Edward.
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Miér Dic 07, 2011 12:20 pm
Capitulo 20


Eran más de las once de la mañana, día domingo. Me prepare un café y me fui a ver televisión al sofá, mire sin ninguna expresión a Edward cuando llego a la sala, hice caso omiso a su "Buenos días Isabella" ¿Qué tenían de buenos? Se sentó en el sofá de al frente, mirándome con su expresión de póker, su pecho descubierto y solo su pantalón azul de pijama, pero solo me concentre en ver la película que estaban dando, irónicamente era una donde había una Mariabella y un Edgard, este último era vampiro, así que decidí cambiarla a una de comedia, me quede viendo "The ugly truth"

—¿Vas a jugar a hacerme la ley del hielo? –dijo como si todos sus comentarios de ayer fueran una gracia.

—No –dije mirándolo con indiferencia –solo me estoy comportando como debería ¿no era esto lo que querías?...estoy cansada –suspire –tu ganas, ya no seguiré luchando y ahora esperare a que te canses –el frunció el ceño —¿Qué es lo que deseas ahora como para dirigirme la palabra Sr. Edward? ¿desea que lo masturbe? ¿Qué se lo chupe? –dije sin expresión.

—Isabella, no hables así, no permitiré que te faltes el respeto… –bufe.

—¿Tu puedes pero yo no?...no me había quedado claro, lo siento mucho –negué sin poder creer su comentario y tome de mi café.

—La noche del viernes me desafiaste Isabella, no me gusta cuando lo hacen.

—Me da lo mismo lo que te gusta o no, deberías salir e ir a tirarte a alguien.

—No, a diferencia tuya yo no rompo mi palabra, puedes decirme que soy lo que seas, pero como dije, no me involucrare con nadie –su voz era tan tranquila que me daba rabia –deberías aprender a que las personas se comunican sin gritos.

—Tu no eres humano Edward, deberías saberlo –sonreí irónicamente.

—Eres demasiado inmadura –negó como si estuviera hablando con una niña pequeña.

—Lo siento, es que como estoy acostumbrada a que me traten mal, respondo siempre de esta manera.

—Te has besado con otro chico que ni siquiera conocías ¿Qué crees que es eso? –le me estaba hablando tan tranquilo, como lo odiaba.

—Puedo hacer lo que quiera Edward, ese es el punto, nosotros no somos nada y no me digas que soy tuya y bla bla bla.

—¿Bla, bla, bla?...no tienes la menor idea de lo que significa esto.

—Si significara algo no me estarías tratando mal ni acostándote con otras personas ni…

—Alto… —dijo entrecerrando levemente sus ojos –hablo de tradición, no de algo mas, ayer te aclare.

—Edward no quiero escucharte mas, dime que es lo que quieres, estoy cansada de discutir…no tengo un escudo protector para soportar insultos ¿Por qué crees que me fui tan rápido como pude de la casa de mis padres?

—No lo sé, tampoco me interesa…puedes retirarte si así lo deseas, no necesito nada –mis ojos se llenaron de lagrimas de pura rabia. Me gire para salir de ahí rápido —¿Cuántas veces te diré que no me agrada que llores? –estaba al frente mío, no podía creer que luego de todo lo que me hace y me dice lo siga encontrando atractivo –Isabella, basta –lo mire enojada y lo trate de esquivar, pero me atrapo dejando su mano en mi cadera –Ya… —lo mire y el con su otra mano que llevo a mi cuello, se apodero de mis labios con tanta facilidad que me sentí demasiada rabia, pero su beso apasionado, que se apoderaba de todo mi cuerpo, se volvió en algo…diferente. Cerré mis ojos concentrada en cómo sus labios se movían lentamente contra los míos, como su lengua se encontraba con la mía y solo se movía con cuidado. No sé que me estaba pasando pero mis huesos se iban desapareciendo, con miedo me apoye en los brazos de Edward, esto….esto era diferente. Mas perdida como nunca con los besos de Edward fue como instinto que lleve mis manos a su cuello, para después pasar lentamente mi mano por su mejilla, pero gran error. Se separo en un segundo y me miro un tanto sorprendido.

—Solo deja de andar llorando por las esquinas Isabella –dio media vuelta y desapareció de mi vista. Me quede de una pieza, aun sorprendida por lo que acababa de pasar, aunque ¿Qué demonios había pasado recién? Me senté en el brazo del sofá, aun sin entender nada ¿Quién era esa persona que me acababa de besar?...tenía otra mirada, otra forma de besar…era,...Dios, ese era otro Edward y no me había sentido con cargo de conciencia por besar a ese Edward.

Me fui hacia la habitación aun en estado de shock, como una zombi llegue hasta el laptop y ni siquiera me di cuenta como le mande un mensaje a Esme, con cientos de preguntas sobre ¿Quién demonios era Edward Cullen? ¿Por qué ahora era así?...oohh diablos, estaba perdida ¿Qué mierda acaba de pasar?

El día se paso tan rápido recostada en mi cama, que ni siquiera Salí a comer y Edward no apareció en el resto del día, solo escuchaba sus pasos cada un par de horas, pero no lo vi mas, no quería además, eso había sido tan raro que no me había agradado lo bien que se sintió. Esa noche me costó dormir y esta vez fue la primera vez que me quede pensado en Edward no de una forma negativa, no, para nada y eso, era un gran problema.

Estaba lista esperando a que apareciera Edward para ir al edificio Cullen Ltda. Hasta que apareció desde el pasillo, frunció el ceño al verme.

—¿Jane no ha llegado? –negué –raro… —dijo pensativo –bien, tu vete con Jacob, yo me iré en el otro auto –fruncí el ceño sin entender aquello.

—¿Por qué? –el enarco una ceja.

—Bueno, porque no deseo irme contigo…¿así queda más claro? –entrecerré los ojos. Edward escondido debía estar muy bien oculto dentro de Edward, porque ahora el mismo patán que siempre –no estés pensando estupideces Isabella –negó como si estuviera cabreado y se fue hacia el ascensor. Lo seguí sin decir nada y ambos nos quedamos boca abierta al ver a Jane respirando agitadamente en el ascensor.

—¡Lo siento! Me he quedado dormida, lo siento Sr. Cullen, Srta. Isabella –mire a Edward sin comprender la desesperación de Jane, casi se ponía a llorar.

—Bien Jane –dijo Edward –habíamos quedado en algo, estas despedida –mire a Edward con los ojos como plato, al igual como Jane, pero ella bajo la mirada y asintió.

—Solo llego atrasada diez minutos Edward –dije mirándolo enojada, el no le podía hacer eso a ella, Jane quien era tan fiel.

—Silencio Isabella, ese no es asunto tuyo…Jane –dijo ahora dirigiéndose a ella –toma las cosas que tienes aquí y no vuelvas por estos lados, sabias las condiciones.

—Así es Sr. Cullen –dijo ella mientras las lagrimas comenzaban a caer al suelo.

—Vamos Isabella –ella me dio una media sonrisa y Edward casi me empujo adentro del ascensor cuando Jane salió de este. Las puertas se cerraron y mire aun sorprendida a este monstruo.

—No lo hagas, ella te estima tanto Edward.

—De eso no se vive ni se cumples las obligaciones que debería…

—Ella cumple todo a tus ordenes…no puedes hacerle eso, es joven, quizás se entretuvo anoche.

—Tu igual eres joven y jamás has llegado tarde al trabajo –pase por omiso ese comentario –así son las cosas conmigo, solo doy una oportunidad –enarque una ceja.

—¿Entonces ya me dejas libre por haber besado a Noah?

—Cuidado –dijo mirándome enojado –basta de este tema, hay cosas más importantes que hacer.

—No la eches Edward, por favor… —Jane se estaba esforzando tanto.

—Isabella basta, es en serio, es Jane, la misma que te oculto mi identidad, la misma que saco las cosas de tu departamento –dijo serio. Salimos del ascensor y pasamos hacia afuera. Me llamo la atención la mirada de la recepcionista, casi se comió a Edward con sus ojos.

—La misma que estuvo ahí cuando moría de miedo.

—Bueno, no estaba bajo mi tutela para protegerte…

—En realidad si, le distes ordenes sobre eso –el me quedo mirando.

—Buenos días, Sr. Edward, Srta. Isabella –le sonreí a Jacob. Edward solo le dio una mirada despectiva.

—Por favor, no hagas esto, ella…

—¿Crees que lo hare solo porque tú me lo pides Isabella? –negué, eso era imposible.

—Tu eres un hombre de negocios… —el enarco una ceja.

—Si, lo soy…sigue… —Jacob nos miraba confundidos, pero Edward con una seña hizo que el se fuera a dentro del auto.

—Lleguemos a un trato, yo necesito a Jane –de verdad su rostro había sido devastador, ella tenia muchas ilusiones de lo que fuera que Edward le daría a cambio de su lealtad –tu también, no lo niegues, programaba tu día completo, claro, en tu vida oscura… —porque claramente yo arreglaba su vida de "humano" –pero se que no lo admitirás, ella te admira y de seguro jamás volverás a tener un problema como este…te hago un trueque –Edward me miro sin decir nada, analizando lo que estaba diciendo, pero no sabia que demonios darle para asegurarme de que ella se quedara. Iba a quedar sola sin Jane.

—¿Y eso seria?

—Lo que tu quieras…pídeme algo que tu quieras de mi y yo te lo daré a cambio de que Jane se quede –el bufo.

—Yo obtengo todo de ti…

—Algo debe haber… —el se quedo pensando y sonrió curvando los labios, de inmediato supe que ya tenia la idea de lo que el quería.

—Lo pensare…ahora vete con Jacob –el abrió la puerta y me metí al jaguar. Jacob partió sin decir ninguna palabra, rodee los ojos.

—¿Cómo has estado Jacob?

—Bien Srta. Isabella

—Estamos solos, no tienes para que hacerte el pesado conmigo, Edward se va en otro auto…

—Si, en el de al lado –mire y quede con la boca abierta al ver ese Morgan EvaGt, Dios…Edward era asquerosamente millonario.

—Ya veo… —me quede callada todo el transcurso del camino, me centre en pensar en lo que acaba de hacer ¿darle lo que el quería?...¿que demonios me estaba pasando?

Me despedí de Jacob y entre al edificio saludando a don Jorge, quien era el guardia en turno. Subí al ascensor y solo en segundos ya estaba en mi escritorio, me alegraba poder subir a un ascensor sin volverme loca. Edward llego y entro a su oficina sin decir nada o siquiera mirarme. Tome mi agenda y golpe para hablar lo que tenia que hacer hoy.

—Bueno, hoy tienes una cita a las once de la mañana con un representante de los accionistas de –fruncí el ceño al notar de quien era –Microsoft –no pude evitar sonreír al recordar a Noah, Dios, que guapo que era –luego a las tres de la tarde hay una reunión general con los ejecutivos y nada mas por hoy, llegara los balances que pediste de la empresa constructora de Washington.

—Bien –dijo el mirando su laptop, me gire y Salí de la oficina con un sentimiento raro.

Comencé a hacer lo que debía, mandar cartas, recibí cartas, encargarme de ver cómo iba a ser el resto de la agenda de Edward y por ultimo, entrenarme al ver los otros balances que habían en mi escritorio, ya que no tenia mucho que hacer, no me quería aburrir, estos habían pasado por las manos de Edward antes, los había revisado porque quería tener todo muy claro en relación a como iba la empresa aquí, Edward se encargaba de Europa, por lo tanto eso era nuevo para él. Fruncí el ceño al notar que unos números no cuadraban ¿Cómo no noto esto?

—¿Isabella? –Levante la vista y me quede de una pieza al ver a Noah al frente de mis ojos –Si, eres tú –me puse roja en un segundo.

—¿Qué haces aquí? –lo mire asustada, Edward estaba al lado –Dios…¿tu me..

—Tengo una cita con Edward Cullen, son las diez y media, llegue temprano, cuando supe que era aquí quise ver si tenía la suerte de encontrarte…y veo que mi día mejoro un poco a lo mal que iba –fruncí el ceño.

—¿Tu eres el representante de los accionistas?

—Si…Woow...debes ser muy buena como para ser la secretaria de Edward Cullen, dicen que es un infeliz…pensé que me iba a encontrar con una anciana –trague saliva nerviosa. Noah lucia muy bien, venia bastante casual para una cita de negocios, unos pantalones de tela negros y una camisa blanca, sin corbata o algo que indicara que era alguien que venia a una reunión.

—Esto…yo…

—Desapareciste el viernes… —sus ojos verdes eran hermosos, además…¡concéntrate!

—Voy a ver si te puedo hacer pasar antes ¿si? –el negó.

—Aun es temprano, podríamos conversar –salte al escuchar el teléfono. Noah frunció el ceño, pero constaste con rapidez.

—Cullen Ltda, habla con Isabella Swan…

—¿Ni siquiera te concentras como para ver que soy yo? –dijo Edward molesto. Mire el numero y claro, era su línea –hazlo pasar.

—Sr. Cullen… —dije advirtiéndole.

—Isabella… —dijo un tanto furioso. Corto sin esperar respuesta de mi parte. Deje el auricular en su lugar con el corazón en la mano, esto estaba mal.

—Quiere que pases –dije sonriéndole.

—Ahh…muy bien –me sonrió y guiño un ojo para después ir hacia la puerta, pero me adelante y le fui a abrir yo la puerta de la oficina, el me miro extraño.

Entre y mire a Edward quien estaba concentrado escribiendo algo en el teclado.

—Sr. Cullen, el Sr… —mire a Noah, sin saber su apellido.

—Marshall… —me sentí pésimo. Había besado a este chico y ni siquiera sabia su apellido.

—El Sr. Noah Marshall… —Edward levanto la mirada y me miro.

—No soy el rey como para que me tengas que venir a presentar aquí mismo quien entra –tense mi mandíbula y solo asentí. Noah miro mal a Edward y entro, regalándome otra de esas sonrisas agradables que tenia.

Salí de ahí con los nervios de punta. Me senté inquieta sin saber si Edward quizás podía matar a Noah y yo estaría aquí, sin poder hacer nada. Fui hacia la pequeña oficina que había en el piso y prepare café, era un estilo de pequeña cocina. Era lo único que podría hacer, por lo tanto, me apresure en tener las dos tazas lista, con café.

Toque a la puerta y no espere a que me dijeran que podía pasar. Edward me dio una mirada asesina, nada comparado a la tierna mirada que me dio Noah al verme con los café.

—Justo lo que necesitaba Bella, pareciera que leyeras la mente –no, ese es Edward. Noah encantando tomo la taza. La otra la deje en la bandeja, sin mirar a Edward, no quería ni ver su mirada asesina.

—¿Bella?...por lo visto se conocen –dijo Edward con un tono neutro.

—Si… —el me miro y me volvió a sonreír –solo nos vimos en…la fila de Starbucks, era eterna así que preferimos conversar para tomar nuestro café –si Edward no supiera nada y no leyera mentes, esa mentira hubiera sido perfecta. No le dije nada, solo atine a salir de ahí.

Me senté mas tranquila al ver que Noah estaba vivo y me concentre, era imposible que Edward le hiciera algo, era estúpido pensar algo así. Quede pensado en que Noah se veía un buen chico, no hubiera tenido problemas de subir a un ascensor con el antes, así que suspire tranquila y me dedique a seguir con mi trabajo y comenzar a verificar los email que tenia Edward, ya que también me tenia que encargar de eso. Me sorprendí al ver tantos correos de mujeres, de todo el mundo, hubieron mas de diez que no tuve idea de que país eran, creo que hasta había alguien que hasta hablaba hebreo. Rodee los ojos, todo eran con el mismo formato "¿Cuándo nos vamos a ver?" "Extraño pasar una noche como la otra vez" Dios santo ¿Cuántas mujeres habrá tenido Edward?...¿como diablos no estaba muerto por un ETS? Aunque ya no había nada que hacer, estaba muerto.

—Hasta luego… —dijo Noah cerrando la puerta.

—¿Ya terminaron? –el asintió.

—Por fin, mas de una hora es demasiado para una reunión, pero el quería saber hasta quien era nuestra empresa, hasta de los guardias –dijo negando.

—Es para tener confianza…ya sabes…

—Si…oye, Bella…¿no te he metido en problemas cierto? –sonreí, ya había estado en problemas y era por mi culpa.

—No, para nada Noah, no te preocupes…

—Este… —dijo pasando su mano por su cabello –es tu hora de almuerzo ¿no? –asentí, eran más de las doce –me preguntaba si ¿quieres almorzar conmigo? –sonreí, pero esa felicidad se fue al instante de escuchar el teléfono, ya sabía quien era.

—¿Si?

—Esta es tu oportunidad para venir y saber que lo que deseo a cambio de que Jane se quede… —mire a Noah y suspire.

—Bien… —corte y quede mirando a mi aventurita de una noche.

—No puedo, tengo un compromiso con mis amigas…

—Ooh...ya veo –dijo un tanto triste, lo que no me gusto ver.

—Pero puede ser mañana –no Bella, piensa antes de hablar, piensa antes de hablar.

—Sera estupendo, vendré por ti a las doce –asentí lentamente. El se acerco y se despidió de mi con un beso en la mejilla –nos vemos entonces.

—Nos vemos… —desapareció en el ascensor y suspire, había cometido un error.

Fui hacia la oficina de Edward y este estaba apoyado en el escritorio, mirándome con esa expresión de póker.

—Así que tienes una cita ¿te debo felicitar? –dijo mirándome directamente a los ojos, no sé porque me sentía avergonzada a tal punto de esquivar sus ojos negro –te he hecho una pregunta.

—Solo es un almuerzo…

—¿Nada de lo que te he dicho te ha quedado en esa cabeza tuya? –lo mire frunciendo el ceño.

—Si me informaras mas podría entender de que me hablas.

—¿Para que crees que fue la fiesta "Masquerade"?

—Para marcarme como tuya –eso me lo sabia de memoria –para que otros vampiros no me traten de morder –abrí mis ojos sorprendida —¿Noah es un vampiro?

—Esa marca es para que tu entiendas que eres mía, no solo para evitar que salgas con vampiros sino con humanos igual, y no, ese Noah, no es un vampiro…

—Bueno, entonces no tienes para que alarmarte Edward, solo es un almuerzo.

—¡Ese chico toco lo que es mío! Es como si un hacker se metiera en mi cuenta bancaria y me robara –que excelente comparación, soy dinero, excelente.

—Lo siento, ya no puedo cancelar, ni siquiera tengo su número…así que iré… —el entrecerró los ojos. Realmente no estaba mirando a Edward de la misma manera que siempre, desde ese maldito beso que me dio ayer, ahora trataba de encontrar pistas para que se repita.

—Basta con eso Isabella…y mañana iras y saldrás con ese niño…si –dijo pensando –y le dirás que estamos juntos, como le hemos dicho a todos…se acabo la discusión.

—Pero lo bese… —dije recordando esa noche.

—Ese no es mi problema ¿o si?...ultima vez que lo veras mañana ¿queda claro?... –bufe cansada.

—Esta bien…

—Ahora lo de Jane…no quiero una cosa –fruncí el ceño –quiero tres.

—Dije solo una…

—Bueno, así son los negocios, a veces se pierde o se gana, hoy perderás…

—¿Qué son?

—Son simples, primero, debes comprometerte con volverás a salir sola con tus amigas, eres una mujer de palabra, eso es cierto –si, claro, solo el sábado me había dicho lo contrario –y segundo, que harás lo que te he dicho sobre ese chico Noah –fruncí el ceño.

—Dijiste tres.

—La ultima es una sorpresa, para mi… —me agradaba menos este Edward negociador, era frio, calculador y malo, aun mas –así son los negocios Bella –enarque una ceja a como me llamo, lo hacia a veces solamente y estaba comenzando a relacionarlo a cuando me trataba de manipular –veo que te niegas, muy bien, yo no pierdo nada, Jane queda desempleada –recordé la expresión de Jane y me dio pena.

—Esta bien, pero hay condiciones –el frunció el ceño, no le di tiempo de hablar –puedo salir con mis amigas, tendrás que venir porque es demasiado sospechoso que desde que estoy contigo no salga con ellas, no querrás enemigas ¿cierto? Y respecto a Noah, no será mañana, eso seria triste…mas adelante.

—Lo de Noah será mañana mismo, no hay cambio y a lo de tus amigas, esta bien –no había forma de hacerlo cambiar de opinión sobre Noah.

—Bien –dije asintiendo –pero quiero saber la tercera, es injusto que no me la digas y lo sabes.

—Muy bien…te la diré… —el Edward negociador desapareció al instante que sonrió, de esa forma malvada y traviesa —¿recuerdas lo que me ofreciste hoy en la mañana?...lo aceptare, encantando, así me aseguro que no me morderás –abrí mis ojos como plato al darme cuenta de lo que quería, yo jamás…jamás… —se que nunca has hecho sexo oral Isabella, si yo te quite la virginidad…

—Edward… —dije sonrojándome.

—Bien, no has dicho no, mis dudas se han respondido, te llama la atención ¿no?...bueno, yo te diré cuando lo desee, quizás hoy mismo, entonces ¿aceptas? –me quede pensando en la tercera posibilidad. Edward odiaba perder el control y por lo que había escuchado a Rosalie, eso era lo que le pasaba a los hombres, aunque también dijo que podría ser todo lo contrario…demonios. Mire a Edward y este me estaba sonriendo, sus ojos brillaron levemente, le mantuve la mirada, era como si detrás de ese Edward hubiera otro, Dios…esto no era normal, ni para mi mente que estaba considerando aceptar ni la escena en si, Edward no era mi pareja, no era como si aquel acto pudiera tomarlo a la ligera, pero ese Edward que no conocía Salía a la luz en momentos como estos…pero…¡Que diablos!

—Hecho… —dije segura –pero yo le diré a Jane que se queda… —el levanto los hombros quitándole importancia.

—Entonces no hay nada mas que decir –sonreí. Este Edward se escondía muy bien, me estaba comenzando a agradar la idea de encontrar al otro Edward –bien, listo, puedes irte –dijo mirándome desconfiado.

—Nos vemos amor –dije irónicamente.

Salí de la oficina directo a comer algo, moría de hambre.

—¡Si dudas me podrás comer todo lo que quieras Isabella! –me quede helada al escuchar lo que había gritado ¿Edward acaba de bromear?

Adelanto

-Necesito que llames a Tanya –enarque una ceja al escuchar lo que pedia -¿Qué sucede? –se sento como si fuera de lo mas normal lo que me estaba pidiendo.

-¿Para que la necesitas?

-Para algo que no te importa –frunci el ceño –Isabella…no pases el limite –frunci mas el ceño.

-¿Vas hacer lo que pienso que vas hacer? –el rodo los ojos y se apoyo en su estúpida silla de cuero.

-No sé realmente lo que tu mente esta pensando en este momento, porque no me interesa –tome aire y me concentre.

-Muy bien –me gire y Sali directo a tomar el teléfono. Le marque a Jessica para que llamara a Tanya. No paso mas de quince minutos cuando ella estaba saliendo del ascensor, tan increíble como siempre.

-Buenas tardes, Isabella –dijo dándome una sonrisa amable, pero realmente yo no era capaz de ser asi de cinica.
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Jue Dic 08, 2011 4:40 pm
Hola :D
bueno, mi nombres es Daniela y soy la autora de Invitacion Peligrosa, mi nick en fanfiction.net es It Is Your Butterfly. Por lo que he visto no has visto la publicacion que tengo en mi perfil de dicha pagina respecto a mis historias "Publicacion de mis fanfic: No esta autorizado sacar ninguno de mis fics, Ni publicarlos con creditos. Puedes dar mi enlace para que lleguen mas lectores."
Asi que te agradeceria que de saques Invitacion Peligrosa de este foro ya que jamas recibi alguna peticion de tu parte para subirlo, ni nada. Por lo que noto no es que lo hayas hecho con una mala intencion como esta ocurriendo con mucha frecuencia en diferentes paginas con otros fanfic, asi que no creo haya mayores problemas en esto ¿cierto? Lo podemos arreglar. Espero tu respuesta cualquiera sea tu reaccion y de aqui al viernes espero no volver a ver la historia online en esta pagina.
Espero que estes muy bien y a todo esto...gracias por leer invitacion peligrosa y espero que te este gustando la segunda temporada :D Adios.

PD: si quieres comunicarte conmigo de una forma mas rapida, mi facebook es https://www.facebook.com/daniis.fics espero de verdad encontrar una respuesta de tu parte para no convertir esto en un problema desagradable
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